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EL ASCENSO DEL CAÍDO [ESPAÑOL]
Capítulo 4: La Prueba Final

Capítulo 4: La Prueba Final

La oscuridad más allá de la puerta era diferente a cualquier cosa que Akira hubiera experimentado. No era la ausencia de luz, sino la presencia de algo más fundamental: el Vacío mismo.

“Esta es la frontera”, advirtió Lux, su luz parpadeando nerviosamente. “No podemos acompañarte más allá.”

“Lo que verás allí”, añadió Nyx, “es lo que existe entre las dimensiones. El espacio donde el Vacío devora la realidad.”

Akira dio un paso hacia la puerta, y la marca en su mano comenzó a arder con una intensidad insoportable. Los símbolos púrpura se extendieron por su brazo, formando patrones similares a los que aparecían en la piel de Hitomi.

“*Bienvenido al abismo*”, susurró una voz que parecía provenir del Vacío mismo. “*Aquí verás la verdad.*”

Al cruzar el umbral, la realidad se desplegó como un origami cósmico. Akira se encontró flotando en un espacio donde las leyes de la física eran meras sugerencias. A su alrededor, vio fragmentos de diferentes realidades: ventanas a otros mundos, otros tiempos, otras posibilidades.

Y en medio de todo, vio a Hitomi.

No era una ilusión o una prueba. De alguna manera, estaba viendo a su hermana real, conectada al Vacío que la consumía. Las vetas negras en sus ojos eran ventanas a esta dimensión imposible, y cada símbolo que aparecía en su piel era una grieta en la realidad.

“*Observa lo que el Vacío hace*”, ordenó la voz. “*Mira el destino que intentas prevenir.*”

El tiempo pareció distorsionarse, y Akira vio el proceso completo: cómo el Vacío consumiría gradualmente a su hermana, transformando cada parte de su ser en un conducto entre dimensiones. Vio su conciencia fragmentada a través de realidades infinitas, su alma dispersa como polvo en el viento cósmico.

“*Este es el precio de la conexión con el Vacío*”, continuó la voz. “*¿Aún deseas tomar su lugar?*”

“Sí”, respondió Akira sin dudar, aunque el horror de lo que había visto amenazaba con quebrar su cordura.

“*¿Incluso sabiendo que este será tu destino? ¿Qué tu conciencia será desgarrada y dispersada a través de dimensiones infinitas?*”

“Es mi decisión”, afirmó Akira. “Mi sacrificio.”

El Vacío pareció reír, un sonido que hizo que la realidad misma temblara.

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“*Entonces enfréntalo. Experimenta un momento de lo que será tu eternidad.*”

La oscuridad se precipitó sobre Akira como una marea viviente. Sintió cómo su conciencia era desgarrada, fragmentada, dispersada a través de realidades infinitas. Vio mundos nacer y morir en instantes, experimentó vidas enteras en segundos, sintió el peso de eternidades comprimidas en momentos.

Era dolor más allá del dolor, una agonía que transcendía lo físico y lo mental. Su ser mismo estaba siendo deshecho y rehecho constantemente, cada fragmento de su conciencia experimentando una forma diferente de tormento existencial.

“*¿Aún mantienes tu decisión?*”, preguntó el Vacío, su voz resonando a través de las infinitas versiones fragmentadas de Akira.

A través del dolor y la fragmentación, a través del horror de experimentar existencias infinitas simultáneamente, Akira reunió los pedazos de su ser para formar una única respuesta:

"Si."

El mundo se recompuso abruptamente. Akira se encontró de rodillas en el suelo de la biblioteca, jadeando, su mente luchando por reconciliar la experiencia que acababa de vivir.

“*La prueba final está completa*”, anunció el Vacío. “*El precio debe ser pagado.*”

Esta vez, cuando el dolor tocó su mente, Akira sintió que perdió algo más que simples recuerdos. Perdió su comprensión del color azul, la capacidad de recordar cómo sabe el chocolate, la sensación del sol en su piel. Fragmentos de experiencias fundamentales, arrancados de su ser.

“Has sobrevivido”, dijo Lux, reapareciendo junto a él. “Pocos lo logran con su mente intacta”.

“Ahora estás verdaderamente preparado”, añadió Nyx. “Para el Ritual de Transferencia”.

Akira se puso de pie lentamente, cada movimiento un recordatorio de la experiencia que acababa de vivir. Los símbolos en su brazo habían cambiado, volviéndose más similares a los que aparecían en Hitomi.

“¿Cuánto tiempo queda?”, preguntó su voz ronca.

“La Convergencia de las Lunas comenzará en doce horas”, respondió Lux.

“Apenas tiempo suficiente para preparar el ritual”, dijo Nyx.

Akira miró hacia la puerta del Vacío, que ahora se cerraba lentamente. Había experimentado un momento de lo que sería su eternidad si el ritual tenía éxito. Un destino peor que la muerte, una existencia de tormento infinito.

Y aún así, su resolución no flaqueó.

Por Hitomi, valdría la pena.