Pasaron unos cuantos días desde la renuncia de Richard al ejército, en estos días dedicó todo su tiempo a comprobar si el lugar en el que ahora se encontraba era realmente el mundo que estaba al borde de una terrible invasión en sus vagos recuerdos, o solo eran un par de coincidencias, para su desgracia el estado de su cuerpo y la noticia de su renuncia al ejército no le permitió moverse mucho y tampoco ayudó a que la mayoría de los soldados lo vieran con buenos ojos, o al menos lo suficiente para contestar sus preguntas, en este estado su mayor fuente de información fueron las respuestas de William, quien parecía estar empeñado devolverle el favor de salvarle la vida y fueron sus respuestas las que le confirmaron que este realmente era el mundo que estaba al borde de la guerra en sus recuerdos.
Cuando finalmente su forma física fue lo suficientemente buena como para poder cuidarse por su cuenta, sin temor a que el final de su siguiente paso sea su cara estampada contra el suelo, el sabia que era hora de partir, pues aunque no creía que lo fueran a echar del cuartel temporal, estaba seguro que mientras más se quedará, menor sería el favor que tuviera de todo el ejército en su conjunto, sin embargo ese no era el único problema que lo aquejaba, lo que más pesaba en su mente era tomar la decisión de que es lo que haría de ahora en adelante.
Con su partida ya segura en su mente decidió que era hora de solucionar la duda que carcomía sus pensamientos.
En esta situación Richard solo veía dos opciones, la primera y la cual era mucho mas tentadora a tomar, era coger todo lo que tenía e ir a un lugar apartado, en el que estaría casi seguro que no llegarían las consecuencias directas de la guerra contra los invasores, después de todo estaba seguro que al final del juego todos los invasores eran derrotados, sin embargo había una razón por la que no se había decidido por abandonarlo todo y vivir como un ermitaño por un par de años, esta razón fue muy simple, cuando el jugó su personaje había muerto más de un par de veces en la primera parte que apenas si había terminado de jugar.
La incertidumbre de no saber si los héroes lograrían sobrevivir a todas sus épicas batallas, era lo que le impedía abandonarlo todo para vivir tranquilamente, pues si estos héroes fallaban su vida tranquila no sería más que simplemente postergar un terrible e inevitable final.
Estos pensamientos no dejaron que Richard pudiera conciliar el sueño, y así consumido por una feroz vorágine de pensamientos se echó a descansar, sin embargo esto fue en vano, todas las posibles consecuencias de su acción y las miles de maneras en las que los héroes podrían morir en sus aventuras no lo dejaron en paz ni siquiera por un instante.
Todo esto consumió tanto su mente y atención que cuando se dio cuenta se encontraba sosteniendo la que había sido su espada y parado frente a lo que podría llamarse un campo de entrenamiento.
Al dirigir su vista hacia el interior pudo ver a William, quien se encontraba brillante por el sudor mientras su rápida y fuerte respiración delataba su cansancio, pero esto no afectaba en nada su postura de batalla, la cual se sentía totalmente sólida, sin embargo lo que realmente llamó su atención no fue nada de esto, su mirada se clavó en una fuente de luz más allá de las antorchas que iluminan este pequeño campo de entrenamiento, su mirada se fijó en la espada de William, que brillaba azul en la noche.
Antes que Richard pudiera preguntar sobre ese fantástico brillo azul en su espada, William la agito con rapidez y fuerza contra el objetivo de práctica que se encontraba frente a él, pudiendo dejar una gran muesca en su superficie, haciendo que los ojos de Richard se abrieran con sorpresa mientras una pequeña chispa brillaba en su interior.
—Richard, no me había dado cuenta que estabas aquí, parece que tú tampoco puedes dormir.
—Si, bueno he pensado que ya me quede suficiente tiempo en el campamento y que ya iba siendo hora que me fuera, después de todo ya no soy miembro del ejército, pero aún no estaba seguro sobre lo que haría.
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—Creí que ya habías decidido abrir una taberna, pero si aun aun no te quieres apartar del campo de batalla podríamos unirnos a un grupo mercenario, estoy seguro que valoran más a dos soldados que solo a uno, y sería bueno tener a alguien en quien pueda confiar en una profesión como esa.
—Si, podría ser una opción, ¿Pero dime qué era esa luz que salía de tu espada?.
—¿Esto?— La voz era dubitativa, al tiempo que una de sus manos se ponía frente a él y se iluminaba de la misma luz azul —Esto es energía de batalla, tu también la tienes, el único que no la tenía en nuestro escuadrón era el nuevo.
La respuesta hizo que Richard no supiera cómo responder por un largo momento, lo suficiente para que William notara que algo estaba mal.
—Parece que la pérdida de memoria de la que hablaste es realmente severa si hace que te olvides que puedes usar energía de batalla— Se quitó el guante que protege su mano antes de extenderla en dirección de Richard —Toma mi mano, esto seguro que te hará recordarlo.
Richard apenas si entendía todo esto, pero apretó los dientes fuertemente antes de estirar su mano para tomar la brillante mano de William, pero nada pasó, la decepción empezó a aparecer su corazón, sin embargo antes que pudiera hacerlo el brillo en la mano de William aumentó su intensidad, y sintió como si pequeños gusanos quisieran perforar su piel, su rostro se frunció en una mueca de dolor y trato de quitar la mano, siendo este un intento inútil.
Las manos de William parecían ser inamovibles, la sensación de tener algo bajo su piel tratando de abrirse paso en su propia carne se empezó a extender poco a poco cubriendo su antebrazo, Richard empezó a gruñir de dolor e incomodidad mientras trataba de tirar su brazo hacia atrás sin lograrlo, mientras tanto William empezaba a fruncir el ceño con extrañeza y preocupación al ver la reacción de su compañero, y cuando se preguntaba si el estado de su compañero realmente era tan malo, sintió como repentinamente Richard liberó su brazo de su agarre antes de dar un pequeño salto hacia atrás para guardar distancia.
—¡Maldita sea William!, ¡que mierda tratabas de hacer!
—No creí que llegaría hasta este punto— La voz era un poco culpable —pero mira tu brazo, tu también tienes energía de batalla.
Richard desconfiaba de las nuevas palabras de William, sin embargo dio un pequeño vistazo de reojo hacia su brazo, con la intención de volver a fijar toda su atención en quien le acababa de hacer pasar una terrible experiencia, sin embargo este pequeño vistazo demoró mucho más cuando noto que su brazo ahora estaba emitiendo un fuerte brillo azul, brillo que empezaba a desvanecerse poco a poco, lo que provocó algo de pánico en Richard pues no sabia que era y no quería perder la oportunidad de entenderlo, por lo que cerró los ojos y empezó a concentrarse en el brazo que ahora brillaba.
Con su concentración enfocada pudo notar que dentro de su cuerpo había una sensación nueva y extraña que había estado ignorando, pero ahora se sentía claramente, sin embargo al intentar manejarla, esta parecía moverse tan lentamente que no estaba seguro de poder movilizar aunque le dieran una hora, por lo que decidió abrir los ojos y dejar que ese brillo se desvaneciera lentamente mientras clavaba su mirada sobre William.
—William, dime que es la energía de batalla, para que sirve y como puedo conseguir mas de ella.
Al escuchar esta extraña petición William no pudo hacer más que mostrar una expresión de resignación antes de buscar un lugar que pueda funcionar como asiento y empezar.
—La energía de batalla es lo que conseguimos al transformar nuestra esencia mediante los ejercicios de transformación, la podemos usar para potenciar nuestros cuerpos y también cubrir nuestras armas.
La manera de aumentar nuestra cantidad de energía de batalla es mediante los ejercicios de transformación de esencia o mejorando nuestros cuerpos, y si quieres saber como hacerlo solo trata de recordarlo.
Sé que te tomará tiempo hacerlo, pero créeme enseñarte desde cero a transformar tu esencia y todo lo que viene con ello, no será mucho más rápido, sin embargo si quieres practicar tu lucha puedes llamarme.
En el rostro de Richard se juntaron varias emociones, felicidad al saber que al menos podría protegerse en este mundo condenado a la guerra, sin embargo este nuevo poder le daba la posibilidad de participar más activamente en este mundo.
Al darse cuenta de esto Richard se agacho mientras cerraba profundamente los ojos y tomó la espada que había soltado antes del apretón de manos.
Al levantarse con la espada en la mano su decisión había sido tomada, él no se quedaría al margen y cruzaría los dedos esperando que todo salga bien, no confiaría su futuro al destino y al azar, el tomaría su destino en sus manos y con esta resolución habló con William.
—Dijiste que no serías el guardia de mi taberna porque eras un hombre de espadas y sangre— La sonrisa y la voz algo contenía hacen sospechar de algún truco escondido —Dime estarías dispuesto a ir a una guerra conmigo.