La guía de la canica me guió a través de uno de los pequeños túneles que rodeaban todo el espacio de la habitación. Con el fin de ahorrar la batería del móvil me vi en la necesidad de encender la linterna del móvil solamente cuando llegaba a una encrucijada, hasta ahora no había visto nada parecido a una toma de corriente y tampoco traía conmigo el cargador del móvil.
Los túneles eran un poco angostos y tuve que caminar agachado todo el tiempo. En algunas partes, el túnel era tan angosto que me vi forzado a arrastrarme a través de él. En algunos tramos tenía que subir por unas pendientes y en otros arrastrarme por agujeros en el suelo o el techo. El camino era tan complicado que me perdí enseguida. Durante todo el trayecto pude notar que la canica vibraba a intervalos regulares que se hacían cada vez mas cortos, debía ser el tiempo que se me acababa.
Tardé unos quince minutos en llegar a mi destino, resultó ser una gran habitación esférica, de alrededor de veinte metros de diámetro. En la parte inferior habían cinco agujeros rectangulares de un metro cuadrado, por uno de los cuales yo asomaba la cabeza. Que vendrían a ser las entradas y salidas de la habitación circular.
Elevado en centro de la habitación había una especie de cubo metálico negro de tres metros a cada lado que flotaba suspendido en el aire mientras giraba rapidamente. De las paredes a los lados sobresalían cinco brazos esqueléticos enormes que apuntaban con sus palmas huesudas hacia el cubo metálico, cada cual expulsando cadenas de relámpagos hacia el cubo. Que estaba recubierto por completo de arcos eléctricos.
Toda la habitación destellaba con luces blancas como si innumerables camaras estuviesen tomando fotografías, y el sonido como de cientos de petardos estallando por toda la habitación resultaba ensordecedor. La estática en todo el lugar era tan alta que todo mi vello corporal y el poco cabello de mi cabeza se levantaron y estaba parcialmente enceguecido por los innumerables destellos. Me alegré de tener puesto mi ropa aislante, aunque ante tales cantidades de energía, dudaba de su eficacia.
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Pero a pesar de todo ello, mas que miedo o asombro, aunque sí los sentía, lo que mas sentí fue alivio. Si, alivio. Porque esto era algo que podía entender o al menos explicar racionalmente. Parecía una especie de gran motor eléctrico raro. Con un estator en forma de brazos esqueléticos y un rotor flotante cuadrado. Era con mucho la cosa más rara que había visto en todo este lugar de locura. Pero era algo que podía intentar entender y fingir que lo lograba.
Ante la insistente vibración de la canica, regresé al túnel y proyecté una vez mas el mensaje de la canica.
Decía: ‘Reconectar canal energético 1.890-83 a 234-324’ y agregaba un plano de una especie de imagen tridimensional que no se proyectaba bien en la sombra. Intenté girar la canica y después de muchos intentos pude entender la sombra. Me estaba mostrando un dibujo en tres dimensiones de la habitación circular. Pero sin los brazos y el cubo flotante. Una flecha apuntaba a un ladrillo concreto en un lado de la habitación, cerca de uno de los brazos, parecía que allí debía reconectar el canal energético que se mencionaba.
Rápidamente abrí mi caja de herramientas y me coloqué los guantes aislantes extras sobre los que ya traía puestos desde ayer. Me puse también las gafas protectoras, tenían un ligero tinte oscuro para esos casos en que dos cables se juntan y la chispa te deja enceguecido, lo me convenía en este momento. Aseguré mis mangas entre los guantes y guardé mi teléfono y la canica en la caja de herramientas. Tome la caja bajo el brazo y salí arrastrándome del túnel.