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Las Aventuras de Robert Select
La Maldición de Sleepy Hollow, Parte 9

La Maldición de Sleepy Hollow, Parte 9

En la iglesia, Select, Maxine y Kate entraban en busca de aquel libro mágico.

—Tiene que estar en alguna parte…

Habían aprovechado que es de noche para entrar, así evitando cualquier posible público.

—Vaya vaya, mira a quién tenemos aquí.

Freya se encontraba detrás de ellos, con una sonrisa maliciosa en la cara.

—Pero si es la tía insoportable de nuevo. —Contestó Select.

—¡Calla! —Protestó Freya.

—Vamos a encontrar el libro primero, Freya.

—¿Te refieres a este libro? —Sostenía en su mano el libro de hechizos.

—¡Mierda! ¿Cómo es posible? —Se preguntó Select.

—Siempre lo he tenido yo, yo desperté al Jinete para hacer mi venganza, para poder librar a esta tierra de pensamientos impuros. Limpieza.

—¿Has salido del asilo Arkham o qué? —Ironizó Select.

—Da igual, os traje donde quería.

El Jinete apareció por la ventana, con su espada desenvainada.

—Voy a quitaros de en medio… Pero antes, necesito tu ayuda Max. Tengo que romper la atadura del Jinete con Sleepy Hollow, para que pueda salir. Y por desgracia yo no sé de magia como para hacerlo.

—¿Para que luego intentes “curarme” de nuevo? No gracias, yo paso de ayudarte.

—¡Si no lo haces, mataré a tus amigos!

Maxine miró a Select y a Kate.

—Muy bien, muy bien. Lo haré.

Maxine se acercó a Freya, y cuando estuvo a su altura hizo un boquete en el suelo.

—¡Los túneles, salid de aquí! —Gritó Maxine. —Yo me ocupo de Freya.

Select y Kate salieron disparados, ante la atónita mirada de Freya y del Jinete.

—¡Ve a por ellos, Jinete!

—Sí… —Contestó irritado.

Una vez dentro de los túneles, pasaron varios cachivaches y objetos de Ichabod, hasta que Select se paró enfrente de uno.

—Ven con papá. —Dijo, mientras cogía una espada.

—¿En serio crees que eso va a hacer algo?

—Pues… puede ser.

Los sonidos del Jinete indicaban que se acercaba, así que Select y Kate siguieron con su huida.

—Antes eras perfecto. —Comentó Freya.

—No, antes vivía infeliz. Pero tú nunca lo aceptaste.

—Quería ayudarte, hacer que fueras un niño normal, como los demás.

—¡No, tú querías que fuese como siempre imaginaste, pero nunca te importé de verdad!

Freya cogió un sable que sostenía Charles.

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—Voy a hacer que seas normal, Max.

Maxine no sabía qué hechizo usar, pero sí sabía que la sangre la hervía.

—Siempre he querido hacer esto, Freya.

Freya atacó, a lo que Maxine esquivó rápidamente, empujando a Freya.

—¿Porqué tuviste que romperme el corazón así, Max?

—¡Tú me lo rompiste a mí, hasta que me dejó de importar tu opinión, hasta que moriste a mis ojos!

Quería matarla, acabar con su vida. La ira la consumía. Pero, ¿quería mancharse las manos por una persona así?

El despiste hizo que el sable la arañara, sangrando un poco.

—Acepta tu castigo, deja que Dios perdone tus pecados.

—¿Y tú qué? ¿Quién te va a perdonar a tí? —Respondió Maxine.

Select y Kate zigzagueaban sin parar, con el Jinete en sus talones.

—¿Algún plan? —Preguntó Kate.

—¡Pues no, la verdad!

El Jinete lanzó su calabaza, a lo que Select y Kate se agacharon y esquivaron el golpe.

Otra calabaza apareció en la mano del Jinete, y se la colocó en la cabeza.

Maxine esquivaba y peleaba, pero Freya era buena luchando.

—¡Deja que te ayude, Maxine!

—¡¡¡NO QUIERO TU AYUDA!!!

El enfado hizo que un hechizo saliera de Maxine, impulsando a Freya, quién se golpeó contra la pared.

—¿Sabes qué? Quería matarte, acabar contigo. Pero no merece la pena. No tengo porque convertirme en un monstruo por culpa de uno mayor.

Freya se quedó mirando, asustada.

Con el libro en sus manos, Freya gritó.

—¡Jinete, ven aquí, a por Maxine! —Tras esto, salió corriendo al agujero.

—¡Cobarde! —Gritó Maxine.

Charles salió corriendo detrás de ella, mirando a Maxine.

—Buena suerte, espero que la venzáis. —Dijo.

Maxine sintió lástima por el chico.

El Jinete dejó de perseguirlos.

—¡Mierda, Maxine!

—Voy a ayudarla, Select. —Kate salió corriendo detrás del monstruo.

Select avanzó lentamente, hasta que Freya apareció delante suya.

—Freya…

—Select… Tú… ¡Tú le hiciste eso a mi pequeño! ¡Le tengo que curar!

—Me das asco, Freya. ¿Cómo puedes pensar así de tu hija? ¿Cómo puede alguien tan cruel y tan terrible tener una hija tan buena como ella?

—¡Basta, no hables así de él!

—No voy a soltar ningún chiste ahora, ni ninguna ironía, porque Maxine es una persona magnífica y no se merece a alguien como tú. Así que…

Voy a matarte Freya.