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El Cambio En La Vida - Español
El sacerdote Krief #13

El sacerdote Krief #13

A toda velocidad, muchas personas se apartaban del camino, otras gritaban y también insultaban, mientras Xitlari continuaba corriendo sobre la acera. Además, cargaba la cápsula con el quiritanidas, quien estaba un poco asustado por la velocidad a la que iba Xitlari.

"¡¿Qué pasa?! ¿Por qué corres?" preguntó el rinoceronte espiritual.

"Al parecer subieron un video de Louis usando su magia de lava y mencionaron que es mitad demonio. La gente ya comenzó con sus actitudes, además, el sacerdote seguramente mandará a buscarlo", respondió Xitlari, para luego saltar encima de un tejado y continuar corriendo sobre las casas.

"Piensas hacer algo por lo que veo... Y el chico, ¿dónde está?" dijo el rinoceronte espiritual mientras observaba cómo el quiritanidas se mareaba debido a todos los movimientos de Xitlari.

"Desapareció, pero tengo que encontrarlo y ayudarlo con esto. Él lo hubiese hecho también", mencionó Xitlari, mostrando empatía ante la situación de Louis.

"Bonito carácter, me sorprendes. En el pasado dudo que dijeras algo así... Después de todo, el búho sí está ayudando mucho", comentó el rinoceronte.

"Puede ser... No lo sé. Ser diferente es difícil, y creo que ayudaría a cualquiera que pasara por un momento así... El rechazo, los insultos y todo el mal que algunas personas tienen... es doloroso", mencionó Xitlari con sinceridad y preocupación.

"Quiero ver cuánto más puedes mejorar...", pensó el rinoceronte espiritual.

Finalmente, Xitlari llegó a la agencia y entregó la cápsula en la sala de investigaciones, para luego dirigirse a la oficina de Mei.

"¡Mei!" dijo apenas abrió la puerta.

"¡Xitlari! ¿Ya trajiste al quiritanidas?" preguntó Mei con su dulce voz mientras miraba su comunicador.

"¡Sí! Pero hay un problema...", dijo un poco agitada, entrando a la oficina y cerrando la puerta. Mern la observaba sentado en el sofá con una taza de café, mientras Mark jugaba con un aparato.

"Si es por Louis, no te preocupes. Me escribió y dice que está bien, que no deben mandarlo a buscar, solo que necesita estar un tiempo a solas para pensar", comentó Mei con preocupación mientras esperaba una respuesta en el comunicador. "La persona que publicó eso fue una reportera novata, que seguramente pensó que sería buena idea. Me preocupa más la iglesia, pero sería una buena oportunidad para hablar con el sacerdote, si es que se atreve a venir por su cuenta y no manda a paladines para que lleven a Louis a la iglesia", continuó Mei, sin dejar de usar el comunicador.

"¿No piensas hacer nada? Es posible que lo maten", preguntó Xitlari, preocupada.

"Yo ya no tengo influencia... No soy una paladín y su maestro es Rei Fordesthmans, seguramente tiene un plan. Lo único que puedo hacer es recomendarlo y buscar a la responsable de esto", respondió Mei, cruzando los brazos con frustración.

"Podrías decirle a Reck", dijo Mern, haciendo que la taza desapareciera luego de tomar un trago.

"¡Claro! Él podría ayudarlo a que no se lo lleven. Se lo diré a Louis para que no tarde... Bueno, puedes retirarte. Ahora solo esperemos que la basura de Jens no se dé cuenta o tratará de expulsarlo del reino", mencionó Mei, enviando un mensaje en su comunicador.

"¡¿Estás preocupada por él?! Eso es nuevo", dijo Mark sarcásticamente.

"¡Yo...! Solo quería ayudarlo debido a que yo también paso por eso en este reino", exclamó, tratando de no enojarse por el comentario de Mark, para luego salir de la oficina.

"Tenías que hablar...", mencionaron Mei y Mern al mismo tiempo, con la mirada fija en Mark.

"Ehmm... Lo siento", dijo Mark, arrepentido, bajando la cabeza.

"¿Y bien? ¿Qué haremos primero? ¿Quieres entrenar tu pose de manos?", preguntó el rinoceronte espiritual.

"Tal vez el Profesor Maxwell sepa dónde puede estar", dijo Xitlari mientras salía de la agencia en dirección a la casa del Profesor. A lo lejos, se veía a Canbel mostrándole algunas joyas a un cliente.

"¿Lo buscarás? ¿Para qué?", dijo el rinoceronte, extrañado.

"Tal vez por la misma razón que te conté... Me gustaría que las personas fueran más comprensivas con los que son diferentes", respondió, para luego escuchar un timbre en su bolsillo y sacar su comunicador.

"Xitlari, encontré a Louis, él..." dijo Kassie cuando Xitlari contestó el comunicador.

"¿¡En serio!? ¿Dónde están?", preguntó al instante, interrumpiendo a Kassie.

"¿Eh? Hmm... Él ya se fue. Dice que va a entrenar y pensar un poco", respondió Kassie, sorprendida por la reacción de Xitlari.

"Entiendo... ¿Sabes dónde entrena?", preguntó Xitlari, deteniéndose mientras los autos pasaban y pocas personas caminaban a su lado.

"Xitlari... ¿¡Está interesada en él!? Tal vez deba darle una pista... Louis se fue para la salida del este", pensó Kassie con gran emoción.

"¿Kassie? ¿Estás ahí?", dijo Xitlari al no escuchar respuesta.

"¡Eh! ¡Sí! Aquí estoy. Pues... Él iba al este, dice que hay un lugar perfecto para entrenar su magia", respondió Kassie, sonriendo mientras le daba esa información.

"Te agradezco, Kassie. Te veo luego", dijo Xitlari, cortando la llamada y guardando el comunicador.

Kassie guardó su comunicador y luego puso su mano derecha sobre su barbilla. "Sí que sé unir corazones", mencionó con orgullo y una sonrisa en el rostro, mientras una persona se acercaba.

"Rara", dijo el extraño, para luego continuar su camino.

Kassie se quedó por un momento en silencio, sin mover ni un solo músculo, y luego, con gran rapidez, lanzó una bola de agua al extraño antes de salir corriendo del lugar mientras la gente la observaba.

"¡Oye! ¡Me las pagarás!", gritó el hombre, tratando de alcanzarla, pero Kassie comenzó a correr por los tejados, dejándolo atrás.

"Bien, ahora debo ir a ver una serie", pensó mientras corría sobre los tejados de las casas.

*Oeste de Lyran - Iglesia - Pasillos de los Líderes*

"Señor, no puede cancelar las reuniones así. El reino de Mordigan está a punto de cortar lazos", Edgar trataba de convencer al sacerdote. Caminaban juntos por un pasillo reluciente, con paredes blancas y algunas puertas adornadas con figuras y placas con nombres.

"Ya me tienen harto estos mocosos. Si tanto quieren cortar lazos, ¡que lo hagan! Atender el problema de ese demonio que está en Ystir es más crucial", mencionó el sacerdote con rabia, caminando rápido por el pasillo con su bastón dorado en la mano derecha.

"Señor, pero es hijo de la paladina Lin Keeper, ¡pertenece al clan Keeper!", comentó Edgar mientras comenzaban a bajar unas escaleras de roble barnizado.

"Sí, esa es otra razón por la que quiero llevármelo de Ystir de inmediato... Si regresa a su reino, no tendremos oportunidad de sacarlo de ahí por las buenas... Así que, para prevenir una guerra, me estoy adelantando a los hechos", respondió el sacerdote, llegando a una puerta de color blanco con una placa dorada en el centro. Las esquinas eran doradas y tenía la figura de una mujer en la parte superior.

"¡Tú! ¿Dónde está la sacerdotisa?", preguntó al entrar en la sala y ver el asiento con un escritorio al fondo vacío. El lugar tenía dos estantes llenos de libros detrás del escritorio, dos ventanas a la izquierda y dos a la derecha de la sala. Al lado de la puerta por la que entró el sacerdote, había otro escritorio con una mujer de lentes y cabello rosa, amarrado con una cola lila. Llevaba una camisa blanca de botones, un chaleco de mangas lila, una falda blanca, además de unos guantes blancos con bordados y zapatos de tacón blancos.

"Ella se encuentra en una reunión con paladines del reino de Centarion, señor", respondió la mujer con respeto y con una voz tranquila y moderada.

"Ya..." El sacerdote, molesto, presionó un poco los dientes. "Dile que haga una reunión sobre el chico mitad demonio. Al parecer, se ha revelado otra mentira de Rei Fordesthmans, y si no lo cree, dile que revise la primera plana de Ystir".

Luego de decir esto, el sacerdote dio la vuelta, dejando a Edgar y a la chica, quienes comenzaron a hacer un gesto: acercando dos de sus dedos a sus ojos para luego señalarse mutuamente.

Edgar salió y cerró la puerta, siguiendo al sacerdote. "Señor, ¿no cree que sea mejor mandar paladines a recoger al chico?", preguntó Edgar mientras miraba al sacerdote, quien estaba molesto y mordiendo la uña de su dedo índice.

"Demonio. Y prefiero hacerlo yo mismo, y tú vendrás conmigo", respondió el sacerdote, recalcando cómo referirse a Louis y dejando de morder su uña.

"E... entendido, señor", dijo Edgar con duda sobre si ir o no, pero no tenía otra opción más que obedecer a su superior.

"Esa niña está haciendo todo mal... ¿Cómo se le ocurre afiliar la iglesia con esos seres? Estoy harto de los jóvenes... Ya verá cómo destruiré todos los tratados que está haciendo con todos esos seres. ¡Solo los humanos somos dignos!", pensó, intentando no mostrar su molestia.

El sacerdote estaba a punto de llegar a dos puertas grandes, hechas de roble con muchos detalles dorados. "Abre la puerta... Es hora de irnos".

Luego de que Edgar abriera la puerta, afuera les esperaba un carruaje blanco con orillas doradas y ruedas de plata, con un cristal rojo en medio de cada una. Este carruaje era impulsado por un motor y dos propulsores en la parte trasera. No tenía ni un solo caballo metálico; era como la combinación de un auto y un carruaje, con la capacidad de llevar a ocho personas.

*Reino De Ystir - Puerta Del Este*

"¿Dónde lo encontraré?", dijo Xitlari, mirando alrededor de la salida del este, con dos de sus chaquetas puestas encima. La que llevaba por encima de la otra tenía una capucha.

"Tal vez necesites al búho. Cambia", mencionó el rinoceronte espiritual, golpeando levemente con su cuerno la mejilla de Xitlari.

"Buena idea". Xitlari hizo varias poses de manos a gran velocidad, y el rinoceronte se convirtió en el búho espiritual.

"¡Hola de vuelta! Veamos... Si vas a buscar a Louis, podrías preguntarle al hombre llamado Marti. Puede que él sepa algo", expresó el búho espiritual con alegría y confianza en sus palabras.

"Claro... Tienes razón, pero no me familiarizo tanto con la gente", dijo Xitlari, tratando de adivinar.

"La última vez que hablaste con Marti estuviste bien... Tú eres la que quería encontrarlo, ¿no?", el búho voló hasta quedar encima de la cabeza de Xitlari y luego se acomodó un poco en su cabello.

"Oye... bájate de mi cabeza", exclamó Xitlari, un poco incómoda de que el búho se posara ahí.

"¿No te agrada? Disculpa entonces, pero merezco estar aquí. Te estoy ayudando a encontrarlo", replicó el búho, decidido a no bajar.

"Bien... ¡Marti! ¡¿Estás aquí?!", gritó mientras se acercaba a los carruajes.

Los conductores retrocedieron un poco, menos uno, que se acercó a Xitlari.

"Hola... Eh... ¿Para qué me necesitas esta vez?", preguntó Marti, un poco incómodo, pero con más confianza.

"¿Llevaste a Louis a alguna parte?", respondió, notando las miradas de los demás.

"Ah... Sí, a una cueva que se encuentra un poco lejos de aquí, dirigiéndose hacia el noroeste. ¿Necesita que la lleve?" dijo un poco aliviado, pero igualmente se podía notar su incomodidad.

"No, iré en la moto... ¿Ya viste el video de Louis?" mencionó, dirigiéndose al almacén, pero antes se dio la vuelta para hacer la pregunta.

"Claro... De hecho, yo estuve presente cuando peleó con los tres tipos... Si me pregunta por lo otro, la verdad no lo creo. Y si es verdad... No importa lo que digan los demás, me parece un tipo muy bueno, joven para ser un paladín, pero bueno." Marti tocó con su mano derecha su cabeza. Sus palabras eran sinceras y concisas.

"Entendido", dijo Xitlari levantando su pulgar con la mano derecha. Luego tomó la moto de cuatro ruedas del almacén y se dirigió hacia la cueva.

"Estás mejorando, pero me pareces muy fría cuando hablas", comentó el búho espiritual sin ninguna dificultad, a pesar de que la moto iba a gran velocidad.

"Sigo pensando que me gusta ser quien soy... Sin muchos amigos no hay por qué preocuparse o hacer cosas como la que estoy haciendo", expresó Xitlari con sinceridad mientras conducía hacia la cueva.

Sorprendido por sus palabras, el búho dijo: "¿Sientes que estás obligada a hacer esto?".

"No, para nada... Siento que es lo correcto y que si quiero ser mejor, tengo que cambiar, pero una parte de mí no quiere, por miedo, tal vez", respondió con un destello de temor en los ojos, pero también con la chispa de alguien que quiere ser mejor.

El búho se quedó pensando en las palabras de Xitlari... Luego de esa pequeña conversación y unos kilómetros recorridos, Xitlari encontró la cueva que Marti mencionó.

"¿Lo ves?" Xitlari se paró cerca de la cueva para confirmar que estuviera ahí.

"Sí, veo su aura dentro, parece que está entrenando, como había dicho", dijo el búho espiritual luego de tomarse un tiempo para usar su visión.

"Bien." Xitlari se bajó de la moto y se dirigió hacia la entrada de la cueva. Antes de pasar la entrada, sintió un aumento de calor repentino. Se quitó la chaqueta de más que traía y la llevó en uno de sus brazos izquierdos. Al entrar a la cueva, se detuvo al mirar a Louis rodeado de lava mientras este bajaba su temperatura a voluntad, creando algunos pilares de piedra caliente para luego despedazarlos de un golpe.

"Increíble..." murmuró, para luego notar que sus manos temblaban un poco. "Él no me hará daño, ¡no tengas miedo!", pensó Xitlari, para luego decir:

"¡Louis!".

"Xi... Xitlari... ¿Qué haces aquí?" expresó Louis, sorprendido al verla, absorbiendo inmediatamente toda la lava con sus manos.

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"Quería... verte... ¿Estás bien?" dijo Xitlari un poco nerviosa.

"¿Verme? ¿A mí?" pensó Louis, aún más sorprendido. "Eh, sí, estoy bien. ¿Cómo me encontraste?".

"Kassie me dijo que ibas al este y tu amigo Marti me dio la dirección a... tu cueva de entrenamiento", respondió acercándose luego de que Louis absorbiera toda la lava.

"Kassie... Jeh..." murmuró Louis con una leve sonrisa.

"La verdad... Me preocupaste un poco. Pensé que te irías del reino debido a que algunos no te aceptarían... o la mayoría. Así que... quería ayudarte, porque conozco lo que significa ser rechazado por todos", expresó con sinceridad y un poco de dificultad para sacar sus palabras, desviando un poco la mirada.

"Entiendo... Si hay una próxima vez, también te escribiré para no preocuparte", mencionó Louis, aceptando que solo era por ese tema. "Aunque es un poco difícil escribirle a ella", pensó. "No debiste preocuparte. Yo ya tengo experiencia en esto y... sabía que pasaría tarde o temprano".

"Claro, es verdad... ¿Seguirás entrenando?" dijo, recordando la historia de Louis y dirigiéndose a la salida de la cueva.

"No, creo que ha sido suficiente. Tengo que volver y hablar con el profesor sobre qué podría hacer. Él podría darme ideas o una solución", respondió Louis siguiéndola.

"Hmmm... Creo que hay un lugar que quiero que conozcas. ¿Vienes?" mencionó, dándose la vuelta para luego salir de la cueva y subir a la moto.

"Claro, estaría increíble... Hey, guardaste la moto", dijo cuando salió de la cueva.

"Me gustó mucho. Sube y no te caigas", bromeó Xitlari encendiendo la moto y esperándolo.

"Jajaja, claro que no..." Louis se subió a la moto y se sujetó de los hombros de Xitlari. Luego comenzaron su marcha de vuelta al reino de Ystir.

Al llegar a la puerta del este, Xitlari hizo que Louis entrara con ella a guardar la moto en el almacén.

"Quítate tu gabardina y ponte esta chaqueta. Te la traje para que nadie te reconociera. Tal vez te quede un poco grande", mencionó, entregándole la chaqueta luego de poner una carpa encima de la moto.

"Gracias." Louis se quitó su gabardina, quedando solo con su camisa de compresión azul, la cual se mostraba que era de manga larga. "¿Podrías sostenerla?", dijo, entregándole la gabardina para ponerse la chaqueta. Xitlari, sin decir ni una palabra, la tomó y le dio la chaqueta.

"Listo. ¿Crees que nadie me reconozca?" preguntó luego de terminar de ponérsela.

"Yo digo que está bien", comentó el búho espiritual.

"Sí. Baja un poco tu cabeza para que nadie vea tu rostro y listo. 'Suspiro' Sería más fácil si estuviera Ann, ella podría llevarte sin que nadie te vea", respondió, bajándole un poco la cabeza.

"Está revisando la mina de Mei con Ririam, ¿no?. Podríamos ir corriendo por los tejados", insinuó Louis mientras observaba el exterior por la puerta del almacén.

"Sí, podríamos hacer eso... Jeh, ¿sabes? Cuando yo me enojaba, mi padre siempre hacía una carrera conmigo para que olvidara todo. Creo que por eso hice una contigo cuando... te juzgué mal", mencionó con cariño el recuerdo que se le vino a la mente, pero sintiéndose un poco mal por sus últimas palabras.

"Mi padre siempre estaba enseñándome cosas. Me hubiera gustado pasar más tiempo con él, pero ya sabes... Bueno, vamos a intentarlo. Tal vez nadie me reconocerá", expresó, tratando de compartir algo que pasó a ser triste, para luego prepararse para salir del almacén.

Ambos se dirigieron a la entrada. Louis estaba perfectamente camuflado gracias a la chaqueta, y Xitlari llevaba la gabardina doblada y escondida entre su chaqueta. Caminaban poco a poco, tratando de que nadie los notara. Parecía que nadie los había reconocido.

"Parece que funcionó", susurró Louis.

"¡Vaya! ¡Veo que encontró al paladín Louis!" dijo Marti al verlos. Inmediatamente, Xitlari se abalanzó sobre él y le tapó la boca, escondiéndose de los conductores de carruajes que pasaban por la puerta del este.

"¿Para qué hablas? ¡Iba todo bien! ¡Nadie nos había reconocido!" replicó Xitlari, bajando su voz y levantando a Marti de su camiseta.

"¡Lo siento! Solo quería saludar. ¡No me mates, por favor!" exclamó, casi entre lágrimas.

"No lo golpees, Xitlari", agregó el búho espiritual.

"Nadie hará eso, Marti... Rápido, finge que hablabas por un comunicador y que confundiste los nombres", comentó Louis, tratando de esconder su rostro y bajando su voz al ver que se acercaba un conductor.

"Hola, perdón, quise decir Lotis, no Louis, jajajaja. ¡Qué bien que lo encontraste!... ¿Eh? ¿Qué pasa, amigo?" Marti trató de hacer lo que Louis le dijo, convenciendo al conductor que se estaba acercando.

"Nada, pensé que te pasó algo", insinuó el conductor alejándose de Marti.

"¡Funcionó! Ahora solo debemos..." dijo Louis antes de darse cuenta de que tenían a muchas personas a su derecha. Al instante, ambos corrieron y saltaron hacia el tejado de una casa, comenzando a correr sin mirar atrás.

"¿Ese era el paladín Louis?" preguntó una mujer. "Parece que sí", respondió un hombre. "¿Qué estaba haciendo con la chica de los cuatro brazos?", preguntó otro (ellos todavía no miraban las noticias).

"¡Logramos entrar! Ahora sígueme", exclamó Xitlari mientras corría sin parar por los tejados de las casas, a veces saltando para llegar hasta el siguiente tejado.

"Okay", dijo Louis, siguiéndole el paso a Xitlari mientras sujetaba la capucha de la chaqueta para que el viento no se la hiciera hacia atrás.

Mientras corrían, algunas personas los observaban extrañados al ver a otras dos personas corriendo por los tejados de las casas. "Al parecer, ahora está de moda correr en los tejados", dijo una señora.

Luego de un gran recorrido, finalmente habían llegado, deteniéndose en el tejado de un edificio de dos pisos.

"¿Oye, cuánto corrimos? Esta es la zona suroeste, ¿no?" preguntó Louis, un poco cansado.

"Justo aquí, es el lugar. ¿Bajas?", respondió un poco cansada también, para después bajar del tejado. Louis la siguió y Xitlari entró al lugar. "Vamos, entra".

Louis entró al lugar con un poco de confusión, observando lo bien cuidado que estaba.

"¡Hola! ¿Hay alguien?" expresó Xitlari con alegría y una sonrisa en su rostro.

"¡Xitlari!" gritaron los niños, que corrieron hacia ella con emoción, risas y entusiasmo.

Xitlari se agachó y puso en su pierna derecha la gabardina de Louis, la cual había doblado. "¡Hola a todos! ¡Me alegra verlos! ¿Cómo han estado?" Xitlari abrazó a todos los niños que pudo con sus cuatro brazos.

"Muy bien", contestó uno de cabello negro que usaba una camisa de manga larga roja, unos shorts negros y unas sandalias. "¿Por qué no nos visitaste la semana pasada?", replicó una niña con un listón blanco en su cabello castaño. Usaba un vestido rosa y zapatos rosados con una estrella de decoración. Ella cruzó sus brazos con decepción.

Louis los observaba con una sonrisa en los labios. "Es la primera vez que la veo así de alegre... Es tan hermosa", pensó Louis sonrojandose un poco.

"Estuve muy ocupada. Mei tenía algunas misiones para mí. ¿Quieren que les cuente una?" respondió Xitlari, tocando la cabeza de la niña.

"¿Quién es él?" preguntó un niño de cabello rubio. Usaba una camisa verde con la imagen de un gato, unos shorts grises y unos zapatos rojizos.

"¡Su ojo es azul!", dijo uno con sorpresa.

"¡Y rojo! Igual que su cabello", añadió otro.

"¿Es tu novio?" preguntó la niña del listón blanco.

"¡Eh! Yo...", dijo Louis con nervios y sonrojándose, casi sin poder decir nada.

"No, es mi compañero. De hecho, él es un paladín", respondió Xitlari con tranquilidad mientras el búho se concentraba para pensar.

"¡Un paladín! ¡Vamos!", gritó la niña y, al instante, todos fueron con Louis.

"O... oigan, ¡esperen!" Louis no sabía qué hacer y los niños lo rodearon completamente.

"Oye, ¿has peliado con un criminal?" preguntó el niño de cabello rubio. "¿Usas un espada?" preguntó otro con entusiasmo. "¿Puedes usar magia?" comentó otra.

"¡Xitlari! Otra vez aquí, pero esta vez no sola, ¿huh? Esa no es tu chaqueta", dijo Lily, apareciendo y dándole un abrazo a Xitlari, mientras los niños seguían preguntándole cosas a Louis y él trataba de responder las que podía.

"Hay un problema. Alguien publicó un video de él usando su magia de lava y mencionando que es mitad demonio", mencionó Xitlari luego de responder al abrazo.

"Oh, no... ¿Lo estás escondiendo?" Lily estaba sorprendida y preocupada por los detalles.

"No, llegamos sin que lo reconocieran. Solo quería mostrarle un lugar donde nadie lo juzgará... y donde recibirá mucha atención", respondió, para luego ver cómo los niños tenían rodeado a Louis, escapándosele una sonrisa.

"Oh... entonces estará bien aquí", dijo, aguantándose la risa al verlo también.

"Ahora que lo pienso, le diré a Mei que estamos aquí para que le avise a Reck", mencionó, sacando su comunicador.

Mientras tanto, en el oeste de Lyran, el carruaje en el que iban el sacerdote y Edgar se dirigía a toda velocidad hacia Ystir, al parecer en piloto automático, pues no había nadie conduciendo.

"Ya casi estamos en Ystir, señor", Edgar estaba atento al camino, mientras el sacerdote se encontraba pensando sin prestarle mucha atención a lo que decía.

"Si el chico se niega, podría tener la oportunidad de matarlo. Lo importante es que lo encuentre solo. Lo mejor sería que aceptara, así podría matarlo en el camino... Aprovecharé y me desharé de Edgar también. Sabe demasiado. Simplemente culparé al demonio, diré que trató de atacarme y que Edgar se cruzó para salvarme. Simple y sencillo. Las tierras de Ystir... ¡Deben mantenerse en orden!", pensó el sacerdote sin mostrar ninguna emoción y dirigiendo su mirada a Edgar, mientras planeaba matarlo también. "Espero que no haya inconvenientes...".

De vuelta al orfanato, Louis se encontraba observando afuera por la ventana azul mientras Xitlari les contaba una historia a los niños.

"Hola, no me presenté. Me llamo Lily", mencionó, acercándose a Louis por detrás.

"Mucho gusto, Louis A. Keeper", respondió Louis con respeto, dándose la vuelta y bajando levemente la cabeza.

"Ay, no son necesarias las formalidades. Ven, siéntate", Lily se sentó y le ofreció un asiento a Louis cerca de ella.

"Usted... sabe de mí, ¿verdad?" preguntó Louis luego de sentarse y pensar por un momento si debía preguntar o no.

"Claro, lo suficiente", respondió sin más.

"¿No tiene miedo o preocupación? Quiero saber... ¿qué piensa usted?" Louis se veía preocupado y con dudas.

"¿Qué pienso yo? Hmm... Bueno, yo confío en Xitlari, y si ella confía en ti, yo también lo haré. Además, eres un paladín. Para algo fuiste entrenado, y no por cualquiera", respondió, colocando su dedo índice en su barbilla para pensar un poco y luego responder de manera sincera.

"Entonces, si Xitlari no confiara en mí...", mencionó un poco decaído y pensativo.

"Ala gente le cuesta aceptar lo que es nuevo. A veces lo nuevo es malo, pero para mí, tú no eres malo. Xitlari me contó toda tu historia. Algo así no debería pasarle a personas como tú, pero la vida no es fácil. Aun así, te levantaste y seguiste adelante. Y mírate ahora, tu padre estaría orgulloso. ¡Uy! Soné igual que aquella vez, jajaja", Lily trató de responder calmada y alegre, con palabras llenas de apoyo y verdad.

"Al parecer, le contaron todo... Sabe... A veces me gustaría no sentirme así, como vulnerable y débil." Louis la miró por un momento y luego dirigió su mirada a Xitlari.

"Creo que lo que tú ves como vulnerable y débil es tu humanidad", dijo Lily, dándole unas ligeras palmadas en el hombro a Louis.

"Sí, ya me lo habían mencionado... pero siento que debo ser fuerte y que nada debe afectarme", mencionó Louis, juntando sus manos y presionándolas con fuerza.

"Está bien querer ser más fuerte, pero no dejes que te agobie y tampoco te castigues a ti mismo si fallas. Haz lo que veas correcto, lo que tu corazón quiera, y eso será suficiente", expresó Lily con melancolía y con una sonrisa entre sus labios, como si esas palabras hubieran sido dedicadas a ella hace mucho tiempo.

"Suena igual que mi madre, tal vez porque es una madre también", comentó Louis con un ligero recuerdo de su madre en su mente. Lily le contestó con una sonrisa amable para mostrarle agradecimiento por el comentario.

Un timbre se escuchó a lo lejos, y todos los niños que se encontraban escuchando la historia de Xitlari se levantaron y corrieron por el pasillo.

"¡Niños, recuerden hacer fila!", gritó Lily levantándose de la silla, y luego siguió a los niños.

"Creo... que ya es hora de que me vaya", mencionó Louis al observar con una sonrisa en sus labios a los niños, levantándose también para irse.

"¿Te sirvió de algo estar aquí?", preguntó Xitlari, acercándose a Louis.

"Me gustó mucho, los niños dan mucha paz... Muchas gracias", respondió Louis, más feliz y tranquilo, dirigiéndose a la salida.

"Iré contigo. Tengo que llevarte con Reck, él te ayudará a quedarte en el reino. ¡Lily, ya nos vamos!", comentó decidida, siguiéndolo por detrás.

"¡Que les vaya bien! ¡Con mucho cuidado!", gritó Lily desde la otra sala, donde los niños estaban merendando.

"¿Con Reck? ¿Para qué?", expresó confuso, dejando que Xitlari saliera primero del orfanato.

"¿No has leído tu comunicador?", Xitlari se asomó por la puerta para avisarle a Louis cuándo salir.

"Creo que lo dejé en la cueva...", mencionó, intentando recordar dónde lo dejó.

"Te contaré en el camino entonces. ¡Vamos!", dijo, dándole la señal, saliendo ambos rápidamente a subir a los tejados de las casas.

*Puerta Oeste*

El lujoso e increíble carruaje del sacerdote había llegado al reino de Ystir. La gente lo miraba con sorpresa y alivio, pues algunos no querían a Louis en el reino; pensaban que venía para sacarlo de allí, y no se equivocaban.

El carruaje se estacionó y el sacerdote bajó junto a Edgar para preguntar a los ciudadanos.

"¡Hola a todos! Disculpen venir sin previo aviso, no estaré mucho tiempo... Quien sepa el paradero de Louis A. Keeper, necesito que me lo diga ¡ahora!" El sacerdote comenzó su pequeño discurso de una manera tranquila y amistosa, para luego volverse casi como una amenaza.

"¡Pero es un paladín! ¡Él siempre entrega mis paquetes!", mencionó un hombre de cabello largo que usaba lentes, una gorra gris, camisa de botones y un pantalón oscuro con zapatillas.

"¡¿Qué paladín?! ¡Es un demonio! ¡Seguramente ya te lavó el cerebro!", replicó un hombre de cabello blanco, que usaba un traje elegante y un bastón dorado.

"¡Mejor cierre el pico! ¡Tienen que sacar a esa cosa de este reino!", gritó otro hombre, furioso.

"¡Claro que sí! ¡No queremos seres como esos en nuestro reino!", gritaron varios de los presentes, furiosos.

"También deberían sacar al fenómeno de cuatro brazos. ¡Me quebró la nariz!", mencionó un hombre de barba que llevaba dos cajas entre sus hombros.

"¡Silencio! Pregunté su paradero. Quiero saber dónde vive, díganmelo y yo haré lo que piden", dijo el sacerdote, molesto por no recibir su respuesta, levantando su bastón dorado y chocándolo contra el suelo, agrietándolo un poco.

"Vive... en la casa del científico ese, Maxwell", respondió el hombre de cabello blanco, sintiendo un poco de temor.

"Eso era lo que quería escuchar", susurró para luego subir nuevamente al carruaje junto a Edgar. "A toda velocidad hacia la dirección del Profesor Maxwell".

[Entendido... Buscando la dirección del Profesor Maxwell...]

[¡Encontrada! Zona Oeste del reino de Ystir, Profesor Maxwell Ziens, científico de gran renombre y...] mencionó el panel del carruaje.

"Guárdate los detalles, solo llévame ahí", dijo el sacerdote con seriedad, y el carruaje comenzó a moverse hacia la casa del Profesor Maxwell.

Mientras tanto, Louis y Xitlari habían llegado a la agencia PT.

"Hay muchas personas en el camino", mencionó Louis, observando desde el tejado junto a Xitlari.

"Cubre bien tu rostro. Entraremos a la agencia lo más rápido posible. Canbel está en la puerta", dijo Xitlari, preparándose para bajar.

Louis se cubrió bien con la chaqueta y ambos bajaron del tejado, pasando por la multitud. Con gran cautela, lograron entrar sin rechistar.

"¡Oigan! ¡Es el paladín demonio!", gritó un hombre que reconoció a Louis al pasar junto a él y ver sus ojos de reojo.

Rápidamente, Xitlari y Louis entraron a la agencia, y Canbel cerró la puerta. Ambos se dirigieron a la oficina de Mei, encontrándose con ella y con una mujer de cabello corto y rosado que estaba arrodillada en el suelo.

"Lo lamento mucho... yo no quería que pasara esto", mencionó la mujer, quien lloraba sin cesar.

"Mira, Louis ya está aquí. En vez de disculparte conmigo, discúlpate con él", mencionó Mei, quien ya parecía aburrida de escuchar a la chica.

"Lo... ¡Lo siento mucho!", dijo, acercándose lentamente a Louis para luego agarrarse de sus pies.

"¡Eh! ¡Espera!", expresó Louis con sorpresa, sintiendo un poco de lástima por ella.

"Solo quería... hacernos famosos", la chica no paraba de llorar, con su voz tambaleante y un arrepentimiento genuino.

"Está bien, no llores. No es culpa tuya, lo hiciste de buen corazón y seguramente te esforzaste mucho para que tu video sobre mí saliera increíble, de hecho lo ví, estaba muy bien hecho", Louis se agachó y la ayudó a levantarse, para luego llevarla al sofá, donde pudiera sentarse.

"Claro que es culpa mía... Si no hubiera publicado nada, tú estarías tranquilo en tu vida", replicó, secando un poco sus lágrimas.

"No, la culpa es de este mundo, que no puede aceptar a las personas diferentes", mencionó Xitlari, cruzando uno de sus brazos derechos y mostrando sus otros tres brazos.

"Tú... eres Dahlia Xitlari", dijo con asombro, aspirando por la nariz. "La ganadora del último torneo del rey Shane", la chica se limpió el rostro con las mangas de su camisa.

"¿Estuviste ahí?", preguntó Xitlari, un poco sorprendida.

"Sí, yo... estaba haciendo un reporte para la escuela", respondió, ya más tranquila.

"¿Podrías eliminar el video?", mencionó Louis, bajándose la capucha y mirándola fijamente.

"Ya lo hice, pero... el daño ya está hecho", dijo, arrepentida, bajando la mirada al suelo.

"Pero podrías arreglarlo. Solo debes decir que te equivocaste, haz un video disculpándote y listo", comentó Mei, sentándose al lado de la chica.

"¡Es buena idea, así podría...!", dijo la chica, alegrándose, pero fue interrumpida.

"No... La gente debe saber... Tengo una mejor idea. Yo hablaré, me presentaré ante todos y... diré toda la verdad con sinceridad, sin ocultar nada. Estoy harto de esconderme, quiero vivir sin tener que pensar en eso", mencionó Louis con seriedad y firmeza ante sus palabras.

"¡Suena bien! Con eso será suficiente, pero... la iglesia es otra cosa... ¿Crees que Rei vaya a hacer algo?" insinuó Mei con su voz dulce y un poco seria ante la situación.

"Claro que sí, seguramente sabía que pasaría esto y no hay duda de que él hará algo", respondió Louis con confianza.

"Bien, Reck vendrá pronto. Por el momento, deberías quedarte aquí", dijo Mei sentándose en su escritorio.

De pronto, Canbel entró a la oficina abriendo la puerta rápidamente.

"¡Jefa! El sacerdote... está afuera y dice que si entregará a Louis por las buenas o por las malas", en su rostro se notaba su preocupación y miedo.

"¿Cómo? ¡¿Ya está aquí?!" Mei, sorprendida, se levantó de su escritorio y salió de su oficina junto a Xitlari.

"Quédate aquí, Louis", mencionó antes de salir de la oficina.

"No, debo ir también", respondió decidido, siguiendo a Mei.

Xitlari observó a la chica del pelo rosa mirando el suelo y luego puso su mirada en Xitlari.

"Lo siento", mencionó, y Xitlari, sin ninguna palabra, cerró la puerta de la oficina y fue detrás de Louis.

"¡Canbel, prepara todos los archivos de la caja plateada!" mencionó Mei a punto de pasar por la puerta hacia la parte donde estaban todas las joyas.

"Sí, señora, iré de inmediato", Canbel corrió a la sala de investigaciones después de poner su mano derecha en su frente.

Mei pasó por la puerta y ahí estaba el sacerdote Krief, quien había entrado a la joyería, mientras Edgar cerraba la puerta.

"Lamento la intrusión, no quería que nadie interrumpiera", el sacerdote estaba con una sonrisa frente a ellos, sujetaba su bastón con su cuerpo y tenía sus dos manos juntas.

"Así que tú eres el demonio... Pensé que te verías como uno... Vamos, no tengo todo el día", el sacerdote se dio la vuelta inmediatamente con seguridad ante sus palabras.

"No irá con usted. ¿Y cómo supo que estaba aquí?" preguntó Mei con firmeza y seriedad.

"Tápalo todo, Edgar", dijo sin más.

"Sí, señor", Edgar cubrió todas las ventanas con magia de tierra.

El sacerdote se dio la vuelta nuevamente, pero ahora tenía una mirada seria.

"Me dijeron que estarías con el profesor Maxwell, pero escuché los gritos de una persona diciendo que el demonio estaba en la joyería de la... ¡expaladina Mei! No me hagas perder el tiempo, Mei, hagamos un trato... Dame al chico y escucharé lo que tanto has querido decirme o informarme, o lo que sea. Pero ya me aburrí de tus cartas sobre que hay un nerosma vivo, te sugiero que sea algo importante".

Mei estaba indecisa ante la oferta del sacerdote, pero al final fue la misma respuesta. "Igualmente no se lo...".

"¡Está bien! Iré con usted, pero escuchará todo lo que la señorita Mei ¡tenga que decir!" mencionó Louis, dando un paso al frente sabiendo que ayudaría al reino de Ystir.

"¡Perfecto!" dijo el sacerdote sonriendo nuevamente, iluminándose sus ojos de manera sádica.

"¡No! Louis, ¡claro que no! No va a chantajearme de esa manera, por mucho que sea quien es", expresó Mei levantando su mano derecha para evitar que Louis se acercara al sacerdote.

"¡Ya tomó su decisión! ¡Nos vamos!" El sacerdote se acercó para tomar del brazo a Louis. Mei iba a detenerlo, pero Xitlari se puso frente a Louis levantando sus cuatro brazos.

"¡Aléjese de él! No crea que no sabemos de lo que es capaz. Lo he investigado en el pasado y estoy segura de que no es por usted que se están haciendo afiliaciones con los reinos de diferentes razas. A usted no le importa para nada la gente como Louis... o como yo. ¡Solo cree que somos basura!" expresó Xitlari seriamente, mostrando en su rostro su odio hacia él y quedó sorprendido al ver a Xitlari frente a el.

"Tú eres la te... Hmm... Que seas alta no me intimida, y sí, yo no soy el responsable de tal atrocidad", mencionó el sacerdote dando unos pasos atrás. "Él tomó su decisión, ustedes no pueden obligarlo... ¡cierto! Él es un paladín, así que debe venir conmigo si yo lo deseo. Ustedes no tienen ni una gota de poder, yo sí".

"Iba a decir algo... ¿la te? Hmm..." pensó el búho espiritual encima de la cabeza de Xitlari.

"Señorita Mei, los tengo..." dijo Canbel en voz baja, acercándose por detrás a Mei.

"Guárdalos... No verá nada", respondió sin más. "Nunca debió tener todo ese poder... Usted hizo que el conde Jens fuera rey. ¡Zthur amenazó este reino! ¡Y usted...!" Mei, furiosa, frunciendo el ceño, dio un paso al frente con firmeza. El sacerdote chasqueó sus dedos, interrumpiendo a Mei y creando una onda expansiva que agrietó todos los cristales de los exhibidores y la tierra que había puesto Edgar en las ventanas.

"Cuida tu tono... expaladina", dijo el sacerdote mirándola fijamente con una expresión de autoridad y furia. "Ustedes no son nada... yo soy todo, no pueden evitar que me lo lleve, así que... no se interpongan en mi camino", el sacerdote volvió a sonreír, pero ahora de manera sádica, y Edgar estaba preparado para lo que pasara en esta pequeña tienda.

De pronto, la puerta se abrió, entrando Reck con su imponente tamaño y complexión. Tenía puesta su armadura, pero esta vez en sus hombros tenía unas grandes hombreras doradas. "Sacerdote Krief, me da gusto verlo", mencionó Reck con su voz grave y fuerte.

El sacerdote puso su mirada hacia atrás y, al ver la imponente presencia de Reck, perdió su sonrisa y volvió a una expresión seria. "Reck... ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con el rey?".

"No puede llevarse a Louis. Si quiere hacerlo, debe pedírselo al rey de Alahead, y usted lo sabe", respondió Reck sin darle importancia a las preguntas del sacerdote.

"¿Tú también vas a cuestionarme?" preguntó molesto, presionando su bastón con su mano derecha.

"Creo que no le conviene hacer algo ilegal o algo más que eso", respondió Reck, mirando hacia abajo con frialdad.

"Ya veo... El demonio ya hizo su madriguera", pensó el sacerdote observando a cada uno de los presentes. "Bien... Ganaste por ahora. Vámonos, Edgar", dijo, dirigiendo su mirada a Louis.

Reck se apartó para que el sacerdote pasara por la puerta.

"Señor...", mencionó Edgar al ver al sacerdote abrir la puerta para salir.

"¿Qué fue lo que dije?" dijo antes de salir por la puerta, y Edgar lo siguió sin decir ni una palabra.

Afuera estaba Mern con sus brazos cruzados y, a su izquierda, estaba Mark esperando cualquier cosa. El sacerdote cruzó una mirada seria con él y luego siguió su camino hacia su carruaje.

"Señor, ¿está seguro? Ellos estaban dispuestos a matarlo por ese demonio", mencionó Edgar luego de entrar al carruaje junto al sacerdote.

"Puede ser... No teníamos opciones, eran más que nosotros. ¡A la iglesia!" respondió tratando de mantener la calma.

[Entendido], dijo el tablero del auto.

"No me esperaba que tuviera tanta influencia... No hubiera sido fácil ir contra Mei, pero Reck... Los dos paladines más fuertes de este reino, sin contar que Mern estaba afuera. Además, traer apoyo no era una opción debido a los planes que tenía... al menos ya di el mensaje que quería dar a ese demonio", pensó el sacerdote mientras el carruaje comenzaba a dar la vuelta para dirigirse al oeste.

"Podría hablarle al rey para que lo saquen del reino y lo llevemos con nosotros", mencionó Edgar, y el carruaje comenzó a avanzar a gran velocidad hacia el oeste.

"No, no lo dejarán solo, y por lo que vi, Mei es capaz de irse con él para cuidarlo. Me imagino que también deben estar por ahí la chica del viento amarillo y el serio de la tecnología" el sacerdote tomó una botella de agua luego de presionar un botón de un panel que tenía al lado de la puerta del carruaje. "Reck en algo tiene razón... No me conviene meterme en algo ilegal. Así que esperaré para la reunión de mañana con Rei y los líderes. Si tanto quieren algo legal, mañana se dará el juicio y lo mandaré a matar. Noté que no conoce mucho de la tecnología en ese video, así que ya sé quién será el indicado".

"¿Y si... no deciden matarlo? El chico se ve muy tranquilo y normal", preguntó Edgar.

El sacerdote tomó un gran trago de agua y respondió a la pregunta de Edgar: "Si la sacerdotisa va de su parte, inmediatamente hablaré. No me quedaré callado si no sigue el protocolo. Rei mencionó que responde por el chico cuando se descubrió que era mitad demonio, pero magia de lava... Ni crea Rei que se saldrá con la suya. Y sí, el chico se ve normal... pero la magia de lava es muy peligrosa, más si la posee un demonio... Si Mei y Reck quieren que su reino se haga cenizas como Trownlian, bien, eso no será mi problema, solo me darán la razón y Alahead no se meterá," el sacerdote se terminó la botella de agua de otro trago, la aplastó y, volviendo su mano blanca, la esfumó, creando una pequeña explosión blanca que cegó por un momento a Edgar. "Quiero que mandes a los agentes S a vigilar Ystir por si acaso ese tal Louis... quiere escapar a su reino. No quiero guerras, hemos estado mucho tiempo sin una".

*Reino de Alahead*

Rei estaba usando su magia verde para llevar muchas cosas que tenía en una mesa hacia afuera, en un carruaje común y corriente, hecho de madera de buena calidad.

"¡Bien! Es hora de ir... Prepárate, anciano, es hora de revelar la verdad de la magia de lava y de tus acciones", mencionó Rei, observando un dispositivo para luego salir por la ventana volando con su magia y subiendo al carruaje. Después, creó caballos con su magia, que comenzaron a mover el carruaje dirigiéndose a la salida del reino. Mientras muchas personas caminaban cerca, las casas del reino eran de piedra lijada, estaban decoradas con madera y el suelo era de piedra sin ninguna grieta. Además, el reino tenía un gran muro alrededor (no tan alto como el de Ystir). La luz del sol iluminaba este reino, tranquilo y menos tecnológico.

Fin del capítulo