La sala de entrenamiento de la base era un espacio vasto, con paredes reforzadas y plataformas adaptadas para las habilidades únicas de los Elementales. Ziggy, con los brazos cruzados, observaba desde una esquina mientras Saico se enfrentaba a un muñeco de práctica.
—No es solo cuestión de fuerza, Saico. Es técnica, estrategia... y paciencia —dijo Ziggy, su tono firme pero alentador.
Saico, empapado en sudor, se apartó un mechón de cabello de la frente y asintió. Habían pasado tres días desde el ataque de los Grunts y la aparición del ALPHA. Aunque aún no era oficialmente un Elemental, Ziggy había tomado la decisión de entrenarlo, algo que no a todos les agradaba.
Desde el balcón, Jazz, Flow y Punk observaban el entrenamiento.
—¿Crees que ese chico tenga lo necesario? —preguntó Flow, girando su espada en la mano.
—Tiene espíritu, pero eso no basta. Necesita más que ganas para sobrevivir aquí abajo —respondió Jazz, con los brazos cruzados.
Mientras tanto, Saico intentaba imitar los movimientos que Ziggy le había mostrado. Cada golpe que daba al muñeco era recibido con un sonido sordo, pero sus movimientos carecían de la precisión necesaria.
—Más control, menos fuerza bruta —comentó Ziggy, acercándose. Tomó una espada de entrenamiento y se colocó frente a él—. Mira.
Ziggy ejecutó un movimiento fluido, una estocada directa seguida de un giro elegante que cortó el muñeco con precisión quirúrgica. Saico observó, impresionado, y luego tomó su espada con renovada determinación.
—Déjame intentarlo otra vez.
Ziggy asintió y dio un paso atrás, permitiéndole espacio. Esta vez, los movimientos de Saico fueron más controlados. Aunque aún le faltaba fluidez, su progreso era evidente.
Justo cuando el ambiente comenzaba a relajarse, la voz robótica del sistema de seguridad volvió a resonar:
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—Detección de actividad inusual en las inmediaciones de City Sven-1.
Los presentes se tensaron de inmediato. Ziggy activó el panel holográfico, mostrando el área afectada.
—Parece que no tendremos descanso —comentó Jazz, preparándose para salir.
—No es una amenaza mayor, pero mejor revisemos —dijo Ziggy mientras analizaba la información—. DESTURIOS, encárguense de esto. Saico, Punk ustedes vienen conmigo.
—¿Qué? ¿Yo tambien? —preguntó Saico, sorprendido.
—Es hora de que veas cómo es todo allá afuera —respondió Ziggy, su tono serio.
El grupo partió rápidamente hacia la superficie. Las calles de City Sven-1 estaban en calma, pero un aire de tensión flotaba en el ambiente. Los residentes, acostumbrados a la presencia de los Elementales, apenas los miraban mientras se movían con rapidez.
Jazz y Flow lideraban la avanzada, mientras Ziggy, Punk y Saico permanecían ligeramente atrás. Era un operativo simple: investigar la presencia de unas pocas criaturas Grunt que habían sido detectadas cerca de los límites de la ciudad.
Cuando llegaron al lugar, encontraron a un pequeño grupo de Grunts. Eran más pequeños y menos coordinados que los que atacaron la base, pero no dejaban de ser peligrosos.
—Esto será rápido —comentó Jazz, girando su espada con confianza.
—Saico, observa bien. Aprende cómo trabajamos en equipo —dijo Ziggy antes de permitir que los DESTURIOS se encargaran.
Jazz se lanzó primero, utilizando su control sobre la tierra para crear una trampa que inmovilizó a dos de las criaturas. Flow siguió con un ataque de fuego que desorientó a otros tres.
—¿Ves cómo se complementan? —preguntó Ziggy mientras señalaba la pelea—. Esa es la clave para sobrevivir.
Pero mientras observaban, uno de los Grunts, más astuto de lo normal, se escabulló entre los escombros y se dirigió directamente hacia Saico.
—¡Cuidado! —gritó Ziggy, pero Saico ya había reaccionado.
Tomó la espada que le habían dado para el entrenamiento y se enfrentó al Grunt. Aunque su postura no era perfecta, logró bloquear el ataque inicial y contraatacar con un golpe directo al abdomen de la criatura, derribándola.
—Nada mal —comentó Ziggy, sonriendo ligeramente.
—¡Saico, detrás de ti! —advirtió Punk.
Otro Grunt apareció de repente, pero antes de que pudiera atacar, Jazz lo aplastó con una roca gigante.
—No te distraigas —dijo Jazz, mirándolo con severidad.
El enfrentamiento terminó rápidamente, y el grupo regresó a la base con el informe de que la amenaza había sido neutralizada.
De vuelta en la sala de entrenamiento, Ziggy se acercó a Saico, quien estaba agotado pero visiblemente orgulloso de lo que había hecho.
—Tienes potencial, pero todavía hay mucho por aprender —dijo Ziggy mientras le palmeaba el hombro—. Hoy diste el primer paso.
Saico asintió, sabiendo que el camino apenas comenzaba.