La batalla contra Gunn estaba lejos de terminar. La herida en su pecho, aunque profunda, no parecía disminuir su ferocidad. Por el contrario, su sangre verde, viscosa y cargada de toxinas empezó a emitir un vapor corrosivo que obligaba a los Elementales a luchar estratégicamente. Cada uno de sus ataques debía ser rápido y preciso, ya que no podían permanecer cerca de Gunn por más de unos pocos segundos.

Mientras tanto, las aves mutadas, atraídas por el hedor de la sangre y las feromonas de Gunn, dejaron de volar en círculos para descender al campo de batalla. Con alas enormes y picos afilados, se abalanzaron sobre los Elementales.

Max, Jack'O y Deff, los tres más experimentados del grupo, continuaban enfrentándose a Gunn. Max, con su espada de agua, lanzó un corte en forma de onda, un ataque a distancia que logró rasgar la coraza del brazo izquierdo de la criatura. Jack'O, aprovechando la abertura, saltó por encima de Gunn y descargó un golpe devastador con su espada de tierra, generando una grieta en el suelo que buscaba desestabilizarlo.

—¡Es más resistente de lo que parece! —gruñó Jack'O mientras retrocedía, esquivando por poco un barrido del aguijón de Gunn.

Deff, con su espada cargada de energía de viento, se movía con rapidez, lanzando cortes precisos que desorientaban al enemigo. Sin embargo, cada vez que intentaba acercarse más, la toxina en el aire le obligaba a retroceder rápidamente, tosiendo mientras intentaba recuperar el aliento.

—¡No podremos seguir así mucho tiempo! —gritó Deff, limpiándose el sudor de la frente.

Mientras tanto, Saico y Punk, los de menor rango, tenían sus propias dificultades. Una de las aves mutadas, mucho más grande y agresiva que las otras, los había aislado. Con garras afiladas y un chillido que resonaba como metal rasgando vidrio, la criatura atacaba con furia.

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—¡Cúbreme! —gritó Punk mientras intentaba lanzar un golpe directo a una de las alas del ave.

Saico asintió, moviéndose rápidamente para desviar los ataques de las garras con su espada. Aunque no tenía la experiencia de los demás, su determinación era palpable. Con un grito, logró herir una de las patas del ave, obligándola a retroceder momentáneamente.

Por otro lado, Jazz luchaba en solitario contra otra ave. Sus movimientos eran calculados, su espada de tierra impactaba con fuerza cada vez que encontraba una abertura. La criatura intentó lanzarse sobre ella desde el aire, pero Jazz, con un movimiento rápido, hundió su espada en el suelo, creando una columna de roca que impactó directamente contra el pecho del ave, derribándola.

—¡¿Eso es todo lo que tienes?! —dijo con una sonrisa desafiante mientras se preparaba para el siguiente ataque.

Flow, enfrentándose a su propio adversario, utilizaba su espada de fuego para rodearse de un aura llameante. Las llamas mantenían al ave mutada a raya, pero la criatura era persistente. Con un rugido, Flow lanzó un corte horizontal, creando un arco de fuego que impactó contra las alas del ave, quemándolas parcialmente y dejándola vulnerable en el suelo.

De regreso al enfrentamiento principal, Gunn rugió con furia, golpeando el suelo con su aguijón y liberando una onda expansiva que lanzó a los tres CENTURIOS hacia atrás. Max se incorporó rápidamente, levantando su espada y gritando:

—¡Tenemos que terminar esto ahora! ¡De lo contrario, esta cosa arrasará la ciudad entera!

Jack'O y Deff asintieron, cada uno preparando sus ataques más poderosos mientras intentaban coordinarse para un ataque final.

En ese momento, Saico, habiendo derrotado finalmente al ave junto a Punk, levantó la vista hacia Gunn. A pesar del cansancio, sabía que tenía que hacer algo.

—Punk, tenemos que ayudarles.

—¿Estás loco? ¡Eso está fuera de nuestra liga!

—Quizás, pero si no hacemos nada, no quedará ciudad que defender.

Punk suspiró, pero finalmente asintió. Los dos jóvenes Elementales se unieron al frente, listos para enfrentarse a la amenaza más grande que jamás habían visto.

El campo de batalla se llenó de tensión, cada movimiento resonando en el aire como un tambor de guerra. La batalla estaba lejos de terminar, y los Elementales sabían que el destino de City Sven-1 dependía de su resistencia y trabajo en equipo.