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La banda [Español]
17. Conversación con Aedus

17. Conversación con Aedus

Houston, William, John, Juxs, Casey y Steve, cada miembro de la banda había conseguido (por suerte), salir del portal en una sola pieza. Para poder conseguir esto tuvieron que recorrer varios kilómetros en un tiempo de cinco minutos desde la cabaña donde conoceríamos a la banda por primera vez hasta el centro, lugar cercano a la zona donde Aiden había sido decapitado.

Absolutamente todos quedaron cansados y exhaustos debido al cansancio que les provocó correr demasiado.

No obstante, a pesar de que todos salieran cansados, hubo alguien que si logró completar el recorrido de cinco minutos sin derramar una sola gota de sudor. Este ser que no parecía humano, llamado Steve, se percató de la ausencia de alguien... ese “alguien” se nombraba Max.

Hubo conmoción porque faltaban seis segundos para que el portal cerrara sus puertas, impidiendo el paso y haciendo que Max se pudiera quedar dentro para siempre. Por lo tanto, en ese momento Steve supo su deber: Rescatar a Max. Para eso debía ir de ida y vuelta en una distancia que daba un total de dos kilómetros, todo en menos de tres segundos, lo cual era algo IMPOSIBLE de completar.

Pero, para la grata sorpresa de todos, observaron a Steve realizar una de las hazañas más asquerosamente impresionantes que pudieron presenciar. Gracias a ser un usuario de ojos de estrella, Steve tuvo la capacidad de recorrer dos kilómetros en tres malditos segundos, sin embargo le jugó en contra, recibiendo las consecuencias de sobre explotar su poder. Había alcanzado una velocidad tan alta que era imposible que saliera ileso.

Las venas de su cuerpo explotaron y le causaron un sangrado interno horripilante, su piel se quemó por la inmensa velocidad a la que llegó, los huesos de sus piernas quedaron destrozados en cientos de pedazos, pero nunca dejó de correr. Su cuerpo quedó hecho mierda al salir de ese portal.

Logró dicha tarea imposible de sacar a Max, pero ahora quien necesitaba ayuda era él.

Para la buena suerte de Steve, John (el curandero de la banda) se hallaba al lado suyo. Aunque algo parecía sucederle a John, bien sabía él que el hecho de curar tanto le comenzaba a traer contras a su cuerpo, pues superó su límite. En resumen, usar en exceso su poder le causó mareos constantes y una visión algo borrosa, y a pesar de eso impactó con dificultad su mano en el torso de Steve para regenerar las partes dañadas y salvarlo.

John oyó su corazón latir más de lo usual, supo que iniciar el proceso de curación podría matarlo, y aun así, siguió con el proceso. Sucedió otra vez, experimentó un mareo insoportable y su vista se tornaba borrosa, cosa que, en definitiva, no era una buena señal.

William se percató del mal estado en el que se encontraba John, y a pesar de eso decidió no interrumpir el proceso de curación o decirle que parara, ya que era necesario, o si no Steve pasaría a mejor vida. No decidió interrumpirlo, pero si se acercó a él para sostener su cuerpo, rodeando su brazo por la espalda de John, ya que parecía caerse por el mareo—No te preocupes, aquí estoy contigo, John, ¿sí? —susurró para no distraerlo.

John continuaba regenerando los daños que Steve se causó—Gra-gracias—John respondió tartamudeando y con una sonrisa, estaba quedando inconsciente. Y en ese mismo instante, se desmayó y cayó en los cálidos brazos de William.

El proceso de curación fue completado, Steve abrió los ojos.

Esos ojos azules de William se empaparon en lágrimas—¿¡John!? No te vayas a morir, ¿chi? —en la mente de William apareció un temor, pues no quería que John muriese. Puso dos de sus dedos cerca de la mandíbula para revisar sus pulsaciones. Suspiró aliviado—Está vivo... ¿alguien sabe por qué está así de mal? —preguntó preocupado por su amigo e hizo una cara de cachorro triste.

—Mierda, no lo sé, William—dijo Juxs algo preocupado, sin embargo ahora su actitud era algo indiferente. A Juxs se le pasó su felicidad momentánea, como ya no había acción se sentía aburrido.

Steve se levantó del suelo y sacudió la tierra de su traje, acomodó el moño que traía y también su pelo (parecía presumir) —Eso sucedió por curar mucho—explicó—Hace años, cuando participé en el juego de Aedus y luché contra Aiden, a un miembro de mi equipo que era curandero le sucedió lo mismo... al tipo lo llamábamos monstruo—Steve le sonrió a William—Pero no te preocupes, hijo, hay que dejarlo descansar y tal vez mañana por la mañana estará bien. Y un gusto, soy Steve

— ¡Cierto! Yo luché contigo. Yo soy... chan, chan, chaan... ¡William!

—Hay que guardar silencio por John—le dijo Steve

—¿Lo conoces? —Preguntó William

—Sí, fuimos a ayudarte en tu pelea contra Aiden y en el camino me enteré de sus nombres—respondió Steve.

—No tenía idea, ji, ji. Oye, por cierto, ¿No crees que pueda hacerle más daño tener contacto conmigo? Es que lo estoy cargando—preguntó William

—Supongo que no, aparte está desmayado, pienso que no será capaz de curar en ese estado—contestó Steve.

—Oh... Bueno—William suspiró—¿Y bien? ¿Qué haremos, líder? —preguntó pero se dio cuenta que Houston estaba caminando a alguna parte—¡¡Houston!! ¿¡A dónde vas!?

Los pasos del barbudo cesaron—¿Ah? ¿Yo? ¿¡Me hablas a mí!?

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—Sí, ¿a dónde vas? —preguntó William

—Iba a ir a cenar—respondió y continuó con su camino

—¡No puedes dejarnos! Tú eres nuestro líder—exclamó William

—Pues... eh... sí, claro... soy el, ¿líder? Ajá, eso —la cara de Houston hizo una expresión como si masticara un limón, pues recordó todos los momentos en los que intentó liderar y lo ignoraban por completo—¿Ahora si me llaman líder, cabrones? Pero pues iba a tragar pizza, vengan si quieren, no me importa.

—¡Vamos por pizza! —William se mostró feliz

—Sí, estoy jodidamente hambriento—Dijo Juxs

—Genial, pizza, ya tenía hambre—Dijo Casey

A todos les pareció una idea fabulosa ir a comer. Después de un día tan pesado y tan frenético lleno de batallas, acción y sangre, lo mejor para todos era comer, ¿y cuál sería la mejor forma que cenando una deliciosa y típica pizza? Ahora todos se dirigían a la pizzería.

—Wow, Houston, no sabía que eras un gran líder—Le dijo Steve a Houston

—¿Eh? ¿Por?

—Porque les invitarás a cenar, ¿No?

—¿¡Qué!? —Houston se ahogó con su propia saliva, sorprendido de que pensaran que él pagaría lo de todos. Luego tropezó con una rama, cayendo al suelo.

La banda iría a cenar y también podrían convivir todos juntos y relacionarse mucho más.

Sin embargo, al mismo tiempo sucedía una importante conversación entre Aedus y tres individuos.

Aquel hombre que siempre se mostraba como alguien elegante y fino acababa de despeinarse por una rabieta. Todo su cabello se despeinó, denotando mucho más su molestia. Experimentaba furia e impotencia, aunque su rostro no parecía decir lo mismo.

Las risas oscuras de Aedus resonaron en las islas vacías, lugar donde se encontraba él—¡Esto se pone cada vez más interesante! Esos malditos que se hacen llamar jinetes han aparecido...—mencionó. Aedus, al contrario de lo que uno podía ver, estaba extasiado por lo que mencionó.

Giró su cabeza dejando ver sus peculiares ojos—Y ustedes, hijos míos—sus tenebrosos ojos poseían estrellas, no obstante... En su esclerótica poseían unos extraños espirales inexplicables—Ustedes tendrán que hacerle frente a esos hijos de perra. No llegaron a conocerlos, pero son jodidamente fuertes—En frente suyo tres hombres hacían su aparición. Parecían sacados desde las tierras del puto inframundo... La sola presencia en conjunto de esos tres hombres emanaba un repugnante terror—Prepárense, porque si Igor muere vendrá una masacre... Y allí es donde aparecerán ustedes... La tercera prueba—comentó Aedus orgulloso.

El grueso dedo de Aedus señaló a los interesantes hombres.

El primero en responder era alguien que estaba sentado en el suelo con sus piernas cruzadas—Usted no se preocupe. Esos "jinetes"—hizo la expresión con sus dedos de las comillas—no podrán vencernos tan fácilmente—la voz del hombre era algo aguda pero grave a la vez... La razón de ello es que era un adolescente. Portaba un suéter morado y debajo una corbata roja. Combinaba, según él, con sus pantalones grises de una tela suave junto con unos zapatos bañados en un color marrón. Pero lo más llamativo es que era un jovencito rubio con nariz respingada. Se veía igual a un estudiante de secundaria—ya veré yo con que material tendré que trabajar—Dijo, mostrando sus ojos azules. Sin embargo, las pupilas tenían triángulos, ¡Nuevos poderes aparecen!

—Sí, señor. Usted no debe preocuparse—Otro de los tres habló con una voz grave; muy grave. Hallado de espaldas, abrió un portal enfrente suyo. Lo marcado y grande que estaba su cuerpo concordaba con aquella voz. Poseía un suéter verde con pelos blancos alrededor del cuello. Lo combinaba con unos pantalones negros rasgados.

El hombre realizó un giró con su cabeza y dejó ver que traiga puesto dos aretes negros—Anthony, ¿irás a tu zona? —preguntó dirigiéndose al tipo del suéter morado.

—Em, sí—un portal se abrió debajo de Anthony (el de suéter morado). Cayó y segundo después se cerró.

—Supondré que te quedarás, Pest—el hombre de la chaqueta verde le habló al último de los tres que quedaba—así qué, si no irás a tu zona, me retiro. Si quieres irte pídele a Aedus que te abra un portal, yo tengo una situación personal que lidiar—dijo con su voz grave.

—¡Obvio que no me iré! Me quedaré con mi amorcito Aedus

—Bien—Dijo el hombre de voz grave y se adentró a su portal que llevaba a lo que parecía ser un bosque. Una vez adentro el portal se cerró.

Ahora, en todas las islas habitadas en el espacio, solo habían dos personas. Aedus y Pest (llamado así por el tipo del suéter verde) se encontraban en la isla central, la cuál era la más grande de todas.

Pest poseía una complexión bastante delgada. Con ayuda de su mano tapó el lado izquierdo de su rostro.

Mostró su lengua a Aedus, burlándose de él. Después se animó a hablar—Pues, je, je... Parece que quedamos solo tú y yo... Estamos solos, ¿No te apetece hacer algo, viejo sabroso?—de los tres, se notaba que Pest era el más imbécil. Portaba un traje elegante exactamente igual al de Aedus, también traía unas largas pero largas patillas y un cabello largo.

Del lado de su rostro que no tapaba con su mano, se veía un legendario ojo estrella. Ya era normal ver estos ojos... El chiste era ver que tanto lo dominas, pues Steve alcanzó velocidades épicas con ayuda de este ojo.

Pest se tiró al suelo y gateó en dirección a los pies de Aedus—Seré tu subordinado más fuerte, pero también puedo ser tu cachorrito... Quizás podría lamerte un poquis, ji, ji...—sonreía con lujuria y amor, Pest era como un puto Max, ¡cosa que ya no querría ver Houston! La situación de cuando Max visitó a Houston y le empezó a decir cosas cachondas parecía repetirse ahora con Pest y Aedus.

Podría ser un estúpido, pero Pest era el más fuerte de los subordinados de Aedus. La otra mitad de su cuerpo fue revelada y poseía otro ojo estrella, aunque con esclerótica de espiral.

A Aedus no parecía darle ni una pizca de gracias—Serás el más fuerte por tu ojo combinado con el espiral, pero no sabes cuánto te detesto, Pest—Abrió un portal en las cuatro patas de Pest.

—¿¡Qué, amor!? ¡¡¡NOOO!!!—Pest cayó.

—Ya veré como resulta todo con Igor…—habló.

Todo esta charla con Aedus sucedía al mismo tiempo que la banda se dirigía a la pizzería para su merecida cena.

El cielo azul que habían presenciado todos en la mañana del 24 de Julio, ahora había sido dominado por un intenso color naranja, señal de que ya era tarde.

La banda descansaría el resto del día de hoy, pero lo que no sabía es que un hombre ya iba a ellos.

Igor haría una aparición en cualquier momento.

¡La segunda prueba llegaría!