Casi dos años habían pasado desde el extraño suceso de la luz misteriosa en el cielo. La aldea había regresado a su rutina diaria y el bosque parecía haber vuelto a la normalidad, aunque siempre con una sensación de incertidumbre en el aire. Becca había continuado con su entrenamiento para ser la futura líder, y las jóvenes se habían adaptado a sus responsabilidades.

La tranquilidad, sin embargo, estaba a punto de ser interrumpida. Las ancianas de la aldea, atentas a los signos del clima y las estaciones, habían notado un cambio inusual. Habían llegado a la conclusión de que se acercaba una época de calor intensa, un fenómeno que ocurría alrededor cada 20 años.

—"Estamos en la cúspide de una nueva era de calor," —dijo Mama Ayla, con un tono grave mientras se reunía con las ancianas—, "la última vez que ocurrió, perdimos mucho, incluidas las madres de nuestras jóvenes."

Las ancianas se miraron entre sí, recordando con tristeza los tiempos difíciles del pasado. La aldea había enfrentado una severa escasez de recursos y el eminente calor implacable que se acerca, había puesto a prueba su resistencia. Las jóvenes de ahora, que eran bebés en aquella época, no tenían memoria de esos eventos, pero estaban a punto de enfrentarlos sin experiencia previa.

—"Las reservas de alimentos están bajas," —continuó Mama Ayla—, "debemos prepararnos para lo peor."

Las advertencias eran claras, pero la decisión de las jóvenes era aún incierta. Mika, conocida por su coraje y habilidad en la caza, estaba especialmente inquieta.

—"No podemos quedarnos de brazos cruzados," —dijo Mika, con una expresión decidida—, "si el bosque nos ha dado tantas cosas, no podemos simplemente abandonarlo."

Becca, consciente del peligro que se avecinaba, trató de disuadir a Mika de su decisión.

—"Mika, sabemos que la caza es importante, pero las condiciones están cambiando. El calor incrementara y el bosque puede volverse aún más peligroso."

—"Lo entiendo, Becca, pero no podemos quedarnos aquí sin hacer nada," —respondió Mika con determinación—, "necesitamos provisiones para enfrentarnos a lo que viene."

Hada, Arlae y Lera, preocupadas por la seguridad de sus amigas, apoyaron a Becca en su intento de persuadir a Mika.

—"Becca tiene razón," —dijo Hada—, "no sabemos cómo el calor afectará al bosque. Salir ahora podría ser un riesgo innecesario."

—"Además, ya hemos visto cómo puede ser implacable," —agregó Arlae—, "el bosque será impredecible en esta época."

Pero Mika no estaba dispuesta a cambiar de opinión. La necesidad de cazar y asegurar la supervivencia de la aldea era demasiado fuerte para ella.

The story has been stolen; if detected on Amazon, report the violation.

—"No me voy a quedar sin hacer nada mientras la aldea corre el riesgo de quedarse sin comida," —dijo Mika, con firmeza—, "iré al bosque con el grupo de caza."

Becca intentó nuevamente convencerla, pero la determinación de Mika era inquebrantable. Finalmente, Becca, y las demás se dieron cuenta de que no podrían cambiar la decisión de Mika. El grupo caza de seis jóvenes se preparó para la expedición, sabiendo que su salida al bosque sería peligrosa pero necesaria.

El bosque, aunque familiar, se sentía diferente con el cambio de estación que se avecina. Las criaturas habituales de caza se movían mas frenéticas y vivases, la temperatura agradable durante la mayor parte del tiempo, pero ya comenzaba a mostrar signos de incremento cada semana que pasa.

—"Es un día perfecto para cazar," —dijo Mika, mientras avanzaban con cautela—, "las señales están aquí, y tenemos que aprovecharlas."

La caza comenzó bien, con el grupo logrando atrapar algunas presas habituales.

De repente, un rugido distante interrumpió la caza. Era un sonido que evocaba una sensación de peligro inminente. El grupo se detuvo, observando a su alrededor con nerviosismo.

—"Eso no suena bien," — dijo una del grupo, con una expresión preocupada—, "deberíamos ser cautelosas."

—"Mantengamos la calma y sigamos adelante," — ordenó Mika, tratando de mantener la moral alta—, "no podemos darnos el lujo de retroceder ahora."

El grupo continuó, pero pronto se encontraron con una criatura aún más peligrosa que la que habían enfrentado antes. Era enorme y ágil. La batalla fue intensa y agotadora.

Mika demostró un coraje extraordinario, pero el depredador era implacable. La lucha fue feroz, y el grupo sufrió graves heridas y bajas de inicio. A medida que la batalla continuaba, Mika se dio cuenta de que la situación estaba empeorando rápidamente.

—"¡No se separen!" —gritó Mika, tratando de mantener el grupo unido—, "¡debemos retroceder!"

Sin embargo, la retirada fue difícil. El grupo fue atacado por la criatura con una agilidad y ferocidad. Las cazadoras fueron aniquiladas.

Mika, aunque herida, luchó valientemente para proteger a sus compañeras. Durante la batalla, un ataque del depredador le causó una herida severa en el rostro, perdiendo uno de sus ojos. La batalla finalizó con Mika logrando escapar a duras penas.

Desgarrada y exhausta, Mika regresó a la aldea sola. Su piel estaba ensangrentada, y su herida en el ojo era evidente. La llegada de Mika, como la única superviviente del grupo, causó un gran revuelo en la aldea.

—"¡Mika!" —exclamó Becca, corriendo hacia ella—, "¡¿qué ha pasado?!"

Mika, tambaleándose, se derrumbó frente a Becca.

—"La caza... fue un desastre," —murmuró—, "una criatura... no pudimos..."

Las heridas de Mika fueron tratadas rápidamente, y las noticias de la tragedia se esparcieron por la aldea. Las ancianas, con lágrimas en los ojos, recordaron el dolor del pasado y se prepararon para enfrentar la dura realidad que se avecina.

—"Hiciste lo mejor que pudiste, Mika," —dijo Mama Ayla, con una voz comprensiva pero triste—, "pero debemos aprender de esto y prepararnos para lo peor."

Becca, mientras ayudaba a cuidar de Mika, reflexionó sobre la difícil situación.

—"El bosque nos ha dado tanto, pero también puede ser implacable. Tenemos que ser más prudentes y aprender a adaptarnos."

La aldea se reunió para ofrecer apoyo a Mika y a despedir a las otras jóvenes. La pérdida del grupo de caza y el desafío que se avecina se convirtieron en una dura lección. Aunque la época de calor aún no había alcanzado su punto máximo, la experiencia de la caza les había recordado la importancia de la preparación y la valentía.

Esa noche, mientras el cielo se oscurecía, Becca y las demás reflexionaron sobre lo que había ocurrido. Sabían que el futuro era incierto y que tendrían que enfrentar muchos desafíos, pero estaban decididas a mantenerse unidas y a enfrentar el calor con la misma valentía que Mika había mostrado en la caza.