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Informe 2

Después de una larga discusión Remontz observo como Adrion bajo la mirada, libero un largo suspiro y apretó sus manos fuertemente sobre la mesa.

Esto no era para menos, incluso luego de recibir el informe de Painappuri, Remontz no podía creerlo y le pregunto si no era una de sus ocasionales bromas, al ver la seriedad que solo mostraba en situaciones específicas, no quedo de otra que tomar por verdadera la información que proporciono.

Solo había humanos, posteriormente a la búsqueda de los exploradores en los alrededores de la fortaleza, Adrion ordenó que realizaran una nueva en dirección al pueblo que se había encontrado anteriormente.

Aunque lo que hallaron no fue más que un simple pueblo, esa información no podía ser subestimada, el primer aspecto en ser reconocido fue la falta de miembros de las razas en el poblado.

Lo primero que pensaron, era que se encontraban en territorio humano y habían sido teletransportados a territorio enemigo. Pero luego de una investigación más afondo, descubrieron que se encontraban en una nación desconocida para ellos. Si esto no era lo suficiente malo por sí solo, se encontrarían con la falta de información de cualquier poblado cercano perteneciente a las razas.

Una cosa era que no lograran encontrar una ciudad o poblado cercano pertenecientes a estos, pero que los pobladores no tuvieran la más mínima información de ellos era algo más preocupante.

―¿Eso es todo?

Adrion levanto su mirada para dirigirse una vez más a Remontz.

―Si señor.

Remontz no se encontraba feliz de traer más noticias malas que buenas, pero transmitir esta información era algo que su señor necesitaba saber.

―Muy bien, gracias por tu trabajo Remontz, por favor retírate, tengo que meditar un poco sobre esto, por favor salgan también.

Remontz junto a las sirvientas realizaron una reverencia antes de salir la

habitación y cerrar la puerta.

―Señor Remontz, las cosas que pasaron estaban fuera de las manos de todos, no hay nada que pudiera hacer.

―Eso es verdad, no se sienta triste por esto.

The tale has been stolen; if detected on Amazon, report the violation.

Las personas que hablaron con Remontz eran por supuesto, las dos sirvientas.

―Margarita, Narciso; no soy una persona que necesite ser consolada, por favor usen esa energía suya en ser útiles para el señor Adrion.

―¡Si por supuesto!

Después de decir eso Remontz procedió a retirarse, aunque no lo demostraría estaba feliz de que las sirvientas se preocuparan por él. las sirvientas esperarían que su amo saliera y poder ser de utilidad.

Al otro lado de las puertas, la atmosfera era completamente diferente a la agradable calidez que había en el exterior.

Adrion lanzo un enorme suspiro, ahora por fin se encontraba solo.

―Creo que no se dio cuenta de nada.

Lo que Adrion se refería con esto, era al hecho de estar fingiendo que leía esos molestos pergaminos que se encontraban sobre la mesa, había estado evitando lo más que pudo la mirada de Remontz. No creía ser capaz de mantenerse tranquilo si lo miraba directamente a los ojos, así que estaba desviando su atención a propósito.

Los últimos días deambulo por toda la fortaleza intentando recuperar la mayor parte de la información de su mente, aunque logre recordar unas cosas, esto no era mucho. Otra de las razones de esto, era que intentaba evitar a los campeones lo más que pudo, no tenía la confianza de lidiar con un problema si se presentara. Pero para su mala suerte, un problema ocurrió casi enseguida.

―Que metedura de pata.

El problema que ocurrió en la tesorería, aunque fuera un problema de comunicación por parte de Ringoshi y el campeón que resguardaba la tesorería. Adrion tenía parte de la culpa por no haber dado las ordenes correspondientes, aunque el problema se resolvió gracias a la intervención de Atsuki y Remontz, el aún no se dignó a hablar con los campeones involucrados.

―Remontz dijo que no había problemas, pero eso solo puede ser su punto de vista, tendré que encargarme de eso en algún momento.

Otro suspiro fue liberado.

―Al menos la fábrica funciona como se debe.

Era un edificio que permitía crear unidades militares a cambio de recursos y oro. El sistema de invocación del juego seguía funcionando de la misma manera, así que era cuestión de tiempo para que la fortaleza volviera a ser segura.

Adrion recostó la parte superior de su cuerpo en el escritorio, simplemente imitaba la postura de un alumno triste en su pupitre, por suerte no había nadie ahí para ver la extraña escena.

―Solo han pasado unos días y los problemas no dejan de aparecer.

Adrion se lamentaba, mientras pensaba en lo tontos que parecían los problemas de un estudiante normal, comparado a los que se enfrentaba ahora.

―Con que humanos, aunque yo también soy uno, o al menos lo era.

Si bien la información de Painappuri respondía unas preguntas, simplemente le generaba más preocupaciones.

―¿En dónde demonios estoy?

Esa era una de las muchas preguntas que Adrion se hacía a diario, sin lugar a duda él ya había entendido que era una pérdida de tiempo pensar sobre estas cosas, pero simplemente volvían a aparecer en su mente una y otra vez.

―Tengo que hacer algo útil con mi tiempo.

Adrion volvió a tomar su postura digna y se dio un par de palmaditas en las mejillas, que naturalmente rebotaron entre sus guanteletes y su yelmo, produciendo el ruido típico del choque de metal.

Una vez más Adrion consiguió darse ánimos y continuar. Los próximos días, se dedicaría a intentar comprender como funcionaba este nuevo mundo y a huir de los campeones.