En las maravillosas y poco exploradas tierras del norte, encontramos un reino bastante apartado del resto, donde una mujer de largo cabello amarillo y ojos de un color rojo caminaba de un lado a otro en una habitación del palacio del rey de Alahead. Usaba una armadura de color dorado y blanco.
De pronto, una ventana de la habitación se abre... y entra un hombre de una manera un poco... extraña, creando muchos listones verdes a su alrededor con magia que salía de su mano derecha. Su cabello era corto y desordenado, de color verde brillante, sus ojos verdes reflejaban una mezcla de confianza y seguridad. Llevaba una camisa blanca de manga larga con el cuello abierto, acompañada de un chaleco oscuro largo, y sus pantalones y zapatos eran de un color verde oscuro. Su cinturón sostenía una especie de bolso, y además, poseía seis dedos en ambas manos.
"Sigues haciendo tus cosas raras, ¿eh?", expresó con un tono sarcástico al verlo entrar en la habitación.
"Lin, Lin, algún día entenderás lo importante que es entrar con estilo," dijo con orgullo mientras absorbía su magia.
"¿Y bien? ¿Cómo está Louis?" Preguntó mientras se sentaba.
"¿Louis? Ehmmm... ¿Para eso me llamabas? Bueno... Eh... No lo he visto," expresó nervioso, tocándose la cabeza y moviendo los ojos de un lado a otro.
"¿Cómo dices? ¡Dijiste que irías a verlo, y si está mal! ¿Y su collar?" Dijo preocupada, levantándose de la silla y acercándose a Rei.
"Calma, calma, no te preocupes. El collar ya me habría alertado si algo estuviera mal, no creas que no... Tengo todo bajo control... jeje," expresó, un poco nervioso, intentando tranquilizarla mientras se colocaba detrás de ella e intentaba darle un masaje en los hombros. "¿No crees que deberías dejar de usar tu armadura todo el tiempo?"
"No, así como tú amas hacer tus entradas raras, yo prefiero usar mi armadura todo el tiempo," respondió dándose la vuelta y quitando las manos de Rei de sus hombros.
"... Tienes miedo de que vuelva a pasar, ¿cierto? Lin... tengo todo bajo control, esta fase es parte de mi proceso para ser un mejor paladín y créeme, Louis lo necesita," dijo después de un momento de silencio y comenzó a hablar con confianza y tranquilidad.
"¡Claro que tengo miedo! Podría perderlo si pasa algo así de nuevo, y no solo eso, los de Ystir nos tomarán como enemigos. Tu decisión es totalmente irresponsable, no sé cómo el rey aceptó," expresó con molestia, alzando la voz y acorralando a Rei contra la pared mientras lo golpeaba con su dedo.
"¡Cálmate! Todo está bien, nada ha pasado. Lin... debes confiar más en tu hijo," dijo un poco nervioso por las palabras de Lin.
"Confío en mi hijo, pero no en esa magia o en el collar," respondió molesta.
"Yo tengo todo bajo control, puedo monitorear el collar; inmediatamente usaré mi magia para ir donde él esté y evitaré cualquier catástrofe, pero te aseguro que nada malo pasará, él controla bien sus poderes, tú misma lo viste," expresó con seriedad, alejándose de Lin y tomando un frasco de un gabinete.
"... Igualmente, no creo que haya sido buena idea dejarlo ir solo," dijo cruzando sus brazos y mirando hacia un lado.
"Corrrreo, kuh," dijo un cuervo mensajero por la ventana.
"¿Huh? La iglesia..." expresó extrañado abriendo la ventana y tomando la carta. "Demonios," dijo al leer la carta después de abrir el sobre.
"¿Qué pasó?" Preguntó intentando ver la carta.
"Nada, es solo un problema mío, no te preocupes," dijo con calma, guardando la carta en el sobre.
Lin usó su magia e hizo que Rei chocara con la pared de la habitación, causando un desorden en todo el lugar.
"¿Qué haces? ¿Estás loca? ¿Huh? ¿La carta?..." Preguntó molesto levantándose del suelo, y luego se asustó al no ver la carta en su mano.
"¡Tú... eres un imbécil! ¿Pusiste que solo era humano? ¡Y con magia de fuego! Sabía que era raro que lo aceptaran así de fácil. Tengo que sacarlo de Ystir antes que ellos," gritó molesta al leer la carta y luego la tiró en la cara de Rei.
Rei creó una barrera frente a Lin, evitando que se fuera. "¡Claro que no, no harás nada! Yo arreglaré esto, ya lo tengo todo bajo control," dijo con seriedad, levantándose y tomando la carta.
"Será mejor que quites esto o haré pedazos tu habitación otra vez," expresó molesta al ver la barrera verde frente a ella.
"Calma, Lin, recuerda que el rey me puso a cargo de Louis y yo responderé por todo. Sabía que descubrirían lo que hice, solo que se tardaron menos de lo previsto," dijo con seriedad y un poco de preocupación. Lin trató de golpearlo, pero él creó una barrera frente a ella, la barrera se agrietó e inmediatamente se restauró.
"Te juro que todo está bien. Tenía que hacerlo; si el actual sacerdote descubría que teníamos a una persona con magia de lava y que era mitad demonio, ¡lo hubieran mandado a matar! y el rey no iba a rechazar la afiliación por tu hijo. Tengo un amigo que conocí en la guerra contra Mayestad, y su hijo tomará el cargo de sacerdote y permitirá a Louis vivir. Yo sé lo que hago, Lin..." expresó seriamente, viendo directamente a Lin a los ojos.
"Pero... igualmente, no es seguro que ande por ahí en los reinos, ¡pudo esperar!" expresó triste, bajando la cabeza, pero entendiendo las palabras de Rei.
"Recuerda que si un paladín se mantiene sin hacer nada, perderá su estatus, y si lo pierde, nada podrá protegerlo, y será buscado por todas las tierras de Lyran. Aquí él no hace nada debido a que toda la gente lo odia, pero le dije que principalmente ayudaría a la gente del reino de Ystir, pero creo que ya tenía esas intenciones. Él siempre ha querido ayudar a los otros por verte a ti desde niño," mencionó Rei, quitando la barrera y consolando a Lin, además de sonreír al final de sus palabras.
"Será mejor que no dejes que le pase nada..." Dijo mientras se le escapaba una lágrima de su ojo derecho.
"No te preocupes... se lo prometí a Elio. Jajaja, ¿qué pasa? Pensé que seguías siendo ruda y fuerte," expresó con una sonrisa al ver el rostro de Lin.
"Todavía ¡lo soy!" Dijo, golpeándole el rostro.
*Reino De Ystir - Casa Del Profesor Maxwell*
"Muy bien, Louis, entregarás todos estos paquetes. Confío en ti; si alguien se molesta, simplemente dile que ya entregaste el paquete y que ya puedo irme," dijo el profesor mientras le mostraba los 50 paquetes que tenía que entregar.
"Muy bien... Daré lo mejor para no decepcionarlo," expresó Louis con determinación.
Louis comenzó a llevar los paquetes de la zona este. Llevaba dos si eran grandes, cuatro si eran medianos y los pequeños en bolsas grandes.
"¿No debería manejar la bicicleta?" Preguntó Hanks, confundido al verlo caminar con las cajas encima.
"Digamos que la bicicleta no será usada en mucho tiempo," respondió el profesor señalándole dónde estaba.
"¿Pero qué le pasó?" Dijo Hanks asustado al verla destrozada.
"Traté de enseñarle a usarla, pero... siempre se estrellaba, así que... quedó así la pobre. Ya la repararemos. Bueno, vamos a preparar los materiales para irnos después de que termine Louis," dijo el profesor dirigiéndose hacia su laboratorio.
"Bien, señor... Pobre bicicleta," mencionó Hanks con pesar mientras lo seguía.
*Zona Este*
"¡Buenos días, entrega del profesor Maxwell!"
"Gracias al cielo, lo necesitaba urgentemente," dijo una mujer al ver a Louis.
"Lamento el retraso," dijo Louis, bajando la cabeza.
"No, está bien. Escuché que Joel, el antiguo repartidor, se había casado y se mudó al reino Dajara. Ponlas por aquí," dijo la mujer mientras arreglaba unas cosas y después le mostraba el lugar a Louis.
"Mátala..." Dijo una voz profunda, oscura y resonante.
"¿Eh?" Observó a su alrededor, confundido. "¿Escuchó algo?" Preguntó Louis.
"¿Escuchar qué?" Preguntó la mujer, confundida.
"Nada, creo que fue mi imaginación," respondió Louis colocando los paquetes en su lugar.
*Palacio Del Rey*
En el palacio del rey, en una habitación que sobrepasaba lo lujoso, se encontraba el conde Jens, actual rey de Ystir. Su cabello era canoso pero muy arreglado, era de baja estatura y usaba una pijama.
"¡Ahhhh, qué bien se siente ser rey! Finalmente, tengo lo que merezco, y ya no tengo que seguir las órdenes del rey Liu, ¿eh? Ahora soy el rey... no tengo que llamarlo así, jajaja. ¡Viejo idiota, ahora yo mando aquí, o al menos por un tiempo! Tengo que guardar bien mi dinero; el príncipe Lue tomará el puesto cuando cumpla 18, pero yo no perderé mis lujos, y con Rays ayudándome, todo irá perfecto", dijo mientras se relajaba en su cama gigante, con una gran mesa llena de comida a su derecha. Las paredes de la habitación eran blancas, y tenía una gran ventana con marcos de oro. Además, la habitación poseía tres puertas: una a la izquierda de la cama que conducía al baño, y las otras dos para salir y entrar a la habitación.
"¡Señor Jens! Necesito hablar con usted", dijo un hombre tocando una de las puertas; su voz era grave y resonante, con un tono fuerte.
"¡Pasa, Reck!", respondió un poco molesto.
"Señor, necesito que...", dijo al entrar en la habitación. Era un hombre de piel morena, de alta estatura y complexión musculosa. Su torso estaba cubierto por una armadura pesada de color negro, que combinaba con los pantalones, los zapatos y los guanteletes del mismo material. Su cabello era corto y oscuro, además de que sus ojos marrones mostraban decisión y molestia.
"Antes de que digas algo, ¡nada de señor, soy el Rey! ¿Entendido?", dijo interrumpiéndolo con su voz altanera y aguda.
"Sí, rey Jens", respondió con molestia, apretando su mano y tratando de no hacer una cara de desagrado.
"Bien, dime qué deseas, Reck", dijo tomando una uva de la mesa con comida mientras estaba acostado.
"Las celdas del nivel uno necesitan mantenimiento y más guardias, ¿qué demonios hace con los guardias?", dijo tratando de hablar con delicadeza para no molestarlo.
"¡Yo hago con los caballeros lo que yo quiera! Cierra el pico y simplemente cuida tú de las celdas. Y si necesitan mantenimiento, ¿por qué no se los das tú? ¿No eres el mejor paladín del reino? Sírvele bien a tu Rey", dijo molesto, levantándose y poniéndose frente a él.
"Entendido...", respondió haciendo una mueca de fastidio, y se retiró de la habitación.
"Bien, caballeros, vengan a atender a su rey", dijo Jens aplaudiendo, y muchos caballeros entraron por la otra puerta. Los hombres usaban abanicos para darle aire, y las mujeres le daban masajes y le ofrecían comida. "Perfecto... ¡Hmm, está rico!"
"¡Rays! Será mejor que hagas algo, ¡esto es una tontería!", dijo Reck frente a un hombre de cabello verde claro, corto y arreglado, que caía suavemente sobre su frente. Tenía ojeras y sus ojos verdes no reflejaban ninguna emoción. Vestía un conjunto formal con una chaqueta de color verde oscuro sobre una camisa blanca bien planchada, complementado con una corbata verde a juego. Encima de su vestimenta llevaba un arnés marrón oscuro que sostenía lo que parecía ser un equipo tecnológico.
"Trataré de hablarle, Reck, pero la verdad dudo que alguien escape", expresó desinteresado y cansado, con una voz fría y sin emoción, mientras se apoyaba en un pilar del palacio.
"En serio, ¿qué pasó contigo? Antes hacías todo bien", mencionó Reck decepcionado y se alejó de Rays.
"Di lo que quieras... Ya no me importa", respondió fríamente al verlo irse.
*Zona Oeste - Agencia PT*
Mei estaba sentada en su escritorio, ordenando muchos papeles en su oficina.
"¡Canbel! ¿Dónde están los documentos de la mujer Mari Yoffiner?", preguntó Mei al terminar de revisar los papeles que tenía.
"¡Aquí están, jefa! Discúlpeme por no haberlos entregado antes, se me pasó, lo siento mucho", expresó con un tono nervioso, pero respetuoso, al entrar rápidamente a la oficina, mostrando su preocupación por haber fallado en la tarea.
"Está bien, no te preocupes, toma un descanso, ¿sí?", dijo Mei con su dulce y suave voz.
"Sí, jefa...", respondió mientras se retiraba del lugar con la cabeza baja.
"Se lo toma muy en serio...", dijo Mei cuando Canbel salió de la oficina. El timbre del comunicador de Mei comenzó a sonar. "Dime, ¿pasó algo, Mern?", preguntó con una pequeña sonrisa en su rostro.
"Para nada, solo quería escuchar tu dulce voz", respondió Mern con una voz algo confiada y relajada, con un toque juguetón a través del comunicador.
"Jajaja, eres un tonto. Dime, ¿Donquichua está bien?", expresó Mei riéndose dulcemente, un poco sonrojada.
"Él está bien, fue al primero que visité. Lo veo bastante bien. Ya me falta poco para terminar aquí en el reino de Dajara. Dime, ¿me perdí de algo mientras no estaba?", dijo felizmente a través del comunicador.
"'Suspiro' Ni te imaginas... Ese maldito no hizo mantenimiento a las barreras de los agricultores, y murió gente debido a las criaturas que entraron en sus zonas. ¡Maldito desgraciado! Tengo que quitarlo cuanto antes de ese lugar", expresó molesta, golpeando la mesa de su escritorio al recordar todo.
"Lo siento, debí estar ahí...", respondió Mern con arrepentimiento.
"No... Es obvio que no es tu culpa. Además, tenemos ayuda de un paladín nuevo, al parecer del reino Alahead. Su nombre es Louis A. Keeper. Es un buen chico, pero le falta experiencia", dijo más calmada, levantándose de su silla.
"Alahead... Creo que vi eso en las noticias de la iglesia, aunque el apellido Keeper me suena un poco... ¿Huh? Te dejo, Mei, ya llegó Diamo", dijo tratando de recordar, pero fue interrumpido.
"Bien, ¡Adiós...!", expresó de manera dulce.
"¡Recuerda que te amo!", dijo Mern con emoción antes de colgar.
"Sí, sí... 'Suspiro' Mern...", mencionó Mei con una pequeña sonrisa en su rostro mientras guardaba su comunicador.
De pronto, dos grandes explosiones se escucharon a lo lejos, al parecer en el palacio del rey.
"¿Qué fue eso? No puede ser...", dijo sorprendida por la explosión, y se asomó por la ventana, donde se podía ver que fue en el palacio. "¡Maldición! ¿Qué hiciste ahora?", Mei salió de su oficina inmediatamente.
*Afueras del Palacio*
"¡Vamos!", "¡Libertad!", "¡Jajajajaja!", dijeron muchísimos prisioneros saliendo del palacio y de los muros que lo rodeaban, mientras las personas corrían aterradas por el suceso.
"Hay que ir con cuidado, hermanos, primero quitarnos estos brazaletes", dijo Kein corriendo con sus hermanos.
"Hermano, pero Rubel...", dijo Jhin mientras corría a la derecha de Kein.
"Lo sacaremos en otro momento. Primero necesitamos equipo", respondió Kein a Jhin.
"Tenemos que buscar al tipo de la máscara dorada, él fue el que causó la explosión. Seguro tiene algo para quitar los brazaletes", dijo Inock mientras corría a la izquierda de Kein.
"Muy bien, ¡busquémoslo!", expresó Kein con determinación.
*Zona Oeste*
"¡Buenas tardes, entrega del profesor Maxwell! 'Suspiro' Finalmente terminé...", dijo Louis aliviado al llegar a un local del Oeste.
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"Oh, tú debes ser el nuevo repartidor. Te agradezco mucho, casi mando a comprar a otro lugar", dijo el dueño del local al ver a Louis.
"Quémalo...", dijo una voz profunda, oscura y resonante.
"¡Otra vez!", dijo Louis asustado al escuchar esa voz nuevamente, mirando a su alrededor.
"¿Pasa algo?", preguntó el dueño.
"¡No es nada! Eh... yo... Lamento mucho que se hayan entregado un día tarde, tuve que aprender bien cómo era todo el reino", expresó Louis con sinceridad, bajando la cabeza.
"¿Aprender...? ¿No eres de aquí? Vaya, entonces te deseo mucha suerte", respondió el dueño.
"Muchas gracias, señor", agradeció Louis y se retiró del lugar. "¿Qué demonios son esas voces?".
Dos explosiones resonaron a lo lejos, sus ecos reverberando en el aire como rugidos distantes. El suelo vibró ligeramente bajo sus pies mientras Louis alzaba la vista, inquieto, observando cómo columnas de humo empezaban a elevarse en el horizonte.
"¿Qué pasó...? No tengo mi katana... ¿Qué hago ahora?", murmuró con indecisión mientras se alzaba sobre lo alto de un edificio, observando el pánico en las calles mientras las personas salían de sus hogares, aterradas por las explosiones.
Un gran viento amarillo comenzó a propagarse sobre una parte de la zona oeste cerca de la norte, como un suave velo de tonos translúcidos que se arremolinaban. "¿Huh? ¿Y eso?" Louis, decidido, se apresuró a ir al lugar de la explosión.
"¡Capitana, por favor... vaya despacioooo! ¡Aaaaa!" gritó Kassie, mientras Mei conducía a toda velocidad, con la mirada molesta y decidida.
Al llegar Mei salió de inmediato de su auto con su cimitarra en su mano derecha.
"¡Ustedes, criminales! Regresen a su celda o les daré una dulce y suave golpiza de nuevo, ¡a cada... uno!" expresó Mei, mostrando molestia pero también hablando de una manera suave.
"Gracias a Dios..." dijo Kassie, saliendo del auto, arrodillándose y tocando el suelo.
"Por favor, somos muchos más que ustedes, es imposible que puedas contra nosotros", respondió un hombre de máscara dorada.
"¡No seas idiota, Jori! Será mejor que nos vayamos, es la ex-paladín Mei", susurró el de la máscara gris.
"Somos muchísimos, Tryl, y además, si se pone feo escapamos y ya, mientras pelea con los otros...", expresó confiado.
"¡Ustedes, los de las máscaras! Son hombres de Zthur, ¿cierto?" dijo Mei, dirigiendo su mirada a ellos dos.
"Ahí no..." dijo Jori, asustándose.
"Ya la regaste..." dijo Tryl, decepcionado.
"Ustedes irán conmigo, tendremos una bonita charla", dijo, tomando su cimitarra con todo y vaina.
Mei corrió hacia todos ellos. Tryl y Jori comenzaron a correr para escapar. Mei golpeaba a cada uno que se le acercaba, con su puño y con su cimitarra.
"¡Vamos, vamos!" dijo Jori, con desesperación.
Un gran muro de hielo rodeó a todos los prisioneros. Encima del muro estaba Kassie, usando su magia para inmovilizar a los prisioneros.
"Maldición, ¡por aquí, Jori!" dijo Tryl, observando un callejón.
Mei vio a los dos metiéndose en el callejón e intentó seguirlos, pero muchos de los prisioneros la rodearon.
"Debe ser un chiste. ¡Rayyyysss!" gritó el rey Jens al ver todo el caos en el reino.
"¿Qué quiere?" dijo Rays, con su voz fría, entrando en la habitación.
"Manda a Reck y a los caballeros a capturar a los prisioneros. No quiero que la gente empiece a ¡odiarme! Así que... ¡apresúrate!" expresó, molesto, mientras miraba el reino por la ventana de su habitación.
"Ya voy..." respondió Rays, despreocupado.
"¡Te dejo el resto, Kassie!" dijo, entrando por el callejón donde entraron los hombres de Zthur, mientras muchos de los prisioneros estaban tirados en el suelo.
"¡Xitlari! ¿A dónde fueron? ¿Puedes verlos?" preguntó Mei al sacar su comunicador de su bolsillo mientras corría por el callejón.
"¡Los veo dirigiéndose a la zona este, al parecer saldrán por donde está el banco central!" respondió Xitlari a través del comunicador.
"Gracias", agradeció y guardó el comunicador, trepó alto y comenzó a correr encima de las casas.
"¡Paren de... molestar!" dijo Kassie, mientras trataba de atraparlos a todos.
Uno de los prisioneros usó magia de fuego para derretir el hielo, lo que hizo caer a Kassie del muro que creó. "¡Atrápenla!" dijeron los prisioneros, esperándola que cayera, pero ella, al instante, usando la misma agua descongelada, la volvió a congelar y atacó a todos los que la esperaban abajo.
"¡Adiós, niñita...!" dijo el prisionero con magia de fuego, apuntando a su espalda.
Antes de poder usar su magia, recibió un derechazo en el rostro que lo arrastró en el suelo debido al impacto.
"¿Huh? ¡Louis, gracias!" dijo Kassie al ver a Louis salvarla.
"¿Qué pasó? ¿Por qué hay tantos de estos tipos?" preguntó mientras golpeaba en el rostro a uno que se le acercó.
"No lo sé muy bien, pero seguramente ¡es culpa del rey!" respondió mientras continuaba capturando a los prisioneros con su magia.
Uno de los prisioneros golpeó el piso creando una ola de tierra que se dirigía hacia Louis. Este saltó encima de la ola, esquivándola. Luego, el prisionero sacó una gran roca del suelo y la lanzó. De un solo golpe, la roca se hizo pedazos y Louis, de una patada, lo noqueó.
"¡Whoa! Sí que eres fuerte", dijo Kassie, asombrada.
"Gracias, ¡es puro entrenamiento!" respondió mientras se encargaba de otros dos prisioneros.
"Mira, hermano, es ese chico", dijo Inock desde lejos.
"Ya tendremos nuestra venganza. Vayamos a la zona sur para quitarnos los brazaletes, antes de que creen otro control", expresó Kein, calmando su enojo al ver a Louis.
"Louis... ¡Usa tu magia! Será más fácil acabar con ellos, así no volverán a cometer crímenes. Haz que sientan sufrimiento...", dijo una voz profunda, oscura y resonante.
"¡Qué demonios...!" dijo Louis, asustado al escuchar la voz. Esto lo desconcentró y recibió un codazo en la cara de un tipo muy grande y alto, haciéndolo caer al suelo.
"Vamos, niño, jejeje", dijo el prisionero a punto de atacar con ambas manos en su espalda.
Kassie lo alejó de Louis con su magia de agua, creando una gran corriente y atrapando a otros prisioneros. Luego los inmovilizó congelando el agua.
"¿Estás bien, Louis?" preguntó, preocupada, acercándose a él.
"Sí... Estoy bien", respondió ocultando su rostro mientras este se regeneraba de golpe.
"¡Atrápenlos a todos! ¡No dejen que escapen!" gritó un caballero que llegó al lugar con muchos otros más. "Les agradezco la ayuda, pueden retirarse", dijo el caballero, acercándose a Louis y Kassie, y luego se fue a atrapar a los prisioneros.
*Zona Este*
"¡Esto es tu culpa! ¡Siempre abres tu boca y nos metes en problemas!" gritó Tryl, molesto, mientras corría.
"¡No te enojes! Ya casi llegamos con el Jefe Yeynos, ¡por este callejón!" dijo Jori, mientras corría al lado de Tryl.
"¿A dónde creen que van?" dijo Mei, cayendo frente a ellos.
"¡Ay, no...! ¡Por atrás!" expresó, temeroso, al verla.
Detrás de ellos estaba la cimitarra, siendo controlada por Mei. Mei pateó la pierna de Jori, haciéndolo caer, y luego golpeó su rostro contra el piso y puso sus manos en su espalda. Tryl trató de golpear, pero ella detuvo el puño de Tryl con una sola mano. Mei tomó su brazo y lo acercó para darle un puñetazo en el pecho. Tryl cayó al suelo, quejándose por el dolor.
"Cómo duele... El golpe que me dio ese chico sigue doliéndome ¡mucho!..." pensó, mientras soportaba el dolor tirado en el piso.
"Desgraciad..." dijo Jori, siendo interrumpido por Mei al noquearlo de un golpe. Luego, ella golpeó a Tryl con la cimitarra, noqueándolo también.
"Listo... ¿A dónde se dirigían, par de idiotas?" dijo, tomando su cimitarra y poniéndola en su cintura y revisando el callejón. "Hmmm, no veo nada, es solo un callejón sin salida, pero..." mencionó, mientras comenzaba a golpear el suelo. "Nada... Tal vez solo se perdieron. Ann, ¿podrías venir a mi ubicación? Tengo dos tipos que serán de mucha ayuda. ¿Ya terminaron ahí con los prisioneros?" dijo Mei a través del comunicador.
"¡Sí! Ya todo está bajo control. Los caballeros ya llegaron y Ririam está hablando con ellos, ¡iré de inmediato!" dijo Ann, con una alegre y radiante voz a través del comunicador.
"Perfecto, te mandaré mis coordenadas", dijo, cortando la llamada y mandando su ubicación.
*Palacio Del Rey*
"Parece que ya todo está bien. Dime, Rays, ¿dijo algo Reck?" preguntó Jens, mientras miraba a los caballeros traer de vuelta a los prisioneros.
"Ni siquiera hablé con él..." respondió Rays, mientras estaba sentado en una silla, mirando el suelo.
"¿¡Qué!? ¿Y cómo demonios capturaron a los prisioneros?" preguntó, confundido.
"... Al parecer, cuando lo buscaba, él ya había salido con todos a capturarlos, creando tres equipos: uno para la zona este, otro para el oeste y otro para el norte. Él fue al este, pues parece que un prisionero del nivel 3 logró esca..." expresó con menos frialdad y levantando la cabeza.
"¡Usted es un...!" expresó furioso Reck, entrando a la habitación del rey.
"Alto, no se acerque, lo veo muy hostil, paladín Reck. Será mejor que se retire" dijo Rays con seriedad, evitando que Reck se acercara a Jens.
"Tú... ¡Eres un idiota!" dijo Reck, molesto, saliendo de la habitación.
"Uy... Gracias, Rays, casi se me sale el corazón" expresó Jens, temeroso, sentándose en su cama.
"Creo que debería quitarle el cargo de paladín, no es seguro que siga en el palacio" dijo Rays, mientras volvía a sentarse.
"No puedo... Si la gente se da cuenta, tendrán miedo y me culparán. Reck es el paladín más fuerte del reino, el único que puede garantizar nuestra protección" respondió, preocupado.
"Entonces deje de ser tan cretino. A este paso, perderá su estatus en poco tiempo, aunque ya tiene mucho oro reunido" dijo Rays, balanceándose en la silla.
"¡No!, ¡necesito más! No quiero perder estos lujos, tendré que ponerme serio" dijo Jens, dirigiéndose a tomar un baño, mientras Rays lo miraba con frialdad.
"Solo tengo que soportar un poco más a este tipo, y me iré..." pensó Rays, levantándose y saliendo de la habitación.
*Zona Norte*
"¡Kassie! ¿Huh?" dijo Mei volando en el cielo con magia de viento amarillo. "¿Louis, qué haces aquí? ¿No tenías que repartir paquetes hoy?" preguntó al caer al suelo.
"Sí, pero comencé un poco temprano y pude terminar rápido. Luego escuché dos explosiones y no pude evitar venir a ayudar" respondió Louis con sinceridad y calidez en su voz.
"Qué bueno, me alegra. Vamos, te llevo con Maxwell" dijo Mei, notando esa calidez en Louis.
"Creo que yo prefiero caminar..." dijo Kassie, un poco asustada de subir al auto.
"No seas miedosa, ¡iré lento!", dijo con un tono despreocupado, aunque claramente disfrutaba de la velocidad. "Ay... solo Louis, Xitlari y Ann disfrutan cuando manejo rápido", expresó con una leve sonrisa de diversión en el rostro.
Mientras conducía, Mei recibió un mensaje de voz.
"Mei... ¿Cuánto tiempo tengo que seguir aquí? ¡Quiero hacer una misión!" preguntó Xitlari, molesta, a través del comunicador.
"Cálmate, ya encontraré algo para ti, pero recuerda que tú fuiste la de la idea de las cámaras" respondió Mei, mandando un mensaje de voz.
"¡Oye, Louis! La que mandó el mensaje de voz es Xitlari. La pobre lleva bastante tiempo sin hacer una misión" susurró Kassie a Louis.
"¿Ah, sí? Qué mal por ella..." expresó Louis, sintiendo pena por ella.
"¿De qué hablan allí atrás?" preguntó Mei, viéndolos por el retrovisor.
"Le he estado contando a Louis sobre Xitlari. Tal vez debería conocerla" respondió Kassie, entusiasmada.
"Jajaja, sabes que Xitlari no es muy sociable, con costo te habla a ti de todos los demás" expresó Mei, sabiendo que no le interesará conocer a Louis.
"Algún día tiene que dejar de ser así de solitaria, pero contigo habla mucho" dijo Kassie.
"Sí, pero yo soy un caso especial... Ya veremos cuando la conozca Louis. Y por si se me olvida, Louis, no te asustes al verla o te odiará para siempre, ¿entendido?" dijo Mei con una sonrisa traviesa y un tono de advertencia, mientras mantenía su mirada fija al frente.
"Okay... Eso creo" respondió, extrañado por la advertencia.
Después de unos minutos, Mei dejó a Louis en la casa del Profesor Maxwell y se dirigió hacia la agencia PT. Louis tocó la puerta hasta que Hanks la abrió y lo dejó pasar.
"¡Louis! Finalmente, necesito que cuides de la casa mientras yo estoy trabajando en mi proyecto. Hanks, lleva el bolso rojo, yo llevaré este. ¿Cómo te fue con las entregas?" dijo el Profesor, quien lo esperaba sentado en las escaleras.
"Bueno... Una señora estaba muy molesta, pero seguí sus instrucciones y me fui al entregar el paquete" respondió Louis, recordando a la señora.
"Jajajaja, ya me imagino quién fue, pero no importa. Además, le ayudaste a Mei, ¿cierto?" dijo, mientras se levantaba de la escalera.
"Sí, al parecer muchos de los prisioneros escaparon del palacio" respondió Louis, con preocupación al recordar el golpe que recibió.
"Hmm, así me enteré por las noticias y por las dos explosiones que se escucharon. Toma esto, presiona el botón cuando lleguen las 5 de la tarde. Regresaremos a las 6:30 de la noche" dijo el profesor, entregándole un control con un solo botón.
"¿Qué es esto?" preguntó, curioso.
"Me alegra que preguntes. Este dispositivo activa el escudo invisible, el cual está perfectamente alineado con la casa. El escudo está hecho con magia invisible y la magia protectora más refinada, acumulada en un cristal de amatista" respondió con entusiasmo, después de aclarar su garganta.
"Qué increíble... lo cuidaré bien", dijo Louis sorprendido, guardando el aparato en su gabardina.
"Per...fecto, nos vamos, Hanks... ¡Ah! Y, por favor, no lo enciendas antes; no quiero que se gaste antes de que cumpla el mes, son bastante caros", mencionó el profesor antes de salir por la puerta.
"¡Entendido!", respondió Louis cerrando la puerta. "Ahora... ¿Qué hago? No sé de dónde viene esa voz, pero es una molestia escucharla", pensó mientras iba a la cocina a preparar un sándwich de queso y pavo.
Louis terminó de preparar su comida. "Gracias por la comida", agradeció antes de empezar a comer. Luego de comer, comenzó a meditar y hacer ejercicio por no saber qué hacer, hasta que se quedó dormido sentado en las escaleras de la entrada.
Entreabriendo los ojos, despertó rápidamente y fue a ver la hora en el reloj del segundo piso.
"¡Ay! ¡Se me pasó la hora!", dijo asustado al ver el reloj, sacando el control de su gabardina y activando el escudo.
"Así que esta es la casa del tal profesor, me la esperaba con muchas defensas y eso", expresó decepcionada al ver la casa. La mujer tenía un cabello negro recogido en una cola y dos flecos a cada lado de su rostro. Sus ojos eran de color blanco. Llevaba un atuendo oscuro y ajustado, que incluía una capa y una armadura ligera, con una katana en su cintura. Era de baja estatura, y su rostro reflejaba que era muy joven.
"Pero, Kumi... Estamos en un reino; es obvio que nadie va a tener su casa con miles de trampas y defensas", dijo uno de los cuatro encapuchados que estaban con ella.
"Como sea... Terminemos rápido y vayamos con mi padre... ¿Eh?", dijo confundida.
"¿Pasa algo?", preguntó uno de los encapuchados.
"Qué mal... Al parecer hay un escudo invisible, ¿qué podemos hacer contra eso?", preguntó mientras cruzaba sus brazos.
"Nada...", respondió al instante.
"¡¿Cómo que nada?! ¡Busquen una solución!", gritó molesta.
"¡Guarden silencio, quiero dormir!", gritó una mujer de avanzada edad.
"Ayyy... Es muy temprano para dormir", dijo Kumi después de escuchar a la señora.
"Es una anciana, Kumi...", mencionó uno de los encapuchados.
"¡Oigan ustedes! ¿Qué están haciendo?", preguntó Louis mientras los miraba desde la ventana del segundo piso.
"¿Eh? ¿Quién es este chico? Hmmm", pensó Kumi. "¡Hola! Soy hija del profesor Maxwell, vine a traer unas cosas que olvidé antes de irme de viaje", expresó mientras sonreía y juntaba sus manos.
"Es la peor excusa que he escuchado, señorita", dijo uno de los encapuchados.
"¡Cállate, payaso!... ¿Me podrías dejar buscar mis cosas? Por favor", dijo amablemente con una sonrisa fingida.
"Nunca mencionó que fuera padre... Y si fueras hija de él, no tendrías que pedirme permiso, ¿no crees? Pero es obvio que no lo eres, ¡así que váyanse!", dijo Louis detectando la mentira al instante.
"Ay, idiota", dijo al escuchar su respuesta.
"Creo que no podemos hacer nada, deberíamos decirle al señor Yeynos", dijo uno de los encapuchados.
"¡Nada de eso!", dijo con decisión, desenvainando su katana y comenzando a golpear el escudo. "Le prometí... que le llevaría... la... ¡pieza!", expresó mientras golpeaba el escudo.
"Hmmm, cuánto tiempo le tomará romperlo... Tal vez debería encargarme de ellos antes de que el profesor regrese", pensó al verla golpear el escudo y se dirigió a bajar las escaleras.
"Sí... ¿por qué no te deshaces de ellos? Sería más fácil y no causarían nunca más ¡ningún problema!", dijo una voz profunda, oscura y resonante.
"¡Otra vez! ¿Quién demonios eres y cómo entraste?", preguntó con desesperación al escuchar la voz.
"Louis... ¡Louis!, yo siempre he estado contigo... Desde aquel momento... El momento más glorioso de nuestras vidas...", respondió, y muchas imágenes y recuerdos pasaban por la mente de Louis.
"¡No!, ¡para!", dijo mientras caminaba cerca de las escaleras.
"¡Vamos!, ¡apenas inicié a insistir!", gritó con furia, haciendo que Louis cayera por las escaleras por la desesperación y el dolor que sentía al recordar el pasado.
"¡Vete de aquí...!", dijo comenzando a respirar y exhalar profundamente, logrando calmarse.
"Todavía no tengo suficiente fuerza, pero pronto tomaré lo que me corresponde", mencionó la voz, desapareciendo de la mente de Louis, dejándolo tranquilo.
Louis observó sus manos, las cuales temblaban... Se levantó y se dio cuenta de que el control se rompió con la caída. "Oh no...".
"Ja, ja, les dije que funcionaría, ni siquiera un escudo invisible puede detenerme", expresó con orgullo después de abrir la puerta de una patada mientras sus compañeros aplaudían. "Uy... ¿Qué te pasó? ¿Te caíste de las escaleras?", dijo al ver a Louis mejor.
"¡Qué te importa! No tomarán nada del profesor Maxwell", dijo seriamente, pero un poco avergonzado, mientras desenvainaba su katana.
"Kumi, nosotros nos encargaremos mientras usted busca la pieza, así llegaremos con su padre antes", sugirió uno de los encapuchados.
"Qué increíble idea, entonces, ¡adelante!", dijo Kumi con emoción.
Dos de los encapuchados rodearon a Louis mientras giraban unas cadenas que lanzaron hacia él. Inmediatamente, Louis las esquivó y se dirigió hacia Kumi, pero las cadenas igualmente lograron atrapar a Louis. "¿Eh? ¿Cómo lo hicieron?", pensó mientras miraba a Kumi saltando encima de él y dirigiéndose a la oficina del profesor mientras llevaba un lente en su ojo derecho. "¡Claro que no!" Louis hizo que las cadenas se derritieran y siguió a Kumi... "¡Unión de la niebla blanca!", dijeron los otros dos encapuchados, juntando sus palmas y creando dos manos que tomaron a Louis, evitando que pudiera seguir a Kumi. Luego las manos desaparecieron, pero Louis no podía alejarse de los cuatro encapuchados.
Los encapuchados tiraron bombas de humo y, con gran cuidado, atacaban por turnos a Louis, logrando hacerle daño. Louis calentó su katana y al siguiente que se acercó, Louis cortó su espada y luego le dio una patada en el estómago después de haberla calentado con su magia. Los demás titubearon por un momento, pero luego se decidieron a atacar los tres al mismo tiempo. Louis lograba detener sus ataques, pero estaba siendo vencido hasta que, con todas sus fuerzas, cortó las tres espadas de ellos. Luego lanzó otra patada, de la cual dos se agacharon a tiempo, pero uno la recibió, chocando con la pared de madera, la cual se agrietó del impacto.
"¡Maldición, este tipo es muy bueno!" dijo uno de los dos encapuchados restantes mientras se alejaba.
Louis saltó a los barandales de las escaleras y luego le dio una patada en el rostro a uno de ellos, haciendo que saliera por la ventana del muro de la izquierda en dirección a la entrada. Luego, le dio un puñetazo en la espalda al otro, haciendo que cayera y agrietando el suelo por el impacto.
"¡Perfecto! Ahora quémalos, ajajaja" dijo la voz oscura, apareciendo nuevamente.
"¡Largo!" gritó Louis, furioso, haciendo que la voz desapareciera mientras se dirigía hacia Kumi.
"Vamos, vamos, ¡ajá! Aquí está. Pinche viejo la tenía bien escondida. Qué bueno que traje los lentes del comandante oscuro", dijo al ver, a través del escritorio del profesor, un compartimento secreto.
Kumi se agachó y con su katana abrió el compartimento. "Ay, no, no puede ser... ¡Una caja arcana!" expresó con decepción al abrirlo. Al pararse, Louis estaba frente a él, y ella comenzó a esquivar sus ataques muy ágilmente. En una ocasión, Louis casi hizo pedazos un estante lleno de libros. "¡Ufff, estuvo cerca!" Kumi, al ver esto, empezó a usar cosas para que Louis no la atacara, tirándole jarrones, cuadros y otros objetos de valor para distraerlo. "¡Oye! ¡Esto no es justo!" dijo mientras acomodaba los jarrones.
"¡Jajaja, amigos, vámonos!" gritó feliz, escapando de Louis y bajando las escaleras... Pero, al ver a sus compañeros derrotados, enfureció y desenvainó su katana. "Tú... Pagarás por esto..." dijo, furiosa, apuntando su katana a Louis al llegar al lugar.
"Ellos están bien, solo los noqueé. Será mejor que devuelvas esa caja. No quiero herir a una mujer", expresó con respeto, preparándose para pelear.
Kumi se acercó y chocó su katana con la de Louis. "No me subestimes por ser mujer", dijo molesta, golpeando con fuerza y haciendo retroceder a Louis. Luego saltó encima de él y, con todas sus fuerzas, atacó a su cabeza, pero Louis bloqueó el golpe usando su katana y ambas manos, una en el mango y la otra en medio del filo. El choque hizo que Louis se hundiera un poco en el piso, que se destrozó.
Kumi retrocedió y Louis, sin perder tiempo, se lanzó a atacar, poniendo el filo de la katana hacia el suelo y atacando con gran velocidad. Kumi trataba de seguir el ritmo, pero no podía creer que le estuviera ganando. "No puede ser... Es como si... ¡Hubiera leído mis movimientos!" pensó mientras trataba de seguirle el ritmo, hasta que Louis logró cortar su brazo izquierdo y luego le dio una patada, haciendo que atravesara la ventana del muro de la derecha.
Louis saltó por la ventana, poniéndose frente a ella, pero ella no retrocedió.
"¡No me rendiré!" exclamó con determinación, tratando de mantenerse firme pese a su herida.
"¿Todavía quiere pelear?" pensó. "Creo que no estás en condiciones, devuelve la caja y entrégate al reino", expresó un poco sorprendido por su determinación.
"¡Claro que no! ¡No iré a ninguna parte! Debo pelear por mis compañeros y ¡por la promesa que le hice a mi padre!" expresó con mucha valentía en sus palabras.
Nuevamente empezó a atacar a Louis, pero sus ataques eran lentos y fáciles de bloquear... Louis, simplemente con un movimiento rápido y preciso, desarmó a la chica, haciendo que el arma volara de sus manos con un solo corte de su katana. A Kumi no le importó y se puso en posición para pelear a puños.
Louis se quedó en silencio, sorprendido al ver su valor, y la golpeó con la empuñadura de la katana en el estómago, haciéndola caer al suelo.
"Ya basta..." expresó Louis, sintiendo lástima. "Eres buena, pero necesitas practicar mucho más, aunque lo hiciste bien", dijo, tratando de hacerla sentir mejor.
"¡No digas tonterías!" gritó, molesta.
"Qué chica tan, ¡molesta! ¿Por qué no le enseñas lo que es... El sufrimi...¡ento!" expresó sádicamente en la mente de Louis.
"¡No!, ¡no molestes!" gritó Louis, furioso por las palabras que escuchó en su cabeza.
De pronto, una niebla blanca ligera llenó el lugar, y un hombre con un gran cabello largo recogido en una trenza gruesa que caía por su espalda atacó a Louis... Este logró bloquear el ataque, pero igualmente lo hizo retroceder varios metros. Este hombre llevaba puesto un haori blanco (una especie de chaqueta tradicional japonesa), abierto sobre una armadura blanca ligera que protegía sus hombros y pecho. Debajo del haori se distinguía un kimono o yukata de tonos claros, ceñido con un obi (fajín). Los pantalones eran amplios y oscuros, similares a unos hakama (una especie de pantalón plisado usado por guerreros y practicantes de artes marciales). Además, una venda blanca cubría sus ojos, y usaba una katana blanca como arma. Las mangas de su ropa ondeaban al viento, evocando el flujo de la niebla misma.
"¿Qué haces aquí?" preguntó Kumi, sorprendida.
"Corrigiendo mi error..." respondió con una voz serena y tan etérea como la niebla, lanzándose hacia Louis... Y como si fuera neblina, fue difícil de distinguir para Louis, y al instante el hombre desarmó a Louis y luego apareció detrás de él como neblina. Con una rapidez impresionante, llenó de cortes la espalda de Louis, destrozando su ropa en el acto... Louis cayó de rodillas, y al levantar la cabeza, el hombre estaba frente a él nuevamente. Se quitó la venda de sus ojos y miró directamente a los de Louis, llenándolos de niebla blanca; después de eso, era difícil notar que sus ojos eran diferentes entre sí. Louis perdió la conciencia y sus heridas en la espalda dejaron de regenerarse.
"No confiabas en mí... ¿verdad...?" dijo Kumi, decepcionada de ella misma.
"Por supuesto que sí... Pero Zthur no..." respondió mientras se ponía la venda en sus ojos. "Él no se equivocó... Pero yo sí, no estabas lista..." expresó con serenidad, apuntando su katana para atravesar el corazón de Louis.
"¡Espera!, no le hagas daño, Yeynos", gritó el Profesor Maxwell, acercándose con Hanks a su derecha.
"¡Jonathan! ... Je, cuánto tiempo", dijo con su voz cargada de nostalgia y sorpresa.
"No le hagas nada y te daré la pieza que me encargaste...", expresó el Profesor con seriedad y preocupación.
"¡Pero... yo tengo la pieza!", dijo Kumi, mostrando la caja arcana.
"Esa es falsa... La verdadera la tengo yo", dijo, haciendo que su brazo mecánico se transformara hasta sacar una pieza mediana, como una esfera con una "S" en su interior. La sacó y luego hizo que su mano se convirtiera en un cañón.
"¿Es esa, Kumi?", preguntó Yeynos al no poder ver nada.
"Sí, padre... Esa es...", dijo con decepción, tirando la caja arcana al suelo tras ver la pieza con el lente del comandante oscuro.
"Bueno... Te daré la oportunidad de tomarla tú misma, hija", dijo Yeynos al escuchar el sonido de la caja arcana cayendo al suelo.
"¡Alto! Dame al chico primero", dijo el Profesor con firmeza.
"Claro que no... Después de matarlo, vienes tú y tu amigo", respondió Yeynos, apuntando su katana nuevamente.
"¿Tú crees?" Una gran luz azul comenzó a iluminar el brazo del Profesor. Esta luz salía de un cristal incrustado en el brazo mecánico del Profesor.
"Papá... Es como una pieza de plumorium", dijo Kumi sorprendida al verla.
"¿Plumorium?", pensó el Profesor, desconociendo ese material.
"¿Cómo? ¿De dónde sacaste eso?", preguntó sorprendido y un poco nervioso.
"Tengo mis fuentes", contestó el Profesor, apuntando su brazo a Yeynos y a Kumi. "Este es el trato: yo te doy la pieza y tú dejas al chico", expresó con firmeza y seriedad.
"Ja, podría matarte fácilmente, no eres un peligro", dijo con gran serenidad.
"¿Quieres apostar? Te aseguro que el disparo de esta cosa hará pedazos una parte del reino; tú y tu hija no podrán escapar y no tendrán la pieza", expresó como si no le importaran los demás.
"¡Sigues estando mal de la cabeza!", respondió molesto. "Muy bien, acepto...". Yeynos guardó su katana, acercó un poco a Louis y luego retrocedió, escondiendo su mano izquierda, con la que estaba haciendo señas a Kumi.
"Cuando dispare, nos acercaremos a Louis", susurró el Profesor, y Hanks asintió.
"Para no tener problemas, haremos un juramento, como en los viejos tiempos", dijo Yeynos, haciendo que una niebla negra rodeara al Profesor y a él. "Juro no lastimar a este niño". El Profesor dudó, pero al final aceptó. "Prometo darte la pieza que buscas". Entonces la niebla que rodeaba al Profesor y a Yeynos se juntó, ambas se hicieron blancas y luego se desvaneció.
El Profesor disparó la pieza y al instante activó su brazo, acercándose a Louis junto a Hanks. Yeynos sacó su katana para atacar al Profesor y a Hanks, pero el brazo del Profesor creó un campo de fuerza azul, además de que Kumi fue inmediatamente por la pieza después de que el Profesor la disparó lejos.
"¡Eres un maldito! ¡Ibas a matarnos!", dijo el Profesor molesto, con sudor en la frente.
"Y tú, ¡un estúpido! ¡Me engañaste!", expresó molesto mientras golpeaba el campo de fuerza con su katana.
"Tal vez exageré un poco... Pero mi tecnología es la mejor", dijo, después de lo cual Yeynos fue golpeado por una gran corriente de luz azul que lo lanzó lejos, estrellándose contra una casa. Mucha gente miraba por las ventanas de sus hogares, asustados por el impacto.
"Ja, ja, ja, ja, ¿solo eso puedes hacer? Con tu... tecnología, tal vez no mate al chico, pero tú... mueres hoy", dijo con serenidad mientras se acercaba nuevamente a ellos.
"Te recomendaría ir por tu hija, hay una mujer que maneja como loca y llegará aquí pronto, pero no solo ella...", expresó el Profesor con confianza, evitando que Yeynos atacara el escudo nuevamente.
"Desgraciado..." Al instante, Yeynos corrió hacia donde estaba su hija.
"¡Ririam! ¿La tienes en la mira?", preguntó Mei mientras manejaba a toda velocidad, con Kassie a punto de vomitar atrás.
"Ya la tengo", respondió un hombre de cabello castaño muy oscuro y lentes, con una voz grave y seria.
Ririam disparó con su rifle de francotirador a Kumi mientras tomaba la pieza. Al instante apareció Yeynos, usando su katana blanca. "¡Te la devuelvo!", dijo con serenidad, subiendo un poco su tono de voz. La bala había sido regresada, y Ririam logró pararla usando el mismo rifle.
"Tenemos que irnos, hay que entregar la pieza a Zthur", expresó Yeynos mientras comenzaba a correr por los tejados con su hija.
"¡Pero mis amigos!", dijo Kumi preocupada mientras le entregaba la pieza a su padre.
"Tendremos que sacarlos cuando llegue la hora, lo siento mucho... Pero lo primordial es entregar esta pieza", respondió Yeynos, tomando la pieza y guardándola en su ropa.
Una gran cantidad de aire amarillo se acercaba a ellos.
"Maldición, ¡rápido!", dijo Yeynos, cargando a Kumi y caminando a gran velocidad por encima de las casas.
El aire amarillo los alcanzaba rápidamente, pero Yeynos logró acercarse lo suficiente a la salida del reino. Con un gran salto, se convirtió en niebla y pasó por encima del muro, logrando escapar.
"¡Jonathan! ¿Está bien?", preguntó Mei, llegando con su auto, mientras Kassie salía de él con gran alivio.
El Profesor desactivó el escudo de su brazo y mostró cómo estaba Louis. Rápidamente, Mei lo cargó a la casa del Profesor Maxwell.
"¿Estará bien, verdad?", preguntó el Profesor, preocupado.
"Din dice que solo debe descansar y estará bien en la mañana", respondió Mei mientras revisaba a uno de los encapuchados. "¿Crees que deberíamos avisarle a su reino?", preguntó, sacando unos kunais escondidos en la ropa del encapuchado.
"No... Esta mañana conversé con él... cuando le enseñaba a usar la bicicleta de entregas y después de que chocara muchas veces...", dijo, recordando el desastre. "Me dijo que... en este reino él puede ser él mismo y no tiene que estar fingiendo o escondiéndose... y que nadie lo juzga o lo trata como basura", respondió el Profesor, mientras observaba los daños en su casa.
"Entiendo... pero por...", dijo Mei, siendo interrumpida por el Profesor.
"Creo que me mudaré cerca de la agencia, por seguridad. ¿Podrías ayudarme a buscar una?", dijo el Profesor, decidido y recordando algo.
"Por supuesto, ¡te ayudaré!", expresó Mei con su voz dulce y suave, recordando la última vez que le pidió eso.
Fin del capítulo.