En una tranquila habitación, la luz del sol se filtraba a través de la ventana, bañando suavemente la cama donde descansaba Xitlari. Sus cuatro brazos, una característica poco común, la hacían destacar entre la multitud, pero era su belleza interior y su fuerza de espíritu lo que realmente la hacían especial.
Mientras el sol continuaba ascendiendo en el cielo, Xitlari permanecía ajena al mundo que la rodeaba, sumida en un sueño profundo y reparador, envuelta en una sábana celeste. La luz dorada inundaba la habitación, creando un ambiente de paz y armonía que parecía envolverla por completo. Cuando la luz del sol llegó a su rostro, poco a poco fue abriendo sus ojos, y así comenzó un nuevo día para ella.
La casa de Xitlari, al entrar en ella, tenía al frente una escalera que llevaba al segundo piso y una puerta a la izquierda que conducía a la cocina, la cual tenía un pequeño comedor y varios muebles. A la derecha había una sala con un sofá grande y algunos objetos para entrenar. En el segundo piso se encontraba su habitación, un baño y otra habitación más. Luego de una buena sesión de ejercicio y práctica en la pose de manos, Xitlari se preparaba para ir a la agencia; tomó una ducha y desayunó en un tazón azul, para luego salir de su casa. De ese hermoso sol que iluminaba todo, pasamos a una lluvia que bloquea la luz, para dar libertad, tristeza, melancolía y el renacer de la luz.
Las gotas de lluvia caían con suave constancia, empapando las calles y envolviendo la ciudad en un manto de melancolía. En medio de esta atmósfera, una mujer solitaria caminaba por la acera. Su cabello era café y sus ojos, de color verde; usaba botas de hule con un vestido amarillo, protegiéndose bajo un paraguas azul.
Sus pasos resonaban en el pavimento mojado mientras se acercaba a un viejo edificio que se alzaba ante ella, con sus paredes de piedra desgastada y sus ventanas adornadas con cortinas descoloridas. Con un suspiro cargado de resignación, la mujer se detuvo frente a la puerta de entrada, donde una pequeña figura envuelta en mantas en una canasta yacía abandonada.
Con delicadeza, la mujer levantó a la niña en sus brazos, protegiéndola de la lluvia con el escudo de su paraguas. Los ojos de la pequeña se abrieron con curiosidad y temor, reflejando el desconcierto de una vida recién comenzada y ya llena de incertidumbre.
Sin una palabra, la mujer abrió la puerta del edificio, llevando consigo a la niña que ahora sería su protegida.
"¿Quién te habrá dejado ahí sola, pequeña?" dijo aquella mujer, poniendo a la bebé en una cama y sacándola de la canasta en la que estaba.
La mujer quitó las mantas que envolvían a la pequeña y se llevó una sorpresa que la hizo retroceder. La pequeña tenía cuatro brazos. Ella estaba riendo feliz, moviéndose por la cama con curiosidad.
"Tienes cuatro brazos... Jejeje", dijo sorprendida. "¿Cómo es eso posible?" La mujer se acercó con un poco de asombro, mostrándole su mano. La bebé tocó la mano de la mujer con las cuatro pequeñas manos que tenía. La mujer vio fijamente los ojos de Xitlari y sonrió.
Nos alejamos del lugar mientras se ven ellas dos por una ventana del orfanato, mientras la lluvia comenzaba a cesar... Reinando el sol nuevamente. Xitlari se encontraba en la sala de investigaciones junto a Kassie.
"¡Me alegra verlas! Hemos tenido un pequeño problema en la zona de agua. Necesito que ustedes dos vayan al centro de la ciudad y saquen a un quiritánidas bebé, que ocasionó una fuga", expresó Mei, entregándoles una cápsula con agua de dos metros de altura.
"¡¿Un quiritánidas?! ¿¡Cómo carajos llegó ahí!?" expresó Kassie, un poco sorprendida.
"¡Adivinen...! La zona de agua lleva un mes sin mantenimiento debido a ese imbécil, así que...", dijo Mei molesta, pero tratando de mantener la calma.
"Ahora nos toca limpiar el desastre de un incompetente. ¿No crees que sería mejor esperar a que él se dé cuenta?" mencionó Xitlari, mientras comprobaba el peso de la cápsula.
"No dejaré que la gente del reino sufra por él... Además, obtenemos más pruebas para usarlas en su contra cuando hablemos con el sacerdote. Bueno, vayan y atrapen a esa cosa", Mei se veía preocupada al hablar del reino, pero luego su expresión cambió a una más seria y firme.
Kassie y Xitlari salieron de la agencia y se dirigieron al centro de la ciudad.
"Mei siempre se ve dulce, pero debe tener mucho peso encima al mantener un reino con un negocio de joyas, y todo para que el dinero vaya al enano ese", expresó Xitlari, molesta, mientras cargaba la cápsula en su hombro derecho, sujetándola con tres de sus manos.
"Sí... Oye, ¿no es pesado? ¿Quieres ayuda?", preguntó Kassie, sintiéndose un poco mal al dejar todo el trabajo a Xitlari.
"No, está bien, es bueno para hacer ejercicio, y tú serás la que entre a buscar al quiritánidas; yo no tengo experiencia con animales marinos", respondió sin problemas al caminar con la cápsula en su hombro.
"Bien, pero no dejes que nadie se acerque", dijo Kassie con una sonrisa.
"No te preocupes, nadie lo hará, te lo aseguro", expresó Xitlari con confianza y certeza.
"¿Escuchaste que la iglesia está afiliándose con todos los reinos?", comentó, para luego sacar su comunicador.
"¡¿En serio?! ¿No que solo eran humanos?", Xitlari estaba sorprendida por la noticia, tanto que detuvo un poco su paso.
"¡Sí! Incluso mi reino ya está afiliado. Tal vez ya cambiaron de opinión... ¡Louis!", dijo al encontrarse con Louis saliendo de una tienda.
"Kassie, ¡Xitlari! ¿Ehmm? ¿Qué es eso?", preguntó Louis al ver la cápsula que cargaba Xitlari.
"Vamos a atrapar a un quiritánidas bebé en la zona de agua, ¿quieres venir? Te conviene...", dijo Kassie, contenta de verlo y susurrándole en su última oración.
"Huh... ¡Claro! Acabo de terminar la entrega de paquetes", respondió un poco sonrojado al ver a Xitlari luego de escuchar a Kassie.
"¡Perfecto! Vamos entonces. 'Suspiro', hace mucho que no miraba algo sorprendente", mencionó Kassie, guardando su comunicador y caminando un poco más adelante que Xitlari y Louis.
"Hablas por el quiritánidas, jajajaja. Si hubieras visto cuando Donquichua mordió ese diamante", mencionó Xitlari, recordando vívidamente la expresión de Donquichua en ese momento.
"Otra vez con eso... Ustedes dos llevan dos semanas con lo del diamante", expresó Kassie, cansada de escuchar lo mismo.
"¡Es verdad!", insistieron Xitlari y Louis al mismo tiempo.
"Les creo... Hmmm, ¿será que los dientes de Donquichua pueden romper la Gyverna dorada de Mern?", dijo Kassie, poniendo sus brazos detrás de su espalda mientras continuaba caminando.
"Buena pregunta... La Gyverna dorada pura es más dura que el diamante, según el libro que me dio Mern, pero no es una gema, y los chameleon solo comen gemas como las esmeraldas, rubíes, zafiros, pero nunca leí que pudieran comer diamantes", mencionó Louis, recordando las cosas que había leído en el pasado.
"¿Y cómo explicarías lo de Donquichua, Louis, lector de libros?", expresó Kassie con sarcasmo mientras seguía caminando sin siquiera voltear.
"Hmmm... La mandíbula de los chameleon se hace más fuerte mientras más edad tienen... Así que la única forma de que pueda lograr eso es que Donquichua ya esté en sus últimos años de vida", respondió Louis luego de pensarlo por un momento.
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"Tiene sentido para mí. Te gusta mucho leer, al parecer", mencionó Xitlari, mirando por un momento a Louis.
"¡Buena jugada Kassie!", pensó Kassie con orgullo al escuchar a Xitlari. "Oye, Xitlari, ¿no tienes alguna historia emocionante para contárnosla? ¿Algo del pasado?".
"Pasado...", murmuró Xitlari. Por un momento, se perdió en sus pensamientos mientras seguía caminando con la cápsula en su hombro. Esa palabra resonó, y un solo recuerdo pasó por su mente.
"10 años atrás"
En el mismo edificio donde una niña diferente fue encontrada, vemos a muchos niños y niñas levantándose de sus camas con mucha energía, preparándose para poder ser aceptados.
Pero entre todos ellos estaba Dahlia, una niña de 10 años con cabello de color café y ojos de un café brillante. Ella destacaba entre los demás niños del orfanato debido a sus cuatro brazos. Su camisa, con dos agujeros adicionales, le permitía sacar sus dos brazos extra. Pero, lamentablemente, algo más que la hacía destacar entre los demás eran las burlas, rechazos, desprecios y estar sola todo el tiempo. Ser diferente no es fácil, y menos encontrar a alguien que pueda entender cómo eres tú. Lily, la mujer que la encontró en la puerta del orfanato, era la única que se preocupaba por ella todo el tiempo.
"¡Dahlia! Ven, ¡mira!" mencionó Lily, quien usaba un vestido negro con blanco, escondida de los demás, con una camisa azul en sus manos.
"¿Qué pasa?" dijo Dahlia corriendo hacia ella con curiosidad. "¡No puede ser! ¿De dónde sacaste uno así?" Dahlia era pequeña, tenía el cabello largo y usaba una camisa con agujeros para que entraran todos sus brazos. Además, sus dos brazos extra estaban vendados. Dahlia estaba sorprendida al ver la camisa azul con cuatro mangas.
"Un amigo. ¡Pruébatelo!" respondió Lily con una sonrisa al ver la reacción de Dahlia.
Dahlia se cambió de camisa y, emocionada, dijo: "¡Mira! ¡Me queda bien!".
"Sí... Te queda muy bonita", expresó Lily, sintiendo felicidad y tristeza mientras le acomodaba un poco la camisa.
"Ya no tendremos que hacerle dos agujeros extra a más camisas... ¿Crees que así alguien me adopte?" Dahlia estaba muy alegre.
"Ah... Cariño, no te hagas muchas ilusiones. La compré para que no tuvieras más dificultades, pero..." dijo Lily con pesar, mientras apartaba la mirada por un instante y su voz se apagaba ligeramente al final de sus palabras. "Ve a jugar y no les pongas atención a los demás, ¿entendido?"
"Entendido... Gracias", expresó un poco triste, dándole un abrazo a Lily para luego irse.
Pasamos a ver una mujer mayor con cabello blanco y ojos azules. Usaba un vestido negro, una bata azul y tenía un collar plateado en su cuello. Ella estaba caminando por un pasillo hasta llegar a una puerta, la cual abrió y encontró a Lily desesperada, buscando entre muchos papeles.
"¿Lily? ¿Qué haces aquí?" preguntó la mujer mayor con su voz sabia y desgastada, extrañada por verla allí. El lugar era pequeño; tenía varios estantes con muchas carpetas y una pequeña ventana en la que se podía ver la luna llena.
"¡Directora! Yo he... 'suspiro' He estado revisando las solicitudes de adopción", Lily saltó levemente con sorpresa para luego mostrarle los documentos.
"Para Dahlia... ¿cierto?" dijo con perspicacia y con una leve sonrisa en su rostro.
"Sí... Yo... No aguanto verla triste. Nadie quiere adoptarla. Los niños la molestan, y por lo que le dijo Xavier ayer, ella... Lastimó sus brazos, y me imagino que ya vio sus vendajes", expresó Lily casi entre lágrimas, sentándose en una silla luego de poner los papeles en una mesa repleta de carpetas y papeles.
"¿Crees que ella será aceptada en otros reinos?" dijo mientras revisaba los documentos. "Has estado todo el día haciendo esto, que ni te diste cuenta de que ya anocheció. Creo que es hora de descansar", mencionó la directora acercándose a ella y poniéndole la mano en el hombro.
"No puedo descansar... No quiero que Dahlia vuelva a llorar o lastimarse... No quiero que esté sola", expresó Lily dejando escapar una lágrima.
"Lo sé..." La directora pensó por un momento y dijo: "Escucha, Lily, aunque ella se sienta sola, debes saber que todo en este vasto universo está conectado de alguna manera. Así como la luna ejerce su influencia sobre las mareas", dijo señalando la luna con su dedo a través de la ventana, "y los ciclos naturales, también hay fuerzas invisibles en juego que guían nuestros pasos y nos llevan hacia donde debemos estar", mencionó mientras tocaba la cruz en su cuello. "Ella necesita de ti, así que ve y consuélala", expresó sonriendo y ayudándola a levantarse.
"Tiene razón, directora... Gracias", dijo Lily, levantándose y abrazando a la directora para luego salir de la oficina.
Dahlia... Ella estaba observando la luna llena a través de la ventana, en el piso de abajo, mientras miraba a algunas personas caminando a lo lejos en la acera del otro lado.
"Por culpa de estos brazos nadie quiere siquiera acercarse a mí", dijo Dahlia observando sus dos brazos vendados. "¿Por qué nací con ellos?" Dahlia bajó su mirada y presionó sus brazos vendados con sus otros dos brazos.
La luz de la luna empezó a brillar, señalando la ventana donde se encontraba Dahlia.
"¿Huh? Se volvió más brillante..." Dahlia fijó su mirada en la luna, se subió sobre un banquito y, con sus cuatro manos, tocó el vidrio de la ventana, perdida... viendo la bella luna que se volvía azul.
Una silueta se acercaba. "¿A dónde me llevas?", dijo un hombre con una voz enérgica y despreocupada. Medía 182 cm, su cabello era azul oscuro atado en una coleta desordenada, con algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro. Sus ojos eran de color azul, sin pupilas, y además tenían pequeñas estrellas. Usaba una camisa de manga larga de color azul claro con correas y detalles dorados; sus pantalones y botines eran azul marino.
El hombre caminó al lado de la ventana donde estaba Xitlari y, al verla, se sorprendió. Volteó hacia donde estaba la luna y preguntó:
"¿Quieres que sea... ¡un padre!?" —preguntó extrañado, gritando por la sorpresa al final de sus palabras. Nuevamente volteó a ver a Dahlia, acercándose rápidamente con su rostro a la ventana, asustándola y haciéndola caer.
"Lo siento, no quería asustarte... Ah, cierto, no puedes escucharme. Hmm... Bien, tú mandas", expresó, luego de ver la luna por un momento, dirigiéndose a la entrada del orfanato.
"Dahlia, ¿estás bien?", preguntó Lily, acercándose a Dahlia y revisando sus brazos.
"Sí, estoy bien, pero había un hombre en la ventana, me asustó", mencionó Dahlia, un poco desconcertada.
"¿Un hombre?" Lily ayudó a Dahlia a levantarse, y luego la puerta de la entrada fue tocada. Lily se acercó y la abrió, encontrándose con el hombre de cabello azul oscuro. Ella se sorprendió al ver sus ojos sin pupilas y con pequeñas estrellas dentro.
"¿Desea... algo?", preguntó Lily, sorprendida y casi sin palabras.
"Buenas noches, mi nombre es Lum y quisiera adoptar a la niña con cuatro brazos", respondió con una ligera sonrisa, acomodando su camisa.
"¿Qué...? Usted... Eh...", expresó Lily, sin saber qué decir al escuchar sus palabras. Ella tomó un poco de aire y luego dijo: "¿Habla... en serio?".
"¡Por supuesto! Es mi destino, al parecer", respondió sin preocupación y con emoción.
Lily rápidamente se fue corriendo a buscar unos documentos, dejando a Lum con Dahlia sin presentarlos.
"¡Lily! ¿Qué pasa?", preguntó la directora, preocupada al ver cómo sacaba los papeles sin cuidado.
"¡Quiere adoptar! ¡Debo apresurarme!", expresó emocionada mientras seguía buscando entre las carpetas.
"¡Pero es muy tarde! Dile que regrese mañana", mencionó, tratando de detenerla, cuando encontró lo que buscaba.
"No puedo... Podría perder la oportunidad de que mi Dahlia tenga un hogar", dijo entre lágrimas mientras salía de la oficina.
"¿Dahlia?", comentó sorprendida, viendo salir por la puerta corriendo.
"Ven, no tengas miedo... Lamento haberte asustado", Lum se arrodilló frente a Dahlia y le dio su mano.
"¿No te molesta que esté cerca de ti?", preguntó, acercándose con un poco de duda.
"¿Qué? Claro que no... ¿Qué pasó con tus brazos?", preguntó, viendo los vendajes en dos de sus cuatro brazos.
"Yo... Lo hice", respondió casi susurrando y bajando su mirada.
"¿Por qué harías algo así?", preguntó con preocupación, acercándose un poco más a ella.
"Por culpa de ellos... Nadie quiere adoptarme, y... Xavier me odia", expresó con tristeza, sin poder ver a los ojos a Lum.
"Ya no tendrás que preocuparte, ahora yo cuidaré de ti", dijo, tomando los brazos vendados de Dahlia.
"¿No te... molesta?", preguntó Dahlia, sorprendida y un poco insegura.
"¡Por supuesto que no!", respondió con sinceridad y emoción mientras se ponía de pie.
"¡Señor Lum!" gritó Lily corriendo hacia ellos. "Ya tengo los papeles, venga conmigo", expresó llevándose a Lum a una sala.
"Parece que llegó tu día, Dahlia", dijo la directora llegando con Dahlia.
"Pero... ¿y si es mentira?" mencionó un poco insegura.
"Esperemos que no... Pídele a Dios que no lo sea", la directora levantó tu collar nuevamente y cerró sus ojos.
Lily llevó a Lum a una sala para comenzar la entrevista. Ella se sentó en silencio y Lum comenzó a observar lo limpia y bien arreglada que era la oficina, con un gran estante al lado de la ventana con muchos libros, frente a él Lily sentada en la silla del escritorio.
"Primero, entrégueme su identificación", expresó Lily tratando de calmarse.
"¡Claro!", dijo sacando su identificación y entregándosela.
Lily vio toda la información que estaba en la identificación, preocupándose un poco. "No está casado... ¿Cómo planea cuidar de ella?".
"No se preocupe. Si es por el dinero, yo soy el dueño del arroz espiritual", expresó con confianza, golpeando levemente su pecho.
"¿Usted es el dueño? Lo siento, nunca lo he probado", Lily sentía un poco de desconfianza a pesar de todo.
"¿Tiene familiares? ¿Saben que adoptará? ¿Y qué opinan? ¿Habrá problemas debido a la diferencia de Dahlia? ¡Y lo más importante! ¡¿Está seguro de que puede con esta responsabilidad?!" Cada palabra de Lily era un torrente de preocupación, cargada de ansiedad. Su voz, aunque firme, temblaba ligeramente.
"Eh... Yo... ya no tengo familia", Lum sintió todo el peso de cada palabra de Lily. "Pero estoy seguro de que puedo con esto y, además, que Dahlia sea diferente no me molesta en lo absoluto. Como puede ver, yo también soy diferente. ¡Estoy seguro de que puedo con esta responsabilidad!" expresó con firmeza y determinación, abriendo un poco más los ojos para que viera que no tenía pupilas.
"Ya lo había notado... Necesito que me cuente de su pasado", dijo mientras limpiaba su rostro.
Al principio, Lum dudó, pero aceptó contar su pasado luego de ver a la luna por la ventana. "Tengo que convencerla" pensó Lum. "Le pediré que no le cuente a nadie lo que le mostraré aquí. Deme su mano", Lum levantó su mano, la cual desprendió un aura azul.
Mientras tanto, fuera de la oficina, la directora estaba conversando con Dahlia.
"¿Qué pasa, Dahlia? ¿No estás feliz?" preguntó la directora al ver el rostro de Dahlia.
"Sí, pero... ¿y si está fingiendo?" dijo con un rostro triste. "No quiero que vuelvan a burlarse de mí como lo hizo Mari".
"No te preocupes, eso no volverá a pasarte", expresó con una sonrisa mientras tocaba la cabeza de Dahlia.
De pronto, una luz azul salía a través de la puerta. Dahlia y la directora estaban sorprendidas, y la directora rápidamente entró a la oficina, pero antes de abrir la puerta, la luz desapareció.
"¡Lily! ¿Ocurrió algo?" preguntó la directora, un poco asustada.
"No, directora... todo está bien", Lily estaba entre lágrimas y con una sonrisa en su rostro. "Prepare a Dahlia, el señor Lum Xitlari se la llevará".
"Suspiro... Bien, pero... ¿qué fue esa luz azul?" dijo con preocupación y alivio.
"No se preocupe, fui yo", dijo Lum mostrando su magia a la directora.
"¡Uh! Entiendo... Entonces, ¿se la llevará?" La directora estaba un poco sorprendida al ver la magia de Lum.
"Sí, iré a preparar a Dahlia". Lily salió de la oficina y llevó a Dahlia para preparar sus cosas.
"¿Él es bueno?" preguntó Dahlia mientras caminaba tomándole la mano a Lily.
"No pudiste ser más afortunada, mi niña", respondió aún con un poco de lágrimas en su rostro.
"¡Qué bien! ¿Cómo es mi mamá?" dijo emocionada, corriendo a buscar sus cosas en una pequeña habitación donde solo había una cama con una ventana al lado y una cómoda al lado de la cama, con una mochila colgada de un clavo.
"Eh... Solo tendrás un papá, pero él te cuidará muy bien, pude verlo..." respondió con una sonrisa suave, intentando transmitir seguridad en sus palabras.
"¿Y podré verte de nuevo?" Dahlia se acercó a Lily mientras juntaba todas sus cosas.
"Por supuesto... ¡Siempre podrás verme!" dijo abrazando a Dahlia con cariño, sobando su cabello.
Después de empacar sus cosas en una mochila rosada con pequeños muñequitos pegados en ella, Lily entregó a Dahlia a Lum. Él se agachó y le dio un abrazo, y Dahlia lloró... Alguien más finalmente la había aceptado. Lum tomó la mochila y le dio la mano a Dahlia, y ambos salieron del orfanato.
"¡Cuide bien de ella, por favor!" mencionó Lily, feliz y entre lágrimas al verla salir, recordando un poco de lo que vio cuando estaba a solas con Lum, mientras la directora la confortaba.
"¡Por supuesto! ¡Usted misma lo vio!" respondió con una sonrisa en sus labios, para que luego se cerrase la puerta dejando a la directora y a Lily dándose un abrazo.
Fin del capítulo.