Escena 1: Un Año Más
Era una tarde soleada en Hollow Creek. El aire fresco del verano se filtraba suavemente entre las ramas de las árboles, y el aroma de las flores llenaba el aire.
Liora, sentada en el borde de una pequeña piedra en el jardín de la casa, observaba en silencio el panorama que tenía ante ella. En sus ojos celestes, observaba con gran admiración las naturaleza que la rodeaba, pero a pesar de eso la pequeña reflejaba una tristeza inexplicable, como si su mente vagara hacia lugares lejanos. En su corazón siente algo que no podía identificar algo profundo y distante que lo hacia sentirte diferente de los demás niño de su edad, Lucian que la ve a lejos, se acerca timidamente a ella
Lucian (pesantivo): “¿Qué pasa Liora?, ¿Por qué estas tan callada?”
Liora (contesta dudosa): “¿Alguna vez has sentido que no eres de este mundo?”
Lucian la mira confuso al escuchar la pregunta de Liora, en su interior el quisiera decirle la verdad que es Luciferis y que se a enamorado de ella, pero tan solo es una niña de tan solo 11 años de edad y el un demonio que tiene miles de años…
Lucian: “Si… siempre me lo pregunto… soy un super heroe”
Liora sonríe ante su respuesta, siguiendole el juego se pone de pie a su lado
Liora (dice sonriente): “Y yo soy tu compañera”
Ambos ríen de la felicidad que sienten en ese momento, aunque la risa de Lucian tiene un matiz de tristeza oculta, Lucian la miró con admiración. Observó cada facción de su rostro, desde sus ojos brillantes color celeste hasta su cabello color dorado
En su pecho, una emoción desconocica comenzó a formarse. Era un sentimiento que nunca había sentido en su corazón, una mezcla de miedo y preocupación
Lucian (pensando): "¿Por qué me siento así? ¿Por qué esta niña, que ni siquiera sabe quién es, me hace temer tanto por el futuro? ¿Miedo... de perderla? ¿O de lo que le espera?"
Marinne, los observaba desde la cocina. A veces se cuestionaba porque Liora parecía tan perdida en sus pensamientos, como si estuviera lejos de su mundo, su madre no lo entendía el porque, pero sentía que había algo peculiar en su hija, algo que no podía descrifrar.
Marianne ( pensado mientras observa): “Siempre parece tan distraida, tan distante, como si estuviera esperando algo, Tal vez solo sea un fase”
Edward, al escucharla desde la sala, se acerco a la ventana. Él era más optimista, siempre creyendo que las cosas se resolverían con el tiempo
Edward (sonriendo con calma): “Es solo una etapa mi amor, todos pasamos por eso, ¿Recuerdas? Los adolescentes a veces se sienten perdidos
Marianne (dudosa): “Lo se, per hay algo en ella, Cariño. Algo diferente”
Edward asintió, sin dejar de mirar a Liora. Su hija, la pequeña Liora, que fue un regalo en sus vidas. Aunque no sabía nada de su hija, la ama con dulzura, la ama como un padre ama a su hija
Edward (con voz suave, pero confiada): “Es nuestra hija, y la amamos, eso en verdad importa cariño”
A pesar de la serenidad del lugar, Lucian sintió que una sombra invisible se cernía sobre ambos, como si el destino estuviera a punto de separarlo
Escena 2: Feliz cumpleaños
El atardecer pintó el cielo con tonos dorados y anaranjados, mientras una ligera brisa movía las hojas de los árboles. El jardín esta decorado con luces colgantes y una pequeña mesa adornada con flores silvestres. Marianne habia preparada todo con esmero, mientras Edward, aunque torpe, había insistido en colgar las luces para hacer el momento especial.
Liora se encuentra sentada en la mesa, radiante, lleva un vestido color azul sencillo, pero su sonrisa es lo que realmente ilumina el lugar. Sentada en el centro, con un pastel frente a ella, sus ojos brillaban con la felicidad de estar rodeada de las personas que más amaba.
Liora cumple 12 años se siente feliz al estar rodeada de las personas que ama, sus padre y su mejor amigo Lucian, quien desde el momento que lo conocío ambos te hicieron inseparables
Liora (riendo): "¡Lucian, deja de comer los caramelos antes de que mamá nos regañe!"
Lucian (con la boca llena, fingiendo inocencia): "¿Quién, yo? ¡No sé de qué hablas!"
Edward (mirándola con nostalgia):"Mi pequeña... parece que fue ayer cuando Marianne y yo la encontramos en aqul amanecer. Ahora, aquí está, creciendo tan rápido..."
Su sonrisa era cálida, pero sus ojos delataban un leve brillo melancólico, como si ya pudiera ver el día en que tendría que dejarla volar.
Marianne (feliz y estusiamada): “Vamos, chicos! Reúnanse junto a Liora. Quiero una foto para recordar este momento!”
Lucian se colocó junto a Liora, su postura relajada, pero por dentro su mente estaba llena de preguntas y temores.
Lucian (pensando):"Ella está tan feliz... tan pura. ¿Qué haré cuando descubra la verdad? ¿Cómo protegerla de lo que inevitablemente vendr, ¿Cómo le dire que yo…?
Cuando Marianne tomó la cámara, Liora abrazó a Lucian con entusiasmo, haciendo que él saliera de sus pensamientos oscuros por un momento.
Liora (sonriendo): "¡Lucian, sonríe! Quiero que esta sea la mejor foto del mundo."
Lucian (intentando sonar despreocupado): "¿Con este rostro? Siempre será la mejor."
Todos rieron Mientras presionaba el botón de la camara. El click de la camara congeló un intantate de felicidad, un recuerdo lleno de amor
Cuando llegó el momento de cortar el pastel, Marianne le entregó el cuchillo a Liora, quien cerró los ojos para pedir un deseo antes de soplar las velas.
Liora (pensando): "Espero que todos podamos ser felices para siempre... sin que nada nos separe."
Las velas se apagaron con un suave soplido, y todos aplaudieron. Pero justo en ese instante, una leve brisa movió las luces colgantes y las velas encendidas titilaron, como si algo invisible hubiera rozado el lugar.
Lucian sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Lucian (pensando): "Algo está cerca... algo que no puedo ver, pero sé que nos observa."
Al final del día, Liora se recostó en el césped junto a Lucian, mirando el cielo nocturno mientras las estrellas comenzaban a aparecer.
Liora (tranquila): "Gracias por estar aquí, Lucian. No sé qué haría sin ti."
Lucian (mirándola con ternura, ocultando su miedo): "Siempre estaré aquí, Liora. Prometo que nada te pasará mientras yo esté cerca."
El jardín iluminado por las estrellas, una promesa silenciosa selló su conexión. Pero el destino ya esta trazado, y el peligro no tadara en hacerse presente.
Escena 3: Senderos
Es un día brilante, Liora ahora con 12 años, se encuentra caminando por el pueblo, mirando las flores que adornan las pequeñas casas de madera de la nada vio un pequeño gator color negro con blanco
Liora curiosa decidio persegurilo, el gato la llevo al bosque, conforme mas avanza el pequeño gato parece estar llevandola a un lugar, el sendero del bosque parece tranquilo.
La brisa del atardecer acartiacia suavemente el rostro de Liora mientras seguía al gato, que se de besliza entre los arboles con una gracia. Las casas se han quedado atrás, y el sendero frente a ella parece transformarse con cada paso, como si el bosque la estuviera invitando a adentrarse más
El canto de los grillos era el único sonido que la acompaña, y las hojas crujían bajo sus pies. Pero algo en su interior le dice que debe continuar, como si ese pequeño animal supiera exactamente a dónde la estaba guiando.
El gato, de pelaje oscuro y ojos brillantes como dos pequeños faroles, se detuvo por un instante y volteó a mirarla, como si quisiera asegurarse de que ella lo seguía.
Liora (murmurando para sí misma): "¿A dónde me llevas...? No entiendo, pero siento que... que debo seguirte."
El pequeño animal inclinó la cabeza antes de girarse y continuar, moviéndose con rapidez. Liora aceleró el paso, aunque un leve escalofrío recorría su espalda.
Mientras avanzaba, el sendero del bosque, que antes parecía tranquilo y conocido, comenzó a parecer más antiguo, como si estuviera entrando en un lugar fuera del tiempo. Los árboles se alzaban más altos y las raíces se retorcían como si formaran patrones extraños. La luz del atardecer apenas lograba filtrarse a través de las ramas.
De pronto, Liora se dio cuenta de que todo estaba en silencio. El canto de los grillos había desaparecido, y la calma del bosque era ahora pesada, casi sofocante.
Liora (dudando):"Tal vez debería regresar..."
Pero en ese instante, el gato maulló suavemente, rompiendo el silencio, como si le pidiera que no se detuviera.
El sendero se abrió de repente a un pequeño claro bañado por una luz tenue y dorada que parecía no tener origen. En el centro, un árbol inmenso y antiguo se alzaba, sus ramas retorcidas extendiéndose hacia el cielo como brazos protectores. A los pies del árbol, un pequeño estanque reflejaba la luz, creando destellos mágicos en el aire.
El gato se detuvo frente al estanque y se sentó, observándola en silencio.
Liora (cautivada, avanzando lentamente): "¿Qué es este lugar...? Nunca lo había visto antes."
Cuando Liora se inclinó para mirar su reflejo en el agua, algo extraño sucedió. Las ondas del estanque se movieron, pero no por su presencia. En el reflejo, no era ella la que miraba de vuelta, sino una figura alada, de cabello oscuro y ojos dorados.
Liora (sorprendida, retrocediendo): "¿Qué...? ¿Quién eres tú?"
El agua volvió a calmarse, y el reflejo desapareció, dejándola con más preguntas que respuestas.
El gato maulló de nuevo, y al mirarlo, el pequeño animal dio media vuelta y empezó a regresar por el sendero, como si la misión estuviera cumplida. Liora, todavía perpleja, lo siguió en silencio, sintiendo que aquel lugar y lo que había visto quedarían grabados en su memoria para siempre.
Cuando salió del bosque y vio las luces de la casa en la distancia, Liora sintió una extraña mezcla de alivio y añoranza. Miró al gato, que ya estaba acurrucado junto a la puerta, y susurró:
Liora: "¿Quién eres realmente? ¿Por qué me llevaste ahí...?"
El gato solo la miró con esos ojos brillantes, como si supiera todas las respuestas pero se negara a dárselas.
Mientras sale del bosque con el pequeño gato en brazos, aparece un desconido, ojos claros y de cabello ozcuro, era un chico casi de su misma edad, el chico voltea a verla y parece sorprendido.
Desconocido: “¡Shadow!, muchas gracias por lo encontrarlo, me llamo Zane”
Escena 4: Sacrificio
El cielo que era radiante y sereno, ahora esta cubierto por nubes oscuras y relámpagos que iluminan las cúpulas doradas. El reino Celestia tiembla mientras que hordas demoníacas lideradas por Luciferis actaban a todo el reino. Los angeles, agotados y superados en número, luchan desesperadamente por contener la invasión
Ángel Capitán (gritando): "¡Protejan el Trono Dorado y al Rey! ¡No podemos dejar que lo tomen!"
Luciferis (con voz resonante): "¿Creen que la luz puede salvarlos? El equilibrio ha muerto, y las sombras reclamarán su lugar."
Luciferis avanzaba entre las filas con una sonrisa amplia en el rostro, su presencia oscura debilitando la luz de los ángeles. Cada paso suyo hace que el suelo dorado se resquebrajara y ennegreciera. En el corazón del reino, Selene, la Reina de Celestia, observaba desde el Trono Dorado con el peso del mundo en sus hombros.
Selene (en voz baja, observando el caos): "No queda tiempo... Si caemos, el multiverso caerá con nosotros. La luz debe sobrevivir, aunque yo no lo haga."
Con un movimiento decidido, Selene se dirigue a la sala del trono, sus alas blancas irradian una luz cálida, aunque tenue. Camina hacia el centro de la sala del trono, donde un pedestal dorado brilla con una intensidad inestable. Es el Núcleo de Luz, el corazón de Celestia y fuente de la energía que mantiene el equilibrio del multiverso.
Consejero Angelical (corriendo hacia ella): "¡Majestad, no puede hacerlo! Su energía vital está vinculada al Núcleo. Si lo infunde con su poder... usted desaparecerá."
Selene (mirándolo con calma, aunque sus ojos llenos de lagrimas): "Lo sé. Pero no hay otra forma. La luz debe sobrevivir."
Selene coloca ambas manos sobre el pedestal, cerrando los ojos mientras comienza a cantar un himno celestial. Su voz resuena en todo el reino, llenando de esperanza a los ángeles que aún luchan en las murallas y haciendo titubear a algunos demonios.
El Núcleo de Luz empieza a absorber la esencia de Selene. Su luz blanca y dorada fluye de su cuerpo en forma de filamentos que envuelven el pedestal. El Trono Dorado responde, emitiendo pulsos de luz que se extienden por todo el reino. Pero mientras Selene se despoja de su poder, su cuerpo comienza a debilitarse.
Guardia (angustiado):"¡Majestad, debe detenerse! ¡No sobrevivirá!"
Selene (con una sonrisa serena, aunque su voz se debilita):"Celestia sobrevivirá. Eso es lo que importa."
Fuera del palacio, los demonios retroceden momentáneamente cuando una explosión de luz surge del Núcleo, empujándolos hacia afuera del reino. Luciferis, sin embargo, avanza sin miedo, protegido por un aura oscura.
Aurelion, el rey de Celestia, llega al salon del trono dorado al ver a su reina Selene que apenas se mantenia en píe, volo a ella, Aurelion la toma en sus brazos antes de que pueda caer, sosteniéndola con cuidado, como si su tacto pudiera evitar lo inevitable. Sus manos tiemblan al sentir lo frágil que está su cuerpo
Aurelion (mirandola con los ojos llenos de lagrimas): “¿Pero que haz lo que haz hecho mi amor?, (Dice con la voz entre cortada)”
Las lágrimas caen libremente del rostro de Aurelion mientras la abraza, incapaz de aceptar lo que está sucediendo.
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Selene, con esfuerzo, levanta una mano temblorosa y acaricia su mejilla, limpiando una de sus lágrimas. Su mirada es serena, pero sus ojos también brillan con tristeza.
Selene (susurrando): "Siempre has sido fuerte, mi amor. Incluso cuando yo dudaba, tú creías. Celestia te necesita... y nuestra pequeña... ella también te necesitará. Tranquilo cariño.”
Aurelion (abraza a su amor entre sus brazos aferrandose a ella): “No mi amor… tienes que vivir, para mi sin ti no hay luz”
Las alas de Selene, antes resplandecientes, están opacas, y su rostro muestra el sacrificio que ya ha hecho. Selene lo abraza con sus utlimas fuerzas, sus alas rodeándolo débilmente. Las lagrimas corren por su rostro los sontiene por uúltima vez
Selene: “Te amo, Aurelion. Nunca olvides lo que somos… ni lo que hemos construido juntos”
Su cuerpo comienza a desvanecerse en partículas doradas que se mezclan con la luz del Núcleo. Antes de desaparecer por completo, mira hacia el cielo con una lágrima recorriendo su mejilla.
Selene (susurrando): "Liora... mi pequeña... la luz ahora depende de ti."
La última lágrima de Selene cae al suelo justo antes de desaparecer. La luz del Núcleo se estabiliza, iluminando el salón con un resplandor cálido, pero el vacío dejado por su ausencia pesa como una montaña.
Aurelion se arrodilla en el suelo donde Selene desapareció, sus manos temblando mientras intenta agarrar las partículas doradas que flotan alrededor de él. Su respiración es errática, y sus ojos reflejan un dolor indescriptible.
Aurelion (gritando con todas sus fuerzas): "¡SELENE!"
El eco de su grito resuena en todo el reino, atravesando las ruinas de Celestia y llegando a los ángeles heridos que todavía luchan fuera del palacio. Las lágrimas fluyen sin control mientras su cuerpo se estremece de agonía.
Se inclina hacia el suelo, su frente tocando las baldosas doradas. Sus alas caen pesadamente a su alrededor, como si compartieran su dolor.
Aurelion (susurrando, casi inaudible): "¿Cómo seguiré sin ti...? ¿Cómo protegeré lo que juramos proteger juntos?"
En ese instante, Aurelion no era un rey, ni un protector del equilibrio. Era simplemente un hombre que había perdido a la mitad de su alma.
El salón del Trono Dorado retumba con la energía del Núcleo, que fluctúa violentamente entre destellos dorados y sombras que se arrastran por el suelo. Luciferis, de pie al pie del trono, sonríe con desdén mientras extiende sus alas negras, sus ojos brillando con malicia.
Luciferis (riendo con desdén): "¿De verdad creyo que este espectáculo de luz cambiará algo? El trono será mío, Aurelion. Ya no puedes detenerme."
Aurelion, con su armadura dorada manchada de sangre y las alas extendidas, camina hacia el centro del salón. Su expresión es una mezcla de ira y profundo dolor. La luz del Núcleo parece reaccionar a su presencia, iluminándolo con un resplandor divino.
Aurelion (con voz llena de enojo y odio): "El trono no puede ser reclamado por la oscuridad, Luciferis. Solo responde a quienes soy puros de corazón, no a la ambición."
Luciferis (dando un paso adelante, alzando un brazo envuelto en sombras): "Sacrificio... una palabra vacía para justificar tu debilidad. Selene sacrificó todo y mira lo que logró: ¡nada! Su luz no puede detener lo inevitable. El trono me pertenece."
Luciferis lanza una ola de sombras hacia Aurelion, oscureciendo el salón con un rugido atronador. Aurelion responde levantando su espada, que brilla con la luz del Núcleo. Con un movimiento rápido, corta la sombra en dos, disipándola en un estallido de destellos dorados.
Aurelion (desafiando): "El poder que robaste de la luz jamás será suficiente para conquistarla. Las sombras solo son el eco de lo que no comprendes."
Luciferis (gruñendo, con las sombras envolviendo su cuerpo): "¡Cállate!"
Luciferis saca tu espada y ataca contra Aurelion, su espada rodeada de energía oscura. Aurelion levanta su escudo dorado justo a tiempo para bloquear el impacto, pero la fuerza lo hace retroceder. Las baldosas doradas del salón se quiebran bajo sus pies.
Ambos alzan vuelo, sus alas extendiéndose completamente. Aurelion brilla como un sol, mientras Luciferis parece una grieta de oscuridad que lo devora todo. Sus movimientos son rápidos, casi imposibles de seguir, chocando espada contra espada, luz contra sombra.
Luciferis (provocando):"¿Es esto lo mejor que tienes, tío? ¡La luz no te salvará ahora!"
Aurelion (con determinación): "No lucho para salvarme a mí mismo. Lucho para proteger lo que tú jamás entenderás."
Con un giro veloz, Aurelion clava su espada en el aire, liberando un rayo de luz que atraviesa a Luciferis. El impacto lo lanza contra una columna, que se derrumba bajo la fuerza.
Luciferis se levanta lentamente, su rostro lleno de furia. Extiende ambas manos hacia el Núcleo, canalizando una corriente de sombras que comienza a envolver la fuente de energía del trono. El salón tiembla mientras la luz y la oscuridad luchan por el control.
Luciferis (gritando): "Si no puedo tenerlo, lo destruiré. ¡Y contigo, Celestia caerá para siempre!"
Aurelion (desesperado):"¡No lo permitiré!"
Aurelion vuela hacia el Núcleo, pero Luciferis lo intercepta en pleno vuelo, golpeándolo con una explosión de energía oscura. Aurelion cae al suelo con un estruendo, jadeando mientras intenta levantarse.
Aurelion se arrodilla, sosteniendo su espada como apoyo. Mira a Luciferis, quien se eleva triunfante frente al Núcleo, ahora parcialmente cubierto de sombras. Aurelion cierra los ojos por un momento, susurrando una plegaria a Selene.
Aurelion (susurrando):
"Selene... dame fuerza. No puedo fallarles ahora."
De repente, la luz del Núcleo se intensifica, como si respondiera a su llamado. La espada de Aurelion brilla con una intensidad cegadora, y él se levanta una vez más, lleno de renovada determinación.
Luciferis (mirando con incredulidad): "¿Cómo...? ¡No puedes derrotarme!"
Aurelion (alzando la espada): "Tu odio te hace fuerte, Luciferis, pero el amor por mi gente y mi reina me hace invencible."
Aurelion lanza un corte final, liberando una ola de luz que inunda todo el salón. Las sombras de Luciferis son arrancadas de su cuerpo, y es lanzado contra el suelo con un grito de dolor. El Núcleo se libera de las sombras, volviendo a brillar con pureza.
Luciferis, herido, se arrastra hacia la salida, sus alas negras rasgadas y su energía debilitada. Se detiene un momento, mirando a Aurelion con furia.
Luciferis (jadeando):"Esto no ha terminado, Aurelion. Las sombras siempre regresan. Y cuando lo hagan, Celestia caerá."
Aurelion no responde. Se queda de pie frente al Núcleo, su cuerpo cansado pero su espíritu intacto. Observa a Luciferis desaparecer en la distancia, y luego dirige su mirada hacia el cielo
Aurelion (murmurando): "Selene... aún hay luz. Aún hay esperanza."
Escena 5: ¿Quién eres tú?
Liora y Zane caminan lentamente por el sendero del bosque, mientras Shadow, con sus pequeños pasos ágiles, se mueve juguetonamente entre las hojas caídas. El atardecer tiñe el paisaje de tonos anaranjados y dorados, y una suave brisa hace crujir las ramas de los árboles.
Liora (curiosa, mirando a Zane): "Zane, ¿dónde vives? Nunca te había visto antes en Hollow Creek. Y créeme, conozco a casi todos."
Zane, con las manos en los bolsillos, mantiene la vista fija en el horizonte. Su expresión es serena, pero sus ojos reflejan una calma calculada.
Zane (mirando hacia adelante, con un tono tranquilo):"Vivo más allá del bosque, en una pequeña cabaña. No suelo venir mucho al pueblo."
Liora (mirándolo fijamente, con una ceja arqueada):"¿Más allá del bosque? Eso no tiene sentido... no hay nada allí. Al menos no que yo conozca."
Zane se detiene y se gira lentamente hacia ella, con una leve sonrisa en los labios. Shadow se detiene también, sentándose a sus pies como si esperara una señal.
Zane (con un tono misterioso, mientras acaricia a Shadow): "Tal vez simplemente no lo has visto. Algunas cosas solo aparecen cuando estás listo para encontrarlas."
Liora cruza los brazos, mirándolo con una mezcla de curiosidad y escepticismo.
Liora (riendo ligeramente): "Eso suena como un acertijo. ¿Siempre hablas así de enigmático?"
Zane se queda en silencio por un momento, su mirada fija en ella. Sus ojos parecen analizarla profundamente, como si buscara algo más allá de su expresión. Entonces, habla con un tono más serio.
Zane (mirándola directamente a los ojos): "Quizás lo sea. Algunas respuestas no pueden darse tan fácilmente. Deben encontrarse por uno mismo."
Liora parpadea, sorprendida por la intensidad de sus palabras. El viento sopla con más fuerza, moviendo suavemente su cabello dorado. Algo en la forma en que Zane la mira la hace sentir una conexión extraña, como si él supiera algo que ella no.
Liora (inclinando la cabeza, pensativa): "Sabes... te me haces conocido. Es extraño, pero siento que ya te he visto antes."
Zane se detiene por completo. Una sombra de emoción pasa fugazmente por su rostro, pero pronto la oculta detrás de una sonrisa.
Zane (sonriente, en un tono ligero): "Tal vez ya me hayas visto en otra parte. Aunque lo dudo... no soy alguien que pase desapercibido."
Liora frunce el ceño, sintiéndose aún más intrigada. Aunque su respuesta suena casual, algo en su tono le parece deliberado, como si no quisiera decir demasiado.
Mientras caminan, Zane baja la mirada hacia Shadow, que sigue ronroneando, y sonríe de manera casi imperceptible. Su mente, sin embargo, está llena de pensamientos más oscuros.
Zane (pensando):"Por fin te encontré, princesa. Después de tantos años buscando... aquí estás. Justo como predije."
Liora lo observa de reojo, notando su repentina expresión pensativa. Una ligera sensación de inquietud la invade, pero no puede explicarla.
Liora (con suavidad):"Zane... ¿quién eres realmente?"
Zane se detiene de nuevo, girándose para mirarla. Por un instante, parece que va a responder, pero simplemente sonríe de forma enigmática.
Zane (desviando la mirada surmegido en sus pensamientos): "Alguien que sabe que el destino siempre nos lleva a donde debemos estar."
Escena 6: La confusión de Liora.
La noche envolvía Hollow Creek en un manto de calma, pero en el interior de la pequeña casa, Liora estaba inquieta. Al cruzar la puerta, su mirada parecía perdida, y sus pasos eran lentos. Marianne, quien estaba terminando de arreglar unos platos en la mesa, notó de inmediato que algo no estaba bien.
Marianne (acercándose con dulzura): "¿Qué tienes, cariño? Pareces distraída. ¿Pasó algo en el bosque?"
Liora se quedó inmóvil por un instante, como si las palabras de su madre la hubieran leído por completo. Finalmente, levantó la mirada, pero en lugar de responder directamente, dejó escapar un susurro lleno de dudas.
Liora (evadiendo):"No... nada, mami."
Sin embargo, después de un momento de silencio, bajó la mirada y decidió preguntar algo que llevaba rondando en su cabeza todo el día.
Liora (titubeando):"Mami... ¿tú crees en la magia?"
Marianne, sorprendida por la pregunta, sonrió con ternura mientras tomaba las pequeñas manos de su hija entre las suyas. Sus ojos reflejaban tanto amor como una chispa de nostalgia.
Marianne (pensativa): "¿Con que magia? Sí, definitivamente creo en ella."
Liora abrió los ojos con sorpresa, no esperando una respuesta tan directa. Marianne acarició su cabello suavemente y añadió:
Marianne (con un tono sereno):"Existe la magia, cariño. Pero no siempre la puedes ver. La magia solo se deja mostrar a aquellos que tienen un corazón puro."
Liora frunció el ceño, tratando de entender las palabras de su madre. La frase resonaba en su mente, pero le costaba encontrarle sentido.
Liora (confundida): "¿Un corazón puro?"
Marianne asintió lentamente, su sonrisa nunca desapareciendo. Se inclinó un poco más cerca, como si estuviera compartiendo un secreto importante.
Marianne (en voz baja): "Un corazón puro no significa ser perfecto, Liora. Significa ser capaz de ver más allá de lo que está frente a ti. De creer en lo imposible... y de encontrar belleza incluso en la oscuridad."
Liora quedó en silencio, las palabras de su madre girando en su mente. Hay algo en la forma en que Marianne habla que la hace sentir que su madre entiende mucho más de lo que aparenta
Liora (murmurando):"Tal vez lo vi porque... porque debía verlo."
Marianne la miró con ternura y besó su frente antes de soltarle las manos.
Marianne:"Todo tiene un momento, mi amor. Y si la magia decidió mostrarse a ti, entonces significa que tienes un propósito especial."
Más tarde, en la tranquilidad de su habitación, Liora se sentó en su escritorio con una libreta y un lápiz en la mano. La tenue luz de una lámpara iluminaba su rostro, mientras intentaba capturar el estanque y el árbol que había visto en el bosque.
Su trazo es inseguro, tembloroso. Por más que intentaba dibujar las ramas del árbol y la luz dorada que lo rodeaba, sentía que algo faltaba. Frustrada, dejó caer el lápiz y apoyó su barbilla en las manos.
Liora (murmurando):"Era real, lo sé... pero ¿por qué siento que no lo entiendo? ¿Qué me estaba mostrando ese lugar?"
Shadow, que esta acurrucado cerca de su cama, se levantó y saltó sobre el escritorio. Con movimientos ágiles, se acomodó junto al dibujo incompleto y ronroneó suavemente. Liora lo miró y comenzó a acariciar su suave pelaje.
Liora (mirando al gato):"Tú sabes algo, ¿verdad, Shadow? ¿Por qué me llevaste allí? ¿Qué querías mostrarme?"
El gato simplemente la miró con sus ojos brillantes, como si entendiera cada palabra pero se negara a responder. Después de unos segundos, cerró los ojos y continuó ronroneando.
Liora (susurrando):"¿Qué secreto guardas, pequeño amigo?"
Liora apagó la lámpara y se recostó en la cama, mirando al techo. A pesar del cansancio, su mente no dejaba de girar alrededor del claro y las palabras de su madre.
Liora (pensando):"¿Un corazón puro? ¿Por eso me llevó allí Shadow? ¿Por qué siento que pertenezco a ese lugar? ¿Y por qué me siento más perdida cuanto más trato de entenderlo?"
El sonido del viento acariciando las ventanas llenaba la habitación, mezclado con el ronroneo de Shadow, que ahora se ha acomodado junto a ella. Liora cerró los ojos, abrazando la extraña mezcla de emociones que la envolvía: curiosidad, nostalgia y un leve toque de temor.
Escena 7: Una visita a Hollow Creek
El sol comienza a descender en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos. Las aguas del lago reflejan las nubes doradas, creando un espejo perfecto que parece separar el mundo real de algo más mágico. Liora, de pie junto a la orilla, recoge pequeñas piedras y las lanza al agua. Las ondulaciones que crean sus lanzamientos parecen competir con los colores que el atardecer deja en el agua. Zane, un par de pasos detrás de ella, la observa en silencio, sus manos escondidas en los bolsillos.
Liora (sonriendo suavemente):"¿Sabías que cuando era niña pensaba que este lago tenía magia? Siempre parecía tan perfecto, como un espejo. Era mi lugar favorito para esconderme del mundo."
Zane sonríe ligeramente, pero su mirada se pierde en el agua, como si buscara algo más allá de las ondulaciones. Su voz es tranquila, pero cargada de significado.
Zane: "Tal vez no estabas equivocada. Algunos lugares tienen más significado del que podemos ver. A veces, esconden cosas que solo se revelan cuando estamos listos."
Liora, intrigada, deja caer la piedra que tiene en la mano y se gira hacia él. La brisa acaricia su cabello dorado, que brilla a la luz del atardecer.
Liora (curiosa): "Hablas como si supieras algo. ¿Qué significa este lugar para ti?"
Zane la mira, pero su expresión cambia ligeramente, como si estuviera debatiéndose entre decirle la verdad o guardarse sus pensamientos. Después de unos segundos, desvía la mirada hacia el lago.
Zane (con un tono sereno):"Es... especial. Igual que tú."
Las palabras sorprenden a Liora. Su sonrisa desaparece lentamente mientras busca en los ojos de Zane alguna pista sobre lo que realmente quiso decir. Su corazón late un poco más rápido, y su pecho se llena de una extraña calidez.
Liora (titubeando):"¿Especial? ¿Por qué dices eso?"
Zane da un paso hacia ella, acortando la distancia entre ambos. La brisa parece detenerse, y el sonido del bosque se atenúa, dejando solo el murmullo del agua y el latido acelerado del corazón de Liora.
Zane (con una voz baja, sincera): "Porque lo eres. Desde el momento en que te vi, supe que había algo en ti... algo que no puedo ignorar. Algo que me hace querer quedarme aquí, contigo."
Liora siente un leve rubor en sus mejillas. Sus ojos celestes se encuentran con los de Zane, que la miran con una intensidad que nunca antes había notado. Por un instante, se siente vulnerable, como si él pudiera ver cada pensamiento que cruza por su mente.
Liora (nerviosa, mirando hacia el lago): "Zane... no entiendo por qué dices esas cosas. Soy solo una chica normal."
Zane niega suavemente con la cabeza, con una leve sonrisa en los labios. Toma su mano con delicadeza, y Liora lo mira, sorprendida.
Zane:"No, Liora. No eres solo una chica normal. Eres... la luz en medio de toda esta oscuridad."
Las palabras de Zane tocan algo profundo en el corazón de Liora. Por un momento, ambos se quedan en silencio, con las manos entrelazadas. El sol finalmente se esconde detrás de las montañas, dejando una luz suave y dorada que envuelve el lago.
Liora (en voz baja):"¿Cómo puedes estar tan seguro? Ni siquiera yo sé quién soy realmente..."
Zane (con un tono firme, casi solemne): "Lo sabrás. Y cuando lo hagas, quiero estar a tu lado para recordarte quién eres y lo que significas."
Liora siente un nudo en la garganta, pero no responde. En cambio, aprieta suavemente la mano de Zane, como agradeciendo sus palabras. Ambos miran el lago en silencio, mientras Shadow se acurruca a sus pies, como si entendiera la importancia del momento.
Escena 8: Sueños extraños
La oscuridad la envuelve, pero una luz tenue comienza a emerger a la distancia. Liora se encuentra flotando en un vacío infinito, su cabello dorado ondeando como si una brisa invisible lo moviera. Ante ella, un trono brillante, forjado de luz pura y rodeado por destellos dorados, se alza en el centro de lo que parece ser un vasto salón celestial. A su alrededor, sombras serpenteantes se arrastran lentamente hacia el trono, amenazando con consumirlo.
Liora siente su corazón acelerarse mientras intenta avanzar hacia el trono, pero sus pasos no tocan el suelo. Cada vez que se acerca, las sombras parecen crecer más altas, más densas.
Liora (murmurando, confundida):"¿Dónde estoy...? ¿Qué es este lugar?"
De repente, una figura alada emerge de la luz detrás del trono. Su presencia es imponente, pero también cálida. Sus alas se extienden, irradiando destellos de energía que intentan frenar a las sombras. Aunque su rostro está cubierto por la luz, su silueta es claramente angelical. Extiende una mano hacia Liora, como si estuviera pidiéndole que se acerque.
Figura (susurrando, con un eco que llena el vacío):"Liora... vuelve a casa... el equilibrio depende de ti..."
La voz resuena en su mente, cargada de urgencia y desesperación. Liora siente un nudo en el estómago. Intenta alargar la mano hacia la figura, pero antes de que pueda tocarla, las sombras se lanzan hacia el trono.
El brillo del trono comienza a desvanecerse mientras las sombras lo envuelven. La figura alada deja caer su mano y, con un último vistazo hacia Liora, desaparece en la oscuridad.
Liora (gritando):"¡No! ¡Espera!"
Las sombras la alcanzan también, rodeándola como una marea fría y sofocante. El sonido de su respiración entrecortada es lo único que escucha mientras intenta luchar contra ellas. Su pecho arde con una sensación extraña, como si algo dentro de ella estuviera intentando liberarse.
Figura (en un último eco distante): "Liora... encuentra la luz... antes de que sea demasiado tarde."
Liora despierta bruscamente, jadeando, con su cuerpo cubierto de un sudor frío. Su respiración es rápida, y su corazón late con fuerza como si acabara de correr una larga distancia. La tenue luz de la luna se filtra por las cortinas de su habitación, iluminando el rostro de Shadow, que la observa desde la cabecera.
Liora (susurrando, mientras intenta calmarse): "Fue... solo un sueño... ¿verdad?"
Shadow la mira fijamente, sus ojos brillando en la oscuridad como si entendiera más de lo que debería. Liora extiende una mano temblorosa para acariciarlo, buscando consuelo en su suave pelaje.
Liora (con la voz quebrada):"¿Quién era esa figura? ¿Qué significa 'volver a casa'? ¿Qué equilibrio?"
Su mirada se pierde en el techo mientras intenta procesar lo que acaba de vivir. Aunque intenta convencerse de que fue solo un sueño, algo en su interior le dice que fue mucho más que eso. Su pecho aún arde levemente, como si el contacto con las sombras hubiera dejado una marca invisible.