Novels2Search
Crónicas de luz y sombra (español)
Capitulo 5. Mitos y leyendas

Capitulo 5. Mitos y leyendas

La noche se extiende silenciosa sobre Hollow Creek. Las estrellas titilan con suavidad, y el aire fresco de la tarde comienza a enfriarse, envolviendo el pequeño círculo de luz creado por el fuego que crepita alegremente en el centro del jardín. La familia está reunida junto al fuego, con las llamas proyectando sombras danzantes sobre sus rostros.

Edward, con una mirada profunda y sabia, comienza a narrar una antigua leyenda mientras Liora y Lucian lo escuchan atentamente. La calidez del fuego les envuelve, creando una atmósfera acogedora, pero las palabras de Edward pronto se convierten en algo más que una simple historia.

Edward (con voz grave, mirando las llamas): "Hace mucho tiempo, cuando aún no existían los reinos como los conocemos, los Primordiales nacieron del Vacío. Nadie sabe por qué, pero una fuerza inconcebible los moldeó, y de ellos surgieron los guardianes del equilibrio. Los Primordiales gobernaban sobre todo, desde la luz hasta la oscuridad, manteniendo el balance."

Liora se sienta más erguida, sus ojos celestes brillando a la luz del fuego. La curiosidad la consume, y las palabras de su padre parecen tocar algo profundo en su alma.

Edward (continuando con intensidad): "Pero con el paso del tiempo, surgieron las ambiciones, los celos, y las rivalidades entre ellos. La luz y la sombra, al principio complementarias, comenzaron a chocar. Y entonces, uno de los Primordiales, movido por su deseo de poder, decidió romper el equilibrio que había mantenido todo en armonía."

Liora, fascinada por la historia, interrumpe sin poder contener su curiosidad.

Liora (mirando intensamente a su padre, ansiosa por saber más): "¿Qué pasó con ellos? ¿Quién rompió el equilibrio?"

Edward hace una pausa, sus ojos brillando con un destello de misterio mientras mira a los demás, como si las palabras que iba a decir fueran más pesadas de lo que parecía.

Edward (con voz más grave, bajando ligeramente la mirada): "Algunos cayeron, otros se dividieron. El reino celestial se fracturó, las sombras se alzaron, y el equilibrio entre todos los mundos se rompió. Pero las antiguas profecías hablan de una nueva era, y de un alma pura que decidirá el destino del multiverso, como si todo estuviera esperando a ser corregido."

Liora se queda en silencio, sintiendo un peso inexplicable en sus hombros. Las palabras de su padre resuenan en su mente, como si estuvieran relacionadas con algo que ella aún no comprende. Hay una sensación extraña que la envuelve, como si esas profecías tuviesen algo que ver con ella, aunque no pueda explicarlo.

Liora (confusa, mientras mira a su padre): "¿Eso es todo?"

Edward sonríe dulcemente, tomando la mano de su hija.

Edward (sonriendo, con una chispa de calidez en su mirada): "Es todo lo que se sabe, pequeña. Y tal vez sea esa incertidumbre lo que las hace tan fascinantes. Cada generación ha buscado respuestas, pero la verdad sigue siendo un misterio."

Mientras Edward continúa sonriendo, Lucian permanece en silencio. Su rostro, aunque iluminado por el fuego, refleja una expresión profunda, casi pensativa. Mientras la familia disfruta de su momento, Lucian, absorbido en sus propios pensamientos, observa las llamas. A medida que sus ojos se fijan en el fuego, la intensidad del mismo parece aumentar, como si sus emociones estuvieran de alguna manera conectadas con las llamas que arden ante él.

Lucian (pensando, en un susurro para sí mismo): "Esta familia me ha tomado como su hijo... Si tan solo supieran quién soy realmente..."

Su mente está llena de dudas, conflicto y confusión, pero, por un momento, la suavidad de la situación, la calma que emana de la familia, le permite olvidar su misión, aunque solo sea por un instante.

Edward (cambiando de tema con una sonrisa juguetona):"¿Quién quiere malvaviscos? Vamos, Liora, ¡es hora de disfrutar el momento!"

Liora, sonriendo ampliamente, corre hacia la bolsa de malvaviscos. Saca uno con prisa y lo coloca sobre un palo, acercándolo al fuego. Mientras observa cómo se dora, se le hace agua la boca. Sin embargo, al notar que Lucian está algo callado y distante, decide ofrecerle el malvavisco.

Liora (sonriendo mientras le extiende el malvavisco): "Toma, Lucian. Está un poco caliente, pero está delicioso. ¡Debes probarlo!"

Lucian, sorprendido por el gesto tan dulce de Liora, siente su rostro calentarse al mirarla. Sus ojos celestes lo observan con una sonrisa sincera, algo que le produce una extraña mezcla de sentimientos. Mientras toma el malvavisco, algo en su interior se agita, y se encuentra perdido en sus pensamientos. Las palabras de su padre, la misión que lo ha traído aquí, todo parece desdibujarse mientras se encuentra atrapado en esos ojos tan llenos de inocencia y calidez.

Lucian (pensando, mientras observa a Liora): "¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Lo que siento por ella es real, o es solo una fachada? ¿Estoy cumpliendo con mi propósito o... hay algo más que no entiendo?"

Liora, sin saber lo que pasa por la mente de Lucian, lo observa mientras él toma el malvavisco y lo saborea con cautela. No es hasta que se percata de la forma en que él la mira que su corazón se acelera un poco. La conexión que siente con él parece más fuerte de lo que había imaginado, aunque no sabe cómo expresarlo.

Mientras ambos comparten ese momento, el sonido de las chispas del fuego y el crujir de las ramas se convierte en una melodía tranquila, casi mágica, que los rodea. Es un momento de paz que ninguno de los dos se atreve a romper, pero ambos, en sus corazones, sienten que algo más está comenzando a florecer entre ellos, algo que ni el fuego ni las palabras pueden definir por completo.

La noche en Hollow Creek está impregnada de una atmósfera mágica y antigua, como si el pueblo mismo estuviera envuelto en un sueño. Las antorchas que bordean las calles parpadean, iluminando las casas de madera y las flores que aún se asoman tímidamente a la luz de la luna. El aire fresco de la noche huele a tierra y a flores silvestres, y una suave brisa agita las hojas de los árboles que rodean la plaza central.

Es el día de la gran celebración anual, un festival que los habitantes de Hollow Creek celebran con fervor. Los niños corren por las calles, mientras los adultos se preparan para los rituales tradicionales que marcan la conexión del pueblo con la naturaleza y el equilibrio entre la luz y la oscuridad. En el centro de la plaza, se erige un altar adornado con ramas y flores, y el fuego central arde con fuerza, como el corazón palpitante de la celebración.

A case of content theft: this narrative is not rightfully on Amazon; if you spot it, report the violation.

Marianne (mirando a Liora con una sonrisa cálida): "Es hora de que participes, Liora. Este es un momento especial para nosotros. Es una tradición que conecta a todos los que vivimos aquí con la tierra, el cielo y los espíritus de nuestros ancestros."

Liora, de diez años, está un poco nerviosa. Aunque siempre ha sentido una fascinación por las costumbres de su pueblo, nunca había sido parte activa de ellas. Hoy, vestida con un delicado vestido blanco que resplandece bajo las antorchas y con una tiara dorada en su cabeza, da un paso adelante, un poco tímida. Se une al círculo de personas que sostienen las antorchas, todos unidos en un ritual que ha sido transmitido de generación en generación.

A medida que las otras personas en el círculo comienzan a hacer su ofrenda al fuego central, Liora se siente un poco perdida, sin saber exactamente qué esperar, pero algo dentro de ella la impulsa a seguir adelante. A medida que la llama del fuego parpadea frente a ella, Liora cierra los ojos por un momento, sintiendo una energía extraña, como si algo dentro de ella despertara. Cuando abre los ojos, el fuego parece brillar más intensamente, como si respondiera a su presencia.

Anciana del Pueblo (con voz suave y sabia, mientras mira al cielo estrellado): "La luz y la sombra nos guían. Honremos el equilibrio que nos da vida, que nos mantiene vivos, que nos hace ser parte de todo."

El círculo de personas empieza a cantar suavemente, una melodía antigua que se ha cantado durante generaciones. Las voces se entrelazan con la danza de la joven que se mueve al centro, con una gracia fluida y apasionada, como si su cuerpo estuviera hecho para el baile. El fuego se refleja en su rostro, y sus movimientos parecen seguir el ritmo de la vida misma. Es una danza llena de energía, pero también de serenidad, como un puente entre el mundo terrenal y el espiritual.

Lucian (en voz baja, observando a Liora mientras el fuego refleja sombras danzantes en sus rostros): "Pareces hecha para esto, Liora. Este lugar, esta gente... hay algo en ti que conecta con todo esto."

Liora sonríe levemente, sintiendo una calidez en su pecho, una sensación de pertenencia que nunca antes había experimentado. Aunque siempre ha sido parte de Hollow Creek, esa noche siente por primera vez una conexión profunda con su gente, con sus tradiciones, con el pueblo que la ha acogido. Se siente más viva que nunca, y aunque su mente aún guarda preguntas sobre su verdadero origen, el amor y la aceptación de este lugar la rodean, como una manta reconfortante.

Mientras tanto, Lucian la observa en silencio. Aunque su rostro se mantiene impasible, algo en su interior se agita. Ve cómo Liora, una niña que aún desconoce quién es realmente, se conecta con la naturaleza, con los elementos, con la esencia misma de este mundo. Algo dentro de él teme que su poder, su verdadero poder, despierte. Sabe que el momento de la verdad se acerca, y que en cuanto Liora descubra lo que realmente es, nada volverá a ser igual.

Lucian (pensando, mientras observa a Liora danzar):"Cada vez es más difícil... No sé cuánto más podré ocultar mi verdadera identidad. ¿Qué pasará cuando sepa quién es realmente? ¿Qué pasará cuando se despierte el poder que lleva dentro?"

De repente, en medio de su conflicto interno, una figura se mueve al centro del círculo, su figura iluminada por las llamas. Es la joven que baila, su cuerpo moviéndose con una gracia sobrenatural. La canción alcanza su clímax, y todo el pueblo canta al unísono. La atmósfera se vuelve aún más intensa, como si todo estuviera unido por una energía cósmica.

Liora observa la danza con fascinación, sintiendo cómo algo profundo en su interior responde a la música, como si cada nota tocara una cuerda olvidada en su alma. Unas lágrimas se asoman a sus ojos, pero no son de tristeza, sino de emoción, de conexión. La melodía resuena en ella, como si todo lo que ha vivido, todo lo que ha experimentado, estuviera preparándola para este momento.

Liora (susurrando, casi para sí misma): "Es... tan hermoso. Este lugar, este momento... todo tiene un significado."

Mientras la canción llega a su fin, Lucian la observa con una mezcla de admiración y temor. Sabe que este momento de felicidad no durará para siempre, que pronto la verdad sobre quién es Liora saldrá a la luz, y cuando eso suceda, todo cambiará. Pero por ahora, se permite disfrutar de la paz que ella irradia, de la calma que su presencia le da, aunque sea por un breve instante.

La danza termina, las voces se apagan lentamente, y el fuego sigue ardiendo, imparable, como el futuro que aguarda a todos ellos.

Título: "El Amanecer Eterno"

Verso 1

En un tiempo sin final,

cuando la luz quiso brillar,

del Amanecer surgieron tres,

tejiendo mundos que iban a nacer.

Solimara, con su manto estelar,

creó los cielos y el mar,

Aetherion, con fulgor sin par,

protege el equilibrio hasta el final.

Coro

Somos la luz en la oscuridad,

somos la fuerza para luchar.

El destino escrito está,

pero la elección es nuestra al final.

Verso 2

Lumyris guía con sabiduría,

sus alas reflejan la armonía.

Mas una sombra cayó,

Luztherion, su ambición traicionó.

El Corazón Sombrío surgió,

y los reinos en caos se sumergió.

Ahora la esperanza florecerá,

con la luz dorada que nos salvará.

Coro

Somos la luz en la oscuridad,

somos la fuerza para luchar.

El destino escrito está,

pero la elección es nuestra al final.

Puente

Un alma que brilla en soledad,

buscará su verdad más allá.

Entre sombras y fulgor,

encontrará su poder y su amor.

Coro Final

Somos la luz en la oscuridad,

somos la fuerza para luchar.

El destino escrito está,

pero la elección es nuestra al final.

El Reino Celestial, una vez el hogar de luz infinita, ahora se encuentra sumido en el caos. Las imponentes Torres Doradas, que antes brillaban con la pureza del sol, están ahora hechas escombros, cayendo bajo la fuerza de la oscuridad que las invade. Los cielos, antaño claros y vibrantes, están oscurecidos por nubes de tormenta. El aire está cargado con el sonido de las batallas, con los ecos de gritos y choques de metal resonando por todo el reino.

En las puertas del palacio, soldados celestiales luchan contra una horda de criaturas oscuras. Sus alas resplandecen débilmente, mientras intentan repeler las sombras que se agrupan como una tormenta sobre ellos. La desesperación llena el aire, pero aún se mantiene la dignidad de aquellos que luchan por su hogar.

General Celestial (con voz resonante, pero llena de agotamiento): "¡Defiendan el Trono Dorado! ¡No podemos permitir que caiga en sus manos!"

El General Celestial empuña su espada dorada, dirigiendo a sus tropas con una férrea voluntad. Pero la batalla está perdida desde el principio. Los enemigos son demasiados y su fuerza es abrumadora. La esencia de la luz se desvanece ante la oscuridad que avanza implacable.

En una esquina, entre las sombras de las torres destruidas, un chico observa con la mirada fija en el caos. Sus ojos, dorados como el sol poniente, brillan con una mezcla de rabia y determinación. Con una postura firme, sus puños están apretados. Sus pensamientos son interrumpidos cuando una figura encapuchada aparece a su lado, deslizándose silenciosamente entre las ruinas.

Figura Encachuchada (en voz baja, casi susurrante): "El desequilibrio se profundiza. La llave ha desaparecido, y el tiempo se agota."

El chico gira lentamente hacia la figura, un destello de reconocimiento y preocupación cruza su rostro.

Zyriel (susurrando con seriedad): "Se que estoy cerca encontrarla."

El viento, cargado con la tensión de la batalla, agita las ruinas a su alrededor. Zyriel mira fijamente el horizonte donde la sombra de la destrucción avanza implacable.

Zyriel, aunque en la penumbra, sabe que no puede permitir que la oscuridad se apodere del reino de Celestia. La clave para restaurar el equilibrio, la princesa perdida, está fuera de su alcance... pero no por mucho tiempo. Debe encontrarla. El futuro del multiverso depende de eso.