Cruzar la habitación esférica fue todo un tormento que personalmente no desearía jamás a nadie. En cuanto salí del túnel me encontré abrumado por una cacofonía de estallidos eléctricos ante los cuales un tiroteo sería apacible música clásica. Destellos cegadores no dejaban de iluminar la habitación como en esas pistas de baile modernas, pero mucho mas cegadores.
Pero lo peor de todo por mucho fue la estática que abrumaba todos mis sentidos, tenía la piel por completo adormecida debido a la electricidad e incluso la caja de herramientas empezaba a calentarse.
Me sentía como si fuese a morir en cualquier momento y por un segundo sentí que el terror me abrumaba. Yo no debía estar allí, sino en mi casa, después de un aburrido pero normal día de trabajo, listo para dedicarme a mis pasatiempos favoritos. Sin el riesgo potencial de caer muerto electrocutado en el interior de una maquina misteriosa en ese lugar infernal.
Pero tan rápido como llegó, el terror desapareció y quedó solamente una calma insensible ante el peligro y un sentido de deber que no tuve el tiempo de cuestionar.
Me arrastré como pude por el suelo inclinado de la gran circunferencia sosteniendo frente a mí mi caja de herramientas y después de lo que me parecieron horas logré localizar el lugar que decía la canica, aparentemente era tan solo un ladrillo cualquiera, pero este estaba hecho de algún tipo de metal y por eso lo reconocí. Al manipularlo descubrí que era tan solo una tapa para un compartimiento oculto. Adentro habían muchos símbolos tallados en la roca debajo, todos rellenos de alguna sustancia claramente conductora en vista de la clara iluminación que desprendían como si fuesen luces de neón.
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Todos excepto uno, que estaba vacío de dicha sustancia y no brillaba.
Bueno, pensé, esto debe ser lo que debo reconectar. Aunque no vi que ninguno de esos símbolos se conecten físicamente con nada. Claramente, mi trabajo era reparar ese símbolo de alguna manera. Por lo que veía de los otros, había que rellenarlo de alguna sustancia conductora. Yo no tenía tal cosa.
Aun acostado sobre el suelo, abrí un poco la caja de herramientas y saqué un pedazo de cable suelto, cubriendo la apertura con los símbolos con mi cuerpo tanto como pude para evitar los destellos cegadores, doble el cable en una forma aproximada a la de el símbolo, algo similar a una “g” combinada con una “k”. fue un poco difícil porque me temblaban las manos y empezaba a ver todo borroso pero lo logré, empujando todo el cable doblado dentro del símbolo tallado para que recorriese cada trazo. En cuanto lo hice, el cable de cobre empezó a calentarse, se puso rojo y el plástico que lo cubría se derritió. Por un momento pensé que no funcionaría pero luego el plástico derretido se carbonizó y ayudó a fijar el cable en su lugar sin que se saliese. Y aunque el metal de cobre seguía rojo, pareció hacer el trabajo.
O yo esperaba que funcionara porque ya no se me ocurría otra solución, yo arreglaba cosas eléctricas para ganarme la vida, pero eso estaba claramente fuera de mi liga.
Cerré la tapa y me arrastré como pude de regreso al túnel, seguí arrastrándome aun después de varios metros. Me recosté en la pared del túnel y esperé. No podía sentir mi piel, todo mi bello corporal estaba en punta y me temblaba todo el cuerpo como si tuviese fuertes escalofríos. Mi vista estaba toda borrosa y pude notar que la caja de herramientas estaba humeando, se había calentado y en el centro de las caras planas estaba enrojecida por el calor.
Miré mis guantes y las puntas de los dedos estaban ennegrecidas y chamuscadas. Me los quité, y me deje deslizar de lado hasta quedar acostado en el suelo, mi vista se oscureció y al poco tiempo perdí el conocimiento.