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Las Aventuras de Robert Select
Rivales (El Último Gran Héroe, Parte 9)

Rivales (El Último Gran Héroe, Parte 9)

Los soldados de Edward Smith vigilaban de cerca a Select y su equipo.

—Maldito sea —Decía Select junto al herido Max.

—Seguramente encontramos alguna manera de detener a Smith —Le contestó Max.

Smith sonreía con el diario en la mano.

—Lo conseguí, como te lo prometí, Mr. Boss —Dijo Smith en un mensaje.

El grupo avanza, con Select mirando una y otra vez las finas páginas del diario, en busca de pistas.

—¡Date prisa! Mi paciencia tiene un límite, como la vida de tu joven amigo…

—¿Realmente sacrificarías una vida humana por fama y gloria? —Se giró Select enfadado.

—Sacrificaría todo lo que haga falta —Contestó fríamente Smith.

Hubo un silencio extenso, donde Select y Smith se miraron con el mayor rencor y odio posible.

—Bien, Excalibur se ubica dentro de un templo, en lo más profundo del bosque… Justo ahí.

Select señaló hacia una cueva oscura.

—Ésa es la entrada.

—Espero que no sea un truco tuyo —Le amenazó Smith.

Todos se adentraron en la oscura cueva, sólo iluminada por antorchas misteriosamente encendidas.

—¿Cómo están encendidas esas antorchas? —Se preguntó Max.

—Ni idea.

Dentro, la cueva demostró ser increíblemente inmensa, y llena de esculturas de caballeros.

—Este templo fue creado exclusivamente para Excalibur —Se sorprendió Select.

—¿Dónde está Excalibur? —Preguntó Smith a Select.

—Habrá que investigar.

Select observó atentamente todo el entorno, hasta ver una escultura de Percival de Carpenter.

—Por aquí.

Todos los demás siguieron con intriga a Select, quien también miraba al dolorido Max.

La estatua señalaba a un dirección, cuyo camino tomó nuestro héroe.

—Estamos cerca… — Reveló Select.

La emoción impacientaba a Smith.

—Select, como nos engañes…

—Esta vez no.

Llegaron a una escultura de Merlín, que volvía a señalar y el camino.

—Ya estamos llegando.

Finalmente, una gran escultura de Merlín tenía a sus pies una caja alargada donde perfectamente cabría una espada.

—¡Por fin! —Gritó Smith, empujando a Select y a Max.

Stolen novel; please report.

—¡La espada es mía!

Al estar enfrente de la caja, se dio cuenta de que se necesitaba un objeto para abrirla.

—¿Qué significa esto?

—El Diario, es la clave —Reveló Select detrás de Smith.

Éste último se apartó para dejar pasar al arqueólogo, quien colocó el Diario en el hueco.

La cerradura se abrió, y la caja empezó a revelar su contenido lentamente.

Cuando estuvo revelado, una furia intensa se apoderó de Smith.

—¡¿Qué demonios significa esto?! —Gritó, rabioso.

Dentro de la caja había un mapa, un mapa a Camelot.

—La espada nunca salió de Camelot… ¡La historia es un engaño! —Exclamó Select con una sonrisa. —El Castillo de Cadbury… ¡ésa es su ubicación real!

—¡¡¡BASTA YA!!! —Exclamó Smith, sacando una pistola y apuntando a Select. —¡¡¡ESTOY HASTA LOS COJONES DE TUS JUEGOS, SELECT!!!

—Oh, ¿el pequeño Smithcito está enfadado?

—¡¡¡CÁLLATE!!! —Gritó, apuntando a Select todavía. —¡He recorrido un largo viaje para que ahora haya más!

—Tienes razón, ya es suficiente. —Saltó Max, derribando a Smith y quitándole la pistola. Select se quedó sorprendido, Max parecía curado.

Viendo que Select y Max estaban a salvo, Kate procedió a transformarse y empezar a atacar a los soldados de Smith.

—Hoy no es tu día de suerte Smith, ya es la tercera vez que escapamos de ti. ¡Chiao!

Select saltó hacia una empinada rampa, donde se deslizó como si de un tobogán se tratara. Le seguía Max detrás, junto a Kate.

—¡¡¡A POR ELLOS!!! —Gritó Smith, enfurecido.

Su ejército empezó a disparar a los tres héroes, fallando en su intento.

Saliendo de la cueva, el grupo se mira entre ellos.

—¡Tenemos una nueva oportunidad, chicos!

De regreso en el barco, Select y Max admiran a la isla mientras se aleja.

—¿Estás bien? —Le pregunta Select, preocupado.

—Sí, la verdad es que sí… — Revela Max.

—¿Cómo has conseguido curarte tan rápido? —Se pregunta Kate, tocando el lugar donde estaba su herida, ahora completamente curado.

—Realmente no sé… —Dice Max sinceramente.

—Extraño… Bueno, ahora tenemos que poner rumbo al Castillo de Cadbury.

—¿No es el lugar donde decían que podía estar Camelot? —Preguntó Kate.

—Pues resulta que al final sí es el lugar.

El barco puso rumbo hacia Gran Bretaña.