La ciudad estaba en ruinas, desde la entrada podías ver edificios derrumbados, había personas que seguían moviendo piedras, sin embargo a diferencia del día anterior, estas no se encontraban desesperadas, las personas que estaban heridas por tratar de sacar a alguien de esos escombros el día anterior ahora se parecían haberse resignado ante el destino, cualquiera podía verlo en sus movimientos, con apenas la fuerza suficiente para moverse, con sus miradas perdidas en algún lugar del horizonte, eran personas que acababan de perder algo realmente importante de una manera tan inesperada que aún no habían terminado de entenderlo del todo.
Richard pasó a través de todas estas personas mientras su corazón empezaba a palpitar cada vez más rápido y su mente dibujaba todas las formas en las que la familia de su hermana había muerto, y lo inútil de su búsqueda.
Durante el trayecto se obligó a sí mismo a mantener una velocidad normal y no salir corriendo con cada gramo de su fuerza, pues gracias a sus sentidos mejorados se había dado cuenta de algo, nada de lo que estaba bajo los escombros aún estaba vivo, que cuando esa extraña voz les hablo, ya había sacado y curado a todos los que aun estaban con vida, pues pese al gran cataclismo las únicas heridas que vio fueron aquellas que se hicieron al mover escombros o al caerse por ser descuidados, no había alguien con un hueso roto durante el terremoto, no había personas con toda su ropa manchada de sangre porque se golpearon con algún objeto durante el caos abriéndose una herida, incluso recordaba que todos tenían su ropa intacta cuando aparecieron por encima de las ruinas, así avanzaba poniendo toda su esperanza en que hayan estado bien para empezar.
Con esta determinación sombría finalmente vio a lo lejos a un par de personas con uniforme de policías, su calma autoimpuesta no pudo más y salió corriendo hacia ellos, hasta que un miedo casi instintivo lo detuvo cuando vio que dos cañones se apuntaban hacia él.
—¡Detente!, ¡Mantente a distancia!— la voz fue inflexible mientras la mira de las armas estaba firmemente apuntada hacia él —Suelta tus armas.
La mente de Richard quedó en blanco por un momento hasta que se dio cuenta de porque los policías eran tan cuidadosos con él, era su atuendo, vestía como un clásico guerrero, tenía una espada en la cintura, y estaba cubierto por una notoria pero ligera armadura.
Para verse más inofensivo y que dejaran de apuntarlo con las armas desató el cinturón de su espada y la soltó en el suelo antes de alzar las manos.
—Mi hermana, me dijeron que los refugiados estaban en este lugar, vine por mi hermana, quiero saber si ella está aquí, es lo único que quiero.
Los policías bajaron sus armas, sin embargo ninguno de ellos dejó de estar alerta y cada uno saco y sujeto fuertemente sus tonfas, mientras aun lo veían con cautela.
—No tenemos registro de quienes están con nosotros, podrías entrar a buscar, pero tus armas serán decomisadas.
Richard se quedó en silencio mientras pensaba si debía dejar sus armas para buscar a su hermana, entrar a la fuerza, o tal vez pagarle a alguien para que la busque por él, hasta que tomó una decisión.
—¿Qué tan grande es el refugio?
—Aunque hay muchas personas, solo la zona del parque está libre de escombros, por lo que solo es el parque, no te tomara mucho buscarla si es que está aquí.
—Puedo estar seguro que me devolverán todo lo que les entregue si decido retirarme después de buscarla.
—Sería imprudente dejarlo andar con armas peligrosas, y más aún es el estado de la ciudad, representarás un riesgo no solo para ti sino para toda la ciudadanía— Una voz que se sentía muy joven provino del policía que no había hablado hasta ahora.
—Entonces tú protegerás mi seguridad mientras duermo para que nadie me quite la comida que logre reunir, me seguirás mientras sigo buscando a mi hermana si no la encuentro en tu refugio o me seguirás si decido irme de esta ciudad— La voz de Richard aunque seria se sentía algo burlona en los oídos de joven.
—Las leyes existen para algo señor, no podemos solo…
—Cálmate. Si le devolveremos sus cosas señor, pero si no confía solo en mis palabras, por algo de comida mi compañero puedo acompañarlo a buscar a su hermana y cuando termine de hacerlo y lo escoltara a la salida donde le devolverá sus posesiones.
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—¿Pero señor…
Una fría mirada del policía mayor hizo que el joven se callara, al escuchar la palabra del policía mayor optó por aceptar, abrió su pequeña mochila y sacó de ella dos paquetes de galletas agachándose y colocándolas al lado de su espada antes de retroceder.
—Es todo lo que puedo dar, no tengo muchas cosas encima.
El policía mayor asintió y le hizo un gesto al joven, que fue rápidamente a recoger la espada y las galletas entregando estas últimas a su compañero, antes de hacerle una seña a Richard para que se acerque.
Cuando Richard se acercaba, el joven policía desenvainó un poco la espada y acercó uno de sus dedos hacia el filo de la misma, solo para alzar la mirada con sorpresa.
—Esta afilada, no es una de utilería ni una roma, es una de verdad y está muy afilada, no podemos devolvérsela.
Richard entrecerró los ojos antes de prepararse para usar su aura de batalla y abalanzarse sobre ellos a la fuerza para recuperar sus espadas antes de huir rápidamente, pues no quería probar suerte contra las armas modernas.
—Le devolverás la espada cuando se valla, si decide quedarse la espada se quedará con nosotros, tal vez le daremos algo de comida a cambio
La voz del hombre fue firme mientras aún miraba a Richard quien ya había cambiado de postura listo para el combate, pero al escuchar esto pareció relajarse
Aunque confiaba en la policía, una parte de él parecía estar susurrando que algo estaba mal, sin embargo la idea de poder cuidar a su hermana era mucho más tentadora, lo que lo hizo resignarse a seguir al joven policía, quien parecía verlo con mucho prejuicio y con su tonfa firmemente sostenida.
—Sabes donde podría reunirse un gran número de personas dentro del parque.
—En la zona central.
Después de estas frías palabras usó su mano libre para indicar la dirección, haciendo que su rumbo cambiara hacia ese lugar, y sin casi nada de esfuerzo llegaron a una zona llena de un gran número de personas, el número era tal que le hizo recordar por unos momentos los grandes conciertos en los que reúnen un inmenso número de personas, sin embargo el ambiente era totalmente diferente, todas las personas parecían estar tristes por alguna razón y no había nada de la energía reprimida y lista para liberarse de los conciertos.
—¿Puedo gritar el nombre de mi hermana para llamar su atención? ¿o tengo que buscarla por toda la zona?
—Si, solo apúrate.
Richard se sintió algo molesto por el obvio disgusto del joven policía antes de respirar profundamente.
Los del otro mundo habían sido muy ingeniosos al momento de buscar formas de usar el aura de batalla y estaba apunto de usar una de esas ingeniosas formas.
—¡Ariana Rojas! ¡Ariana Rojas, estás aquí!
Su voz fue tan fuerte que se sobrepuso al bullicio de la muchedumbre haciendo que varios voltearan hacia él en silencio y con sorpresa, esto a su vez llamó la atención de otros e hizo que también prestaran atención a lo que estaba sucediendo, volviéndose un efecto en cadena y finalmente gran parte del grupo reunido de personas estuvieron en silencio.
Richard vio la oportunidad y volvió a gritar, mientras el aire resonaba con el nombre de su hermana mucho más lejos de lo que debería, además de esto el silencio que había logrado, permitió que muchas más personas no solo escucharan lo que decía sino que también lo entendieran, esto le dio tiempo para repetirlo tres veces, antes que las personas perdieran interés en esa extraña persona que buscaba a alguien como muchos otros..
El policía quedó sorprendido pues la fuerte voz y el efecto de la misma era sorprendente, por su parte Richard se agarró la garganta antes de sacar una botella de agua y beber un poco de esta, para luego simplemente quedarse parado en el mismo lugar esperando.
El tiempo fue avanzando mientras parecía que el intento había sido en vano, hasta que entre la multitud de personas, dos de ellas se abrían camino, el rostro de Richard se iluminó cuando finalmente vio a las personas que había estado buscando, estos eran su hermana y su cuñado, la primera al verlo se apresuró para abrazarlo con mucha fuerza.
Richard se llenó de alivio al finalmente estar seguro que su hermana y su cuñado estaban bien, en esta satisfacción se soltó del abrazo de su hermana y se giró hacia su cuñado para abrazarlo igualmente, pero sintió algo diferente, él estaba muy decaído, al mirar hacia su hermana está solo sacudió la cabeza levemente, quiso decir unas palabras para tratar de consolarlo, pero antes que pudiera hacerlo lo escucho.
—Mi padre falleció, lo encontré ayer, fue a visitar a uno de sus amigos al asilo, es uno muy bueno sabes, lo buscamos después de encontrarnos, primero fui por Ari, después de todo mi padre me hubiera dado una paliza si iba por el primero— Una pequeña risa vacía salió de su voz —Lo buscamos entre los escombros, lo encontramos pero ya no estaba.
—Hoy íbamos a buscar un lugar donde enterrarlo o quemarlo, él quería volver a su tierra, pero no se si podemos hacerlo ahora.
El silencio se estableció durante un tiempo sin que nadie dijera nada.
—Para lo que sea que hagas, puedes contar con mi ayuda.
—Gracias.
Richard palmeó los hombros de su cuñado y este empezó a caminar, se le veía decaído, pero podía notar que no estaba desesperado.
Mientras el grupo se dirigía a la salida del parque el policía los seguía detrás, pero esta vez había guardado la tonfa en su cinturón.