En el transcurso de dos horas, Lance ofreció consejos mientras los niños practicaban lanzando los estiletes. Alice y Lance rápidamente lograron puntajes completos en tandas consecutivas. Por su parte, Drake tuvo que esforzarse el doble para no quedarse atrás; aunque no pudo acertar todos los objetivos de manera continua, logró puntuaciones medianamente aceptables, lo que le hizo darse cuenta de que necesitaba practicar con mayor intensidad.
Después de todo el entrenamiento, el rugir de sus tripas les recordó que era hora de un descanso, así que se dispusieron a devorar el pastel de chocolate.
El postre fue reducido a la mitad entre los tres, y el sabor del dulce resultó aún más delicioso, complementado por una amena charla sobre temas triviales y algunas risas infantiles.
Los tres aspirantes desearon que ese momento durara para siempre; por un breve instante, recuperaron lo que alguna vez les arrebataron y fueron niños de nuevo.
Al terminar el almuerzo, Lance se chupó los dedos mientras una idea traviesa surgía en su mente.
—¿Quieren ver algo impresionante? —preguntó, relamiéndose los labios con una mueca de picardía, mientras parte de su rostro pálido quedaba expuesta antes de que la máscara lo cubriera de nuevo.
—Impresiónanos, chico oscuro... —retó Alice, guiñando un ojo, todavía energizada por el azúcar y con el dulce sabor del chocolate en su boca, dejando sus dientes manchados con restos del cremoso postre.
—Eso va a ser difícil... —desafió Drake, con una expresión confiada.
—Pero no imposible... —respondió Lance, sacando una trinidad de estiletes clavados en los blancos: dos estrellas voladoras y un cuchillo. Los alzó frente a su rostro de tal manera que el filo de las hojas parecía dividir su rostro enmascarado, revelando una expresión audaz—. Voy a dejarlos con los ojos... en blanco.
Al fijarse en que había suficiente luz para proyectar una sombra, el umbra lanzó las dos estrellas, y lo imposible sucedió: su cuerpo se disolvió, convirtiéndose en umbra, fusionándose con la sombra del primer ente metálico en veloz vuelo. Justo cuando iba a impactar contra un árbol, Lance emergió de la sombra del segundo ente metálico.
Esta vez, en sus manos, sostenía un cuchillo envuelto en un manto de poder sombrío. Con un movimiento certero, arrojó un corte en forma de media luna, hecho de pura energía oscura, que atravesó las ramas a gran velocidad hasta estrellarse contra un árbol.
Astillas y aserrín volaron al impactar, dejando en el tronco una profunda rajadura que revelaba el interior blanco de la planta, de la que manaba savia, como si estuviera sangrando.
Jadeos salían de la garganta del asesino oscuro, mientras en su mano temblorosa sostenía el cuchillo agrietado, como si los años de cientos de batallas se hubieran grabado en su acero. Las estrellas metálicas clavadas en el árbol también sufrieron las consecuencias de su poder.
En ese momento, Lance no dominaba por completo el hechizo, y no podía encantar sus armas para que no se deterioraran al estar impregnadas por las sombras de esa dimensión oscura, a la que viajaba por un breve instante.
Alice y Drake quedaron boquiabiertos, sus ojos se abrieron de par en par hasta tornarse blancos, tal como había sido prometido.
—¡¿Cómo carajos hiciste eso?! —exclamó Alice, asombrada.
—¡Fue magia, o quizás una mutación de los cristales! —teorizó el chico del parche.
—Un hechizo... una simple ecuación de la magia de la realidad —explicó Lance, complacido por haber dejado a sus amigos sin aliento.
—Han mencionado eso de las ecuaciones muchas veces en las clases, pero no hemos profundizado, ya que nos hemos concentrado en el entrenamiento físico y mental —dijo Alice, recordando una prueba en la que debían tocar un cristal; si este se iluminaba, eran capaces de hacer magia; si no, eran considerados normales—. ¿Tu papá no era un hechicero, Drake?
—Creo que era más un esper a pesar de tener licencia. La verdad, no me hablaba mucho del tema y nunca ejerció como hechicero porque no tenía licencia —respondió Drake—. Era ganadero, así que solo me enseñó sobre ese trabajo, junto con entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo y uso de armas blancas. Todo lo relacionado con la magia me parece un poco borroso, después de tantos golpes.
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El rostro de Drake se tornó sombrío al recordar que no había nacido con el talento de hechicero, y tuvo que compensarlo en otras áreas que le costaron mucho esfuerzo dominar.
—Drake... ¿estás bien? —preguntó Alice, algo preocupada.
Drake parpadeó como si despertara de un largo sueño, dándose cuenta de que sus compañeros lo miraban con gestos de piedad. Para aliviar la tensión y deshacerse de ese peso, decidió hacer una pequeña broma.
—¡Claro que estoy bien! ¡Eso fue hace tiempo! De todos modos, ese viejo no sabía tanto —pronunció con ímpetu, intentando restarle importancia a la cicatriz de su pasado—. Si llegaba a preguntar algo así, él respondía: "Déjate de tonterías, mocoso, y concéntrate en tu trabajo o te quito el caballo por una semana".
Drake imitó de forma exagerada el tono seco y mandón de su padre, dejando escapar algunos gallos propios de un niño en plena pubertad, lo que lo hizo sonrojarse al darse cuenta de lo que había hecho.
—¡Anímate, Drake! ¡Vas a ser todo un hombre! —bromeó Alice de manera juguetona—. Primero son los granos, luego la voz y después el pelo en el...
—¡No empecemos con eso! —interrumpió el chico del parche—. Mejor sigamos hablando de magia. Que yo sepa... los espers conocen algunos hechizos, pero no los suficientes para ser brujos, y no tienen licencia para ejercer como hechiceros... ¿no?
—¡Exacto! —afirmó Lance, golpeando levemente su palma—. No porque conozcas algunos hechizos, vas a la cárcel o a la hoguera. Hacer magia no es ilegal. Simplemente necesitas una licencia para ejercer un trabajo relacionado con la hechicería, como vender pociones o ser consejero en la corte de un rey o profesor. Te consideran brujo si haces magias prohibidas.
—He escuchado mucho sobre hechiceros y brujas. Más que nada rumores. Los llaman "constructores de la realidad" porque pueden hacer cualquier cosa con la magia —explicó Alice, interesada en el tema—. ¿Qué más sabes, chico oscuro? Sería genial que pudieras reconstruir ese pastel con magia o convertir piedras en albóndigas de carne. Así tendríamos postre por una semana.
El comentario de Alice, aunque en broma, hizo que Lance se pusiera pensativo.
—O hacerte menos fastidiosa, Alice... —replicó Drake, y ella lo fulminó con la mirada.
—Bien, te daré un resumen rápido —dijo Lance, acercándose al dúo—. No todo lo que dijiste es cierto... muchos rumores son exageraciones o tonterías de desprestigio, incluso infantiles... lo siento.
—Oh, vaya... entiendo —dijo Alice, rascándose la mejilla con algo de pena por haber tomado su chiste en serio.
—Claro... Si seguimos la lógica de los magos, "Todo es posible en el riesgo". Quizás alguien encuentre la ecuación adecuada que convierta las piedras en chocolate sin volverse una antorcha viviente.
Aquella explicación despertó la curiosidad de los niños. No terminaron de comprender lo que Lance quiso decir, lo que avivó su deseo de saber más.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Alice—. Es probable que nos hagan un examen escrito sobre eso, así que sería genial tener un conocimiento previo. Drake sabe un poco del tema, pero yo no estoy familiarizada con la magia.
—Verás, aquellos que nacen con el don son llamados esculpidores de la realidad, también conocidos como hechiceros o brujos —explicó Lance—. Sus poderes se basan en controlar diferentes aspectos de las leyes de la física, distorsionando la realidad al seguir una serie de números junto con runas, mejor conocidas como ecuaciones, que son reguladas por geas de seguridad.
—Sigo sin entender... —dijo Alice, sintiéndose más confundida que antes.
—Enseguida voy —respondió Lance, hablando con sus compañeros como si fuera un profesor paciente—. Todos los hechizos se dividen en cuatro grandes categorías: magia del caos, compuesta por los elementos de la naturaleza: fuego, agua, tierra y aire, y sus variantes.
—¡Acabo de recordar algo! Esa magia creo que es de las más comunes. He visto magos practicando en el patio de entrenamiento. Arrojaban bolas de fuego —dijo Drake, emocionado al relacionar la explicación con una experiencia pasada.
—Sí, es común, pero está lejos de ser la más impresionante de las cuatro —Lance hizo una pausa, tratando de organizar sus pensamientos. Todos los factores del tema se le estaban revolviendo.
—¡Drake, no lo interrumpas! Eso es muy descortés —regañó Alice, jalándolo de la oreja.
—¡Lo pillo! ¡Por amor al viajero, suéltame! —dijo él, adolorido, y tras ser liberado, se masajeó la oreja.
—Por favor, prosigue —solicitó Alice.
—¿Cómo iba diciendo? ¡Ah, sí! —Lance no dudó en continuar—. La siguiente es la magia santa, utilizada en técnicas basadas en el apoyo y la luz.
» Luego está la magia abismal, que incluye muchos hechizos prohibidos de las otras ramas por su peligrosidad, como la teletransportación o rituales demoníacos, además del elemento oscuro. La magia oscura, aunque mal vista, no todas sus formas están prohibidas, ya que no son peligrosas para el usuario y para evitar problemas con los miembros del eclipse.
—¿Lo dices por experiencia? —preguntó Alice.
—Temas políticos que escuché en mi tiempo en Nyashta, aunque no es lo que nos concierne. La magia de sombras es una combinación de dos tipos —continuó Lance.
» La última y más poderosa es la magia de la realidad; con ella puedes hacer pactos con seres de otros planos, generar portales y teletransportarte. La magia abismal y la de la realidad están muy conectadas, algunos hechizos pueden combinar ambas clases. Mi magia de sombras es un ejemplo.
—Creo que entiendo eso, pero me queda la duda sobre las... ¿ecuaciones? —preguntó Alice—. ¿Cómo funcionan exactamente?
—Aquí viene la parte divertida de ser un usuario de magia.
El umbra apenas podía contener su emoción al mencionar esta parte. Se acercó a su cinturón táctico, sacando una pequeña libreta y un lápiz. En una hoja de papel, escribió una serie de números, letras y runas de extraña composición. La fórmula era corta, abarcando solo un renglón.