En un camino donde el silencio reina...
Las pisadas de los caballos metálicos se escuchan...
Yendo a toda velocidad...
"¡Vamos más rápido!" dijo un hombre con tono temeroso.
"¡Es lo más rápido!" gritó el conductor.
Una persona con un cuerpo metálico miraba la carroza que iba a toda velocidad.
"Esa caja será mía", dijo con una voz robótica.
De pronto, la carroza se estremeció por la caída de algo encima de ella.
"¡Está encima de nosotros!" expresó un hombre de traje, guardando una caja debajo de su asiento.
Un ave gigante atravesó el techo de la carroza, tomó al hombre y lo lanzó lejos.
El conductor escuchó el sonido de un grito alejándose.
"¡Maldición!" expresó con nervios, sacando una escopeta y apuntando hacia arriba. "¡Muere, maldito!" gritó.
El conductor disparó dos veces, destrozando parte del carruaje, y se escuchó un sonido de aleteo. Luego, solo se escuchaba el rechinido de la carroza y las pezuñas metálicas de los caballos. De pronto, un hombre con una armadura negra apareció frente a él, volando.
"Creo que fue suficiente", dijo con voz robótica, apuntando con un cañón en su mano.
El conductor hiperventilaba, respirando con dificultad.
"¡Muérete!" dijo, apuntando su escopeta hacia él.
El carruaje explotó, haciendo que restos del mismo salieran volando a toda velocidad en diferentes direcciones. Los caballos metálicos salieron disparados, chocando con árboles. De todo, lo único que quedó intacto fue la caja, que cayó en un río.
"Jajaja, ves, hermano mío, te dije que era buena carga", dijo mientras tomaba la caja.
"Tenías razón, hermano. Lamento haber dudado", expresó con arrepentimiento.
"Está bien, Jhin. Pude haberme equivocado, pero la caja sobrevivió, así que solo falta abrirla y ver qué tiene dentro. Vamos con Inock", dijo con su voz robótica, subiéndose al águila con Jhin.
El águila comenzó a alejarse del lugar, y luego se ve una puerta cerrada. La voz del profesor Maxwell se escucha detrás de ella, aparentemente molesto. Se oye un fuerte sonido, como un golpe, y luego los pasos del profesor acercándose a la puerta.
"¡Hanks!" gritó el profesor, abriendo la puerta.
"¿Pasó algo malo, profesor?" dijo Hanks, llegando desconcertado a la oficina.
"Llama a Mei. Robaron los planos para mi reactor", expresó muy molesto mientras caminaba.
"Sí, señor", respondió Hanks, apresurándose a buscar el número.
"Y pensar que tanto peleé para que me los regresaran", pensó el profesor.
Mientras tanto, Louis hacía flexiones de pino en el techo. Usaba una camisa azul, pantalones negros, zapatos negros y un collar azul colgaba de su cuello.
"¡Louis! ¿Dónde estás?", preguntó, entrando a la habitación y viendo la ventana abierta. "¿Qué demonios haces allá arriba? Baja, tenemos que hablar", dijo asomándose por la ventana y viendo a Louis en el techo.
"¡Enseguida, profesor! Solo termino", gritó mientras continuaba con el ejercicio.
Después de terminar las flexiones, Louis bajó del techo y tomó ropa para cambiarse mientras escuchaba al profesor.
"Prepárate. Tenemos que ir a buscar a una paladín que nos ayude a encontrar a los ladrones de mis planos", dijo mientras observaba a Louis tomar su ropa.
"¿Una paladín? Interesante. ¿Puedo tomar una ducha?" expresó con seriedad y un poco de sorpresa.
"Claro, pero no te tardes", dijo, notando la seriedad de Louis. "¿Siempre eres así de serio?" preguntó sarcásticamente.
Louis lo miró por unos segundos y respondió: "Sí".
"Bueno, no importa... ¡No te tardes!" dijo saliendo de la habitación.
"Profesor, la paladín Mei lo espera en la cafetería de BlackMyth", dijo Hanks, acercándose al profesor, quien estaba modificando su brazo mecánico.
"Muy bien. Solo termino esto y ya estaré listo. Ve a buscar a Louis y dile que espere en la entrada", expresó mientras estaba concentrado en su brazo. "¡Un momento! ¿Dijiste Mei?" preguntó sorprendido.
"Sí, señor", respondió Hanks.
"Raro... Normalmente siempre manda a los demás por estar muy ocupada", dijo, regresando a trabajar en su brazo.
Mientras tanto, Louis se preparaba en su habitación.
"Una paladín... No he conocido otro paladín además de los de mi reino", pensó Louis mientras se ponía su gabardina. De pronto, alguien tocó su puerta.
"Pase".
"Joven Louis, el profesor Maxwell quiere que lo espere en la entrada", mencionó Hanks después de abrir la puerta.
"Muy bien, voy para allá", dijo Louis, tomando su katana después de ponerse la gabardina.
"Debo evitar usar mucha magia. No quiero que me expulsen del reino por ser muy peligroso", pensó mientras salía de su habitación y bajaba las escaleras hacia la entrada.
"Hanks, recuerda activar el escudo", mencionó mientras bajaba las escaleras.
"¡Lo haré de inmediato!" gritó Hanks a lo lejos.
"Perfecto, ya estás aquí. Es hora de irnos. Tomaremos un auto para llegar más rápido", dijo el profesor, saliendo por la puerta.
"¿Qué es un auto?" preguntó, mostrando un poco de confusión.
El profesor Maxwell estaba un poco sorprendido de que no supiera qué era.
"Son estos", dijo, señalando un auto. "Necesito que nos lleve a la cafetería BlackMyth", indicó al conductor.
"Así que se llaman autos y no carruajes", pensó Louis, cruzando los brazos.
"Por supuesto, serán 100 ystires", mencionó el conductor.
"Entra, Louis", dijo el profesor, abriendo la puerta del auto.
"¿En serio?" preguntó Louis, un poco confuso.
"Sí, vamos", insistió.
Louis y el profesor Maxwell subieron al auto y comenzaron a moverse hacia su destino.
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"¡Increíble! ¿Cómo es que funciona este... auto?" preguntó Louis con curiosidad.
Notando el interés de Louis, el profesor comenzó a explicarle cómo funcionaba, hasta que llegaron a la cafetería.
"Y así funciona un auto. Increíble, ¿verdad? Una reliquia de los antiguos. Qué bueno que no perdimos sus planos", expresó el profesor con confianza y alegría.
"No entendí nada", pensó Louis. "Está increíble, profesor, gracias por su explicación", dijo, esforzándose por ocultar que no había entendido nada.
"Bueno, hemos llegado. Aquí tiene", dijo el profesor, dándole el dinero al conductor y bajando del auto.
El profesor entró a la cafetería, seguido de Louis. En una esquina, estaba una mujer de cabello corto y ondulado, de color morado y ojos púrpura. Vestía una chaqueta de cuero rosa brillante con detalles metálicos, sobre una camisa negra de cuello alto adornada con un broche elegante. Llevaba pendientes azules que contrastaban con su atuendo, y sostenía una taza de café.
"Cabello morado... ¡Increíble!" pensó Louis.
"¡Jonathan! ¿Cómo estás? Me alegra verte. Hmm, veo que traes compañía", expresó con un tono dulce y suave. "Wow sus ojos son muy bonitos" pensó.
"Hola, Mei... no me llames Jonathan, por favor. Louis, preséntate", dijo el profesor, con un suspiro cansado.
"Sí, mi nombre es Louis A. Keeper. Mucho gusto, paladín Mei", dijo con respeto, bajando la cabeza.
"Mucho gusto, Louis, pero no me llames paladín, con Mei está bien", dijo con una suave sonrisa, un poco incómoda.
"Muy bien, señorita Mei", mencionó, comprendiendo la petición.
"¿Señorita? Me gusta eso", pensó, reflejando una sonrisa en su rostro.
"Y bien, ¿los tienes?", preguntó el profesor, un poco desesperado.
"Sí, los tengo, pero antes, me termino mi café y... ¡mi pastel!", dijo alegre al ver que el camarero le traía un pastel.
"Mei... ¡Voy a perder mis planos, son muy importantes, es para mi máquina!", expresó molesto mientras observaba a Louis viendo el mostrador de la cafetería.
"Bien, me lo comeré rápido. ¿Y el chico?", dijo, entendiendo la situación.
"Viene con nosotros. Es un paladín del reino Alahead, de las tierras del norte", respondió, tranquilizándose un poco.
"¿En serio? ¿Un paladín? ¿Cómo hiciste que un paladín se quedara contigo? Y, ¿por qué no me lo dijiste?", mencionó, observando a Louis y un poco molesta.
"Oiga, ¿cómo funciona esta cosa?", preguntó curioso.
"¡Señor, no puede tocar la cafetera!", dijo la mujer del mostrador.
"Uy... Lo siento... Y esta caja que da vueltas a las cosas, ¿cómo funciona?", dijo, sintiéndose culpable después de que la jarra cayera al suelo, pero su curiosidad lo ganó nuevamente.
"Vaya a su mesa, señor", dijo la mujer, molesta.
"¿Estás seguro que es un paladín?", dijo Mei, viendo el desastre de Louis.
"Sí... Al parecer, en su reino no tienen tecnología como esta, y por eso es así de curioso, aunque normalmente es muy serio", expresó, decepcionado al ver el desastre de Louis.
"Lo siento, profesor... Pagaré por lo que rompí", expresó, sintiéndose culpable.
"Está bien, yo pagaré, pero no toques las cosas", dijo el profesor, recordándole a alguien.
"Bueno, aquí tengo la lista", dijo, poniendo un dispositivo holográfico que mostraba a los ladrones. "Al parecer, estos tres son muy buscados, más el de la armadura robótica", dijo, mientras mostraba la información de los ladrones tocando el dispositivo.
"¡¿Cómo es que tienen cosas tan increíbles en este reino?!", gritó emocionado al ver el dispositivo. "¿Huh? Lo siento, continúa", dijo apenado por su acción.
"No te preocupes, sé tú mismo, así es mejor", expresó alegre, tocando la cabeza de Louis.
"Oye, no le des cuerda", suspiró. "Y bien, ¿sabes dónde están?", preguntó mientras el camarero ponía la cuenta en la mesa.
"Xitlari ya los encontró con sus cámaras, así que solo falta que pagues la cuenta", expresó, sonriendo y terminando su pastel.
"¿Pero qué? ¿Cuántos pasteles te comiste?", preguntó sorprendido y molesto por el total de la cuenta.
"Uno, los demás los doné al orfanato. Ay, vamos, no te pongas así. Tus ladrones se encuentran al fondo de la calle este, en un bar", dijo, tomando el dispositivo y levantándose de la mesa.
De pronto, otro dispositivo sonó.
"Xitlari dice que están negociando tu caja", dijo, provocándolo con una sonrisa en su rostro después de hablar por el comunicador.
"Bien, lo peor es que tu proyecto me beneficia a mí y me cobras", dijo, mientras pagaba la cuenta.
"Vamos, iremos en mi auto", expresó mientras caminaba hacia la salida.
Mei subió a su auto y esperó que Louis y el profesor Maxwell también subieran.
"¡Whoa! Este es más increíble que el que usamos para llegar", expresó Louis, sorprendido al verlo por dentro.
"Lo es. Bueno, nos vamos", dijo, encendiendo el auto.
Mei comenzó a manejar a toda velocidad para llegar lo más rápido posible.
"¡Mei, ve más lento!", expresó el profesor, temeroso, mientras se agarraba de su asiento.
"¡Qué increíble!", expresó Louis, emocionado, sacando la cabeza por la ventana. "¿De esto hablabas, maestro Rei?", susurró mientras miraba muchos autos y gente en todas partes. Sus ojos brillaban por lo colorida y bella que era la ciudad.
Después de un viaje de unos minutos, que solo disfrutaron Louis y Mei, llegaron a su destino.
"Muy bien, llegamos", dijo, apagando el auto y bajando.
"La próxima vez tomaré un auto aparte. ¿Cómo es que te permiten manejar así?", preguntó molesto.
"¿Ahora eres un viejo gruñón? Vamos, hay que entrar antes de que vendan tus planos", expresó Mei, tomando una actitud más seria y sacando una cimitarra dorada de su maletero, que parecía más una habitación pequeña y muy cómoda. "Clara, despierta, hay que trabajar", dijo Mei a su cimitarra.
De la cimitarra salió una esfera dorada voladora que se puso en el hombro de Mei, y la cimitarra se volvió rosa.
"¡Señorita Mei tiene un hada! Es increíble, no es fácil hacerse amigo de una", expresó sorprendido al ver a Clara.
"Su nombre es Clara. Louis, Clara. Clara, Louis", dijo con amabilidad. "Bueno, es hora, prepárense", mencionó mientras se acercaba al bar.
"Buenas tardes, señores. Pal... detective privado Mei. Todos pueden retirarse de aquí, menos los tres que están en la barra y el idiota que está junto a ustedes", expresó con autoridad después de abrir la puerta del bar con fuerza.
Todos las personas empezaron a salir del bar...
"¡Oigan, primero paguen, sinvergüenzas! Usted me hizo perder mucho dinero, ahora me pagará las cuentas de todos ellos", expresó furioso el dueño del bar mientras se acercaba a Mei.
"Tenga, le compro todo el bar", dijo Mei, dándole un billete plateado al dueño.
"¿Huh? Imposible... Un billete plateado de un paladín...", dijo el dueño sorprendido. "¿Es cierto? Usted es la paladín Mei Teews. Nunca la había visto en persona, lo siento mucho, ya me voy", continuó, ahora alegre, gritando: "¡Ya no tendré que seguir trabajando!".
"¿Paladín? Jajaja, no esperaba esto", dijo Kein con su voz robótica, levantándose de su asiento.
"Que no te intimide, Kein, ella ya no es una paladín", dijo confiado. "¿Huh? ¡Maxwell!", gritó sorprendido.
"¡Jamiel, maldita basura! Sabía que me tenías envidia después de que te gané ese premio", gritó el Profesor, molesto.
"¡Muérete! ¡Le pagaste a los jueces!", respondió furioso.
"¡Silencio, vejestorios! Así que esto vale aún más de lo que tú nos ibas a dar", dijo Kein, molesto, con su voz robótica, destrozando la mesa de un puñetazo.
"Ah... Bueno... Tal vez un poco más", dijo Jamiel, asustado y sorprendido por la acción de Kein.
"Hermanos... primero hay que encargarnos de la supuesta paladín o ex paladín", dijo burlándose mientras sus hermanos se levantaban de sus asientos.
"Te haré comerte tus palabras después de arrancarte esa máscara".
Mei desenvainó su cimitarra y lanzó un ataque directamente hacia Kein.
Pero Jhin contrarrestó su ataque con una magia de expulsión que la lanzó fuera. Después, el águila la tomó y empezó a llevarla por el aire, hasta tirarla al suelo con fuerza.
Inock se acercó para atacar al Profesor, pero Louis paró el ataque y le dio una patada en el pecho, haciéndolo atravesar la pared del bar.
Kein tomó por sorpresa a Louis y empezó a volar con su traje, elevándolo para dejarlo caer.
"¡Suéltame!", gritó Louis, calentando sus brazos.
"(Aumento repentino de temperatura) ¿Cómo?", dijo sorprendido Kein por el aumento de temperatura en su armadura.
Kein soltó a Louis y este empezó a caer.
"Demonios, tengo que agarrarme de algo", pensó.
Louis clavó su katana en la pared de una casa y luego la quitó para caer al suelo sin daños.
"¡Mocoso, creo que será mejor que regreses a casa!", gritó Kein antes de estrellarse donde estaba Louis.
Louis trató de esquivar, pero el impacto lo alcanzó y lo lanzó lejos. Debido al impacto, muchas personas se alarmaron y comenzaron a irse del lugar.
"Louis, ¿estás bien?", preguntó el Profesor Maxwell, saliendo del bar.
"Sí, estoy bien...", respondió mientras se levantaba del suelo.
"¡No te distraigas, anciano!", dijo Jhin detrás del Profesor.
De pronto, el águila cayó encima de Jhin, evitando el ataque al Profesor. El Profesor tomó su distancia de Jhin y comenzó a cargar su brazo con energía.
Kein corrió hacia donde estaba Louis, sacando una espada de su brazo.
"¿Rubel? ¿Qué te pasó, amigo?", preguntó Jhin, sorprendido, quitándose de encima al águila.
"Desgraciada, pagarás por esto", dijo Inock, furioso, al ver al águila.
Mei entró al bar con mucha velocidad y empezó a atacar a Inock con su cimitarra. Tenía toda la ventaja, pero Jhin trató de atacarla por la espalda. Sin embargo, Clara paró el ataque. Mei retrocedió, y Clara se combinó con la cimitarra, volviéndola dorada.
Jhin e Inock trataron de acorralar a Mei, pero ella lograba vencerlos a ambos. "¡Corte dorado!", Mei lanzó un ataque y ambos fueron empujados, después de que este, al chocar con sus espadas, explotara.
"¿Qué pasa? Ni siendo dos, ni teniendo esas espadas, ¿pueden ganarme?", dijo Mei mientras los miraba en el suelo.
"¿Qué? ¿Cómo sabe de las espadas?", preguntó Jhin.
"No lo sé, pero hay que acabar con ella. Nosotros podemos, hermano", dijo Inock, levantándose.
Mientras tanto, Louis y Kein continuaban peleando, intercambiando golpes con sus espadas.
"Oye chico, ¿por qué no te rindes? Te daré una parte de los planos. La verdad, me da pesar acabar contigo", dijo Kein al chocar espadas.
"¡Calla!", gritó Louis, calentando su katana al rojo vivo y cortando la espada de Kein.
"Increíble... Calentó su katana en tan poco tiempo. Debe haber practicado mucho con su magia", pensó Kein.
Kein trataba de golpear a Louis con sus puños metálicos, los cuales, al ser esquivados por Louis, destruían el piso. "¡Qué pasa, pelea!", Louis trató de cortarle el pecho con su katana, pero Kein le tomó el brazo y lo golpeó en el estómago, mandándolo a volar y atravesando la pared de una casa.
"Perdida de tiempo", dijo Kein, dirigiéndose al bar.
El Profesor le disparó con su brazo mecánico y comenzó a recibir una descarga que no lo dejaba moverse.
"Anciano... ¡Esto no funcionará!", dijo furioso Kein, ignorando la descarga y tomando el brazo mecánico del Profesor, arrancándoselo.
"Maldito...", dijo el Profesor, cayendo al suelo.
"No debiste meterte en esto, anciano", dijo Kein, tirando el brazo del Profesor al piso. Después, una gran explosión con muchos cortes dorados voló todo el techo del bar. "¿Qué carajo? ¡Hermanos! ¿Están bien?", exclamó preocupado, corriendo hacia el bar.
Una mano tocó el hombro de Kein y luego destrozó su armadura.
"(Calentamiento repentino)", el brazo derecho de Kein se desarmó de su cuerpo.
"Tú... ¿Cómo es que estás consciente?", dijo, alejándose y apuntando con su brazo izquierdo.
Louis comenzó a acercarse a Kein, quien retrocedía mientras disparaba con su brazo. Louis esquivaba los ataques con agilidad, hasta que la cimitarra de Mei, volando a toda velocidad, golpeó la cabeza de Kein, distrayéndolo. Aprovechando la oportunidad, Louis lanzó un golpe directo al pecho de Kein, con su mano envuelta en lava. La armadura de Kein se desactivó por completo, y él salió expulsado por la espalda, cayendo al suelo.
"Se acabó", dijo Louis, observando a Kein en el suelo mientras su ojo rojo brillaba levemente.
"¡No se acaba hasta que me mates!", gritó Kein, furioso, apuntando con una pistola.
La pistola fue cortada por la cimitarra, y el Profesor Maxwell apuntó a Kein con su brazo mecánico, sujetándolo con su mano izquierda. Mei hizo que la cimitarra se posara en la cara de Kein.
"Malditos sean ustedes...", dijo, siendo interrumpido al ser golpeado con el mango de la cimitarra en la cabeza.
"Señorita Mei... ¿Cómo puede hacer eso?", expresó Louis, sorprendido al ver cómo Mei controlaba la cimitarra con sus manos.
"Gracias a mi conexión con Clara puedo hacer esto... ¿Estás bien, Jonathan?", preguntó Mei, al ver el brazo mecánico arrancado del Profesor Maxwell.
"Estoy bien... ¡Y deja de decirme Jonathan!", dijo el Profesor, molesto.
"Ya, ya, toma Louis, lleva la caja", dijo Mei, entregándole la caja.
Luego de un rato, un grupo de caballeros llegó al lugar, y Mei estaba hablando con ellos.
"Profesor, lamento no haberlo protegido", dijo Louis, mientras miraba al Profesor sentado en el auto de Mei, colocando su brazo de vuelta.
"No te preocupes, estoy bien, es solo metal... ¿Y tú? ¿Estás bien, Louis? Recibiste un golpe muy fuerte", preguntó el Profesor Maxwell, mientras reparaba su brazo.
"Sí, estoy bien, pero...".
"¿Pero?".
"No, nada, Profesor", dijo Louis, sintiéndose culpable.
"Escucha, en una pelea cualquier cosa puede pasar, ¿no te enseñaron eso?", dijo el Profesor, comprendiendo cómo se sentía Louis.
"Sí, pero... Soy un paladín, pude haberlo hecho mejor", expresó Louis, con decepción.
"Te exiges mucho, ni Mei pudo evitar que me pasara esto, y ella tiene más años de experiencia que tú. Todos estamos bien y eso es lo que importa", dijo el Profesor, poniendo su mano en el hombro de Louis.
"¡Y recuerden, no le digan nada al conde!" gritó Mei, acercándose al auto mientras miraba a los caballeros. "¿Quieren que los lleve?" preguntó con una sonrisa en su rostro.
"No, manejas como loca", respondió el Profesor al instante.
"¡Yo sí quiero!" dijo Louis, emocionado.
"Iré despacio, no te preocupes. Antes iba así porque era una emergencia. Y bien, ¿están tus planos ahí?" expresó Mei con sinceridad.
"Sí, ahí están... ¿Y Jamiel?"
"Lo amarré a una silla cuando lo vi queriendo escapar con la caja", dijo Mei con su dulce y suave voz.
"Tú siempre eres la misma", mencionó el Profesor, notando la forma en que lo dijo.
"Bueno, te dejaré en tu casa. Tengo que ir a la agencia PT", dijo, subiendo al auto.
"¿Agencia?", pensó Louis.
Mei llevó al Profesor Maxwell y a Louis de vuelta a casa.
"Muchas gracias por todo, Mei", dijo el Profesor.
"Gracias, señorita Mei", expresó Louis, inclinando la cabeza.
"¡Hanks! Abre la puerta y desactiva el escudo", gritó frente a la entrada.
"¿Escudo? No veo nada", dijo Louis, buscando el escudo.
"Es invisible...", mencionó el Profesor.
"Profesor, ¿cómo les fue?", preguntó Hanks, abriendo la puerta para que pasaran.
"Todo bien, gracias a Dios", respondió el Profesor, entrando a la casa.
"Dios...", susurró Louis, recordando algo.
"Bueno, voy al laboratorio a reparar mi brazo por completo", dijo mientras subía las escaleras.
"¿Se lo dañaron?", preguntó Hanks.
"Un poco, pero ya está casi arreglado. Louis, ve a descansar. Mañana hay muchos pedidos que entregar y, además, quisiera llevarte a conocer todo el reino para que no te pierdas, ¿entendido?", dijo antes de entrar al laboratorio.
"Sí, Profesor", respondió Louis, yendo a su habitación.
Louis entró a su habitación, se quitó su gabardina, puso su katana al lado de su cama y se tumbó, viendo el techo. Luego observó el atardecer por la ventana y finalmente cerró los ojos para dormir.
Fin del capítulo