Fausto, como presidente, seguía las tres principales ideas de Florentina Emma: unión, cambio y futuro. Él defendía la unión entre políticos y ciudadanos mediante el voto, promovía un cambio de mentalidad respecto a sus representantes e incentivaba una participación más activa de los ciudadanos en la toma de decisiones. Además, aspiraba a un futuro brillante, utilizando las herramientas que tenía a su disposición, gracias a Victorino, para crear una gran república en toda su gloria y esplendor. Deseaba que ningún otro niño de las siete repúblicas tuviera que pasar por la infancia que él había experimentado.
He aquí un breve resumen de lo que consiguió como presidente. Consiguió la aprobación de una serie de leyes clave que fueron cruciales para la gestión exitosa, en su mayoría, del gobierno durante esos cuatro años. Entre estas medidas se encuentran fueron:
Salud y Educación Gratuitas: Fausto impulsó una reforma que garantizó el acceso gratuito a la salud y la educación para todos los ciudadanos. Esto fue un paso significativo hacia el bienestar social y la igualdad de oportunidades.
“Se acabó el egoísmo estatal, una república de iguales.”
Fin del Servicio Militar Obligatorio: Una de las reformas más aclamadas fue la abolición del servicio militar obligatorio. Esto liberó a muchos jóvenes de la carga de la conscripción forzada y fue visto como un avance en los derechos individuales, ahora los jóvenes podían aspirar a otras metas.
“Quiero ver obras construidas por el hombre, quiero ver familias llorando de alegría y no de dolor, quiero ver una nación en esplendor.”
Reformas Económicas: Se implementaron políticas para revitalizar la economía dentro de los muros. Esto incluyó incentivos para pequeñas y medianas empresas, apoyo a la agricultura y la implementación de un sistema de comercio eficiente dentro de las repúblicas.
“Para poder crear una economía, primero hay que garantizar la existencia de una seguridad estatal.”
Seguridad y Defensa: Se reforzó la seguridad en los muros y se desarrollaron estrategias efectivas para mantener a raya a los infectados, pues en ese tiempo aun los ciudadanos temían de su letalidad, por lo que, asegurando la estabilidad y la paz dentro de los límites protegidos, por dos años Fausto dio conferencias, de carácter, tranquilizador para la gente, dando punto por punto la efectividad de los muros.
Sobre los muros: “Comprendo su miedo, pero deben entender que estas murallas nos protegen del peligro del exterior. No piensen en el más allá, sino en donde están parados.”
Sobre la seguridad: “El ejército no caminará en las calles imponiendo orden, eso es trabajo para la policía, una nación que tendrá su poder judicial que los proteja nuestra sociedad.”
Infraestructura: Se llevaron a cabo proyectos de infraestructura para mejorar el transporte, las comunicaciones y las viviendas, lo que facilitó una mejor calidad de vida y una mayor interconexión entre las siete repúblicas, todos podían acceder a los servicios de transporte público, claro que una tarifa de dos con cincuenta lunarios.
“Esto es lo que han logrado con sus impuestos, un transporte que los mueva a donde quieran ir, con la tarifa más barata y económica, para todos y todas.”
Programa de Vivienda Social: Se aprobó un programa para construir viviendas asequibles, con el objetivo de erradicar el problema de los sin techo y proporcionar un hogar seguro para todas las familias.
“Todo individuo necesita un hogar propio, y el estado le construirá uno.”
Aunque eran unas bonitas palabras, la verdad es que aun había personas sin techo, ya que solo del treinta por ciento de ciudadanos sin hogar, solo se redujo un trece por ciento. Esto es debido al que el senado se negaba a seguir agigantando el gasto público, por lo que Victorino le dijo que se le quedara bien grabado en la cabeza lo siguiente.
-No puedes salvar a todos, preocúpate por los que puedes salvar.
Políticas de Energía Renovable: Se implementaron incentivos para el desarrollo de fuentes de energía renovable, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles y promoviendo la sostenibilidad de la energía para todos los hogares, pues ahora la energía era pública y gratuita, al igual que el agua potable de todas las viviendas. Fue difícil, pero Fausto consiguió que ningún ciudadano pusiera un solo lunario para poder tener luz.
“Todo ciudadano tiene derecho a tener luz y agua en su hogar. Si ustedes ya pagan por el proceso de producción de energía y agua, ¿por qué deberían pagar por su uso también?
Reforma Judicial: Se realizaron cambios en el sistema judicial para garantizar un acceso más equitativo a la justicia, reduciendo la corrupción y asegurando que todos los ciudadanos tengan un juicio justo. En este tema, Fausto aprovechó que tenía plenos poderes, para reformar la justicia, la corte suprema tenía cinco integrantes, Fausto lo llevó a treinta y cinco, cinco por cada república, pues ahora los ciudadanos elegían a la corte, y su duración era de diez años, con una sola reelección, esto no era la cura para la corrupción, pero le daba la llave a la sociedad de controlar el poder judicial.
“Nuestro poder judicial está aquí para garantizar que se respeten nuestros derechos y obligaciones. Por lo tanto, es responsabilidad tanto de las autoridades judiciales como de los ciudadanos asegurar que estos derechos y obligaciones se cumplan adecuadamente.”
Protección Social: Se establecieron programas de asistencia social para apoyar a los más vulnerables, incluyendo subsidios para alimentos y programas de empleo.
“Todo ciudadano tiene derecho a irse a dormir con el estómago lleno.”
Fausto consolidó su poder al demostrar resultados tangibles y mejorar la vida de los ciudadanos. Su habilidad para implementar reformas eficaces y responder a las necesidades de la población consiguió ganar el apoyo de estos, incluso de aquellos que inicialmente no votaron por ellos. La transparencia en la gestión, la comunicación abierta y el enfoque en el bienestar común contribuyeron a construir una base de apoyo sólida y una presidencia firme.
Tras cuatro años de gestión exitosa, la percepción pública del presidente fue mayoritariamente positiva. Los ciudadanos valoran las reformas que han mejorado significativamente sus vidas. Principal mente los logros en salud y educación que eran y son especialmente apreciados, ya que habían brindado acceso a servicios esenciales a todos los sectores de la sociedad, independientemente de su nivel socioeconómico.
Sin embargo, la luna de miel había terminado para el presidente Joaquín Gabriel Fernández Fausto. Ahora, solo contaba con el apoyo del partido URI, ya que la situación del país era lo suficientemente estable como para que otros quisieran luchar por el poder. Existe un dicho antiguo que afirma que cuando uno es presidente, su imagen pública se va degradando día a día. El talento de un presidente radica en mantener o mejorar su imagen pública para conservar el poder o aspirar a una reelección, aunque, recordemos, debía esperar un mandato antes de poder hacerlo. Fausto se encontraba en este proceso, y se vería si podría eclipsar a la oposición que empezaba a surgir.
A pesar de esto, no había motivo de preocupación, ya que su imagen estaba en la cúspide. Aún quedaba mucho por hacer, pero eso no lo detuvo.
“En cada rincón de esta maravillosa república, se promoverá el bienestar general para todos y todas”, declaró.
El partido JM fue el primero en declararse completamente opositor al presidente, pues consideraban que las leyes aprobadas los perjudicaban. Esto no era del todo cierto, ya que Victorino se encargaba de ofrecerles algo a cambio. Si aceptaron dichos acuerdos, es porque estaban de acuerdo con ellos. Esta contradicción fue la primera “metida de pata”, ya que facilitó al partido URI ningunear o menospreciarlos. Umberto Julius, senador del partido URI, los calificó como “los trepa muros”, y se encargó de ser el “enemigo político” número uno de ese partido. Formalmente, los murallistas no tenían un líder fuerte que encabezara el partido, y no lograban ponerse de acuerdo en sus prioridades, especialmente después de que su "líder", Julio Cantero, se desligara del partido, aunque oficialmente seguía siendo jefe del mismo. En realidad, era cuestión de tiempo para que esto cambiara, ya que Cantero tenía relaciones bastante estrechas con el presidente, lo cual provocó el enojo dentro de su propio partido.
Victorino vio esto como una oportunidad. Mientras esta oposición no sabía cómo manejar la realidad del país, él “utilizaba” al representante del partido en todos los actos inaugurales del Estado, creando la impresión entre los ciudadanos de que el partido JM estaba de acuerdo con las políticas del presidente. La idea principal, según el historiador Oscar Torres, era sembrar discordia dentro del partido JM para que se dividieran. Como dijo Oscar: “Es mejor luchar contra un rival que contra dos; pero si tienes dos rivales y uno lucha contra el otro, es aún mejor”.
You might be reading a pirated copy. Look for the official release to support the author.
Sin embargo, tal táctica no funcionó, ya que Victorino, sin darse cuenta, había dado protagonismo a un rival bastante "molesto" para él, Aníbal Torcuato Harrington, un abogado graduado de la Universidad de Nova Terra.
“No sé lo que piensa el presidente sobre nosotros, pero si piensa que esto [la provocación de Victorino] busca la discordia, habla más de él que de nosotros”, afirmó Harrington.
Esta frase ambigua creó una división en la sociedad de la época, con dos facciones principales. La primera sostenía que el presidente Fausto no gobernaba realmente, sino que era su vicepresidente quien lo hacía, mientras que Fausto era solo un títere. La segunda facción creía que el presidente utilizaba al vicepresidente como un escudo humano ante las críticas. Sea cual fuera la verdad, los involucrados nunca se pronunciaron de manera coherente.
Mientras los murallistas y los radicales estaban enfrentados, existía otra facción: la Unión de los Libres (UL), vulgarmente llamados "las liebres" por sus opositores debido a su tendencia a saltar de facción en facción. Fundado en el año 4000 por Sofía Sigma en contra del director Walter IV en Nova Terra, el partido UL fue aclamado inicialmente como los "libertos". Sin embargo, después de más de setecientos años, esa fama se fue diluyendo. En el momento en que Fausto fue presidente, los miembros del senado del UL no estaban en su mejor momento ni tenían la voluntad de oponerse abiertamente a sus políticas. Sin embargo, buscaban obtener beneficios a cambio de su voto. Victorino los veía como “un montón de viejos oportunistas”, por lo que fue fácil contentarlos. A menudo, se mantenían al margen, expresando su descontento con las políticas del presidente en la radio y los diarios, ya fuera en temas de salud, festivales o educación, pero en la práctica no actuaban en consecuencia y aprobaban todas las políticas del partido. Esta actitud cambiaría al momento de las elecciones.
Fausto mantenía una opinión más o menos definida en política. Aunque el partido opositor JM trataba de instalar la idea de que Victorino era quien realmente gobernaba, esto no fue relevante, ya que Fausto supo moverse en los momentos adecuados para mostrar poder, sin mencionar que también logró ganarse el respeto de su partido, sin embargo esa relación se pondría tensa por lo que ocurriría después.
El 9 de septiembre del año 4775 ocurrió un suceso que marcaría un antes y un después en la política de las Siete Repúblicas. En la República de Artigas, en la provincia de Ochanca, se llevó a cabo el famoso evento conocido como “el levantamiento de los calbaluces”. Los calbaluces eran una especie de humanos con una peculiaridad: eran totalmente sensibles a la luz solar. Su piel, completamente blanca como el mármol o la cerámica, era muy débil frente a los rayos del sol, causando quemaduras de segundo grado con solo treinta minutos de exposición, y una hora les causaría la muerte. Por esta razón, vivían en cuevas, ya fueran naturales o artificiales. En ese momento, existía una sola ciudad construida bajo tierra llamada Odana ubicada bajo Artigas, una zona militarizada que se consideraba independiente de los demás estados. Muchos gobiernos intentaron ocuparla, pero era imposible debido a que la única entrada era un pasillo de cinco metros de ancho. Además, los calbaluces tenían una habilidad que les permitía ver en la oscuridad, lo que los convertía en un bien valioso, tratándolos prácticamente como esclavos. Eran muy raros y se mantenían alejados de los demás. Podían llegar a vivir hasta los doscientos cincuenta años.
Lo que ocurrió en la provincia de Ochanca fue que en Montevideo se llevó a cabo la ejecución de seis calbaluces por robo. Esta acusación no era válida, ya que los involucrados eran militares. Según la constitución, la pena de muerte estaba prohibida y Artigas adhería a esta ley. Sin embargo, como los calbaluces no eran tratados como ciudadanos, no se les consideraba en la aplicación de esta ley. Esto fue la chispa que provocó que las reservas de esclavos de Ochanca se alzaran en armas y derrocaran al gobernador. Más de veinte mil esclavos calbaluces tomaron el control de la provincia, causando caos y muerte tanto entre civiles como entre esclavos.
En la capital, la noticia se difundió rápidamente, y todos los ciudadanos miraron hacia una sola dirección: la Casa Roja. El magistrado de Artigas, Claudio Dominico, del partido URI, pidió ayuda militar para la intervención de la armada. Sin embargo, esta solicitud debía pasar por el Congreso, lo que retrasó la medida, principalmente porque la oposición quería ver qué haría el presidente, no el vicepresidente o el secretario del presidente.
Fausto sabía que, cualquiera fuera la decisión, causaría un gran impacto. Si enviaba al ejército, la gente lo vería como un autoritario por las veces que ocurrió esta acción en el pasado, aunque no todos, sí la gran mayoría. Si no hacía nada, el sector político y los ciudadanos lo considerarían incompetente, y la figura de un solo presidente para las siete repúblicas sería vista como un fracaso, lo que llevaría nuevamente a la separación y los conflictos.
Fantino Isma, el mayordomo de la Casa Roja, cuenta que la noticia afectó profundamente al presidente, quien no había comido nada durante todo el día y no había descansado en toda la noche. Isma recuerda una fuerte discusión con el vicepresidente Victorino, quien le insistió en que era el momento de demostrar poder. Fausto no estaba convencido y siempre trataba de mediar o buscar una tercera opción. Isma recuerda que el vicepresidente lo increpó:
—Juré estar de tu lado en las decisiones más difíciles, pero esto va más allá de nosotros. Esta decisión debe tomarse no por valores individuales, sino por la patria.
—No habrá intervención militar, ni ahora ni nunca, mientras yo sea presidente.
—Esto no es por usted, es por la nación. Si de verdad quieres mi apoyo, vas a tomar una decisión que vele por la patria, sino yo lo haré.
—Entiendo tu preocupación, Erick, pero no pienso intervenir una república militarmente. Es hora de acabar con esa larga tradición de intervención armada que solo ha traído desdicha y caos.
Esta respuesta enervó tanto a Victorino que se marchó ese día, no sin antes decir:
—Tienes una semana.
Dijo que, si en una semana no tomaba una decisión, él mismo lo haría, dando un fuerte mensaje al congreso de que él es el presidente y no Fausto.
Después de una semana de silencio, Fausto pidió que el congreso se reuniera. Había tomado una decisión, lo cual sorprendió a Victorino. Los senadores y diputados se juntaron para escuchar lo que el "presidente" haría. Y no solo ellos, la prensa estaba presente ese día, preparada para divulgar la decisión que se tomara.
Los periodistas describen que Fausto entró caminando apresuradamente con una carpeta en mano, mostrando una leve incomodidad y nerviosismo, mientras que los representantes estaban expectantes. El periodista Hugo Bassar contó que el vicepresidente estaba sentado en su mesa mordiéndose el pulgar del nerviosismo.
Fausto miró al suelo y dio un gran suspiro.
—Yo, Joaquín Gabriel Fernández Fausto, como presidente de las Siete Repúblicas, declaro que no se efectuará ninguna intervención militar por lo...
El congreso se alzó en abucheos y silbidos, principalmente la oposición, al grito de "Cobarde" y "Renuncie". El partido oficialista quedó en silencio, estupefactos ante lo que estaban escuchando. Uno de los presentes contó que Hidalgo se cubrió la cara de forma decepcionada.
Sin embargo, Fausto continuó.
—No he terminado, honorables representantes. No obstante, propongo un proyecto de ley en la que la esclavitud y los derechos y obligaciones de los ciudadanos, llamada la Ley Ciudadana, sea agregada a la constitución de la Gran República y ratificada por los magistrados. Es tiempo de relegar al ejército y dar más protagonismo a las instituciones democráticas.
En resumen, toda persona que haya nacido dentro de las murallas es un ciudadano que goza de protección, garantías y obligaciones del estado de la Gran Confederación de las Siete Repúblicas. Todo ciudadano es libre al momento de nacer dentro de las murallas. Este proyecto de ley prohibía tajantemente la venta de los cabeluces.
“Si queremos un futuro para nuestros hijos, la posesión de un hombre o mujer como un objeto debe ser erradicada. Somos una república por y para el pueblo”.
Fausto abandonó el recinto, mientras los senadores de la cámara se alzaban al grito de "Tirano". A cada paso que daba hacia la salida, era seguido por un insulto. Victorino se puso de pie y fue a perseguirlo. En el gran pasillo entre la cámara y la salida, el vicepresidente lo confrontó.
—¿Eres consciente de que acabas de quebrar toda posible alianza de partidos de la oposición de Artigas y Neptún?
—Lo sé.
—Y que también afecta a nuestro partido. Si ellos rompen el bloque, ya no tendrás una mayoría en el congreso y estarás solo en esto. Por más que tengas ideales y una moral totalmente respetable sobre el bienestar de tu pueblo, si no das nada tangible a aquellos que te mantienen en el poder, te hundirás junto con tus ideales.
—No pienso parchar un problema, Erick. Planeo arrancarlo de raíz. Será doloroso, pero esa herida jamás volverá a causar problemas.
La verdad es que Victorino no mentía, en el congreso había 1120 y el partido URI había ganado la gran mayoría de las elecciones en las siete repúblicas. La ley dictaba que el ganador de las elecciones podía enviar cuatro senadores, el segundo lugar dos, y el tercero uno. Las repúblicas eran: Artigas (siete provincias), Argentum (13 provincias), Neptún (nueve provincias), Bélua (25 provincias), Nova Terra (cinco provincias), Inca (11 provincias) y Cárdenas (10 provincias). Haciendo esta cuenta, el partido URI tenía un total de 640 asientos contando los diputados, el partido JM con la coalición de partidos más pequeños tenía un total de 320 asientos, y el partido UL contaba con 160 asientos.
Debido a las declaraciones de Fausto, este corría el riesgo de perder el apoyo de Artigas y Neptún, lo que significaba perder 192 votos y, por consecuencia, el apoyo de estas repúblicas. Seguirían formando parte del partido, pero no defenderían ni votarían a favor de sus leyes. Esto se debe a que estas dos repúblicas tenían su economía firmemente atada a la esclavitud de cabeluces, quienes eran perfectos para extraer minerales de las cuevas de Neptún y porque Artigas era el granero de mano de obra esclava. Era una situación difícil y, por más que Fausto deseara la libertad de los esclavos, esto causaría un impacto muy negativo en la economía de estas dos repúblicas y crearía una brecha en el oficialismo, algo que la oposición aprovecharía.
Por eso fue una sorpresa cuando el presidente abandonó el congreso con una reforma constitucional sobre la esclavitud de los cabeluces. Pero la sorpresa fue aún mayor cuando no se escuchó ni una noticia suya durante cuatro días. Los medios de comunicación tildaban este silencio como una derrota política, pues si no decía nada, era porque no tenía nada que decir. Imaginen cuán grande fue la sorpresa cuando Victorino fue a verlo y no lo encontró por ningún lado, solo a su esposa, quien le reveló una impactante noticia: el día anterior, Fausto había viajado, sin avisar a nadie, a la república de Artigas, más precisamente a la provincia de Ochanca. Mientras Victorino estaba totalmente desconcertado, tratando de procesar lo que estaba escuchando, la sorpresa fue aún mayor al saber que el secretario Sid Lester estaba en el congreso con una estación de radio en las manos, pues sería el medio que usaría Fausto para comunicarse con ellos.
—Buenos días, representantes del congreso. Tengo algo que decirles.