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Capitulo 7

Cuando desperté, me sentía peor que enfermo, tenía algunos espasmos y algo de fiebre. Pero afortunadamente ya podía sentir mi piel de nuevo. Eso sí, me dolía mucho.

Al parecer me había ganado unos dolorosos raspones en las rodillas y los codos, las puntas de los dedos me dolían como si tuviese quemaduras aunque no se veían dañadas de ninguna manera. Y todavía tenía pequeños espasmos en lugares aleatorios de mi cuerpo. Revisé mi caja de herramientas y estaba un poco chamuscada, no lo noté antes, pero habían algunas marcas negras en la tapa, al parecer algunos rayos cayeron sobre ella.

Quizá debía haber dejado la caja en el túnel, me ralentizó durante el trayecto y solamente necesité un pedazo de cable. Por otro lado, quizá si no tuviese la caja, los rayos pudieron caerme a mí…

Era mejor no pensar en esas cosas.

Me levante lentamente, recogí los guantes que me quité anteriormente, los lentes protectores que se me habían caído durante mi inconsciencia y los guardé en mi caja de herramientas.

Saqué mi teléfono y trate de mirar la hora, pero no funcionó, no sabía si era a causa de los rayos que lo descompusieron o que la batería se agotó mientras dormía, esperaba que fuera lo segundo porque dudaba que hubiera algún técnico de teléfonos en este lugar.

Y así empecé a regresar por el camino hacia la habitación donde obtuve la canica.

¡La Canica!, Recordé, la saqué rápidamente y noté que ya no vibraba como antes. Tampoco había ninguna imagen ni destellos de nada en ella. Era simplemente una esfera de cristal traslucida. Me regresé hasta la entrada de la habitación esférica y puede ver desde la apertura el mismo cubo con los mismos brazos dando vueltas en el mismo lugar que antes, no pude notar ninguna diferencia ante la “reparación” que hice.

De cualquier manera, no regresaría a ese lugar, así que simplemente me dí la vuelta y regrese por el túnel. En mi camino de regreso me perdí, no recordaba el camino que tomé hasta ese lugar y no tuve la previsión de marcar la ruta, ¡Tonto de mí!, ahora estaba recorriendo túneles desconocidos e intersecciones al azar de un lugar a otro sin saber donde estaba realmente, quizá debería empezar a hacer un mapa.

A case of literary theft: this tale is not rightfully on Amazon; if you see it, report the violation.

Los túneles eran silenciosos pero se podían escuchar casualmente ruidos a través de la pared, piso y techo, pasos, voces, gritos, cosas cayendo o golpeando, rugidos, y otros sonidos que no reconocí.

Entonces llegué a una habitación, era una habitación grande, verdaderamente grande, no menos de ochenta metros de diámetro, completamente circular y con el techo a unos veinte metros, medidas dignas de un gran almacén. En el centro había un domo de roca de unos quince metros de alto que abarcaba la mayor parte del centro de la habitación y solo dejaba un pasillo entre las esfera y la pared, y puede ver una luz en la parte superior del domo.

Caminé alrededor de la esfera cerca de la pared hasta que encontré unos tubos de metal clavados en un costado de las esfera como unos escalones. Vi la luz arriba y pensé que bien podría mirar.

Corté un metro de cable y até dos aros de cable al asa de la caja. Luego enganché cada aro a uno de mis hombros y convertí mi caja de herramientas en una mochila improvisada. Un poco incomoda pero me dejaba las manos libres para poder escalar la escalera.

Escalar fue un poco difícil porque me dolían los dedos y estaba un poco débil, pero a medida que subía, las escalera se inclinaba mas hacia adelante debido al contorno de la esfera y se hacía mas fácil. Luego de un tramo se convirtió en escalones planos para apoyar los pies con un pasamanos, seguí subiendo y llegué hasta la parte superior casi plana. Al caminar hacia el centro, vi un agujero de un metro de diámetro en todo el centro de la cúpula. Me acosté junto al borde y asome mi mirada hacia abajo.

Un cable descendía del techo a través del agujero y mas abajo sostenía una enorme estructura cristalina con forma de araña, que tenía cientos de luces en las puntas, era una lampara de araña que iluminaba el espacio de abajo. Aunque la lampara brillaba mucho, toda la luz estaba enfocada hacia abajo, así que no me molestaba la vista. Descolgué la cabeza y miré por alrededor del cristal hacia la habitación de abajo. Mas que habitación era un gran salón.

Pude ver personas, cientos de personas reunidas en una especie de fiesta elegante, todos ataviados con elaborados vestuarios. Desde pesadas y voluminosas túnicas hasta simples taparrabos, todos hechos de materiales que nunca había visto. Habían mujeres y hombres, viejos y niños, altos y delgados, pero todos tenían algo en común. Tenían muy buen aspecto.

Todos, absolutamente todos, a pesar de la distancia desde la que los veía, pude notar que tenían un aspecto increíble. No como simples artistas de televisión, esos eran feos en comparación. No, estos eran tan atractivos que resultaba antinatural, como ver una escultura o una pintura, algo que reconoces que es bellísimo pero también sabes que no existe. Que no puede existir.

Y allí estaban, cientos de… seres, no me atrevía a llamarlos humanos, no podían serlos, algunos ni siquiera intentaban parecerlo, no… una palabra me vino a la mente.

Eran monstruos.