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1.9. Rogado

Nadie quería ser el guardián de la guarida. Johan odiaba que pasaran los ratos en su casa, pues sus padres no lo dejaban comer todo lo que se le antojara. Al pobre Jojo "solo" cinco comidas al día le parece una injusticia. Ted estaba seguro que la razón por la que Johan nunca se enojaba, era debido a que se comía toda su ira. Tal vez, en el fondo, él los odiaba a todos y trataba de esconderlo bajo un mar gastronómico. Mia odia invitar a sus Hermanos a su cuarto. Según ella, ninguno tiene límites o respeto por propiedad ajena. Su colección de espejos rotos corrobora esta afirmación, pero Ted piensa que ella es demasiado dramática. Todos han tenido el cuarto destruidos por los Hermanos un par de veces en su vida, ¿por qué el cuarto de ella debería ser especial? Por su parte, Rique ya tenía demasiados invitados en su hogar, pues, esa era la guarida de los papás y los otros hermanos. Lo cual significaba que los chicos terminaban haciendo mandados, cuidando a los menores, o aún peor, siendo arrinconados por los hermanos mayores. Oh, y también siendo culpados de cualquier desastre.

Ellos eran los desafortunados Hermanos del medio. Los fáciles.

Eso hacía la casa de Ella tan perfecta. Papá alcahueta, cuarto a prueba de balas ya que Ella era la más dañina del grupo, y el resto de la familia no se asomaba ni a la esquina.

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Ted era hijo único y su madre pasaba la mayor parte del día trabajando en la farmacia. Él sabía que eso les daba la ventaja de que nunca serían interrumpidos. Pero si sus amigos querían hacerse los difíciles, entonces Ted tendría que hacerse el rogado.

"Ustedes tienen razón, soy muy mal anfitrión", empezó Ted intentando sonar ofendido. "Alguien más debería ser el guardián".

Mia se cruzó de brazos y concluyó, "sos lo peor".

"Corro"

"Boro"

Ted cayó en cuenta de que estaba jodido.

Cada broma, pataleta, o estupidez que Ted comenzaba era respaldada por Ella. Ambos formaban el dúo caótico del grupo. Ella amaba seguirle el juego a Ted. Ella era quien lo motivaba a ser más creativo y osado. Todo lo que Ted comenzaba, Ella lo terminaba.

Ahora el dúo predominante del grupo era el de Mia y Jojo, que, desde la perspectiva de Ted, era escalofriante. Mia se creía demasiado lista, demasiado madura, demasiado aburrida. Ted estaba seguro que Mia iba a invalidar 9 de cada 10 bromas que él hiciera. Y Jojo, nunca iba a ponerse a sí mismo en desventaja. Si él sabía que apoyar a Mia le convendría, iba a decir "corro", hasta que se le cayera la lengua.

Además, Rique adoraba ver a Ted nervioso. Ted estaba seguro que era venganza. Enrique había sido el protagonista de, mínimo, el sesenta por ciento de los juegos de Ted y Ella.

Tres contra uno.