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La senda del guerrero [ESP]
Luz y Sombra en City Sven-1 [CAPITULO 10]

Luz y Sombra en City Sven-1 [CAPITULO 10]

El ambiente en el aire era denso, casi palpable, como si una sombra se estuviera acercando. Todos los presentes podían sentirlo, incluso Saico, quien ya había sido entrenado como Elemental. Ziggy le había advertido sobre momentos como este, cuando el destino parecía tejer un hilo invisible que conectaba a todos los Elementales, como si estuvieran destinados a luchar juntos, aunque ni ellos supieran cómo o cuándo. Era una sensación inquietante, como si todo estuviera en equilibrio y a punto de colapsar. Max, como el líder presente, intentó mantener la calma. Sabía que no podía prever lo que ocurriría, ni dónde. Pero algo en su interior le decía que se avecinaba una amenaza inminente. Con voz firme, dio la orden:

—Nos dividimos. Abarquemos toda la ciudad. No sabemos qué está por venir, pero debemos estar listos para todo.

Los Elementales se dispersaron rápidamente, cada uno sintiendo esa tensión en el aire que les apremiaba a moverse. La ciudad estaba a punto de cambiar para siempre.

A las afueras de la ciudad, un grupo de comerciantes conversaba tranquilamente, riendo entre ellos mientras compartían historias del desierto. De repente, un hedor espeso y desagradable comenzó a envolverlos, y el aire se volvió denso, como si algo los acechara. Uno de los comerciantes se giró, sintiendo la presión de una presencia inconfundible. Detrás de ellos, en las sombras, se alzaba una figura encapuchada.

No era muy alta, apenas 1.60 metros, pero la sensación que emanaba de esa figura era nada menos que amenazante. Los comerciantes, al principio desconcertados, rápidamente asumieron que era un bandido del desierto. Con una mirada rápida entre ellos, sacaron sus cuchillos y rodearon a la criatura, confiados en que podrían someterla con facilidad. Sin embargo, antes de que pudieran hacer un movimiento, un aguijón, como un destello verde, salió disparado desde la criatura. El veneno cubría la punta del aguijón, y, con una rapidez inhumana, atravesó a los comerciantes, como si se tratara de un simple piquete. El dolor llegó al instante, pero fue el mareo lo que los sacudió con mayor fuerza. Sus músculos perdieron coordinación, y sus cuerpos comenzaron a temblar, como si algo los estuviera descomponiendo desde dentro.

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Uno de los comerciantes, en un último intento desesperado, lanzó su cuchillo hacia la figura encapuchada. Sin embargo, cuando el arma impactó, rebotó contra una coraza tan dura como la piedra. El cuchillo cayó al suelo, inútil, y el comerciante, sin fuerzas, también colapsó, perdiendo el sentido al instante.

Max, de pie en el centro de la torre de vigilancia improvisada en el mercado central, escuchaba atentamente el informe de un explorador que había regresado apresuradamente desde las afueras de la ciudad.

—Dijeron que era una criatura... algo que no habían visto antes. —El explorador respiraba con dificultad—. Los comerciantes... están muertos, o al menos no podían moverse. Algo los paralizó.

Max apretó los puños mientras reflexionaba sobre la situación. No tenía suficiente información, pero no podía permitir que el caos alcanzara el corazón de City Sven-1.

—Deff, Jazz —llamó con voz autoritaria, dirigiéndose a los dos DESTURIOS más experimentados presentes—. Necesito que tomen a Saico y se dirijan hacia el lugar del ataque. Investiguen, pero no ataquen hasta saber con qué estamos lidiando.

Jazz arqueó una ceja, su tono sarcástico habitual saliendo a flote.

—¿Y si ya es demasiado tarde para investigar?

Max la miró fijamente.

—Entonces retrocedan. No vamos a sacrificar a nadie sin razón.

Deff asintió, aunque la preocupación se dibujaba en su rostro.

—Entendido. Vamos, Saico.

Mientras el grupo se dirigía hacia las afueras de la ciudad, Max giró hacia el resto de los Elementales dispersos por el mercado y las calles cercanas.

—Todos los demás, manténganse en alerta máxima. Si esta cosa llega a la ciudad, no dejaremos que pase más allá de estas calles.

En las afueras de la ciudad, Gunn se movía con una inquietante tranquilidad, como si supiera que nadie en el área podría detenerlo. Su aguijón brillaba con un verde venenoso bajo la luz del sol, y cada paso parecía más deliberado, más amenazante.

Desde las sombras, una bandada de aves mutadas, usualmente inofensivas, comenzó a volar en círculos, atraídas por las feromonas que Gunn liberaba. Con cada segundo que pasaba, la tensión en el aire se hacía más densa, anunciando que el verdadero enfrentamiento estaba cada vez más cerca.

Y en ese momento, las primeras sombras del caos comenzaron a filtrarse hacia City Sven-1.