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#6

Nota: La resistencia, un grupo de rebeldes vagabundos del exterior, fue descubierto por los Vanguardistas hace 30 años. Nunca antes les habían generado problemas mayores. Carecían de orden, estructura y fuerza. Eso pensaban hasta este día.

_¿Por qué estás sorprendida? ¿Te molesta ver que tu célebre habilidad no funciona?. El enemigo no medía más de 1,75 metros, llevaba una capucha verde, un poncho negro de telas recicladas, botas de cuero, máscara antigás y lentes oscuros que no mostraban bien su rostro. En su mano izquierda llevaba una gran daga, y en la otra, amputada en alguna batalla, ahora solo era un gancho modificado.

El ataque sorpresa fue contundentemente aplacado por la suboficial y su escuadrón. Sin embargo, de 13 miembros del convoy, ahora solo quedaban 5. Tres de ellos eran jóvenes inexpertos en batalla, y un jefe de establo que solo estaba allí por una misión de reconocimiento.

Sin dudarlo, la suboficial "La Gula" se adelantó hacia el enemigo con tal velocidad que los ojos de los demás no pudieron seguirla. El estruendo del impacto de armas fue tal que una onda de choque tiró al suelo a Bruno y los jóvenes.

_¿Cuál es tu nombre, pequeño?_ Preguntó intentando mantener su actitud prepotente.

_Me honra con su interés. En la resistencia no tenemos nombres, solo soy Bufón. Así puedes llamarme.

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Una gota de sudor recorrió el rostro de ella, antes lo había temido, pero ahora era un hecho. Aunque en porte y estatura, ella era más imponente, su enemigo era más fuerte que ella en cuanto a poder.

Lo siguiente fue un giro acrobático de ambos, para asestar una patada. Un nuevo choque sorprendió a Dana. Parecía ni siquiera hacer fuerza, estaba en desventaja. Giro de nuevo e impulsó su cuchilla hacia su cuello, que fue fácilmente esquivado por este, que parecía disfrutar viendo la desesperación de su rival.

Dana saltó hacia atrás para tomar impulso nuevamente, pero en cuanto se dio cuenta, la daga de Bufón estaba clavada en su espalda.

¿Cómo me ganó por la espalda, a mí? La sorpresa fue más que el dolor, sus ojos mostraron cólera al girar para verlo, incrédula. Solo era superada por su líder, y ahora este casi enano se reía de ella.

En cuanto quiso responder, fue lanzada 20 metros más allá por una fuerte patada de Bufón. Los demás vanguardistas, atónitos ante la derrota de su jefa, nunca notaron las grandes rocas que flotaban por encima de ellos. Solo cuando escucharon la voz fría de este adversario aterrador, supieron que estaban ante el lecho de su muerte.

Uno de ellos empujó a Bruno.

Impacto. Ante esta sola palabra, las vísceras de los tres jóvenes dibujaron en el suelo una imagen horrible para el pobre jefe de establo. Que, aún tendido en el suelo por el empujón de su compañero, temblaba de miedo, soltó su hacha que hasta ese momento era firmemente apretada por su mano gruesa, y con lágrimas en los ojos, recordó la mirada de Martin por última vez. Antes de ser cegado para siempre.

Su cabeza rodó por el suelo infértil, que había sido el campo de batalla que jamás imaginó. Una simple misión de reconocimiento terminó en una pelea campal entre bandos. Las bajas: 11 vanguardistas, 10 rebeldes, y el jefe de establo, que fue requerido inexplicablemente para esta misión, en dónde pudo conocer el exterior y maravillarse ante tales emociones.

Bufón no lamentó las bajas de sus colegas, en cambio, se dio vuelta y buscó el cuerpo de Dana. Pero no vio nada. Aunque supo que no podía ir lejos, no pudo notar la explosión de gas tóxico que lo cubrió, y finalmente, escuchó la voz de su rival: "Muere infeliz". Siguió una explosión que cubrió en llamas todo. Dana escapó por poco, creyendo haber matado a aquel individuo que había cegado las vidas de sus hombres, y al hombre que había sido elegido por ella para esta misión