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Las Aventuras de Robert Select
Todos al Tren (El Último Gran Héroe, Parte 3)

Todos al Tren (El Último Gran Héroe, Parte 3)

Después de coger un avión, Select y Max llegan a Londres.

—Vale, ahora hay que buscar la estación de tren…

Select miró el mapa que había adquirido en una oficina de turismo, y lo escrutó atentamente.

—Si estamos aquí, y la estación está aquí… Hay que ir por aquí… —Murmuraba Select a sí mismo.

—¿Por dónde es?

—Supuestamente por ahí.

Select y Max empezaron a callejear buscando la estación de tren.

En una de las calles, Smith vió a Select y Max.

—¡Mierda! Ése arqueólogo de las narices…

Sacó el móvil e hizo una llamada.

—¿Mr. Boss? Sí, necesito que me ayudes con una cosilla… Quiero librarme de una molestia…

—¡Estamos perdidos! —Gritó Max a Select.

—¡Es que este mapa está mal hecho!

—¿No será que lo estás leyendo mal?

Un hombre se acercó a ellos, mirándolos fijamente.

—Select, creo que viene hacia nosotros…

Select se acercó al hombre.

—Any problem? —Le preguntó Select.

—Sí, tú —Contestó el hombre, y acto seguido sacó un cuchillo, con el cual intentó apuñalar a Select.

Select lo esquivó, sorprendido.

—Supongo que querías hacerme un corte inglés, ¿lo pillas? —Vaciló Select.

—¡Cállate!

El hombre volvió al ataque, para recibir un golpe en la muñeca y un rodillazo en ciertas partes sensibles.

—Así se hace unos buenos huevos fritos, amigo.

El hombre, dolorido, cayó al suelo.

Rápidamente Select y Max salieron corriendo.

—¿Sabes pelear? —Preguntó Max a Select.

—En efecto, siempre voy preparado. —Contestó este último con una sonrisa.

Una vez alejados lo suficiente, Select y Max volvieron a buscar la estación.

—¿A qué ha venido eso? —Se preguntaba Max.

—Un atraco fallido me da a mí.

—Ya… ¿y si es Smith?

Select, tras oír eso, echó a reír.

—No creo que Smith tenga el dinero para contratar secuaces, Max.

—Pero quizá Mr. Boss sí.

Select se quedó pensativo un momento.

—Creo que Smith está metido en algo más peligroso de lo que pensaba… Quizá deberías irte, Max.

—¡Ni hablar! Me quedo con usted hasta el final.

Select al oír eso sonrió, y tras eso nuestros héroes llegaron a la estación.

—Muy bien, el tren sale en media hora —Dijo Select mientras miraba la hora en su móvil.

La gente fué entrando poco a poco al tren, mientras Select y Max estaban atentos por si veían a Smith.

Por no fijarse, Max chocó con una joven de su misma edad.

—¡Ten cuidado! —Le gritó enfadada.

—Qué malos humos los Londinenses… —Dijo Max.

Select se quedó observando a la joven, extrañado.

—Creo que no es Londinense…

Una vez todo el mundo dentro, el tren comenzó su viaje.

Edward Smith ojeaba las hojas del diario con mucha atención.

—La ubicación del Bosque de los Mil Sueños… ¡es mía!

Alzando la vista vió de reojo a Select.

—¿Qué hace esa rata inmunda aquí? ¡Debería estar muerto! —Murmuró enfadado.

Se levantó de golpe hacia Select.

Select vió venir a Smith.

—Edward, veo que sigues siendo tan feo como de costumbre.

—Y tú tan insufrible —Le respondió Smith, con una mueca de desprecio.

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—El tipo que nos ha atacado ha sido cosa tuya, ¿verdad?

—Y veo que ha fallado —Dijo irritado Smith.

Select se fijó en el libro que llevaba en la mano Edward.

—¡El Diario del Último Gran Héroe! —Exclamó Select asombrado.

—Sí, y va a ser lo último que veas en tu vida.

De repente, ante los atónicos ojos de Select y Max, todos los pasajeros de ese vagón se levantaron y los apuntaron a ambos.

—Edward, ¿en dónde te has metido esta vez?

—En un buen negocio con alguien con mucha pasta. Para mí la fama, para él el poder.- Respondió Smith, con una sonrisa maligna.

—Mr. Boss, ¿verdad?

—¿Cómo sabes eso —Se sorprendió Smith.

Detrás suya, apareció la chica con la que Max se había chocado.

—Dame ese libro —Saltó la joven.

—¿Y tú quién eres? —Preguntó Smith —¿Viene con vosotros?-

Select y Max negaron con la cabeza.

—He dicho dame el libro —Volvió a repetir.

—Ni de coña —Respondió Smith.

—Peor para ti —Dijo la chica, y acto seguido la chica empezó a transformarse en una especie de gato antropomorfo con garras afiladas.

—¡Pero qué coño! —Gritó Smith.

—¡¡¡UN MONSTRUO!!! —Gritó Max, asustado.

—¿Un furro? —Se preguntó Select, extrañado.

Uno de los soldados disparó a la criatura, sólo para ser agarrado y lanzado fuera del tren.

Aprovechando el caos, Select arrancó el libro de la mano de Smith.

—¡Mi libro! —Exclamó.

—Demasiado tarde. —Select noqueó a Smith con un puñetazo y salió corriendo, agarrando a Max.

—¡Hay que largarse! —Gritó Select.

Un soldado golpeó a Max, quién salió disparado afuera del tren, quedando colgado de la puerta.

—¡¡¡OH MIERDAAAA!!! —Gritaba mientras el viento le daba en la cara.

Balanceándose, Max se agarró con fuerza a un trozo de metal, quedando de pie en la fachada del tren.

Sin embargo, no era el único ahí fuera, y es que la criatura gatuna venía tras él.

—¡No me jodas! —Gritó Max al verlo, y acto seguido empezó a trepar hasta el techo del tren.

Una vez allí, Max se mantenía a duras penas de pie por la velocidad y el viento, mientras el monstruo se acercaba peligrosamente.

—¿Para qué acepto venir?

Select apareció rápidamente.

—Tengo una idea —Le dice a Max.

Uno de los guardias intenta atacar a Select por detrás, pero éste lo esquiva y le da un puñetazo, cayendo fuera del tren.

Select agarra a Max y bajan al último vagón, donde lo desenganchan del resto del tren.

Por desgracia, la criatura consigue saltar con ellos.

Edward Smith llega corriendo al penúltimo vagón, sólo para descubrir que el último ha desaparecido.

—¡Inútiles, los habéis dejado escapar con el diario! —Gritaba Smith a sus soldados, enfadado. —Menos mal que lo he memorizado…

Select y Max miraban a la criatura, atónitos.

—¿Qué crees que es? —Pregunta a Max.

—¿Por qué crees que sé lo que está pasando aquí?

La criatura volvió a su forma humana.

—¿Quiénes demonios sois? —Preguntó.

—Nosotros deberíamos preguntar eso, debido a que tú eres la mujer-gato. Saltó irónicamente Select.

—Pensé que estábais con ese imbécil.

Select ríe.

—¡Ni de broma! Edward es un imbécil con el ego tan alto como la altura de un jugador de baloncesto —Le contesta Select.

—Entonces, ¿quién eres tú? —Pregunta Max.

—Mi nombre es Kate Wilson, y busco Excalibur porque es lo único que puede quitarme mi maldición.

Select y Max se miran.

—¿Maldición? —Saltan ambos a la vez.

—Os lo explicaré.