El nuevo pasillo descendía en una espiral imposible, donde la gravedad parecía cambiar con cada paso. Las paredes estaban cubiertas de escrituras que se movían como serpientes de tinta, formando y reformando palabras en idiomas olvidados.
“La Prueba del Conocimiento Prohibido”, explicó Lux mientras descendían. “Aquí, la biblioteca te ofrecerá poder real.”
“Y ese es el verdadero peligro”, añadió Nyx. “Porque será exactamente el tipo de poder que más deseas.”
Llegaron a una sala circular cuyo techo se perdía en la oscuridad. Estanterías flotantes orbitaban lentamente alrededor de un pedestal central, donde un único libro aguardaba, su cubierta hecha de un metal negro que parecía absorber la luz.
“El Grimorio de Posibilidades”, susurró Lux. “Contiene rituales y conocimientos que podrían darte el poder para salvar a Hitomi sin necesidad del Ritual de Transferencia.”
Akira se detuvo en seco. “¿Qué? ¿Por qué no mencionaron esto antes?”
“Porque el precio es mayor que la muerte”, respondió Nyx. “Estos rituales requieren sacrificios que transformarían tu humanidad en algo… diferente.”
Akira se acercó al pedestal. El Grimorio pulsaba suavemente, como si lo llamara. En su superficie, vio reflejado no su rostro, sino el de Hitomi, sonriendo como lo hacía antes de que la enfermedad la consumiera.
“*¿Por qué conformarte con un ritual que podría matarte?*”, susurró una voz desde el libro. “*¿Por qué arriesgar todo cuando hay otros caminos? Caminos más seguros… más poderosos…*”
Las estanterías flotantes se detuvieron, y los libros en ellas comenzaron a susurrar al unísono, cada uno ofreciendo diferentes promesas de poder.
“*Podríamos enseñarte a doblar la realidad*”, susurró uno.
“*A controlar el Vacío mismo*”, prometió otro.
“*A transcender la mortalidad*”, tentó un tercero.
“La prueba”, dijo Lux suavemente, “es saber cuándo rechazar el poder.”
Akira extendió la mano hacia el Grimorio, sus dedos temblando ligeramente. La marca en su palma ardía con intensidad, respondiendo a la magia antigua del libro.
“*Solo un vistazo*”, susurró el Grimorio. “*Una página. Un ritual. Podrías salvarla hoy mismo. ¿No es eso lo que prometiste?*”
Las palabras golpearon algo profundo en Akira. ¿No era exactamente eso lo que había prometido? Salvar a Hitomi, sin importar el costo…
Los dedos de Akira rozaron la cubierta del Grimorio, y en ese instante, visiones inundaron su mente. Se vio a sí mismo realizando rituales de poder inimaginable, doblando la realidad a su voluntad, curando a Hitomi con un simple gesto. El poder era intoxicante, perfecto, todo lo que necesitaba...
"*Tan fácil*", susurró el libro. "*Un pequeño sacrificio. Quizás la humanidad de unos pocos desconocidos. ¿No vale la vida de tu hermana más que la de algunos extraños?*"
Las visiones continuaron: Hitomi completamente curada, sonriendo, viviendo una vida plena. Y él a su lado, transformado en algo más que humano, un ser de poder inconmensurable.
"*O podrías ir más allá*", tentó el Grimorio. "*¿Por qué conformarte con salvar una vida cuando podrías reescribir las reglas de la muerte misma? Tus padres... podrías traerlos de vuelta...*"
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Akira sintió que su resolución fallaba. Las promesas eran tan dulces, tan tentadoras... Y entonces recordó algo: el vacío en su memoria donde antes estaba la risa de Hitomi.
"No", dijo, retirando su mano. "Este no es el camino."
"*¿No?*", el tono del Grimorio se volvió burlón. "*¿Prefieres el camino del sacrificio? ¿Del dolor? ¿De la posible muerte?*"
"Prefiero el camino que me permita seguir siendo yo mismo", respondió Akira. "El poder que ofrece tiene un precio demasiado alto. No solo en vidas o almas, sino en humanidad".
Las estanterías flotantes comenzaron a girar más rápido, los libros gritando promesas cada vez más tentadoras.
"*¡Podrías ser un dios!*"
"*¡El Vacío mismo se inclinaría ante ti!*"
"*¡La muerte no tendría poder sobre los que amas!*"
"Y eso es exactamente el problema", dijo Akira, dando un paso atrás. "Porque ya no sería amor lo que me motivaría, sino poder. No sería sacrificio, sino dominación."
El Grimorio vibró violentamente, su superficie ondulando como mercurio negro.
"*Entonces morirás*", siseó. "*O peor, vivirás para ver cómo fallas. Para ver cómo el Vacío consume a tu hermana mientras tú te aferras a tu preciosa humanidad.*"
"Tal vez", admitió Akira. "Pero será mi elección. Mi sacrificio. No el sacrificio de otros."
La sala quedó en silencio por un momento, y luego una voz diferente, más antigua y profunda que la del Grimorio, resonó:
"*La segunda prueba está completa. El precio debe ser pagado.*"
Esta vez, el dolor fue más intenso. Akira sintió cómo perdía todos sus recuerdos de su primer trabajo, los años enteros de experiencias y relaciones desvaneciéndose como humo. Cuando pasó el dolor, sabía que había trabajado en algún lugar, pero los detalles eran solo un vacío en su mente.
"Has elegido sabiamente", dijo Lux, su luz más brillante que antes.
"Aunque el camino que has elegido no será más fácil", añadió Nyx.
Akira miró al Grimorio una última vez. Las promesas de poder aún susurraban en su mente, pero ahora sonaban huecas, falsas.
"¿Cuál es la última prueba?", preguntó.
Los estantes flotantes se apartaron, revelando una nueva puerta. Esta estaba hecha de un material que parecía estar hecho de pesadillas solidificadas, y en su superficie, un único símbolo brillaba: el mismo que aparecía en la piel de Hitomi.
"La Prueba del Vacío mismo", respondió solemnemente Nyx. "Deberás enfrentar lo que le espera a tu hermana si fallas".
"Y sobrevivir con tu cordura intacta", horneado Lux.
La puerta se abrió lentamente, revelando una oscuridad más profunda que cualquier cosa que Akira hubiera visto antes. Era el tipo de oscuridad que hacía que la noche más negra pareciera mediodía en comparación.
El tiempo se agotaba. La Convergencia de las Lunas se acercaba.
Y en algún lugar, en un hospital del mundo normal, Hitomi seguía luchando contra el Vacío que la consumía.