Novels2Search
ERANDEL [Español]
Capítulo 14: Xal'eth Vrak'ith (5)

Capítulo 14: Xal'eth Vrak'ith (5)

Unos minutos previos a que Gruka usara los hechizos rúnicos.

Rath'gul no tuvo suficiente tiempo de arrepentirse antes de que comenzara en serio la batalla entre su hijo y Gruka. Esperaba que Xal'eth perdiera rápidamente, sin embargo, algo inesperado sucedió. Contra todo pronóstico, su hijo no solo esquivó eficientemente el ataque del orco, si no que también contraatacó. Y un buen contraataque.

«¿¡Qué!?» Definitivamente le tomó desprevenido el nivel de habilidad que mostró Xal'eth. La forma de moverse y el golpe que mando a volar al orco, eran todo menos comunes. «¿Cuándo se hizo tan fuerte?»

Durante el último año recibía informes regulares de Xal'eth sobre su entrenamiento. Fue decisión propia de su hijo irse solo a una zona del Bosque de Uria y quedarse ahí por un tiempo. Por eso creía que tenía un idea acerca de su nivel de combate. Parecía que estaba equivocado, terriblemente equivocado.

«¿Podrá...?» No quiso terminar ese pensamiento por el miedo a imaginar las consecuencias, ninguna de ellas buenas.

Por los siguientes minutos se observó en el coliseo una pelea equilibrada y pareja. Ningún lado tenía la ventaja. Se enfrentaron en un intenso choque de armas mostrando las cualidades de guerreros que conocían bien el campo de batalla. El público se dividió en dos bandos, el primero festejaba con alegría la oportunidad de ver una buena lucha. El segundo gruñía acerca de cómo un despreciable lagarto se atrevía a luchar contra su mejor guerrero.

En su elevado lugar Grokor fruncía el ceño. Siempre había estado orgulloso de la destreza de Gruka, hasta el día de hoy. Le molestaba que su hijo no pudiera acabar rápidamente con un hombre lagarto un año menor que él. Sería una absoluta vergüenza para su raza que su luchador más fuerte perdiera ante un ser de una raza esclava.

⦁⦁

Actualidad.

La presencia del orco sobre la plataforma cambió al momento, era más firme, más intimidante y definitivamente más poderosa. Xal'eth no perdió la calma al ver a Gruka usando círculos de maná con runas. A diferencia de los hombres lagartos, los orcos lograron mantener y acrecentar su conocimiento rúnico.

«¡Bien! Ya logré que los usara». Hizo un pequeño festejo. Ya estaba preparado para que sucediera algo así. Y tenía su propia contramedida. De repente, el maná que circulaba en su interior incrementó su velocidad, pero había algo distinto en su camino recorrido ahora, pues estaba llegando a nuevas partes de su cuerpo.

El maná de afinidad Aura era por lo general de color blanco. Entonces, diminutas volutas y líneas blancas guiadas por su voluntad empezaron a pegarse y conectarse con sus nervios por todo su ser. Donde más pasó esto fue en su cerebro, aquí la concentración fue mucho mayor. Los ojos de Xal'eth cambiaron de azul a blanco intenso.

Si alguien supiera qué conllevaba su transformación harían todo lo que estuviera en su poder para sacarle la información al chico lagarto de cómo lo logró. Era cultura básica en el continente Evankor que la afinidad Aura solo se podía usar para potenciar cualidades físicas directas cómo fuerza, velocidad, resistencia, dureza, etc o potenciar directamente hechizos ofensivos ya sea del propio lanzador u otro mago. Mas lo que Xal'eth estaba haciendo ahora era algo que nunca antes se había hecho. Potenciar sus sentidos.

Para "convivir" con las bestias del Bosque de Uria por todo un año en soledad y salir con vida, solo pudo ser gracias a esta habilidad que desarrolló y descubrió por sí mismo. Aunque las bestias de este bosque eran peligrosas y feroces, no era por esto que muchos les temían, no. Era por sus absurdos sentidos. Una simple de nivel de ascensión Maduro o Adulto podía detectar a cualquiera a cientos de metros de distancia. Y las más fuertes ni se diga, a kilómetros. Por suerte, estas últimas se encontraban solo en las partes más profundas de dicho bosque.

Cada animal nacido en este bosque poseía un olfato, visión y audición mucho mejores que el resto de bestias del continente. Hay quienes teorizaban que esto se debía al legado de Uria, sin embargo, eran solo eso, teorías. La cuestión es que incluso si en otros lugares existían bestias más fuertes, si vas a ese lugar y la bestia no te detecta, entonces no hay problema. Pero aquí, antes de que te dieras cuenta, ya tendrías un grupo tras de ti.

Un día, después una dura batalla, herido y en el suelo Xal'eth tuvo un momento de iluminación al ser constantemente asediado. Comprendió cómo los malditos animales aumentaban sus sentidos con maná y comenzó a imitarlos. Poco a poco y en el transcurso de varios meses consiguió aplicar una técnica similar. Era su primer as y forma de plantar cara a los malditos orcos. Ya que no tenía idea de runas, su raza tenía prohibido aprender sobre ellas.

El aura de Xal'eth en la plataforma se volvió aguda, mortal. Si Gruka era como una montaña que abrumaba a todos con su peso, Xal'eth era una flecha que atravesaba cualquier obstáculo. Sus escamas emitían un leve brillo por el resplandor del sol. Se puso a cuatro patas y levantó su cola sobre sí. Una postura que recordaba a un escorpión. No le importaban demasiado sus hachas.

—¡Gaaahh! —el brutal orco rugió y se lanzó a la carga. Su velocidad no era mucho mayor que antes, puesto que los hechizos que usó no tenían esa finalidad.

Xal'eth se mantuvo en su posición, el mundo parecía ir más lento a sus ojos, su percepción de la realidad distorsionada. «Debo evitar que me golpee». Sabía que el orco bastardo potenció al menos su fuerza, tendría que ver cuál era la otra cualidad física. «¿Será dureza o resistencia?» Mirando con atención a su oponente tensó fuerte los doloridos músculos.

Cuando Gruka estuvo cerca dio un hachazo con intención de partir por la mitad a Xal'eth, ya había olvidado lo de hacerle pasar dolor y humillarlo, sin embargo, en el momento que Gruka empezó mover el brazo el joven lagarto predijo con eficacia el recorrido del golpe.

Esquivando, dio un paso en una dirección que le quedó cómoda y con su cola azotó rápidamente el costado del orco.

A case of literary theft: this tale is not rightfully on Amazon; if you see it, report the violation.

¡Golpe!

El resultado fue el esperado, Gruka retrocedió un par de pasos y su armadura se abolló un poco. Fuera de ahí permaneció igual. «Así que el otro hechizo fue dureza. Esto será difícil». Concluyó Xal'eth.

—Geh, bastardo. —El orco reanudó su embestida.

Su hacha de un solo filo emitía una ligera luz blanca por algunos momentos, aunque luego se apagaba. Cada golpe que lanzó podía rebanar una parte de Xal'eth si acertaba. El joven lagarto se mantuvo esquivando con cautela. Predecía el rango de movimiento de los ataques de su oponente solo un poco después de que se ejecutaran. De esa manera se mantuvo en el ring a la defensiva.

—¡Gahhh! —El orco fue perdiendo la paciencia. Quería acabar con el escurridizo lagarto ya. Con su descomunal fuerza dio un salto y llegó frente a Xal'eth en menos de un segundo. Cortó verticalmente hacia el pecho de este. Xal'eth se inclinó hacia atrás evitando por centímetros el hachazo. Cuando el arma pasó giró sobre sus tobillos y golpeó otra vez con su cola el mismo costado del orco.

Igual que antes, Gruka simplemente dio pasos en retroceso. Sin inmutarse por la fuerza del golpe que en realidad no era poca.

Como mago Afín al Aura los golpes de Xal'eth no deberían ser recibidos tan fácilmente por alguien de su rango, esto demostraba la dureza proporcionada por el hechizo rúnico de Gruka. Pero el joven lagarto tampoco se devanó los sesos con esto. En su mente, sus posibilidades de ganar no se habían reducido en absoluto. «Pronto». Pensó.

Viendo la habilidad que tenía Xal'eth para evitar sus golpes. El orco decidió usar otro hechizo por si la pelea se alargaba, aumentaría el consumo de maná, sin embargo, sabía que solo tenía que dar un golpe y ganaría.

En su mano libre se dibujó otro círculo mágico que ponía:

ᚢᚾᛟ: ᚱᛖᛊᛁᛊᛏᛖᚾᚲ︍ᛁᚨ

Xal'eth frunció el ceño al ver otro hechizo rúnico. Le preocupaba que la maldita bestia de piel verde usara uno de velocidad, si pasaba eso definitivamente no tendría forma de ganar. Su alta reacción solo servía si su oponente no lo sobrepasaba demasiado en ese aspecto.

Por suerte para él, no fue ese. Gruka seguía moviéndose a la misma velocidad que antes, aún así, su mejorada visión notó que la respiración del orco se fue regulando poco a poco. Estaba recuperando energías. «Debe ser un hechizo de resistencia». Concluyó.

La marcha implacable del orco volvió. De una manera más estable y enfocada. Ya no lucía como una bestia loca. Por lo tanto, todo empeoró para el joven lagarto. Gruka hacía más movimientos ahora, sin preocuparse por ahorrar energía. No solo blandía su hacha sino también golpeaba con su brazo restante y pateaba cuando lo consideraba necesario. Sus heridas en el cuello y pecho seguían selladas gracias a su magia.

Xal'eth solo pudo aprovechar unas esporádicas oportunidades para golpear con la cola. Necesitaba mantener firme y seguro el resto de su cuerpo para poder retirarse. Su cola, además de dar golpes le servía para equilibrarse y poder variar la forma en que se movía, dificultando el orco adaptarse a su estilo de combate. De esa manera continuaron luchando por los siguientes cinco minutos.

Finalmente, Gruka se cansó de este baile sin sentido. En la siguiente ocasión que atacó, dejó un punto débil abierto pensando que era imposible que Xal'eth desperdiciara tal evento. No le preocupaba que lo golpearan, pues no le haría mucho daño. «Ya verás lagarto bastardo». Festejó. Mas nunca esperó que en vez de usar la cola como antes, Xal'eth apuñaló con sus garras las costillas del orco, las puntas de estas brillaban de un blanco oscuro.

¡Zas!

—¡Aghhh! —el orco gritó incluso más que cuando le mordieron el cuello. Miró incrédulo la mano que atravesó su armadura y partió varios de sus huesos. Estaba cubierta por un resplandor blanco y por supuesto, su sangre. «... !!! ¿¡Compresión!?»

Cuando un mago llegaba al nivel de ascensión Maestro podía comprimir su maná para aumentar el poder de sus hechizos. La evidencia de esto era cubrir con maná ciertas partes de su cuerpo volviendo visible el color de su afinidad. Gruka solo lograba hacer esto por unos segundos y ya. Pero Xal'eth lo estaba haciendo ahora. «¡Imposible!». Claramente esto no significaba que Xal'eth fuera un Maestro, aún así, expresaba el enorme control del joven lagarto sobre el maná.

A pesar de su sorpresa, era un guerrero experimentado, intentó agarrar la mano incrustada sobre sus costillas, sin embargo, Xal'eth ya había aprendido que el maldito orco no le importaba pasar dolor con tal de acabar con su oponente, era como él.

Sin perder tiempo desde que apuñaló, retiró su mano y saltó hacia atrás con fuerza. Aunque ganó el encuentro anterior, estaba bastante decepcionado. «¡Maldición!» La herida no fue tan profunda, y usar esa técnica para su nivel de ascensión le costaba una gran cantidad de maná, solo podría usarla en momentos muy puntuales como él de ahora. Le irritó que el orco no tendría muchos problemas para sellar la perforación.

«Bueno... es mejor que antes». Lo positivo era que al tener tres hechizos activos y cubrir con maná tres heridas pondría el tiempo muy en contra de Gruka. Ahora era el orco el que tenía que apurarse a terminar la batalla.

—¡Gahhhh! ¡Bastardo!

Como si escuchara sus pensamientos, Gruka arremetió con intención de poner fin. El impulso que traía era como si estuviera decidido a dar todo de sí, sin importar el costo.

Xal'eth mantuvo la calma al ver semejante embestida. Ya había visto muchas veces esto en las bestias que enfrentó. «Es el encuentro final». Pensó con seriedad. Ajustó el maná proporcionado a sus nervios y procedió a combatir al brutal orco. Por supuesto, su trabajo consistía principalmente en esquivar y esperar su momento.

De esta manera, en lo que Gruka lanzaba golpe tras golpe, él enfocaba cada uno de sus sentidos en los músculos, movimientos y respiración de su oponente. Así logró esquivar los ataques venideros.

El orco ya no tenía ningún objetivo de protegerse. Sus movimientos fueron con todo, cada vez que blandía su arma el aire alrededor se agitaba varios metros. Para fortuna de ambos competidores, las plataformas fueron hechas para soportar peleas de niveles de ascensión más elevados, por lo tanto, no había necesidad de preocuparse por ellas. Aunque lo opuesto se podría decir del joven lagarto, el orco iba a terminar con él de una forma u otra.

A punto de quedarse sin maná. Gruka hizo una acción imprudente a riesgo de dañar los músculos de su cuerpo, y derramó a borbotones maná en sus piernas. Por un instante su velocidad se incrementó considerablemente. Sus pantorrillas estallaron en charcos de sangre por la aplicación forzosa de maná pero consiguió su propósito.

Llegando frente a Xal'eth más rápido que nunca. Blandió su hacha con finalidad evidente. El poder desbordaba del arma en forma de luz blanca. Mostrando tanto la mediocre habilidad del orco para comprimir correctamente el maná como la cantidad de esta energía puesta en el ataque.

Xal'eth de alguna manera pudo ver el recorrido que trazaría el arma, mas no vio la sonrisa en la cara de Gruka. Si bien tuvo un año intenso contra bestias. Le faltaba mucha experiencia frente a seres iluminados.

Cuando comenzó a moverse para evitar el hachazo, la bestia de piel verde soltó el arma como él anteriormente y agarró como si su vida dependiera de ello la cola del joven lagarto.

«¡No!» Gritó mentalemente Xal'eth, sin embargo, era muy tarde. Gruka lo atrajo hacia sí. Y entonces... entonces Xal'eth lo vio.

«...!!!»

El otro brazo de Gruka se acercaba con el puño fuertemente cerrado en dirección a su cara. Una leve capa blanca lo rodeaba. No había forma de escapar del ataque. Lo iba a golpear sí o sí. Todo sucedía en cámara lenta a sus ojos.

Si Xal'eth hubiera podido sudar habría soltado litros de sudor en ese mismo instante. Gracias al tiempo ralentizado tuvo un breve momento para considerar qué hacer. Sabía que lo dejaría fuera de combate recibir semejante puñetazo.

Entonces, con toda su voluntad puesta en ganar. Inyectó casi todo el maná restante que tenía en su cerebro. No había forma de protegerse del golpe entrante, hiciera lo que hiciera lo recibiría y el poder que Gruka había puesto era tal que serviría de poco defenderse directamente.

Por lo tanto, hizo lo único que le quedaba. Luchar por mantenerse consciente. El piñazo lo destrozaría, pero si lograba mantener la consciencia y contraatacar. Podría ganar. Era su última apuesta.

El puño del orco finalmente contactó su cara. Debido al "bendito" tiempo relantizado sintió todo mucho más lento de lo que le hubiera gustado. Su mandíbula se dislocó, sus dientes del lado derecho salieron volando con algunos metiéndose por su garganta. La sangre empapó su cara, cuello y pecho píntandolo como una bestia loca. La conmoción cerebral fue tan grande que tuvo que cerrar los ojos y girar la cabeza.

Sin embargo...

Siguió consciente. Todavía estaba al tanto de sí mismo, de su oponente, y más importante, del combate. Sacando fuerzas de algún lugar inexistente recordó la posición del orco justo después del golpe y clavó con sus últimas briznas de maná toda su mano derecha en la zona donde rompió las costillas previamente. La puñalada fue tal que atravesó de un lado a otro el torso de la bestia de piel verde.

—¡¡Gahhhhhh!! —chilló el orco.

Gruka, quien ya tenía bastante con lo que lidiar. No pudo con el nuevo daño y sucumbió. Aterrizando de espaldas en el suelo de la plataforma.

Bam!

Lo último que vio Xal'eth fue el cuerpo derrumbado de su oponente y cayó también.

Previous Chapter
Next Chapter