La pérdida del grupo de caza fue un golpe devastador para la aldea. El luto por la pérdida de las compañeras de Mika y su estado de salud, misma sumieron a la comunidad en una profunda preocupación. El impacto emocional se hizo sentir especialmente en Mama Ayla, quien, aunque siempre había sido el pilar de fortaleza para la aldea, comenzó a mostrar signos de depresión.
Mama Ayla, que había estado enfrentando su fragilidad con valentía, comenzó a deteriorarse rápidamente. La tristeza y el estrés por la tragedia la afectaron profundamente, y pronto cayó enferma. Su salud, ya delicada, empeoró al punto de que apenas podía levantarse de su lecho.
Suri, se convirtió en una presencia constante a su lado. Con el corazón lleno de preocupación, se aferraba a la mano de Mama Ayla y le ofrecía consuelo y compañía.
—"No te preocupes, Mama Ayla," —decía Suri con una voz temblorosa—, "voy a cuidar de ti. ¡Nos vamos a recuperar juntas!"
Las ancianas de la aldea, profundamente afectadas por la condición de su amiga, se turnaban para cuidarla. Aunque su salud era un tema complicado, su presencia seguía siendo fundamental para la comunidad.
Las jóvenes, que aún lidiaban con el dolor de la pérdida y el creciente calor, estaban preocupadas por la situación. Becca, ahora plenamente consciente de la magnitud de su responsabilidad, trataba de mantener la calma mientras organizaba los preparativos para el calor y atendía las necesidades de la aldea.
—"Necesitamos ser fuertes," —les decía Becca a las demás—, "Mama Ayla siempre nos ha enseñado a mantenernos firmes incluso en los momentos más difíciles."
Hada y Arlae y las demás, redoblaron sus esfuerzos.
Aunque la situación en la aldea era tensa, las jóvenes y las ancianas se esforzaban por prepararse para el calor que se avecinaba. La temperatura había comenzado a aumentar gradualmente, pero el calor más intenso aún no había llegado. Sin embargo, el grupo estaba decidido a estar lo más preparado posible.
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—"Debemos continuar con nuestros preparativos," —dijo Becca mientras revisaba las provisiones—, "cada detalle cuenta. No podemos permitirnos más contratiempos."
Las jóvenes se organizaron en equipos para continuar con la recolección de agua, cuidado de los animales, la preparación de alimentos. El trabajo en equipo se volvió más crucial que nunca, y a pesar de la tristeza y la preocupación, mantenían la esperanza de que podían superar las adversidades.
Mika finalmente comenzó a mostrar signos de recuperación. A pesar de haber perdido un ojo en la batalla y haber sufrido heridas graves, su determinación y la ayuda de las demás la habían llevado a una notable mejora en su salud.
—"Me alegra verte mejor, Mika," —dijo Becca, mientras visitaba a Mika en su lecho—, "la aldea necesita tu fortaleza, y me alegra saber que estás recuperándote."
Mika, aunque todavía convaleciente, sonrió débilmente. Sabía que la recuperación sería un proceso largo, pero estaba decidida a volver a ser útil para la aldea.
—"Gracias por todo el apoyo," —dijo Mika—, "haré todo lo posible para recuperarme por completo y contribuir de nuevo."
Con la recuperación de Mika y la creciente preocupación por la salud de Mama Ayla, Becca tomó la decisión de prohibir la caza en el bosque hasta que la situación se estabilizara. La orden fue recibida con resignación por las jóvenes, pero entendieron la necesidad de priorizar la seguridad y la estabilidad de la aldea.
—"La caza estará prohibida hasta nuevo aviso," —anunció Becca—, "necesitamos asegurarnos de que no corran más riesgos hasta que estemos completamente preparadas para enfrentar lo que se avecina y las dificultades."
La noticia fue recibida con una mezcla de alivio y frustración. Las jóvenes sabían que la prohibición era necesaria para proteger a la comunidad, pero también comprendían la importancia de la carne para su supervivencia. Se comprometieron a seguir trabajando en los preparativos y en cuidar de la aldea de la mejor manera posible.
A medida que pasaban los días, la comunidad enfrentaba sus desafíos con una mezcla de esperanza y preocupación. La recuperación de Mika y el cuidado de Mama Ayla eran prioridades, y la aldea estaba unida en su esfuerzo por superar las dificultades.
—"Estamos en una etapa crítica," —dijo Becca durante una reunión con las demás—, "pero debemos recordar que cada una de nosotras juega un papel importante en la supervivencia de la aldea."
Las jóvenes, aunque exhaustas y preocupadas, mantenían su compromiso con la comunidad. Sabían que el calor y las adversidades no durarían para siempre, y estaban decididas a enfrentar el futuro con valentía y unidad.
Los meses pasaron, pero la aldea estaba cada vez mejor preparada. Aunque enfrentaban desafíos diarios, la fortaleza y la determinación de todas eran inquebrantables. La experiencia de los últimos meses había enseñado a todos en la aldea el valor de la preparación, la unidad y el apoyo mutuo.
La llegada del calor extremo era inminente, pero la aldea estaba decidida a enfrentar cualquier desafío que se presentara. Las ancianas con la esperanza de que la ola de calor no sería tan devastadora como la anterior, continuaron sus preparativos y se aferraron a la fuerza y la resiliencia que los había caracterizado.