El poder de controlar a las personas, el ojo de Aiden fue abierto. Este era nuevo, distinto a los estrellas; negro en su totalidad. Aquel ojo era invadido por la oscuridad absoluta, pero una pequeña pupila brillante pintada de un blanco hermoso, lo hacían llamativo. Soltó unas pequeñas risitas.
Steve se lanzó del edificio. Houston, tirado en el piso y adolorido, y Max, quién no sabía qué hacer y no era capaz de poder hacer algo debido a su falta de poder y habilidad. No como William, que hasta esos momentos estaba en el primer puesto de los más fuertes de la banda. Siguiendo con Houston y Max, ambos se acobardaron al ver al hombre de los tentáculos reír.
—El idiota de su amigo tirará el edificio, ¡Todos morirán! —miró a los chicos, viendo como los dos tenían la mirada plantada en el suelo por el temor—No hay escapatoria... morirán—comentó Aiden lleno de deseo porque el edificio ya se cayera.
Un extraño tambaleó azotó al edificio, asustando más a Max y a Houston. Aiden prolongaba su risa (ya era tediosa). —Steve está golpeando el edificio desde la parte de abajo. Es cuestión de minutos para que todo se venga de cabeza—Dijo Aiden. Este manipulaba a Steve con su ojo oscuro.
Golpes constantes causaban el destrozo del primer piso. Concreto siendo destruido, aquel hermoso ruido de destrucción sonó a varios kilómetros, aunque no alcanzó a escucharse donde Casey y Juxs, y John y William estaban.
Los continuos golpes por parte de Steve lograron que el edificio no aguantara más. El edificio finalmente inició su derrumbe.
Los ruidos eran estrepitosos, horribles; nada agradables. ¡El gigantesco edificio venía abajo! —¡Este es el fin para ustedes! —exclamó Aiden. Él se reía de la situación.
Por otro lado, Houston se preguntaba así mismo se moriría viéndose sexy y Max gritaba como un niño de 4 años. —¡Oh, mierda! —Houston reconoció que la situación, efectivamente, era una mierda.
Caía... hasta que chocó contra el suelo.
William caminaba tranquilamente junto a John, decididos a encontrar a Houston, pues lo habían abandonado un “breve” momento. William ya no parecía estar destrozado, como si no hubiese llorado más de cinco minutos seguidos. John pedía disculpas una y otra vez, demostró arrepentimiento. En sus manos cargaba el libro que William le obsequió con amor.
Y Juxs y Casey planeaban con maldad, ir a un bar para emborracharse hasta vomitar. Caminaron buscando uno. Cuando encontraron, no dieron ni un solo paso y un estruendo ensordecedor perturbó el silencio de aquella ciudad.
Proveniente de un solo punto de origen, el ruido alertó a toda la banda. —¡John, debemos ver que pasó! —dijo William.
—¿Estás seguro? ¿Ya te sientes mejor? —Preguntó John preocupado
—Sipi, no te preocupes. ¡Vamos a ayudar a nuestros amigos!
—Bueno... —John aún se sentía triste por causar el llanto de su ahora amigo. Su sorpresa llegó al ver que William lo jaló de sus brazos y lo cargó en su espalda. —¡Ahora somos un caballito! —dijo William con ilusión. Esto enojó a John, pues no le gustaba, se sentía humillado y estúpido. Pensó en si decir algo, ya que no quería hacer llorar a William de nuevo, así que guardó sus opiniones.
Igual que un relámpago, William llegó a la zona del accidente. A escasos metros de los restos del edificio, una nube de polvo se notaba, causada por el impacto; también varias cosas como cubos de basura y objetos en el suelo salieron volando.
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William ayudó a John a bajar de su espalda—No tenías que hacer eso—comentó John.
—¿Por qué, Johnsito?
—Te acabo de hacer llorar y todo eso—mintió. En realidad no le gustaba, aunque en el camino no le disgustó la atención
—¡¡No importa!! Tu abrazo hizo que recuperara toda mi energía y ahora ando al 100. Además, trato de agradecerte por aceptar mi regalo. Por cierto, ¿lo traes en el saco?
—Sí—respondió John y mostró en el interior de su saco un espacio donde cabía a la perfección el libro—Eh, William...
—Dime, John—sonrió con calidez y con una mirada viva mientras veía a su amigo
—Gracias por el regalo—Dijo John algo avergonzado
—Ji, ji. Te quiero John, ¡hay que apresurarnos y ver donde está nuestro líder!
John sintió una emoción inexplicable con esas palabras, pensando en que solo era asco o repudio; nada nuevo. Caminaron a la zona del desastre para ver si su líder estaba allí.
—Espera, ¿qué esos de allá no son Juxs y Casey? —preguntó John
—¡Oh, sí que lo son! ¡Chicos!
Juxs y Casey también investigaban sobre el desastre—Hola—saludó Juxs—¿Qué rayos pasó aquí? —preguntó.
—No sabemos, se supone que ustedes estaban con Houston, ¿no? Nos fuimos un rato yo y John
—¿Qué? No nos digas eso William, nosotros también nos fuimos—añadió Casey
—Oh, entonces... ¿Lo dejamos sólo? —preguntó William
—Sí—respondió Juxs
—Sí—respondió Casey
—¡¡Rayos y centellas!! Dejamos al pobre solito. Lo más probable es que esté por aquí, así que búsquenlo de este lado y yo y John buscaremos en el otro. Sí lo encuentran, grítennos para que Johnsito lo cure—ordenó William.
—Bien—Dijo Juxs jalando del brazo a Casey para darle inicio a su búsqueda.
Los otros, John y William, rodearon el edificio para buscar del otro lado. Al llegar analizaron buscando a Houston sin éxito alguno—Pues... no veo nada, la verdad—dijo John. —Debe estar aquí, no te preocupes, lo vamos a encontrar, ¿chi? Solo hay que seguir buscando—agregó William.
Pasaron unos minutos, cuando de pronto unas respiraciones exageradas retumbaron en los oídos de los dos, atrayéndolos. Corrieron de inmediato para ver si era o no era su líder—¡Rápido, John!
A lo lejos, vieron la figura de una persona en el suelo, traje y cabello negro—¡Creo que sí es Houston! —exclamó William. Ya cerca, se preocuparon, pues un enorme trozo del edificio aplastaba sus delgadas piernas, cosa que las hicieron puré. —¡Tus piernitas! —William se sorprendió. Casi al momento, levantó el trozo de edificio con ayuda de sus ojos estrella y lo lanzó muy pero muy pero muy muy lejos—¿Puedes curarlo, Johnsito? Por fis
John puso su mano despacio sobre la cabeza de Houston; no hubo efecto o al menos no pareció ayudar en algo. —Qué raro—dijo John—¿estará muerto? —preguntó.
—No creo, ¿verdad? —William tragó saliva—¿¡Y si se petateó!? —preguntó con un tono de preocupación
—¿Qué significa eso?
—¿Qué cosa, John?
—“Petatear”
—Ah, significa “morido” —aclaró William
—Habla bien
—Pero me entendiste, así que...
Mientras ambos estaban distraídos y sin darse cuenta, Houston se ponía de pie. William respondía las críticas de John con respecto a su extraña forma de hablar. —¡Espera! Houston se levantó—anunció John al darse cuenta del hecho.
—¡Es verdad! Holiii, líder—saludó William agitando su mano
—Hablas mal a propósito, ¿cierto?
—Sipi, ji, ji. En fin, hola, Hous... —Un inesperado gancho fue recibido por el abdomen de William. Houston acababa de atacarlos, pero algo andaba mal... su fuerza no era la del Houston original. Y lo más notorio de todos... sus ojos se tornaron de oscuridad; un negro total. Logró causarle una cantidad significativa de daño a William, el miembro más fuerte de la banda.
—¿¡Qué mierda!? —John se sorprendió por el acto de traición de su líder, pero al ver sus ojos supieron que ese no era su líder.
Anteriormente, cuando el edificio caía, Houston cayó del edificio junto con Aiden. Volteó a ver al mismo y vio su ojo oscuro con pupila brillante... grave error. Ahora Houston acababa de caer en el control mental de Aiden.