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Capitulo 2

Pasaron las horas. Me encontraba acurrucado en el suelo abrazando mi abollada caja de herramientas. Mi llanto desconsolado se había reducido a un gimoteo fatigado y me escocían los ojos y la garganta por todas las lágrimas y mocos que esparcí por el suelo. A mi alrededor ya no caían mas monstruos y todos los círculos estaban ocupados con algún tipo de criatura.

La mayoría de las criaturas ya estaban cansadas de intentar salir a la fuerza, gritar o, como yo, llorar. Y se notaban mas tranquilas. Excepto por el tiranosaurio, el todavía hacía temblar el suelo con cada uno de sus pisotones enfurecidos que no parecía que terminaran nunca.

Entonces se abrió una de las paredes de roca como una puerta corrediza, revelando una nueva habitación, era grande, pero no tanto como el espacio en el que me encontraba, quizá una cuarta parte.

Y entraron cientos de personas, claramente humanos, todos con túnicas de colores o armaduras relucientes. Que se dispersaron por todo el lugar caminando entre los círculos. Cuando elegían un círculo, sostenían en el aire un esfera de vidrio luminiscente y luego procedían a arrastrar a la fuerza a lo que sea que hubiera atrapado dentro.

Una de esas personas se acercó a mí, era un sujeto intimidante con una reluciente armadura negra que no dejaba ver ni sus ojos. El sujeto sostuvo alto una de esas bolas de vidrio y lo que sea que bloqueaba el ruido desapareció. Una cacofonía de gritos, lloriqueos, rugidos, maullidos, chillidos mecánicos y otros sonidos desconocidos para mí entraron a raudales en mis oídos. El sujeto se acercó a mi y yo retrocedí asustado, sosteniendo mi caja de herramientas contra mi pecho como un escudo protector.

Pero no sirvió de nada, el tipo de armadura era mucho mas rápido que yo, imposiblemente rápido. Me sujetó del brazo y tiró de mí como un adulto levantador de pesas tirando de un niño, bien podría haber tenido un año de edad por la facilidad con la que me condujo a través de la enorme puerta.

En la habitación nueva habían cinco podios de roca al fondo, ante cada podio había un gran cuadrado pintado en suelo a modo de estrado, con soldados en armadura en cada esquina. Y otros tantos forzando a las diferentes criaturas a formarse en filas mas allá de los cuadros. Las filas parecían organizarse de acuerdo al tamaño de las criaturas, con las mas pequeñas en la fila de la izquierda, y el tamaño aumentaba con cada fila a la derecha. Todo supervisado por mas soldados en armadura y esos extraños tipos con túnicas de colores.

Estaba aterrado, abrazando mi caja de herramientas mientras miraba todo con pánico. Pensé en escapar, pero no podía soltarme el agarre de acero del soldado que me conducía. El sujeto me condujo ante la segunda fila a la izquierda y me soltó al final de esta para luego irse de vuelta a la habitación de los círculos.

Delante de mi había en la fila había una extraña mujer de buena figura que parecía humana excepto por su piel azul. Y delante de ella había esa rara sombra de contorno humanoide. Y mas allá, al comienzo de la fila, había un tiburón blanco atrapado dentro de pecera redonda enorme con ruedas.

En la fila de la izquierda habían unas criaturas que parecían humanos diminutos. Algunos animales como el calamar enorme que vi caer cerca de mi de uno de esos tubos y otras cosas mas pequeñas que yo.

En la fila a mi derecha vi seres mas grandes que yo, pero no tanto. El león con escamas, el calamar gigante, el robot, un ojo que se sostenía con unos tentáculos, un hombre afro descendiente enorme que estuve seguro que era un humano normal como yo, solo que mas alto y musculoso que la mayoría de personas. El también me vio y pude ver reflejado en sus ojos el pánico que yo mismo sentía.

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En la fila de mas a la derecha había criaturas aún mas grandes, como esa mosca gigante y la criatura planta. Y en la última fila estaba el tiranosaurio. Sostenido a duras penas por una docena de soldados de armadura con unas gruesas cadenas atadas a su cuello y piernas mientras este rugía y pisoteaba con furia.

Otros soldados todavía traían mas seres extraños para ponerlos en las filas, eran cientos y parecían interminables. Mientras miraba, una serpiente con alas fue formada detrás de mí. Claramente alterada. Rápidamente sostuve mi caja de herramientas entre ella y yo. No fuera a morderme.

Al poco tiempo, dejaron de entrar mas criaturas y una hermosa mujer de túnica verde se elevó flotando sobre los podios de roca, mirando a la multitud de criaturas como un criador a su ganado. Levantó sobre su mano una bola de vidrio que brilló en verde y una luz salió de esta e iluminó a todas las entidades en la gran habitación, me desorienté por unos instantes y luego se me aclaró la mente. No fui el único, pude ver. Los cientos de criaturas en la habitación experimentaron lo mismo. Entonces habló, en un idioma desconocido que por alguna razón pude entender y en un tono pausado que de alguna manera se escuchó claramente por sobre todo el ruido de la sala.

“Ahora están en el Torreón” dijo la mujer sin cambiar su expresión “Sea cual halla sido su vida de donde quiera que hallan venido ahora no importa, porque ya no la tienen”

Taladró con su mirada a cada uno de los presentes, y por un momento sentí que estaba mirando al sol y de seguir mirándolo quedaría ciego. Así que baje la mirada, entonces noté que mi corazón latía tan rápido y fuerte que podía ver mi camisa palpitando sobre mi pecho. La habitación en algún momento quedó completamente en silencio. Esto que sentía era terror, me di cuenta. Un miedo abyecto que agudiza tu mente pero congela tu cuerpo, dificultando incluso el simple acto de respirar. Me temblaba todo el cuerpo.

“Ahora son la propiedad del Torreón, y vivirán y morirán en, por, y para el Torreón. Muchos como ustedes en el pasado han albergado la falsa fantasía de que pueden escapar del Torreón, les digo de antemano que es imposible y no pierdan tiempo pensado en tales futilidades. Incluso en la muerte, aún pertenecerán al Torreón.

Simplemente acepten humildemente su propia inferioridad natural y hagan lo que se les pida como los inferiores que son. Entonces quizá su próxima eternidad en el Torreón les resulte un poco menos desagradable...”

“¡ROOOOOAAAAARRRRR!”

Rugió temiblemente el tiranosaurio, y se sacudió lanzando por los aires como a retazos de papel sujetos con hilos a los poderosos soldados acorazados que lo sostenían con pesadas cadenas.

“¡NRUNCRA MRE SROMRETRERE RA TRI! ¡RINSRECTRO!”

Rugió el tiranosaurio en una forma deficiente del mismo lenguaje que hablaba la mujer. Luego flexionó sus poderosas piernas traseras y dio un poderoso salto sobre todos los presentes, cruzando toda la longitud de la sala directo hacia la mujer flotante. Con sus terroríficas fauces llenas de grandes colmillos en camino de devorarla por completo como a un bocadillo.

Sin ningún miedo, la mujer sacó de su túnica una varita delgada y brillante y apuntó con ella al tiranosaurio, que luego se detuvo en el aire como quien pone pausa a una película, simplemente dejó de moverse y se quedó flotando allí, paralizado, con su boca abierta a centímetros de la mujer y su terrorífica mirada casi devorándola con la vista. Toda su enorme corpulencia impotentemente paralizada ante la horrorizada vista de todos, como burlándose de ellos. Después de todo, si el todopoderoso tiranosaurio no pudo hacer nada, ¿que pueden hacer ellos?.

“Eres fuerte, me gustan los fuertes” declaró la mujer con una mirada complacida “te conservaré para mí, te educaré apropiadamente y seguro resultaras una mascota muy útil” le dijo al tiranosaurio con una voz suave, casi cariñosa, mientras estiraba el brazo le acariciaba el hocico entre sus fosas nasales. Su pequeña figura era casi insignificante ante la inmensidad del enorme reptil.

“En cuanto a todos los demás” dijo la mujer sin voltear a mirarlos “hagan lo que se les dice, de cualquier forma tendrán que hacerlo” entonces se dio la vuelta y flotó hacia la pared del fondo donde se abrió a su paso una compuerta enorme. El tiranosaurio flotó tras de ella y desapareció cuando la compuerta se cerró.