Novels2Search
La Operación Suicida [español]
Capítulo 13 – Enfrentando a la Bestia.

Capítulo 13 – Enfrentando a la Bestia.

Mientras tanto, Petra se mete en un edificio y huye de la numerosa horda de peones que la persiguen junto al escuadrón.

— ¡Gasté todas mis granadas! —Informa Valbuena, los demás compañeros coinciden—. ¡Son demasiados!

— ¿¡Por qué tantos!? —Pregunta Petra.

— ¿Dónde está el comandante?

Petra acciona su pistola y destroza la cabeza de dos peones mientras el escuadrón sigue huyendo por las escaleras. Los peones destrozados hacen crecer rápidamente el sombrero de un hongo con forma de velo en su cabeza, emitiendo una niebla de esporas que asusta más a Petra.

— ¡SE SEPARÓ DE MÍ! —Petra procede a correr— ¡DE SEGURO SE GOLPEÓ LA CABEZA!

—Esto está mal, ¡Muy muy mal!

Todos salen de la puerta hasta llegar al tejado. Petra empuja la puerta.

—Espero ganar tiempo.

Petra saca varias esferas de su bolsillo y las adhiere en la sólida madera de la puerta, dejando verse algunos láseres cuya niebla lo hace visible. Petra se aproxima al borde del tejado y divisa un helicóptero desde su mira telescópica, justo estacionado en un lugar aislado.

— ¡AHÍ! ¡TENEMOS QUÉ…!

Una gran onda expansiva proveniente de las esferas, disparan las puertas a gran velocidad y chocan con dos soldados en el borde. Petra llega a presenciar esto, casi las puertas rozaban la punta de su nariz.

Los soldados desafortunados comienzan a caer y gritan de horror. Algunos solo gritan, pero otros, intentan llamar a su mamá en un gesto puro de impotencia.

Esto lleva a sentir a Petra, un profundo nudo en la garganta que altera su respiración.

No sirvo para ser líder —Se dice así misma en su mente—. Incluso murieron dos por mi culpa. ¿Por qué debo cargar con esta responsabilidad, Joyth?

— ¡SARGENTO! ¡POR FAVOR! —Grita Valbuena.

Pero Petra sigue hundida en sus pensamientos, mientras observa el humo de la explosión que disparó las puertas.

Ni siquiera el entrenamiento pudo hacerme menos cobarde. Menos inútil... Menos emocional.

— ¡PETRA!

Los peones se mantienen atrás y dos masas amalgamas se fusionan hasta formar un solo ser gigantesco. A lo que dos tentáculos salen disparados hacia ella, llevándose a un compañero que se interpone para salvarla.

De espaldas al vacío, Petra observa como el soldado intenta liberarse de los hongos que lentamente lo fusionan con la amalgama.

Entonces tampoco tengo tiempo de pensar. Solo debo hacerlo.

Petra enciende un comunicador. Hace una pose erguida militar y enciende su mirada hasta parecer llameantes a simple vista.

—Gracias por la ayuda—Petra hace temblar su mano, e intenta reprimir el llanto.

— ¡SARGENTO! ¡AYUDA!

— ¡PUES EXPLOTA Y SACRIFICA TU VIDA, QUE PARA ESO ES LO QUE SIRVE!

— ¡NO SEAS HIJA DE PUTA...!

— ¡ES UNA ORDEN Y TU VIDA NO VALE UN CARAJO! ¡ACÁTALA! —Pero Petra no logra afrontar sus emociones, una lágrima sale de su rostro y su voz tiembla—. ¡PEDAZO DE MIERDA!

En completa agonía, el soldado desafortunado acata la orden y numerosos blips comienzan a sonar de su traje. Petra capta el instante en que él sonríe desde el agujero destrozado de su máscara, sonrisa melancólica que le recuerda a Joyth.

Un enorme pilar de llamas destroza la masa y la ola de calor hace al grupo retroceder. Petra aprovecha.

— ¡AHORA! ¡ABRIR ALAS!

El grupo guarda sus rifles de asalto, Petra su pistola. Salen membranas de tela elástica entre los brazos y piernas de los trajes, donde todos saltan y planean en dirección al helicóptero.

Petra observa hacia atrás con el rabillo de su ojo. Luego hace una cómica sonrisa.

— ¡JA, JA, JA! ¡SOY ÚTIL, DESPUÉS DE TODO!

— ¡Pero si nadie dijo que eras inútil! —Le reprocha Valbuena quien se halla delante—. ¡Solo te topaste con algo diferente!

—Sí. Disculpa por haber sido muy dramática estos años. —Petra avista el helicóptero— ¡Vaya! ¡Entonces es cierto que esta niebla es pura espora! Todo está por terminar.

—Nos faltó el comandante.

—Sí... Pero siento que es mala idea salir a buscarlo.

Petra hace una vista panorámica de las calles de la ciudad y solo observa un terreno desprovisto de gente. Predominan autos de aspecto moderno y los edificios tienen sus cristales rotos.

Petra procede a activar su comunicador.

—Por ti, actué como una completa hija de puta. —Dice Petra, refiriéndose a Joyth—. Si es que estás ahí, por favor, pido que vuelva con nosotros.

Pero solo escucha una interferencia que se hace más fuerte.

— ¿A quién se lo dice? —Pregunta Valbuena.

— ¿A quién crees que se lo digo?

—No lo sé, ¿a tu novio?

— ¡Chocancia! —Ríe Petra con ironía. Joyth no es su novio ni lo será nunca.

***

Pero, entre el pilar de llamas que corresponde el tejado, una enorme masa orgánica habría soltado una voz áspera, segundos atrás.

—Fuego... Hace Calor... Me siento Ligero.

***

Mismo instante, Petra llega a observar algo horripilante desde el rabillo de su ojo. Una ola de sangre llena el aire, y todo aquello atrás de Petra yace destrozado por unas garras hechas de quitina.

— ¿¡QUÉ CARAJO...!?

Aquella masa está muy cerca de Petra, quien no se da cuenta del zarpazo que amputó su pierna.

Cerca del suelo, Petra entra en un pánico que la hace sacudirse en el aire y la desestabiliza hasta caer de picado.

— ¡AGH! —Petra se aprieta su muñón, que desprende sangre a chorros. Querría intentar decir "Mi Pierna", pero el dolor es tan intenso que no puede soltar ni una palabra—. ¡AGH!

Los restos mutilados de sus compañeros se cubren por grupos de setas, de forma progresiva. Una silueta gigantesca se acerca hacia la desafortunada Petra, quien sigue intentando soportar el dolor.

En un shock traumático, Petra llega a observar su pierna amputada (separada de ella) siendo consumida por las setas.

No... Por favor.

Petra se arrastra mientras se soba del muñón, y saca una pistola.

— ¡ESTAS ARMAS NO SON COMUNES, SON DE HIELO SECO! ¡TE VOY A MATAR! ¡VAS POR MAL CAMINO!

Hace resonar varios disparos de su pistola, pero la silueta sigue acercándose. La pistola de pronto se sobrecalienta y hace un clac-ka de sonido.

¿A quién mierda me estoy enfrentando? ¡Ni el cañón carbónico...!

Petra intenta accionar su brazalete, pero lo hace tan desesperadamente que este se sobrecalienta y suena un pitido de mala espina.

¡NO! ¡NO DEBÍ ACEPTAR LA MISIÓN! ¡DEBÍ QUEDARME EN MI CASA A SALVO, SI HUBIESE DEJADO EL EJÉRCITO!

Aquella silueta se revela y es nada menos que el Ente Fungus, quien suelta una voz áspera y perturbadora.

—No es él.

— ¿¡ESO ME PASA POR ESTAR EN EL MISMO ESCUADRÓN QUE LO COMENZÓ TODO!?

Pero repentinamente, explotan dos granadas escarcha y el Ente Fungus se solidifica en hielo sólido. Aparece Joyth de un costado, con su traje destrozado y sangre suya impregnada en él.

—Aquí va mi última reserva.

— ¡Joyth...!

Pero Petra pierde el equilibrio con sus manos y cae debilitada. Joyth observa la pierna amputada de Petra con sorpresa.

—Mierda. —Joyth se acerca con pasos rápidos— ¿¡Cómo!?

The narrative has been stolen; if detected on Amazon, report the infringement.

—5 bajas. Todas por mi culpa.

— ¿¡5 Bajas!? —Joyth vacila un poco— Dios. Tan ocupados y yo intentando ingeniármelas para venir.

Joyth carga a Petra en brazos y se impulsa de un pie para correr. Observa hacia atrás cómo el Ente Fungus intenta moverse, pero el congelamiento lo hace incapaz.

—Soy una inútil. No sirvo para esto —Balbucea Petra.

— ¿Llegó gente al destino?

—Eso supongo.

—Entonces cállate la puta boca y deja de ser dura contigo mismo.

—No hace falta que seas duro —Menciona Petra—. ¿De qué sirve? Ahora me tendrán que poner una prótesis.

—Me sorprendes, chiquilla.

—Le dices chiquilla a una mujer de treinta y tantos...

—Sí, sí, y no veo por qué no debo decírtelo. Antes me faltabas el respeto, y ahora eres tú la que se falta el respeto —Joyth hace una mirada chocante al horizonte—. Qué loco, ¿no? Las chiquillas copos de nieve, hacen lo mismo.

—Ay, ajá —Petra hace una débil sonrisa.

Pero el Ente Fungus se niega a rendirse. Viendo a Joyth alejándose cada vez más, a través de un monte descuidado, este toca una hoja y hace crecer un montón de setas que se ramifican hasta Joyth.

Viendo su camino siendo cortado por las setas, Joyth cambia su dirección muchas veces.

— ¡MIERDA!

Luego logra encontrar la salida, a unos pocos metros de llegar... Sin embargo, solo se encuentra con un grupo de setas emboscándolo en su lateral. De espaldas en la vida y la muerte, Joyth solo puede soltar una mirada sorprendida.

Pero repentinamente llega un soldado, y jala a Joyth hasta la acera. La ola de micelio toca el brazo del soldado y hacen crecer setas a través de su traje. El soldado intenta liberarse, pero no lo logra, y en su lugar lo succiona hasta fundirse en el césped.

— ¡COMANDANTE! ¡AH! —Habría sido aquel grito del soldado, quien sacrificó su vida por Joyth.

Joyth observa todo lo sucedido, con completo estupor. Todo el monte se petrifica, cortando toda posibilidad de escape. Pero está de suerte, Joyth divisa las hélices del helicóptero levantando el aire y corre hacia él.

Pero de pronto, del mismo suelo, dos tentáculos salen y envuelven tanto a Joyth, como a Petra. Los tentáculos lo jalan al suelo con una fuerza descomunal. Joyth levanta a Petra con sus dos brazos para evitar que los tentáculos la alcance.

— ¡CORRE, PETRA!

Joyth lanza a Petra hacia delante y logra caer de un pie, casi tropezándose. Petra se impulsa cada vez más rápido de un pie, pero observa a Joyth desde atrás. Los tentáculos se ramifican y envuelven a Joyth cada vez más rápido. Solo logra extender su mano hacia Petra.

Petra intenta accionar su brazalete hacia Joyth, pero este no funciona. Petra acciona un botón (con un símbolo de auto detonación) y suena un blip desde dentro. Petra, con dificultad para mantenerse en pie, se tropieza y lo arroja a Joyth.

— ¡INCENDIARIA! —Grita Petra.

Aquel brazalete explota en un pilar de llamas inmenso, tragándose a Joyth y desintegrando las ramificaciones. Las llamas sobrecalientan el traje de Joyth y le provocan quemaduras hacia dentro. Joyth se quita su casco, bañado en sudor y con el rostro rojizo.

— ¿¡INTENTAS COCINARME VIVO!?

Y tan pronto como termina ese grito, se acerca Valbuena.

— ¡Ostras! —Valbuena se acerca a Petra—. ¿Pero qué les pasó?

—Vete la mierda —Dice Petra entre risitas, incapaz de tomarse en serio su propio insulto—. Joyth también necesita ayuda.

Valbuena lleva a Petra hasta el helicóptero, y Joyth los sigue desde atrás (sin recibir ayuda). Petra se recuesta de espaldas a la entrada, mientras Joyth permanece afuera.

—Este día nos abrió los ojos a todos. Y les deseo largas vidas —Les dice Joyth, con una calma perturbadora.

— ¿Eh? —Petra hace una expresión confundida

—Petra, siempre te aprecié, pero escondí todo bajo un manto de "Amar a mi manera". Sigo agradecido porque hayas salvado a mis hijos, cuando comenzó este apocalipsis.

—Solo fue por suerte. —Petra de pronto se avergüenza y le evita la mirada—. Lo lamento, Joyth.

—Aunque haya quedado viudo y mi hijo mayor no esté conmigo, los otros no habrían vivido de no ser por ti. No me importa la suerte, simplemente se salvaron gracias a ti.

—Esto es una mierda. Joyth, siempre quise vivir aventuras..., pero ahora estoy que prefiero estar en mi casa; quien sabe qué haciendo.

—Mi dolor nunca será más grande que el tuyo —Joyth se acerca más a Petra—. Pero sí lo suficiente para hacer esto...

— ¿¡Qué!?

—Brinda apoyo a mis hijos. Porque voy a dar mi vida por la humanidad.

—Mucha gente se sacrificó por nosotros, ¿ahora tú?

—Recuerda el entrenamiento; nuestra vida nunca valió nada, y solo servimos para esto.

—En dado caso, ¿puedo hacer algo?

—Sí.

Pero ocurre algo que Joyth no se espera. Un suceso que termina siendo sorprendente ante sus gruñones ojos, contradiciendo toda su fría actitud del pasado.

—Me estás jodiendo. Y a un hombre incapaz de llorar.

Petra le da un cálido abrazo. Joyth tarda en corresponder, pero lo hace con una fuerza más débil que ella. Sus mentones tocan sus hombros, en un gesto de disfrute.

—Si este es el adiós, entonces este es el adiós, Joyth. —Le dice Petra.

—Nos vemos en el otro lado Petra. Disculpa por las cosas malas que hice.

Las hélices del helicóptero se hacen más rápidas hasta elevarse a los cielos. Joyth y Petra continúan observándose mutuamente. Ambos, llevan sus manos a sus frentes en un saludo militar.

Adiós. No puedo dejar que occidente los deseche así.

El helicóptero se aleja cada vez más, y Joyth da leves pasos hacia adelante mientras chasquea su pistola. Luego se voltea, y camina mientras observa el horizonte.

Sus pensamientos se activan nuevamente.

Aquel momento, Cuando liberé a esta bestia por accidente, ya supe que todo lo ocurrido fue por mi culpa. Esta lúgubre sensación de que, aunque no sea en tus manos, te culpes incluso por las muertes colaterales. Es horrible y no se lo puedo desear a mi peor enemigo.

... Y sonríe con extrema confianza.

—Mi vida no es nada comparada con millones. A fin de cuentas.

***

INFORMACIÓN RÁPIDA

[6] Operación Micelio: Es una expedición que se inició 4 meses antes, consiste en un escuadrón de 13 (que contiene a los mismos responsables de liberar al objetivo en el pasado), que debe buscar y rastrear al Ente Fungus. Finalmente, exterminarlo mediante una bomba de neutrones. Hay mucho riesgo y solo se puede hacer un tiro.

***

—No —Exhala el Ente Fungus, desprendiendo su propia neblina.

Joyth regresa a la realidad y observa cómo algo deja rastro en el cielo. Aquello va directo al helicóptero...

El helicóptero explota en miles de pedazos, en una ola de fuego y esporas.

— ¿¡QUÉ CARAJO...!?

Una lanza orgánica sale del césped y se ensarta en un costado del torso de Joyth. Dispara sangre hacia el suelo, a varios metros. Joyth no se da cuenta hasta que nota cómo su movilidad está limitada. Antes de entrar en shock, una enorme sombra dispersa la niebla en frente de él. Resulta ser el Ente Fungus, a quien Joyth observa con un terror inolvidable.

— ¿¡Q-qué hiciste...? —Con un dolor punzante, como si se tratase de un golpe en el estómago, Joyth ruge hasta quedarse afónico— ¡AAGH!

Una voz resuena dentro de la cabeza Joyth, como si se tratase de su cerebro y no de sus oídos. Cierta voz transmite una sensación de oscura simpatía.

—Muchas gracias

— ¿¡Cómo qué gracias!? —Pregunta Joyth, aún incrédulo—, ¿¡Qué hiciste con mi grupo!?

—Por haberme liberado y permitido esparcirme. ¿Joyth es tu nombre?

— ¡RESPONDEME LA JODIDA PREGUNTA!

—La ley de la naturaleza es clara. Si yo domino, tengo derecho sobre las demás especies, ¿no?

Joyth vuelve a meterse en sus pensamientos.

—Y el desgraciado me hace otra pregunta. Maldita sea. Petra, Valbuena y todos. ¡MALDITA SEA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡OTRA VEZ! No, esto no va a quedar así.

Joyth apunta al Ente Fungus con su brazalete, lleno de la ira de haber presenciado la muerte de sus compañeros.

— ¡PUEDES PREGUNTÁRSELO A TU PUTA MADRE!

Pero unos tentáculos hacen un corte transversal a su antebrazo. Joyth observa incrédulo y sin darse cuenta.

—... ¿Por qué no funciona?

Y luego observa con horror su propio antebrazo, amputado y tendido en el suelo. No sin antes de observar los chorros de sangre que su muñón sigue soltando.

Joyth grita con toda su voz, en un llanto desesperado.

—Te adoro como un Dios, Joyth. Siento devoción por ti.

Joyth se sumerge en sus pensamientos, tembloroso del dolor e incapaz de hablar.

—... Y después de haberme amputado el brazo. ¡AAAH! ¿¡POR QUÉ A MÍ!? ¡PETRA! ¡WILLIAM! ¡VALBUENA! ¡ALGUIEN QUE ME SALVE, PUTA MADRE!

—Quiero que veas mi proyecto. Voy a esparcirme en toda la tierra, y seré un superpredador como ustedes. Me has liberado de un cruel destino. Así que ahora, puedo hacer esto.

Aquella lanza que sigue enterrada en su costado, de pronto se ramifica para meterse más en su cuerpo. Hongos crecen en el suelo como pequeñas púas que se entierran en la pierna y zapatos de Joyth.

— ¡AAAH! ¡NO! ¡ESPERA!

—He aprendido mucho sobre cazar... pasar desapercibido. Y puedo seguir aprendiendo de ustedes, ya lo tengo ganado.

— ¡ESPERA UNOS TRES MINUTOS, AL MENOS TRES! ¡Y LUEGO ME MATAS COMO QUIERAS, JODER!

—Por más resistencia que tu cuerpo tenga a mis esporas, esto no hará diferencia.

El viento pasa a través del monte corrompido por los hongos, y la ausencia de vida se remarca también en la ausencia de cuervos. Pájaros o tan solo animales. Todos yaciendo muertos y emitiendo esporas que reinician el ciclo de la niebla.

—Vas a estar vivo, Joyth. Pero lo suficiente para ver como predomino aquí. Seré parte de ti y tú serás parte de mí, como uno solo.

Joyth solo puede limitarse a mirar al suelo.

Solo tres minutos. Mierda, no tengo tiempo. Al Ente Fungus le toma 30 segundos teletransplantarse (sí, como lo oyes. Tele-transplantarse)... No puedo respirar. William de seguro tuvo éxito por la vacuna, pero la amalgama le inoculó las esporas por la fuerza. Por lo tanto, sea como fuere la extraña resistencia que yo tenga... no podré aguantar tantas esporas en mis pulmones.

Luego observa la silueta del Ente Fungus, con ojos melancólicos.

Debí haber actuado más precavido. De otro modo, no me hubiese convertido en un genocida apocalíptico. ¿Por qué me siento insatisfecho, a pesar de los buenos tiempos que pasé en el ejército? Bueno, a estas alturas, eso no importa. Me merezco la muerte, después de todo.

Pero si esperárselo, una enorme luz se refracta en la niebla y Joyth observa cómo aquella luz empuja lentamente al ente Fungus. Mientras tanto, la lanza que lo tiene atravesado, comienza a caerse y su respiración deja de hacerse difícil.

—Oh... ¡SHIT!

Una bola de energía destruye al Ente Fungus hasta hacerlo pedazos. Joyth observa sin creérselo, donde luego voltea para ver a un hombre, de aspecto juvenil y robusto. El hombre porta un cañón en la mano, de gran tamaño.

—Pero que desperdicio —Comenta aquel hombre.

—Eres una bazofia para captar órdenes, Mike.

— ¿Puedes correr?

—Medio. —Joyth da pasos lentos y difíciles hasta Mike, mientras aprieta su mano en el costado de su herida, y no puede sobarse el muñón de su otro brazo. Joyth habla en tono irónico—. Estoy joya, con dos ombligos. Nada fuera de lo normal.

—Entonces ve. Allá hay un helicóptero blindado.

— ¿Y qué harás tú? —Pregunta Joyth— ¿Qué le dirás a occidente sobre esto?

— ¡Sabrá Dios! ¡Tal vez que habré matado al Ente Fungus yo mismo! ¡Eso perdona mi delito!

—Estás ante una criatura inmortal. Mike... Por favor, ven.

— ¡Inmortal mis cojones! ¡Y sí, no se me quitó el acento desde que nos fuimos a la Operación Oasis! —Gruñe Mike con un sentimiento de furia indescriptible. Aquella misión fue la misma que lo comenzó todo—. El imbécil mató a mi esposa en el helicóptero, ¿cómo no voy a estar dispuesto?

— ¡LA BOMBA DETONA EN DOS MINUTOS! ¡Y TÚ LO SABES!

Peones y amalgamas llenan las angostas calles. El Ente Fungus se rearma entre el monte, a lo que Mike capta y lo destroza con otra bola de energía. Aquellos primeros se detienen de repente.

—Tomé prestado esto de las experimentales. Un cañón de plasma concentrado —Mike chasquea su cañón, emitiendo un sonido ‘Daing’ para denotar su recarga— Mira como se detuvieron, quiere decir que tenemos al cerebro de todo.

—Estás enfermo, Mike.

— ¿Enfermo? ¡Sí, quisieron deshacerse de ti!

— ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

—Con la causa del apocalipsis, ¿crees que querrán tenerla consigo? ¡Mejor mandarlo a su muerte para que no delate a Mundolibrelandia! Así de fácil.

Aquellas palabras alimentan la confundida expresión de Joyth. Quien solo se limita a observar a Mike, con asombro.

—No hay tiempo para pensar —Le dice Mike—. ¡VETE QUE YO TE ALCANZO! ¡ESTE LUGAR FREIRÁ!

Joyth corre cojeando hasta el helicóptero, mientras Mike lo alcanza como lo prometió. Joyth observa de reojo hacia atrás con preocupación. Los peones y amalgamas siguen detenidos, pero su visión se torna doble y siente un mareo constante.

No puedo pensar después de perder tanta sangre —Piensa Joyth.

Llegan a la entrada del helicóptero, Mike intenta meterse primero.

— ¡EH! —Expresa Joyth.

—Tú no eres mi comandante, Joyth.

— ¡Los heridos primero, Mike!

— ¿Y no estamos en situación de emergencia? ¡Mejor me saldría ahorrarme las heridas y ayudar a los heridos después!

— ¡Eres un egoísta de mierda! ¡No has cambiado nada!

—Yo te salvé la vida, y esta es la segunda vez —Mike se acerca de forma agresiva, y le dice palabras fuertes con un tono directo—. Más bien te estoy devolviendo el favor, ¡Deja de ser malagradecido!

Mientas tanto, una de las amalgamas cambia de forma. Ahora da la apariencia de ser el Ente Fungus.

—Esto tiene el verbo tele transplantar, ya veo. Plasma... electrones. Los humanos están llenos de sorpresas.

De su zona que aparenta ser la abdominal, el Ente Fungus genera una luz dentro de él. Concentrada en dirección a Mike, predomina un sonido electrizante. Una bola de energía sale disparada a una velocidad grandísima pero perceptible. Joyth queda en shock. Mike cae al suelo con el abdomen atravesado, y un agujero limpio en la puerta del helicoptero.

— ¡MIKE!

— ¿Qué pasó? —Pregunta Mike mientras se retuerce en el suelo. Luego, lleva sus manos a su inexistente estómago, y babea sangre con una mirada confundida—. Estoy jodido, me cago en...

— ¡MIERDA, HABÍA DICHO QUE ES INTELIGENTE! ¡SINTETIZÓ PLASMA CON SU PROPIO CUERPO!

Las hélices del helicóptero comienzan a girar a los ojos estresados de Joyth. Joyth entra y se acerca al conductor, quien lleva el traje especial.

—No seas estúpido, ¡Tenemos que traer a Mike acá!

— ¡SERÁS DE MAYOR RANGO PERO MI VIDA ES MÁS IMPORTANTE! ¡ASÍ QUE TUS PREOCUPACIONES NO ME IMPORTAN! —Responde el conductor, con un lenguaje preciso y conciso.

El helicóptero se eleva. Joyth continúa alejándose y observa el cuerpo de Mike. Cómo brota sangre de él, y agoniza viendo el helicóptero abandonarlo.

—Este día fue el peor de todos, pero al menos todo terminó. No pensé que sería el único que sobreviviría a esto.

A lo que Joyth observa al Ente Fungus. Electrificado y con espasmos en su cuerpo. Incapaz de moverse.

—Aunque a decir verdad, debí haber muerto como era originalmente... —Pero su presión arterial aumenta tras ver algo desde la ventana…

¿¡PERO QUÉ NARICES...!?

Los peones y amalgamas se fusionan con el Ente Fungus. El Ente Fungus se hace aún más colosal, llegando a ser del doble de tamaño. Llegando al helicóptero en altura, intenta perseguirla. Una luz se concentra dentro de su cuerpo, desde donde lanzó la esfera que atravesó el estómago de Mike y la puerta.

El terror llena los ojos de Joyth y sus latidos aumentan de manera que sus heridas hacen brotar más sangre. Jadea con más fuerza, pero luego...

...

Hace una sonrisa serena. Llegando a levantar con seguridad su mentón, mientras observa a su verdugo.

—Aunque la lance, morirá de todos modos. Como las cosas debieron haber sido, ya cumplí mi misión, de todos modos.

— ¿¡QUÉ SUCEDE AHÍ, COMANDANTE!? —Grita el piloto—. ¿¡E-ese es Mike!?

Joyth recobra la consciencia y sus pupilas se contraen nuevamente. En medio de su visión borrosa, observa a Mike levantándose del suelo. Sangrando en litros, Mike da pasos lentos y débiles hasta el Ente Fungus. Su cabeza se mantiene baja.

—Ese, es Mike.

Terminando su oración, Joyth tuerce sus ojos y se desploma en su propia sangre.

— ¿¡Comandante!? ¡Comandante! ¡HEY!

El piloto activa el modo automático y corre hacia Joyth. En la ventana observa una luz intensa, parecida a un faro que llena todo tu campo visual. Aquella luz viene del Ente Fungus.

Más abajo, observa a Mike portando su cañón de plasma haciendo sonar el ‘Daing’. Casi a punto de desplomarse y con su cuello temblando, lleva una mirada vacía. Dolorosa de un hombre que aguanta un peso muy grande y estando gravemente herido, a quien no parece importarle por su fuerza de voluntad.

Mike intenta accionar su cañón, pero una lanza sale del Ente Fungus desde muy lejos y atraviesa su frente. La lanza lo mata y se lleva a Mike. Las horrorosas protuberancias tripofóbicas del Ente Fungus, lo absorben.

—Estoy muerto —El piloto habla solo, y con un tono derrotado—. ¡JA, JA, JA! ¿¡QUÉ ESTUVE PENSANDO!? ¡LE DIJE A MIKE QUE ERA UNA PÉSIMA IDEA! ¡PERO NO!

Pero varios blips consecutivos, provenientes de las esferas que estaban pegadas al cañón de plasma, hacen explotar una ola de granadas que destrozan el cañón de plasma. Esta onda expansiva lleva al interior del cuerpo del Ente Fungus. Dispersa el plasma en múltiples fragmentos que penetran limpiamente los edificios, llegando a las ventanas del helicóptero. El piloto ve cómo una de las esferas, roza la parte lateral de su cuello.

— ¡POR POCO! —Grita el piloto—. ¡COMANDANTE! ¡LO VOY A SALVAR, YA VERA!

Desde un gavetero, el piloto saca un kit de primeros auxilios y desnuda el torso de Joyth. Trata superficialmente sus heridas y le coloca unos electrodos en su pecho (con forma de parches adhesivos). El piloto ve el ritmo cardiaco, y hace un estruendo de frustración en el suelo.

— ¡MIERDA! —Expresa el piloto, quien observa latidos extremadamente caóticos provenientes de la pantalla del desfibrilador. Joyth está sufriendo fibrilación ventricular— ¡PARA COLMO, Fibrilación Ventricular!

El piloto se suelta de Joyth y el desfibrilador emite una descarga automáticamente. Joyth ya no tiene pulso, la pantalla solo tiene una línea recta.

—... ME CAGO EN DIOS. ¡UNA VEZ MÁS!

El desfibrilador da la señal de estar listo, y emite una descarga eléctrica decisiva.

***

Una gran luz cubrió la ciudad, según las noticias locales. Tanto los peones como todo el apocalipsis en sí, han llegado a su fin.

La causa fue calificada como desconocida. Milagro de Dios o un misterio de la naturaleza, solo saben que todo terminó.

Mike fue estoico hasta el final. Quizás tuvo pinta de héroe y nunca me di cuenta... a pesar de que necesariamente no haya salvado a la humanidad. Me salvó a mí y eso es algo que le debo mucho. El piloto me reanimó, tras ese espeluznante sueño, pero me dejó con marcas en el pecho.

Toda esta experiencia y ese frío tranquilizador, me abrieron los ojos y me hicieron saber el verdadero sentido que tiene mi vida: Esforzarse por disfrutarla. Estar en el ejército me enseñó mucho, pero esto se aleja de lo que experimenté antes. Ahora, soy un hombre nuevo.

Dejé el ejército, sin consecuencias graves. Me dediqué a otras cosas. La vida cotidiana cambió para siempre y las vidas perdidas nunca se recuperarán. La sociedad está deprimida. Pero sé que todo esto solo será un mal chiste, dentro de unos siglos.

He aquí junto a mis dos hijos; con una chaqueta de cuero, una cojera permanente y falto de mi antebrazo. Frente al frío cementerio local, observando a mis compañeros que fueron enterrados en tumbas comunes y corrientes.

En estos momentos, solo puedo pensar: Nunca me cayó bien el papel del héroe; estar en paz conmigo mismo, es lo más importante que debo hacer en estos momentos.

Y espero que todo, haya llegado a su final.

FIN

Previous Chapter
Next Chapter