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Las Aventuras de Robert Select
La Maldición de Sleepy Hollow, Parte 2

La Maldición de Sleepy Hollow, Parte 2

—¿Qué tal te encuentras hoy, Maxine?

Maxine se inclinó hacia adelante.

—Bastante bien.

—Me alegro, me alegro. De momento vas bastante bien con el proceso de hormonización, y tu salud está fenomenal en los análisis. ¿Controlas bien las dosis?

—Sí sí, las tengo organizadas.

Hace unos pocos meses que Maxine había empezado el tratamiento hormonal, todo gracias a Kit y a Select, quienes la habían apoyado en todo momento.

De repente, el teléfono empezó a sonar.

—Oh, perdone, no lo he puesto en silencio.

Al mirar la pantalla comprobó que la llamada procedía de Select.

—¿Hola?

—¡Maxine! Me alegro que lo hayas cogido, ¡tengo algo muy interesante! ¿Estás ocupada?

—Estoy en revisión.

—¡Oh, perdona! No te habrán pinchado, ¿no?

Algo curioso que había descubierto era el miedo irracional que tenía Select por las agujas. Fué en los primeros días, en donde el estrógeno se lo inyectaron con un pinchazo, y allí comprobó cómo Select se desmayó nada más sacar la jeringuilla.

—Tranquilo, no me pinchan ya. ¿Qué es lo importante que tienes que mostrarme?

—¡Nos vamos a Sleepy Hollow! Cuando llegues a tu casa haz la maleta.

Mientras tanto, en una mansión sombría un mayordomo temeroso iba al salón principal.

—¡Freya! Lo hemos localizado…

Una señora con ropas extremadamente caras y cara de pocos amigos se giró hacia el mayordomo.

—¿Qué te he dicho de que me llames por mi nombre?

—Que está… prohibido.

—De rodillas.

El mayordomo, temblando, hizo caso a la orden, mientras Freya sacaba un látigo de un cajón.

—Ya te lo he dicho mil veces, por cada orden no cumplida, un castigo.

¡ZAS!

El mayordomo contuvo las lágrimas, casi sin aliento, mientras recibía el duro castigo. Notaba cómo su carne se desprendía, cómo la sangre brotaba.

—Ahora, dime, ¿qué es lo que quieres?

—Es sobre… sobre Sleepy Hollow, señora.

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Los ojos de Freya se iluminaron.

—¿En serio? ¡Por fin, llevo años esperando noticias sobre esto!

—¿Quiere que le prepare el vehículo, señora?

Freya miró con cara inquisitiva al mayordomo.

—Te dije que nada de preguntas estúpidas, sabes que sí.

Alzando el látigo de nuevo, volvió a aporrear al criado.

Select y Maxine estaban esperando al vehículo que los llevaría.

—¿Crees que Kate llegará bien?

—No lo dudo, Maxine.

Justo al decir esto, Kate Wilson apareció corriendo.

—¡Perdón, perdón! No llego tarde, ¿verdad?

—En absoluto, llegas perfecta.

El coche hizo su aparición en ese preciso momento.

—¡Bien! ¿Listos para conocer un lugar nuevo?

—Supongo. —Contestó Kate.

Select se adentró en el coche emocionado, seguido de Maxine y Kate.

—Te veo un poco seria, Kate.

—Me esperaba algo más emocionante que buscar restos de un señor en un pueblo en medio de la nada.

—¿Y tu espíritu de la aventura, Kate? Quizá haya algo más emocionante por el camino.

—Sí claro…

Select se encogió de hombros, viendo que nada iba a hacer que su amiga cambiara de opinión.

—Select, ¿porqué es tan importante Sleepy Hollow? —Preguntó Kate.

—Espera, ¡¿no conoces la historia?! —Exclamó Maxine.

—Realmente eres una caja de sorpresas Kate, anda que no conocer la leyenda del Jinete sin Cabeza…

—¡Dejad de menospreciarme por eso! Espera, ¿has dicho Jinete sin Cabeza?

—Es un antiguo cuento, hablaba sobre un jinete que cabalgaba sin cabeza por Sleepy Hollow, que dicen que busca su decapitada cabeza en el lugar.

—Esto se pone interesante… —Kate sonreía con viveza.

—Pero ya te digo que probablemente no haya ningún jinete fantasmagórico, es una leyenda solamente.

—¿Como Excalibur? —Observó Maxine.

—Buen punto…

Pero esto era distinto, no habría ningún Jinete sin Cabeza… ¿verdad?