Habiendo dominado los fundamentos de la Magia Elemental, Akira se encontró en una nueva sección de la biblioteca, donde las sombras parecían más oscuras y el aire más pesado.
"La Magia de las Sombras", introdujo Nyx, "es mi especialidad. Se trata de entender y controlar la oscuridad, no como una fuerza maligna, sino como una parte integral de la realidad".
Akira miró a su alrededor, notando cómo las sombras parecían moverse y cambiar de forma en los bordes de su visión. "¿Cómo empiezo?"
"Primero, debes entender que las sombras no son simplemente ausencia de luz", explicó Nyx. "Son entidades por derecho propio, con sus propias propiedades y potencial. Observa."
Nyx extendió una mano, y las sombras de la sala se arremolinaron hacia ella, formando una esfera de oscuridad palpable. Con un gesto, la esfera se alarga y se afiló, convirtiéndose en una lanza de sombras sólidas.
"Tu turno", dijo Nyx, disipando la lanza. "Siente las sombras a tu alrededor. Llámalas hacia ti."
Akira cerró los ojos, extendiendo sus sentidos como lo había hecho con el fuego. Al principio, no sentí nada más que una frialdad general. Pero a medida que se concentraba, comenzó a percibir movimientos sutiles, susurros en la oscuridad.
Extendió su mano, y las sombras respondieron, fluyendo hacia él como tinta en agua. Se arremolinaron alrededor de su brazo, frías y sedadas al tacto.
"Bien", dijo Nyx. "Ahora, dales forma. Crea algo de la oscuridad".
Akira se concentró, imaginando las sombras solidificándose en su mano. Lentamente, tomó la forma de una pequeña esfera, similar a la que había creado con el fuego, pero de un negro profundo y absorbente.
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"Las sombras pueden ser un escudo y un arma", dijo Nyx. "Pueden ocultar y revelar, proteger y atacar. Domínalas, y serán una herramienta poderosa".
Akira ascendió, sintiendo el potencial en la oscuridad que sostenía.
"Y ahora", dijo Lux, "es hora de enfrentar tu mayor desafío: la Magia del Vacío".
El aire pareció enfriarse varios grados ante la mención del Vacío. Akira tragó, recordando su experiencia durante el ritual.
"El Vacío es la ausencia de todo", explicó Lux. "Es el espacio entre dimensiones, el tejido de la realidad misma. Manipularlo es peligroso, pero también increíblemente poderoso".
Lux lo guió hacia un espacio abierto en el centro de la sala. "Cierra los ojos", instruyó. "Siente el Vacío dentro de ti. Recuerda, ahora eres su recipiente".
Akira hizo lo que se le indicó, buscando dentro de sí mismo. No le tomó mucho encontrar el Vacío: era una frialdad insondable en el centro de su ser, un abismo que amenazaba con consumirlo si se acercaba demasiado.
"No luches contra él", respondió Lux. "Acéptalo. Es parte de ti ahora."
Akira respiró hondo y abrazó el frío. En el momento en que lo hizo, sintió un estallido de poder, como si un universo entero se desplegara dentro de él.
"Ahora, proyéctalo", dijo Lux. "Crea una brecha en la realidad."
Akira extendió su mano, canalizando el poder del Vacío. Ante él, el aire parecía dividirse, revelando un abismo de oscuridad infinita.
"Bien hecho", dijo Lux. "Pero ten cuidado. Cada vez que manipulas el Vacío, corres el riesgo de perderte en él."
Akira dejó que la brecha se cerrara, sintiendo el inmenso poder y peligro de lo que acababa de hacer. Sabía que dominar la Magia del Vacío sería su mayor desafío, pero también su mayor arma en los desafíos que se avecinaban.