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#5

La explosión había dejado a los Vanguardistas conmocionados. Pero Dana contrarrestó rápidamente, ordenó a su equipo y puso a Bruno a salvo junto a tres miembros jóvenes que estaban bajo su cuidado. La situación no podía ser tan aterradora; la resistencia era un grupo de vagabundos del exterior que generaban problemas menores durante sus entregas, pero últimamente habían venido ganando fuerza. Ahora, delante de ella, había diez de ellos, fuertemente equipados con armas recicladas, machetes, antiparras y máscaras de gas. Sus armaduras consistían en plásticos, maderas y cualquier cosa que pudieran reciclar para protegerse en el combate. Carecían de orden casi siempre; ella había matado a varios de ellos en el pasado, eran cobardes. Pero esa tarde parecían demasiado motivados.

El combate comenzó; el sonido de los machetes y cuchillas solo era más débil que los gritos feroces de ambos lados. Hasta ese momento, nunca habían visto a ningún miembro de la resistencia con suficiente control de Apoq'ra o una habilidad especial. Pero estos parecían tener bastante control; sus movimientos estaban a la par de su escuadrón.

"Querida madre tierra, infectada por el desorden y la codicia, guíame en este masacre", recitaba Dana antes de entrar en acción. El sobrenombre que le habían puesto era "La Gula", amaba comer, pero amaba destrozar a todos los enemigos hasta no dejar nada de ellos. Con un movimiento de manos que Bruno no pudo ver bien por su rapidez, fue testigo de la especialidad de Dana: "Estreñimiento". Los cuerpos de los rebeldes comenzaron a convulsionar en el suelo. El Khra'gixx de Dana consistía en manipular los órganos estomacales de los adversarios. Nunca nadie supo cómo pudo evolucionar su energía de tal manera.

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Y en un momento, su escuadrón, al ver todos los cuerpos tirados en el suelo, no dudó en atacar con frialdad, apuñalando a cada uno de ellos, dándoles muerte. La victoria parecía aplastante. Parecía.

En cuanto uno de los Vanguardistas alzó sus manos en grito triunfal, cayó una lluvia de piedras sobre él, aplastando su cráneo. Los demás quedaron atónitos; no había nada alrededor. Y entonces escucharon una voz: "Onda destructiva, cae sobre mis enemigos". Dana, con mucha cólera, observó al rebelde que se alzaba ahora sobre una pequeña colina y que había matado en un abrir y cerrar de ojos a cuatro de sus hombres. Cuatro expertos en combate y control de Apoq'ra, suficientes para contrarrestar a diez rebeldes, pero insuficientes para vencer a un enemigo que, ante sus ojos, parecía ser un ser distinto. Su presencia, en cada paso que daba hacia ellos, parecía hacer temblar cada músculo de ellos. Dana lo sabía. Enfrente estaba un rebelde tan fuerte como ella. Lo supo en el momento en que intentó usar "Estreñimiento" contra él y no hizo

efecto.