Un hombre era arrastrado desde su escritorio hasta una cama y cubierto con mucho cuidado, para que poco después el que lo arrastró hasta su cama girara un gran reloj de arena cerca de esta y sacara un cuaderno sobre el cual empezó a hacer varias anotaciones sobre el contenido de las hojas en las que el hombre en cama había estado trabajando hasta hace poco y cada cierto tiempo miraba en dirección del gran reloj de arena.
Después de cambiarlo ocho veces el hombre que tomaba notas salió de la habitación para regresar tiempo después con una gran bandeja que contenía suficiente comida para dos personas, dejándola en la mesa y acercándose hacia el hombre que estaba descansando en cama.
—Señor Issac, es hora que despierte— La voz era lenta y tranquila, acompañada de un ligero toque sobre el pecho del hombre para despertarlo.
—¿Qué? ha cierto, confírmame si ya culmine con la actividad que estaba desarrollando.
—Aunque mi conocimiento sobre temas tan avanzados como el que estaba tratando actualmente son en extremo limitados, según lo que he podido observar parece que aun no está terminada la actividad que le asignaron.
Issac se quitó las mantas y se levantó de su cama rápidamente, mientras olfateaba el aire, hasta que se dirigió a la mesa en la cual se encontraba la comida para ambos.
—Conseguiste culminar con el recuento de todos mis bienes como lo solicite antes de haber iniciado estas asignaciones.
—Sí señor, pero creo que es muy arriesgado gastar todo el dinero que ha ahorrado durante estos años, considero que sería prudente si pudiera reservar al menos un tercio de todos los fondos, por si la información que le brindó el señor Tomas no resulta ser del todo adecuada— El hombre se deslizó alrededor de la mesa ordenando toda la comida y sentándose frente a Issac.
—¿Leíste la misiva que me enviaron, mientras trabajaba o dormía?
—En lo absoluto señor, nunca me atrevería a entrometerme en sus asuntos, a menos que usted me lo solicite.
—Entonces es preciso que te revele cierta información— Se tomó una larga pausa para darle un par de bocados a la comida y tomar algo la bebida —Posterior a que mi compañero el erudito Tomas recobrara la conciencia después del lamentable incidente, recibimos una adecuada compensación por lo sucedido, además de ello, él me envió una misiva informándome de un desastre de proporciones apocalípticas, aludiendo a que era alguien de su entera confianza y a que siempre guarde el idílico sueño de ser una figura histórica, como lo fue el primero en mi línea, junto con esa carta me confió su insignia de erudito así como su sello bancario, informándome que esperaría mínimamente provisiones y aprendices.
El silencio entre ambos fue largo después de estas palabras, mientras Issac comía tranquilamente su desayuno.
—Señor, lo dicho por el erudito Tomas, sin pruebas pueden ser solo efectos secundarios del accidente.
—Concuerdo con esas palabras, lo dicho por mi colega no parecen más que delirios que podías escuchar de algún alcohólico cuya percepción de la realidad ha sido deformada por esa agradable sustancia. Sin embargo he conocido a Tomas por el tiempo suficiente para saber que estaba absolutamente seguro de cada palabra que plasmó sobre la carta.
—Si usted está decidido a ir, yo lo acompañaré.
—Franck, si lo que dice Tomas es cierto, y lamentablemente creo que es así, lo que aguarda a cualquiera que decida tomar este viaje no es más que sufrimiento, desolación e incluso la muerte, y dudo que haya algo que se pueda considerar recompensa al final del camino más que un poco de fama que no valdrá lo vivido.
—Señor, usted salvó mi vida y me dio un futuro, si la muerte lo aguarda en el camino que usted decida tomar, la muerte tendrá que estar preparada para llevarme a mi primero.
—Toma— en el rostro de Issac se dibujaba una gran sonrisa mientras extendía dos sellos y dos insignias, las cuales fueron tomadas con mucho respeto —Culminar la tarea que se me a asignado prontamente, luego reposare hasta estar completamente recuperado, y cuando despierte quiero que tengas tantos materiales para grabar runas, formaciones y sus respectivos complementos como sea posible con los fondos, también te encomiendo reclutar personas con un talento decente para ser eruditos, estos deben estar lo suficientemente desesperados para trabajar sobre restos y desechos humanos y de cualquier otro tipo, además de ser lo suficientemente obedientes, como para arrastrarse sobre brasas ardientes sin sentirse resentidos, tampoco debes olvidar guardar lo suficiente para poder costear un viaje hacia algún pueblo de la zona salvaje.
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—Sus palabras son demasiado trágicas señor.
—Si lo dicho por Tomas en su misiva es cierto, incluso si pasan esas pruebas puede que algunos de estos huyan cuando vean a lo que nos enfrentaremos.
—Entonces luchar solos sería completamente inútil.
—En efecto, ninguno de nosotros podrá detener esta invasión, pero debes ser consciente que aquellos con dicho poder no pueden actuar libremente, nuestro objetivo será librarlos de esas cadenas mediante razones adecuadas, sin embargo hasta eso podría costarnos la vida e incluso más.
Con estas últimas palabras Issac dejó de hablar y se concentró en comer, para poco después volver a su trabajo.
Franck se quedó en silencio antes de tomar las insignias y los sellos que se le había entregado para salir de la habitación, con un semblante mucho más serio de lo normal, incluso para él.
Ese mismo día antes que el sol llegara a su punto máximo, toda la gran ciudad, e incluso algunos pueblos y ciudades vecinas se enteraron de una noticia impactante, miembros del cónclave de la última pluma estaban dispuestos a tomar como discípulos personales a cualquiera que pase sus pruebas, no importaba su raza, sus creencia, su procedencia, sin embargo el cartel de este anuncio tenía unas letras pequeñas debajo indicando que el aprendizaje se llevará a cabo en una terrible zona de guerra, bestias y maldiciones, este pequeño detalle fue ignorado en su totalidad cuando todo aquel que leía el anuncio veía el inconfundible sello de dos eruditos del cónclave, sellos mediante los cuales se podía confirmar si esta información era real.
Cómo esta convocatoria tenía límite de tiempo muchas personas tomaron apenas comida suficiente para llegar a la zona de la prueba, y en muchos casos ni siquiera eso, tratando de apresurarse y poder presentarse ante esta oportunidad que podría cambiar sus vidas.
Dos días después en la mañana, al menos cien personas estaban esperando en el lugar convocado antes que siquiera el sol saliera, todos esperaron sin una sola queja hasta que después de un tiempo vieron llegar a un hombre muy bien vestido que se ubicó frente a la gran multitud y alzo en sus brazos dos insignias la multitud quedó en un silencio casi absoluto, sólo interrumpido por sus respiraciones, ya que esas insignias demostraban la legitimidad de su portador como la voz de los dos eruditos, los dos eruditos por los que habían venido.
El hombre frente a ellos les indico que los siguieran y así lo hicieron, llegaron hasta una colina fuera de la ciudad donde el hombre les ofreció amablemente agua y un poco de pan a todos, antes de ubicarse en el centro de ellos y activar un gran pergamino, el cual hizo que el dorso de una de sus manos brillara.
—Lo que acaban de recibir es la marca de la primera prueba, desde ahora hasta que yo regresen no deben irse de este lugar— La voz tranquila se hizo más fuerte y aterradora cuando un pequeño pergamino se desdoble e hizo que todos escucharan claramente la voz —Las siguientes pruebas serán difíciles y crueles, pues el lugar donde tendrán que aprender y servir será uno salido de sus peores pesadillas, si son de corazones y mentes débiles, su mejor opción es salir, pues incluso la supervivencia no estará garantizada en el lugar al que irán. Si a pesar de todo deciden quedarse y pasar a todas las pruebas no se escatimaran esfuerzos en enseñarles todo lo que puedan aprender.
Después de hablar el hombre simplemente se fue, todos creyeron que esto era una exageración, acaso un erudito se atrevería a ir a zonas tan peligrosas como las que proclamaba, así que decidieron esperar tranquilamente a que el erudito llegará, sin embargo el tiempo empezó a pasar y nadie se acercaba.
El sol sobre sus cabezas empezaba a brillar cada vez más fuerte sobre ellos, cuando llegó a lo más alto del cielo todos sentían que se encontraban en el desierto más árido del mundo, sus bocas se estaban secando, sentían como poco a poco su cuerpo se quedaba sin agua, en este momento varios decidieron que esto no valía la pena alejándose, curiosamente la mayoría de estos tenía ropa muy elegante.
Cuando atardeció los que aún se quedaron sintieron que finalmente había pasado lo peor, sin embargo la noche vino con su propio problema, el frío, el frío en la noche se intensificó más de lo que debería ser posible, incluso varios hombres de la calle que vivían a la intemperie, juraban que esta era la noche mas fría de sus vidas, y la noche no había hecho más que empeorar, ya que la paz de la noche se rompió con los el inicio de una fuerte lluvia, con las primeras gotas varios llegaron a sus límites y se retiraron.
En medio de esta lluvia empezaron a sonar varias voces, cada una diciendo lo inútil que era este intento, pues aunque soportaran todas estas estupideces, les sería imposible aprender si es que no tenían al talento necesario para ser erudito, y habrían pasado el peor día de sus vidas por nada, al escuchar estas voces aún más personas se fueron.
Para cuando salió el sol apenas si quedaban más de cuarenta personas, varias de ellas se habían reunido en pequeños grupos para calentarse ante las inclemencias del clima y en esta triste situación Franck volvió, ordenó a todos hacer una fila y siendo obedecido de inmediato, todos pasaron frente a él, quien tenía dos placas negras con extrañas inscripciones, cada uno de los participantes ponía una mano en cada placa, poco después Franck los calificaba con un número del uno al cinco y los hacía esperar, hasta que terminó con todos.
—Todos han sido evaluados, las calificaciones significan lo siguiente, cuatro y cinco podrán convertirse en eruditos sin inconvenientes mayores, dos y tres tendrán que esforzarse más que cualquier otra persona, y uno, pues necesitará dedicar cada aliento al aprendizaje y aun así no es seguro que logre ser un erudito, es esta ocasión, serán ustedes mismos los que decidirán si irse o no, también aclara que sus materiales para practicar los conseguirán trabajando y no se les brindará más que unas pocas herramientas y materiales para iniciar, por lo que mientras peor sea su talento, será más difícil conseguirlos y necesitaran aún más.
La multitud quedó atónita, y hubo varias discusiones, hasta que solo quedaron casi treinta, Franck apenas si los observó por un momento antes de indicarles que lo siguieran, pues lo peor de las pruebas aún estaba por venir.