—¡Me muero de hambre! —Dijo Kate mientras agarraba un trozo de pollo. —Por cierto, nunca nos has hablado de tu familia Maxine.
Maxine se quedó en silencio brevemente, pensando en qué contestar.
—Es complicado… Ya no sé nada de ellos.
—¿Y eso?
—Digamos que son gente ocupada. Y con unas opiniones que no coinciden con las mías.
—Ya veo, yo también tuve problemas con mi viejo, pensé que no me entendía. Siempre queriendo que me dedicara a algo importante, que no malgastara mi tiempo.
La expresión de Kate cambió.
—Ojalá le hubiera escuchado cuando tuve tiempo, antes de que él… él… —Su voz se quebró.
Maxine apoyó su mano en el hombro de Kate.
—Seguramente estaría muy orgulloso de ti.
—Eso espero… Pero él no merecía eso… No merecía ser asesinado.
—¿Asesinado? —Maxine se quedó asombrada. —¿Tu padre fué asesinado?
—Así es, y desconozco la razón y la identidad del culpable. Sólo sé que le dispararon.
Maxine se quedó helada, no se esperaba eso.
—Lo siento mucho.
—No tienes porque disculparte. De hecho, comamos y vayamos a ver a Select.
En su habitación, Freya observaba a Charles.
—Sabes que has incumplido otra norma, ¿verdad?
Charles temblaba, temiendo lo peor.
—Perdona, sólo quería… Saludarlo.
—¿Y acaso eso me importa? Si das libertad a la gente mira cómo acaba… ¡Mira la sociedad en la que vivimos!
Freya cogió una vara de metal.
—Y por eso hay que enseñar la obediencia. Es por tu bien.
Charles tembló, mirando con impotencia a Freya, ésta última acercándose lentamente.
—Es por tu bien…
¡CLANK!
El golpe provocó que la vista de Charles se difuminara y callera, con ganas de potar.
¡CLANK!
Charles se estremeció de dolor, impotente.
¡CLANK! ¡CLANK! ¡CLANK!
La cabeza le daba vueltas, sólo sintiendo impotencia.
Freya limpió la sangre de la vara.
—Espero que eso te sirva, y aprendas.
Tras abandonar la sala, Charles empezó a llorar desconsoladamente.
Maxine y Kate vieron a Select llegar al restaurante.
This novel is published on a different platform. Support the original author by finding the official source.
—¡Tengo las llaves!
—¡Perfecto! Por fin podremos descansar…
Select se sienta junto a ellas.
—He conocido a una persona un tanto desagradable, una mujer que se creía una reina o algo.
—Por desgracia hay mucha gente así por la vida… —Contestó Kate.
—Ya… Aunque ésta me dio bastante mala espina.
—¿Qué creéis que era ese… Jinete? —Preguntó Maxine.
—He dicho que quería relajarme, no pensar en eso.
—Aunque entiendo tu punto Kate, Maxine tiene razón. Un jinete nos ha perseguido, ¿y si es como Excalibur?
—¿Sugieres que Washington Irving se basó en un suceso real?
—Puede ser.
El grupo se quedó en silencio un rato.
—O probablemente sea un bromista que nos quiera tomar el pelo. No todo tiene que ser como lo de la maldita espada ésa. —Contestó Kate.
—Tampoco te descarto esa hipótesis pero… ¿No querías aventuras? —Sonrió irónicamente Select.
—¡Que te den, Select!
Tras la cena, el grupo fué directo al hotel para poder descansar.
Freya miraba fijamente las hojas de un cuaderno desaliñado.
Charles entró cojeando, con la sangre cayéndole de todos lados.
—Ne… ¿necesita algo más? —Le dolía al hablar.
—No. —Contestó tajante Freya.
Charles asintió.
—Aunque hay algo que me preocupa. ¿Quién es ése Robert Select?
—Es un arqueólogo famoso, señora.
Freya se alarmó.
—¿Y qué hace un arqueólogo como él aquí? No estará investigando al Jinete sin Cabeza, ¿verdad?
—Yo desconozco eso, señora.
—Tenemos que evitar a toda costa que ese Select se interponga en nuestros planes.
—¿Y qué propone, señora?
—Nos los quitaremos de encima.
En el pasillo del hotel, Kate iba corriendo a la habitación.
—¡Estoy hasta los ovarios, quiero descansar! —Gritó pasando a la habitación.
Select y Maxine la seguían unos metros por detrás.
—Para estar cansada tiene mucha fuerza todavía…
—Ya ves…
Mientras decían esto, Freya y Charles se ponían detrás de Select y Maxine, y con un fuerte golpe los desmayaron a ambos.
—¿Qué hacéis que todavía no habéis venido? —Kate observó sorprendida que no había rastro de sus amigos. —Mierda.
Salió despedida de la habitación, buscando el rastro.