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Las Aventuras de Robert Select
La Casa de Caramelo (El Último Gran Héroe, Parte 7)

La Casa de Caramelo (El Último Gran Héroe, Parte 7)

Después de ese encuentro, nuestros tres héroes siguen su camino.

—Bien, ¿por dónde, Select? —Preguntó Max.

Select miró el mapa fijamente.

—Recto, seguimos recto.

Llevaban un rato andando, y el cansancio empezaba a hacer efecto.

—¿Podríamos… descansar un poco? —Preguntó Max.

—Creo que es buena idea. —Admitió Kate.

Los tres decidieron sentarse en la hierba, a descansar un poco del viaje.

—Entonces, ¿hiciste las prácticas con Smith? —Preguntó Max.

—Sí, por desgracia sí…

—¿Y no se dieron cuenta de que a su equipo los había matado? Vamos, es imposible no descubrirlo.

—A menos que su “amigo” le haya ayudado a borrar las pruebas. —Respondió Select.

—¿Quién será Mr. Boss? Creo que hay gato encerrado en ese tipo. —Preguntó Kate.

—Creo que Smith no sabe dónde se está metiendo…

La conversación se detuvo con el ruido de la tripa de Max.

—¿Tienes a un tigre ahí dentro? —Dijo irónicamente Select.

—Es que tengo mucha hambre…

Select se levantó.

—Está bien, vamos a buscar si por aquí hay algo de comida…

Max y Kate asintieron, y los tres se separaron en busca de comida.

El hambre de Max hacía que fuese difícil caminar. Lo único que quería era un trozo de comida al menos.

Después de pasar unos frondosos árboles, Max encontró algo que le hizo sonreír: ¡una casa de caramelo!

—Esto ya es otra cosa… —Dijo mientras se relamía.

Fue corriendo hasta la casa, partió un trozo de dulce y estuvo a punto de comérselo, hasta que Select le dio un manotazo y cayó.

—¿Es que no has aprendido nada? —Le dijo.

—¿Por? No veo peligro.

—Te faltan cuentos infantiles Max. Seguro que has leído Hansel y Gretel, ¿verdad?

Unos momentos después, un conejo pequeño se acercó al trozo y le dio un bocado.

—Si te acuerdas, la bruja quería dar de comer a Hansel y Gretel para tener más carne que comer, si me entiendes.

El conejo empezó a devorar el trozo con ansias.

—Lo sé, pero iba a coger sólo un trocito.

Select arqueó la ceja.

—¿Sólo?

El conejo fue corriendo a la casa, y siguió comiendo con ansias. Select y Max se dieron cuenta y miraron atónitos como el conejo devoraba casi sin masticar.

—¿Pero qué demonios? —Se sorprendió Max.

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—Por lo que veo, este dulce genera adicción, me esperaba un truco así.

Max se acercó al conejo y lo cogió, mientras éste intentaba escapar para seguir comiendo.

—Amigo mío, eso no es bueno para ti.

El corazón del conejo latía con más fuerza.

—No te resistas, no te voy a soltar…

El conejo empezó a temblar, hasta que se quedó inmóvil.

—¿Qué demonios? —Dijo horrorizado Max.

Select y Max miraron incrédulos al conejo.

—Si dejas de comer ese dulce… te mata.

Los dos héroes deciden irse, pero un ruido les detiene.

—¡Socorro! —Gritó una voz de un niño dentro de la casa.

—Hay alguien ahí dentro. —Dijo Max, para proceder a entrar corriendo en la casa.

—¡Max, NO!

Max y Select terminan dentro de la casa, para que la puerta sea cerrada a cal y canto.

—¡Mierda, es una trampa! —Exclamó Select.

La vocecita del niño emitió una risa que se fue transformando a una voz siniestra y áspera.

—Bienvenidos, cena. —Les saludó la Bruja.

—Oh mierda, otra persona que nos quiere cenar. —Vaciló Select.

La Bruja se acercó a Select y Max.

—Qué buenos especímenes.

—¿Gracias?

Select observó con atención el lugar, viendo cada detalle.

—Vale, tiempo muerto. —Habló Select de repente. —Creo que deberíamos hablar de qué cena quieres.

—¿Qué? —Respondió confusa la Bruja.

—Claro, quizá quieres hacer un entrecot de Max o una sopa de Select, ¿no?

—¿De qué hablas, humano?

—Hablo de que claramente no has pensado en qué cocinar.

Select se movía ligeramente mientras la Bruja estaba confusa, acercándose a la cocina.

—Puedo hacerte un buen arroz también.

En cuanto estuvo lo suficientemente cerca, cogió una cacerola y se la lanzó a la Bruja.

Ésta cayó hacia atrás.

—¡Max, quita de en medio!

Select golpeó la puerta con tanta fuerza que cayó al suelo.

—¡Vámonos! —Gritó Select.

Ambos salieron corriendo mientras la Bruja los lanzaba hechizos.

Los esquivaron casi por los pelos, y perdieron de vista a la bruja.

—Por poco… —Se tranquilizó Select.

—¿Dónde os habéis metido? —Preguntó Kate.

—Mejor no preguntes.