El viento soplaba, levantando leves cortinas de polvo, moviendo con delicadeza el pasto en el suelo mientras el sonido de un motor resonaba. Las llantas rechinaban al chocar con algunas rocas en el camino.
"Al parecer, el camino se está volviendo un poco rocoso... A ver hasta dónde nos lleva esta amiga nuestra", mencionó Xitlari con calma mientras conducía la moto de cuatro ruedas, a punto de llegar a la montaña espiral Quichua.
"Yo... ¡No puedo más!" pensó Louis, ruborizado, con sus brazos alrededor del abdomen de Xitlari. "Y con este montón de rocas me siento ¡aún más incómodo!" Louis trató de no delatar sus nervios con ningún movimiento. "¿Qué debo hacer...? Estoy tratando de no aumentar mi temperatura... como aquella vez en el auto de Mei o la vez que ella peleó en el banco... Yo... Yo... Podría lastimarla..." pensó, llenando su mente de preocupación. Apareció una imagen de su padre nuevamente, lo que lo aterrizó. "¡No...!" gritó, soltando a Xitlari y chocando contra el suelo, dejando un rastro del impacto, además de dar algunas vueltas debido a la gran velocidad a la que iban.
"¡Louis!" Xitlari rápidamente frenó para dar la vuelta, llegando con él. Luego bajó de la moto y se le acercó. "¿Estás bien? ¿Por qué te soltaste...? ¿Iba muy rápido?" preguntó, confusa por lo sucedido, acercándose para ayudarlo.
"No... Ibas bien... Solo que... Es mi culpa. Sube tú con la moto; yo te alcanzo", respondió, levantando su mano para evitar que lo ayudara. Luego se levantó del suelo, pero con la mirada hacia abajo.
"¿Acaso es porque mi abdomen comenzó a sudar y resbaló?" pensó Xitlari, tocando su abdomen con una de sus cuatro manos mientras sostenía la caja con el diamante con otra. Xitlari puso el diamante encima de la moto y luego hizo varias posiciones de manos con sus cuatro extremidades. Louis notó que hacía algo y la observó ligeramente, mostrando un poco su rostro lleno de preocupación y temor.
"Te veo luego, Rhyno", mencionó, haciendo que Rhyno se transformara en el búho espiritual. "Buh, yo..." susurró, pero fue interrumpida.
"Antes que nada, él usa guantes, no se iba a resbalar por eso. ¡Segundo! Su aura está llena de miedo, preocupación y dolor... No sabemos muy bien lo que le pasó, pero hay que descubrirlo", mencionó el búho de manera directa, mientras observaba el aura de Louis.
"¡¿Descubrir?! ¿Qué quieres descubrir? ¡Hay que entregar el diamante!" dijo Xitlari, tratando de bajar la voz para que Louis no notara que hablaba.
"Me invocaste para darte una solución, y esta es la solución: trata de comportarte como una adulta y ayúdalo", respondió el búho, comenzando a volar frente a Xitlari.
" 'Suspiro' Bien... ¡Louis! ¿Qué te pasó allá? ¿Es por Maber? Si estás preocupado, puedes mandar un mensaje en el programa de la iglesia", comentó Xitlari, dirigiendo su mirada a Louis.
"Es... Difícil de explicar... Y no quiero que pienses nada malo de mí", respondió sin darle la cara mientras tocaba su rostro con su mano izquierda.
Xitlari se acercó para poner una de sus manos en su hombro. "No te preocupes... Ya te conozco mejor, y sé que eres un buen chico. Puedes contarme", dijo con una ligera sonrisa en su rostro.
Louis volteó y, al verla, sus ojos se iluminaron levemente. Luego escondió su rostro nuevamente y se alejó de ella, quitando su mano de su hombro ligeramente. "Podría... decírtelo mientras subimos, si quieres caminar, claro..." comentó, comenzando a caminar hacia la montaña. Xitlari escondió la moto y lo siguió luego de tomar el diamante de encima de la moto y colocarlo en su cinturón a su izquierda. Luego de un momento de silencio y varios pasos de ambos, Xitlari se puso a su lado.
"¿Y bien? ¿Qué tienes?" preguntó, mirándolo de reojo mientras continuaban caminando.
"No estoy muy seguro de decírtelo", respondió mientras caminaba con la mirada hacia abajo. "Yo... 'suspiro' he tenido muchos pensamientos intrusivos, sueños dolorosos por culpa de alguien... Tuve que usar pociones antisueños, que me ayudaron a dormir, pero él no se fue. Igualmente, tenía que estar escuchándolo, ver las imágenes que ponía en mi cabeza... ver... ese momento..." Louis trató de mantenerse firme, pero mientras más seguía hablando, más se desmoronaba... hasta que se le escaparon lágrimas de su rostro, las cuales escondió y secó con su brazo derecho.
Xitlari se sorprendió por sus palabras y su reacción al final. "Mei nos habló sobre ti... La verdad... Al principio no le puse mucha atención en aquella llamada, pero... cuando mencionó lo que te pasó... No puedo imaginar lo que viviste aquel día. Que estés aquí, conmigo, demuestra que eres fuerte... Y que te esforzaste mucho para llegar hasta donde estás. No eres cualquier persona", trató de ser lo más sincera, intentando aliviar un poco el peso que Louis sentía encima de él.
"Así se hace, Xitlari", mencionó el búho espiritual con una sonrisa luego de escuchar sus palabras. "Qué mal que Louis no pueda escucharme a mí... Podría ayudarlo también", pensó mientras observaba a Louis, esperando su respuesta.
Inspirado por las palabras de Xitlari, Louis respondió: "Gracias por esas palabras, significan mucho para mí... si vienen de ti", mencionó terminando de secar sus lágrimas y levantando su rostro para mirar hacia el frente.
"¿En serio?", pensó Xitlari, nuevamente sorprendida por las palabras de Louis.
"Lamento que me vieras en este estado...", expresó Louis, pensando y sintiendo vergüenza.
Por un momento, Xitlari vio a Louis y sabía cómo se sentía. "No te preocupes... Creo que las personas buenas siempre tienen momentos así", mencionó como si ella ya lo hubiera vivido. Louis entendió lo que quiso decir y ambos continuaron caminando hacia la cima.
Luego de una gran caminata por ese extenso camino rocoso, Louis y Xitlari se encontraron en una zona con paredes de piedra alrededor, un camino plano que giraba a la derecha, pero con muchas piedras grandes a los alrededores. Era casi como una cueva, pero sin un techo.
"¡Qué bien! Ya no más rocas gigantes ni puntiagudas", mencionó mientras observaba los alrededores del lugar, con el comunicador de Louis en una de sus manos. "Y... También ya hice tu perfil y publiqué el anuncio de captura para Maber. Llegarán rápido a buscarlo. Hay bastantes caballeros que están a punto de ascender a paladín y se dedican a terminar la captura de ciertos criminales". Xitlari le dio el comunicador a Louis para luego continuar su paso.
"¡No tienen permitido pasar!", gritó un ser de 176 cm de alto con una voz robótica. Su cuerpo era completamente metálico. Luego de gritar esas palabras, saltó encima de Xitlari, atacándola desde arriba con su brazo, el cual se convirtió en una cuchilla. Xitlari atrapó la espada con ambas manos y luego le dio un puñetazo en el estómago al robot, mandándolo a volar e incrustándolo en la pared de piedra.
"¿Qué es eso? No recuerdo haberlo visto en ningún libro de razas", preguntó Louis, sorprendido por el ser, mientras sujetaba su katana, ya desenvainada, con su mano derecha.
"Eso es un robot... No los encontrarás en libros de historia", respondió Xitlari, preparándose para pelear.
"¡Intrusos! ¡Intrusos! ¡Intrusos!", gritaron varios robots que llegaron por delante y por detrás, sellándoles las salidas.
Los robots se abalanzaron hacia ellos. Por detrás, Louis partió todas sus cuchillas para luego darles un puñetazo a todos los que pudo, haciéndolos caer al suelo. Xitlari tomó el brazo de uno y, con dos puñetazos, se lo quitó del cuerpo para luego golpear con él.
"¡Oh Dios! ¡¿Qué está pasando?!", no muy lejos se escuchó la voz de un hombre alterado por la situación. "¡Oigan! ¡Deténganse!", dijo el hombre llegando al lugar. Todos voltearon deteniendo su pelea, pero sin moverse de sus posiciones. El hombre, de unos 190 cm, tenía una complexión obesa, un cabello bastante corto de color verde intenso, ojos verdes y vestía un traje formal oscuro con una corbata verde y rayas amarillas. Usaba zapatos negros lustrados.
"Sí que es grande", dijo el búho espiritual sarcásticamente.
El hombre observó detenidamente a Xitlari y a Louis para luego decir: "¡¿Acaso no ven?! ¡Un chico de cabello rojo! ¡Y...! ¡Una mujer de cuatro brazos!". El hombre estaba molesto mientras levantaba su mano derecha, presionándola con fuerza.
"Señor... ¡Ellos son unos ladrones!", dijo uno de los robots, para luego ser golpeado por Xitlari, haciéndolo chocar con una roca.
"¿Acaso... Willy no les habló sobre la gente que estaba esperando?", dijo luego de ver al robot chocar con la roca.
"No... Nos dijo nada... Solo mencionó que protegiéramos la entrada porque... Maber estaba cerca", respondió el mismo robot que golpeó Xitlari, levantándose del suelo con algo de dificultad.
"Demonios... Bueno, retírense. Ellos no trabajan con Maber, solo me traen un paquete", dijo el hombre, golpeándose la frente con frustración. Luego, hizo un gesto con la mano para que los robots se retiraran. Uno de los robots se acercó a Xitlari y le quitó el brazo que le había arrancado, para luego retirarse con los demás.
"'Suspiro' Lamen...", de pronto, el robot que había quedado incrustado cayó al suelo, interrumpiendo al hombre, para luego retirarse también. "Lamento que los recibieran así. Mi... Mano derecha ya está en sus últimos años, así que pueden ocurrir errores así. Me disculpo nuevamente", dijo el hombre de manera respetuosa, colocando su mano derecha en su pecho y bajando su cabeza levemente.
"No se preocupe... Usted debe ser Donquichua, ¿verdad?", Xitlari sacó su comunicador para revisar los datos que mandó Mei.
"¡Por supuesto! Mucho gusto en conocerlos. Por favor, síganme", respondió Donquichua un poco ansioso, mostrándoles el camino.
Antes de seguirlo, Xitlari detuvo a Louis para confirmar la apariencia de Donquichua. Luego, ella hizo un gesto con su rostro indicando que podían seguirlo. Donquichua los guió por un camino hasta llegar a la entrada de una cueva. Dentro de la cueva había muchos muebles; el lugar estaba muy bien acondicionado, con una cocina a su derecha, además de tener dos puertas de izquierda a derecha al final de la sala que llevaban a otras habitaciones igualmente lujosas que la primera.
"Tomen asiento, por favor", mencionó después de presionar un botón que giró el suelo, haciendo aparecer una mesa en medio de dos sofás enfrentados. Tanto Louis como Xitlari tomaron asiento. Xitlari sacó la caja de su cinturón para luego ponerla en la mesa. Con un suspiro de emoción, Donquichua tomó la caja y la abrió.
"Es... hermosa... Te estuve esperando", mencionó mientras la levantaba y la observaba con gran admiración, para luego darle un mordisco en una esquina. Louis, Xitlari y el búho espiritual quedaron atónitos.
"¿Cómo... es que...?" mencionó Xitlari sorprendida al verlo masticar un trozo del diamante.
"¿Es... un diamante real?" preguntó Louis, tan sorprendido como Xitlari.
"¡Por supuesto que es real! Si no, no sabría así de delicioso...", comentó extrañado por sus reacciones mientras admiraba el sabor del diamante.
"Pero...", murmuró Louis, quedándose sin palabras.
"Usted... ¿es un chameleon?" preguntó Xitlari, pensando que era la única explicación para lo que veía.
"¡Por supuesto! Mitad, de hecho. ¿No les contó Mei de mí?" Donquichua guardó el diamante nuevamente en la caja.
"Entiendo... Perdone, hubo un pequeño percance y no nos contó mucho, o mejor dicho, nada de usted", respondió Xitlari, sintiéndose culpable por lo ocurrido en la agencia y haciéndolo más evidente al tocar sus dos brazos derechos con sus manos izquierdas.
"Entiendo... No se preocupen, y... ¡Aquí está su pago!", mencionó, colocando un diminuto cubo de oro sobre la mesa.
"Pero... eso no es nada...", replicó Louis al ver el cubo.
"Jajajaja, eso confirma que no les habló nada de mí. Este cubo diminuto es mucho más pesado que ustedes y yo juntos, unas 37,000 toneladas para ser exactos", aseguró mientras se levantaba del sofá y sacaba un frasco con un líquido celeste de su bolsillo. "Con mi tecnología puedo hacer que las cosas gigantes y pesadas se vuelvan pequeñas y livianas. Por ejemplo, miren esta estantería: si le echo un poco de mi fórmula..." Donquichua lanzó una gota del líquido al estante, y poco a poco este se volvió diminuto.
Support the creativity of authors by visiting Royal Road for this novel and more.
"¡Increíble!", exclamó Louis levantándose para ver el estante. "¿Cómo es esto posible? Jamás había visto este tipo de magia", expresó con emoción, agachándose al suelo para observar el estante.
"Jajaja, me alegra ver tu reacción. Eso significa que a la gente ¡le encantará! Claro que sí, ¡todos los reinos me pedirán muchas cantidades!", gritó Donquichua con emoción al ver la reacción de Louis, mientras Xitlari se mostraba sorprendida. Sin embargo, su rostro reflejaba preocupación. Sacó su comunicador y revisó la información que Mei les había mandado, confirmando todo lo que miraba, lo cual la hizo sentirse culpable.
"Bueno... Les agradezco que hayan venido a dejar mi tan preciado diamante. Espero que no hayan tenido dificultades", expresó Donquichua, muy agradecido, tomando una jarra de agua que estaba en la cocina.
"Bueno... sí las tuvimos. Nos habían robado el diamante", mencionó Louis poniéndose de pie.
"¡¿Qué?! Hmm... Déjame adivinar... ¿Maber Thief, cierto?", preguntó Donquichua sorprendido mientras se acercaba a Louis.
"Sí, señor, pero como puede ver, logramos recuperarlo", respondió Louis mientras Xitlari tomaba el cubito de oro y lo examinaba.
"Así veo... ¿Pelearon con él?", preguntó Donquichua con curiosidad.
"Sí, Xitlari lo derrotó", respondió agachando un poco la cabeza.
"Increíble... Lo malo es que nadie les hará caso si envían un mensaje para su captura", comentó, tirando el agua de la jarra al estante, haciendo que este retomara su tamaño original.
"¡Whoa! ¡Así recupera su tamaño!", dijo Louis, sorprendido al ver el estante regresar a su tamaño.
"Sí, tengan cuidado. Lleven el cubito de oro en esta bolsita; es imposible que le caiga agua", explicó Donquichua, sacando una bolsita transparente de su bolsillo. Xitlari se levantó para tomarla y guardar el cubito de oro.
"Muchas gracias, Donquichua, y no se preocupe por Maber. Louis es un paladín de Alahead, y sus mensajes de captura sí se tomarán en serio", mencionó Xitlari, guardando el cubito en el bolsillo de su pantalón.
"¡Alahead! Escuché de ese reino... ¡Paladín Louis!" Donquichua sacó el frasco que tenía y se lo puso en las manos a Louis junto con una tarjeta. "¿Podría recomendarlo en su reino? Se lo agradeceré mucho, incluso con una suma", pidió con emoción.
"¿Eh? Claro... Podría hablarle al rey de su tecnología", respondió con sorpresa, observando el frasco, para luego guardarlo en un bolsillo de su gabardina.
"Se agradece mucho. Y bueno, ¿cómo planean regresar al reino?", preguntó sentándose en el sofá.
"Tenemos transporte, no se preocupe. Le agradezco su hospitalidad, ya debemos irnos", respondió Xitlari, dirigiéndose a la salida mientras tomaba a Louis del brazo.
"¿Eh...? ¡Esperen! No los dejaré bajar toda la colina. No los esperé abajo por Maber, pero puedo ahorrarles la caminata", dijo Donquichua, levantándose rápidamente y presionando un botón que abrió una sala secreta. "¿En serio piensan que yo bajo la colina cada vez que quiero salir?", agregó con una sonrisa, golpeándose levemente la barriga con su mano derecha. Donquichua llevó a Louis y a Xitlari a una cápsula espaciosa que comenzó a descender.
"Increíble... ¿Cómo se llama esto?" preguntó Louis, asombrado por la tecnología al ver cómo el elevador bajaba rápidamente.
"Se llama elevador... ¿Nunca habías subido a uno?", expresó Donquichua, extrañado por la reacción de Louis.
"Para nada...", respondió Louis mientras observaba la cápsula detenidamente.
"Es verdad lo que dicen... El reino de Alahead no posee tecnología avanzada...", pensó Donquichua, mirando a Louis con curiosidad antes de posar su mirada en Xitlari, quien permanecía con los brazos cruzados.
Finalmente, el elevador se detuvo y abrió sus puertas.
"Aquí nos despedimos. Espero volver a verlos", mencionó Donquichua mientras los observaba salir del elevador.
"Adiós", dijo Louis, dándose la vuelta y levantando su mano, para luego seguir a Xitlari. Ella se dirigió al lugar donde había escondido la moto (entre unas rocas) y la sacó levantándola con sus brazos.
"¿Te pasa algo? Te veo callada...", comentó Louis.
"Estoy bien...", respondió Xitlari, subiendo a la moto.
"No, no lo estás...", mencionó el búho espiritual. Xitlari miró al búho por un momento y luego encendió la moto.
"¿Subes?", dijo, dándose la vuelta para dirigirse a Louis.
"Claro...", respondió Louis, subiendo a la moto con un poco de duda. Esta vez se sujetó solo de los hombros superiores de Xitlari.
"¡No te caigas esta vez!", comentó Xitlari cuando sintió que Louis se sujetaba, para luego acelerar e ir a toda velocidad de vuelta al reino.
Tras un largo recorrido de regreso al reino de Ystir, una idea cruzó por la mente de Louis al ver una cueva algo cercana al reino.
"¡Xitlari! ¿Podrías dejarme aquí?", gritó Louis debido a la velocidad y al ruido de la moto.
"¿Qué?", exclamó Xitlari mientras frenaba la moto, deteniéndose en el camino. "¿Por qué? ¿No regresarás?", preguntó, mostrando preocupación en su rostro.
"Claro que sí... Solo que debo hacer algo antes", respondió mientras bajaba de la moto. "Oye... ¿Estás segura de que estás bien? Te ves preocupada...", preguntó mientras la observaba.
Xitlari evitó responder, apartando la mirada.
"¡Responde...!", dijo el búho espiritual mientras comenzaba a volar frente a ella.
"¿Para qué?", susurró Xitlari con molestia.
"Para confirmar la buena amistad que has hecho hoy", respondió el búho espiritual, posándose nuevamente en su hombro.
"Louis... Yo... Me siento culpable por lo ocurrido esta mañana. Llegamos con Donquichua y... No sabíamos nada de él. Siento que no cumplí bien con la misión. Dejé que me capturaran, ¡dejé que me quitaran el diamante! Traté de ignorarlo, pero ya no puedo...", expresó Xitlari con tristeza reflejada en su rostro. Cuanto más hablaba, más molesta y frustrada se sentía.
"Está bien... Me gustó estar contigo en esta misión, pero yo también causé problemas y molestias. A pesar de eso... Tú me comprendiste; gracias por el apoyo y por ser tú misma conmigo", expresó Louis con sinceridad y una leve sonrisa, recordando lo ocurrido a lo largo del día.
Xitlari se sintió un poco liberada gracias a sus palabras y dijo: "Jeh... Gracias a ti por mostrarme que todavía hay gente que me aceptará, por muy diferente que sea. Te veo luego". Tras estas sinceras palabras, se alejó de Louis a gran velocidad con la moto.
Louis se dirigió a la cueva. Al llegar, notó lo espaciosa que era. Tenía varios picos en el suelo, y la roca era ligeramente azulada. Además, la cueva era bastante profunda.
"Si quiero ser más fuerte... ¡Debo entrenar! Y este lugar es el único que tengo para hacerlo... No dejaré que mi magia ¡destruya lo que tengo ahora!", dijo con inspiración y determinación mientras se quitaba la gabardina y la dejaba fuera de la cueva. Esto reveló su camisa azul de compresión de manga larga.
Bajó a la cueva, estirándose y desenvainando su katana, para luego comenzar a cortar cada pico que había a su alrededor. Después llenó toda la cueva de lava roja que le llegaba hasta las rodillas. "Tú puedes... Tú puedes", se repetía con nervios y algo de miedo, intentando bajar la temperatura de la lava en un punto específico.
"¡No importa cuánto tarde...! Debo lograr el control total de esta magia... Por mi padre... Por mi madre... Por mi maestro... Por ella... ¡Por todos...!", pensó mientras recordaba a cada persona importante en su vida. Esto lo ayudó a transformar una pequeña porción de la lava en roca sólida, para luego volverla líquida nuevamente.
*Reino de Ystir - Agencia PT - Sala De Espera*
"Me pregunto cómo les habrá ido en la misión..." dijo Kassie recostada en el sofá de la sala de espera.
"Espero que Xitlari no se haya enojado más. Yo me habría alegrado mucho si me pagaran una cuenta personal," mencionó Ann con una sonrisa en su rostro mientras jugaba con su comunicador.
"No todos somos iguales..." respondió Kassie para luego escuchar el sonido de su comunicador. Kassie se levantó y revisó su comunicador. "¡Regresaron! ¡Vamos, Ann!" dijo saliendo de la sala, tomando del brazo a Ann.
"¡Qué bueno! ¿Y cómo les fue?" preguntó Ann guardando su comunicador mientras seguía a Kassie al salir de la agencia.
"Ya preguntaremos. Vamos a mi casa; Xitlari necesita una chaqueta para esconder sus brazos," mencionó mientras muchas personas pasaban a su lado.
"¡Entendido!" dijo Ann, envolviendo a Kassie con su magia de viento amarillo para luego salir volando del lugar a gran velocidad.
Ann llegó a la casa de Kassie y esperó afuera mientras Kassie buscaba algo para Xitlari.
"Awww, ¡espero que ellos dos se hayan llevado bien! ¿Huh?" dijo Ann ansiosa para luego ver a una mujer de cabello corto y rosado con muchos papeles en mano. Estaba caminando en la acera del otro lado de la zona de autos. Parecía estar en muy mala condición, como si se desplomara en cualquier momento. "¡Señorita! ¿Está bien?" dijo Ann, volando hasta el otro lado de la acera.
"Sí..." respondió, volteando su mirada hacia Ann. La chica tenía ojeras, su cabello estaba alborotado y su ropa mal puesta. Con gran sorpresa al reconocer a Ann, gritó un poco emocionada: "¡Ann! No puede ser... Ahora la tengo frente a mí... Soy tan afortunada..." dijo, para luego desplomarse en los brazos de Ann.
"¡Oh, Dios! ¿Estás bien?" dijo Ann, preocupada, ayudándola a sentarse en una banca cercana.
"Más o menos... He estado trabajando mucho en el proyecto de mi vida... Me llevará a la fama... Jeh, incluso usted está ahí..." mencionó con dificultad mientras sujetaba sus papeles, entre los cuales se podía ver un disco.
"Entiendo, pero... No deberías esforzarte tanto. Parece que no has dormido en días..." expresó Ann con preocupación mientras llamaba a alguien por su comunicador.
"Está bien, valdrá la pena... Él me lanzará a la fama y yo a él... Me duele mucho la cabeza... Tal vez sí debería dormir un poco," comentó la chica, tocándose la cabeza con una de sus manos.
"¡Ann! ¿Ann? ¿Qué haces ahí?" gritó Kassie, saliendo de su casa con una chaqueta entre sus brazos.
"¡Esta chica está muy mal! Tengo que ayudarla, después me cuentas qué pasó," mencionó Ann mientras finalmente le respondían la llamada.
"Okay... Te cuento luego entonces," mencionó Kassie, corriendo hacia la salida del este. "Bien, ya estoy cerca... ¿Qué le pasaba a esa chica? Se veía muy mal," pensó mientras corría por la acera con la chaqueta en brazos.
*Puerta del Este*
Xitlari se encontraba sentada en el suelo, con la moto de cuatro ruedas a su izquierda, ayudándola a que nadie la viera.
"¿Estás preparada para la siguiente luna llena? Es en dos meses. Me pregunto qué te dirá a ti", dijo el búho espiritual, reposando en el hombro de Xitlari.
"Yo también... Oye, por cierto, ¿cómo funcionan los brazaletes? ¿Hay algo que no sé sobre ellos?" preguntó Xitlari al observar sus brazaletes con las gemas azules incrustadas.
"¡Uhhhh! Pensé que jamás me preguntarías", dijo sarcásticamente para luego aclarar su garganta. "Actualmente no puedes usar el máximo poder de los brazaletes. Ellos solo te ayudan a concentrar la magia espiritual de una manera más rápida", mencionó, colocándose encima del brazalete. "Pero... cuando obtengas tu tercer espíritu, los brazaletes te permitirán usar ¡dos espíritus a la vez! Magnífico, ¿verdad?", recalcó al final de sus palabras con emoción, observando la gema en el brazalete.
"¿En serio? Eso suena increíble", dijo Xitlari, sorprendida por la revelación.
"Eso sí... Debes mejorar mucho en las poses de manos y... ¡aprender a hacerlo con dos!", mencionó acercándose a su rostro con autoridad.
"Sí, sí, ya me lo dijiste. Debo practicar con solo dos manos... 'suspiro' ", expresó a regañadientes, apoyando su barbilla en su mano izquierda.
"¡La práctica hace al maestro! Solo queda seguir adelante. Hay algunos que han conseguido su tercer espíritu en tan solo un año, pero esos son los que tienen menos problemas, como tú padre. Tú tienes un gran camino por delante... Una humana de 20 años. Sí, son los que viven menos de todas las razas, pero igualmente apenas está comenzando tu vida. Ya quiero ver cuando te conviertas en una maestra de la magia espiritual... ¡Ah! Y también verte encontrar a esa persona especial", el búho espiritual estaba muy emocionado y ansioso por el futuro. Luego de terminar de hablar, regresó al hombro derecho de Xitlari.
"Por favor... Eso no pasará", respondió Xitlari con desánimo mientras miraba el suelo.
"¿Por qué lo dices?" Xitlari levantó sus cuatro brazos al escuchar la pregunta del búho. "¡Vamos! Ya verás que alguien se enamorará de ti", dijo tratando de animarla.
"Lo dudo... Igualmente ya eso no importa... Renuncié a ese sueño desde que era una niña", mencionó para luego recoger sus piernas contra su pecho y rodearlas con sus cuatro brazos.
"Qué pesimista... Las experiencias del pasado no se repetirán por siempre, te lo aseguro", aseguró el búho.
Luego llegó Kassie a la entrada.
"¡Xitlari! ¿Dónde estás?", gritó sin darse cuenta de que estaba detrás de la moto de cuatro ruedas.
"¡Aquí estoy!", dijo, levantándose del suelo y acercándose a Kassie mientras limpiaba el polvo de su pantalón.
"¡Qué bien! ¿No te han dicho nada? ¿Y qué te pasó? No me digas que se pelearon", dijo acercándose para darle la chaqueta mientras miraba a los conductores de los carruajes y luego observaba mejor su ropa.
"¿Qué? ¿Crees que me peleé con Louis? Jajajaja, no. Peleamos con Maber", respondió, poniéndose la chaqueta negra para luego esconder sus dos brazos extra.
"Maber... ¿Y Louis?", dijo moviendo su cabeza de un lado a otro sin poder encontrarlo.
"Dijo que tenía algo que hacer antes de regresar. Oye, Kassie... ¿sabes dónde puedo esconder esta moto? Me gustó mucho y no quiero perderla", Xitlari le señaló la moto de cuatro ruedas a Kassie.
"No, son ilegales aquí, ¿recuerdas?", respondió Kassie al ver la moto.
"Qué mal... Hmm... ¡Oye tú! Eres Marti, ¿cierto?", Xitlari estaba pensando en una solución y luego reconoció a Marti, que estaba dentro de su carruaje.
"Ehmmm... Sí, soy yo...", respondió Marti un poco incómodo.
"¡Ven!", dijo Xitlari, mientras Kassie volteaba para verlo.
"¡Oh! Te recuerdo, eres el que llevó a Louis y a mí a la zona de la cosecha", mencionó Kassie, reconociéndolo mientras él se acercaba con duda a ellas.
"Cierto, la recuerdo... Y bueno... ¿Para qué me quieren?", preguntó Marti, un poco temeroso al final de sus palabras.
"¿Podrías guardar esta moto en el almacén de carruajes?", respondió Xitlari, mostrándole la moto.
"Pero son ilegales...", respondió al verla.
"Usarlas dentro del reino es ilegal, pero guardarlas o usarlas fuera del reino no. Sé que es mucho pedir y que seguramente ni siquiera quieres hablar conmigo, solo necesito que me ayudes a guardarla... Por favor", dijo Xitlari, tratando de ser lo más respetuosa y amable posible.
"Bien... Sígueme", mencionó Marti luego de pensarlo un poco. Marti guió a Xitlari hasta el almacén para guardar la moto.
"Muchas gracias, lamento haberte incomodado", expresó Xitlari luego de guardar la moto y salir del almacén para luego ir con Kassie.
"Qué mal... Me siento culpable", dijo Marti al verla irse con Kassie.
*Agencia PT - Oficina de Mei*
Mei estaba sentada en el escritorio y Xitlari estaba frente a ella, un poco desconcertada porque Mei solo la observaba sin decir ni una palabra... Hasta que... "¿Se pelearon?".
"¡¿Es en serio?! 'Suspiro' No nos peleamos. Los hombres de Maber nos atacaron y... Perdí el diamante...", expresó molesta, sacando el cubito de oro del bolsillo de su pantalón.
"¿Y Louis?".
"Dijo que tenía algo que hacer antes de regresar al reino", respondió mientras dejaba el cubito de oro en el escritorio.
"Ya entiendo... ¿Escaparon o llamaron a alguien para que lo fuera a capturar?", preguntó mientras miraba el cubito de oro en la bolsita transparente.
"Mandé un mensaje creándole un perfil a Louis en la plataforma de la iglesia", respondió sintiéndose todavía culpable mientras se sentaba en el sofá.
"No te sientas culpable...", comentó el búho espiritual.
"¡Qué bien! Y eso significa que ya hicieron las paces, ¿no? ¿Qué piensas de Louis ahora que lo conoces mejor?", expresó Mei con alegría, tratando de sacar información.
Xitlari comenzó a recordar todo el día que vivió junto a Louis, mostrando una pequeña sonrisa en su rostro y dijo: "Me agrada. Es un buen chico".
"¡Oh...! Entiendo. Me alegra que haya salido todo bien", dijo alegre, guardando el cubito de oro en su caja fuerte debajo del escritorio. "Cuéntame más, quiero saber cómo les fue con Maber".
"No hables de lo que te contó Louis. Eso es personal", dijo el búho espiritual.
"Está bien... Te contaré", mencionó Xitlari luego de escuchar al búho espiritual.
Luego nos alejamos de la oficina de Mei, de la agencia PT y del reino de Ystir... Para ir de vuelta donde Maber, quien estaba sentado en una silla mientras sus hombres trataban de arreglar el desastre ocasionado por Xitlari y Louis.
"¿Por qué no puedo quitarme de la cabeza las palabras de esa... ¡fenómeno!?" expresó Maber furioso, presionando sus puños.
De pronto, un hombre con un manto con capucha de color negro traspasó el escudo holográfico, junto a otro con un manto con capucha blanca.
"Maldición... ¿Serán caballeros? ¡Prepárense todos!" Dijo Maber levantándose, y al escuchar su voz, todos sus hombres se prepararon para pelear... a pesar de estar heridos.
"¡Calma! No venimos a capturarlos..." gritó el hombre del manto negro; su voz era grave y tranquila, pero con un sonido robótico.
"¡¿Quiénes son?!" dijo Maber, sacando un poco de ámbar del bolsillo de su pantalón.
"Yo soy el Señor Oscuro, y él es Yeynos, el espadachín de la Niebla Blanca", respondió mientras Yeynos bajaba su capucha.
"No puede ser... ¿Qué hacen ellos aquí? Maldición..." pensó, presionando con fuerza el ámbar en su mano.
"Veo que los atacaron... Si hubiéramos llegado antes, tal vez les habríamos ayudado", dijo el Señor Oscuro, observando el estado del lugar.
"¿Qué es lo que quieren...? Vayan al grano", preguntó Maber, queriendo terminar con esto.
"Quiero reclutarte, a ti y a tus hombres", respondió el Señor Oscuro sin más, con su voz robótica.
"¿Qué...?" dijo Maber, sorprendido por la respuesta.
"Como escuchaste... ¿No quieres ser más fuerte? ¿Tener la posibilidad de ser algo más?" Mientras seguía hablando, el Señor Oscuro y Yeynos se acercaban a Maber.
"Yo... no..." dijo Maber, con muchas dudas en su cabeza.
"Vamos... Espero más de ti que de aquel hombre lobo que encontré en el río... Al parecer ya tenía sus planes, pero tú eres diferente", mencionó el Señor Oscuro, tratando de convencerlo.
"Pero tu líder, Zthur... es un..." dijo Maber con miedo.
"No pongas atención a eso... Zthur nos apoya porque sabe lo que nosotros hemos sentido", respondió, colocándose frente a él. "Haremos que todo desaparezca, dominaremos cada reino... Haremos que las personas como nosotros suban a la cima, y todos los demás serán lo que fuimos: no más desprecio, no más persecuciones. Tendremos la gloria que tanto hemos deseado... ¿Qué te parece?", expresó con una convicción inquebrantable, mostrándole su rostro, cubierto por una máscara de hierro negra. Se podían ver sus ojos a través de la máscara, reflejando fuerza, convicción y gran poder.
Recordando la humillación por la que pasó hoy, Maber respondió: "¡Acepto!". En sus ojos se reflejaban deseos de venganza y furia.
"¡Perfecto!" dijo el Señor Oscuro, estrechando su mano después de que este tirara el ámbar que tenía.
De pronto, dos personas con armaduras de plata cruzaron el escudo holográfico. Ambos charlaban, y todos voltearon hacia ellos.
"Claro que sí, amigo... ¡Espera! No puede ser... ¡Yeynos! ¡Vámonos!" gritó uno de los caballeros, saliendo del lugar a toda prisa.
"Vaya... Al parecer venían a capturarte. Yeynos... ¿podrías encargarte?" dijo el Señor Oscuro con tranquilidad, disparando un aparato al aire con su brazo derecho.
"Ya que..." respondió Yeynos con serenidad, desenvainando su espada y dirigiéndose a cruzar el escudo holográfico.
"¡No los mates! No queremos que la iglesia se alerte. Hazles un juramento y ya", mencionó antes de que Yeynos se impulsara y saliera del lugar a gran velocidad.
"¡Vamos! ¡Tú informa por el comunicador!" dijo uno de los caballeros, subiendo a un auto.
"Maldición... ¡No responde!" expresó el otro con desesperación.
"¡¿Cómo que no?!" preguntó eufórico, luego de encender el auto e ir a toda velocidad. Un gran choque detuvo el auto... Yeynos quitó el techo del auto, cortándolo con su katana, y luego se paró encima del auto, poniendo el filo de su katana en el cuello de ambos caballeros.
"¿Quieren vivir?" preguntó Yeynos, totalmente sereno ante la situación.
"S...ss...sí", respondió uno de los caballeros.
"Bien... Entonces júrenme que no le dirán a nadie sobre lo que vieron, y yo les prometo que no los mataré", mencionó, haciendo que una niebla negra los rodeara a ellos y a él.
Ambos caballeros dudaban. No estaban seguros, estaban atemorizados.
"Es una buena oferta, chicos... Si juran no decir nada, podrán ver una vez más a sus seres queridos. Pero si rechazan... los haré sufrir antes de matarlos", expresó, acercando un poco su rostro a ellos.
"Bien... A... acepto", dijo uno de los caballeros entre lágrimas.
"Yo también..." añadió el otro.
"Buena decisión...", dijo Yeynos, mientras la niebla alrededor de ellos se volvía blanca.
Fin del capítulo