"Hmmm...?", murmuré mientras abría mis ojos. El viento soplaba fuertemente sobre las dunas del árido desierto donde me encontraba y mi cuerpo yacía medio enterrado en la arena. ¿Cómo había llegado aquí?
Un fuerte dolor invadió mi cabeza, como si una lanza me atravesará el cráneo por completo, cosa que no había sentido desde hace mucho tiempo. Me desenterré poco a poco quitando grandes cantidades de arena de mi cuerpo; noté que mi vestimenta estaba rota casi en su totalidad, rasgada, quemada, hechas trizas en resumen. Cuando logré finalmente desenterrarme, me senté y observé el panorama que trajo varios recuerdos a mi mente, era un infinito mar de arena con los restos de construcciones antiguas de alguna civilización pasada, no veía cadáveres por ningún lugar así que seguramente, quienes fueran los que vivían aquí se habían extinto hace miles de años.
-Esto... ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? –
Pensé mientras veía al horizonte, en busca de alguien o algo que me indicara donde estaba, lo cierto es que estaba haciendo mucho, pero que mucho calor y por la posición de los soles deduje que era cerca de medio día. Tenía mucho tiempo de no ver un planeta con dos soles.
Me levanté suelo, atando lo que quedaba de mi vestimenta para cubrirme del abrasador sol del desierto. Poco podía hacer más que vagar por el desierto en una dirección, buscando a alguien
-Algo muy raro está pasando aquí- Pensé mientras levantaba mis manos y las llevaba a mi cara para quitarme la arena que se había adherido a mi rostro, odio cuando eso pasa. Fue entonces cuando quería limpiarme los ojos, me di cuenta de que llevaba puesto un visor, parecido a los que usan los fans del steampunk. Intenté quitármelos, pero me fue imposible, aun así parecía no estorbar a mi visión, mi mente seguía borrosa de mi llegada a este lugar, poco podía recordar además de mi nombre, aunque mis recuerdos se iban restaurando poco a poco; haber tocado el visor ayudó un poco a eso, seguí examinándome mientras caminaba hacia el horizonte.
All poco tiempo de examinarme descubrí que llevaba un implante, una especie de brazalete con una pantalla adherida a este con un tubo saliendo de la palma de mi mano derecha, parecía defectuoso, no se encendía ni hacía ruido alguno. En el lado izquierdo de mi pecho, había un cristal incrustado que brillaba en un tono de color entre anaranjado y amarillo. En mi espalda portaba una espada de lo más "peculiar", de una hoja muy gruesa y filo extremadamente delgado, de solo verla podías imaginarte lo pesada que era y lo afilada que era; extrañamente era capaz de cargarla sin ningún problema.
-Algo no cuadra aquí... no me veo como alguien que pueda cargar una espada así... ¿Y qué es todo este metal implantado en mí?, ¿soy acaso un conejillo de indias de alguien?- Pensé yo.
Caminé por horas y horas sin encontrar rastro alguno de civilización, noté también que por más que yo caminara, no sentía fatiga o cansancio alguno, definitivamente no era alguien común y corriente.
La noche se aproximaba con la puesta inminente del sol y decidí parar cerca de lo que parecía ser las ruinas de alguna construcción antigua de hace cientos o miles de años, parcialmente tragado por la arena. Me pregunto que tuvo que haber pasado para que esto hubiera terminado así.
Me recosté en una baldosa lo suficientemente grande para soportar mi tamaño y peso, aproveché el tiempo para pensar e intentar rememorar como fue exactamente que llegué aquí, mientras miraba las estrellas en el cielo. Cerré mis ojos y me concentré en buscar la respuesta más importante de todo este asunto.
-¿Qué es lo que soy?-
De repente sentí una presencia cercana, pero no así como que te estuviesen mirando desde lejos, no, se sentía que estaba a milímetros de mí, respirando cerca de mí, como si cientos de insectos se subieran en tu espalda, un cosquilleo nervioso que te ponía la piel de gallina.
-¿¡Quien anda ahí!?
En un ímpetu de valentía, decidí levantarme y mirar a mis alrededores, todo parecía normal, no podía observar nada fuera de lo ordinario, hasta que decidí nuevamente recostarme y por sorpresa y en un rápido movimiento. Algo se abalanzó sobre mí, tomándome del cuello, levantándome, mientras yo desesperadamente intentaba escapar de su agarre, lo que solo hizo que apretara más fuerte, su agarre no se sentía que fuera de un humano, de hecho, era mucho más grande y fornido que yo
En un movimiento desenfrenado me estrelló contra el suelo, donde le miré directamente.
- "¡AL FIN TE TENGO DESGRACIADO!"- Dijo aquella entidad
Un minuto... yo conozco esa voz, joven y rasposa, insultante y preocupada.
- "¡¿EN SERIO CREÍSTE QUE MANDARME A UN DESIERTO A MORIR FUE UNA BUENA IDEA?! ¡JA!"
En definitiva, lo conozco... pero no sé quién es, mis recuerdos siguen siendo borrosos. ¿Me habré pasado de copas? Si tan solo pudiera verlo con claridad, sabría exactamente quién es.
- ¡PERO AHORA PAGARÁS POR TODO LO QUE ME HICISTE Y A TODOS LOS HABITANTES DE LYDENFROST! ¡VE Y REÚNETE EN EL MÁS ALLA CON LA BRUJA AQUELLA!
- "¿Una bruja dices...?" Le respondí
- "¡NO VALE LA PENA SIQUIERA DECIR UNA PALABRA IMBÉCIL, AHORA MUERE!"
Poco a poco, las garras de aquella entidad se iluminaron de un aura verde claro, dejándome observarle la cara con claridad, recordando quién exactamente era.
Un alto y fornido Bestia de pelaje color marrón oscuro, descendiente de los lobos, que porta un talismán alrededor del cuello, vistiendo únicamente de unos pantalones bombachos de color rojo oscuro y cadenas enrolladas alrededor de sus muñecas, su expresión facial denotaba su ira y odio hacia mí.
-Con que eras tú... Hunter Wolf, legítimo soberano de aquellas tierras de Lydenfrost o al menos eso ibas a ser, un gusto en volver a vernos - Le dije
- "¡AL FIN TE DIGNIFICAS A LLAMARME POR MI NOMBRE, EH IMBÉCIL! ¡ESO NO TE SALVARA DE LO QUE SE VIENE!"
El bestia levantó su garra derecha, imbuida con aquella energía verdosa, preparándose para hacerme una brocheta humana, inmovilizándome casi por completo, El ataque que iba dirigido directamente a mi pecho, una estela de luz se iba formando conforme sus garras avanzaban sin frenos a mi pecho, una estocada directa al corazón, parecía ser mi fin y no podía creerlo, hasta que al último segundo...
-"Lo recordé, lo recordé todo"-
Tomé mi espada a último segundo con mi mano izquierda, haciendo que su ataque chocara con ella, El impacto causó que Hunter me soltara, pero inmediatamente intentó cortarme por mitad con su otra garra; choques y chispas volaron esa noche, un espectáculo de luces en plena batalla mientras que Hunter gruñía de frustración, lanzando ataques sin cesar; noté como el brillo de sus garras se desvanecía poco a poco, y aproveché eso a mi favor para cortárselas de una vez.
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Desarmado, desbalanceado y fatigado de su caminata en el desierto y la reciente batalla, pude tomarlo de su cabeza y estrellarlo contra el suelo en un poderoso movimiento.
- "Si quieres morir, sigue luchando. El agotamiento, el hambre o la sed te matarán si sigues así. Lo que pasó en Lydenfrost se queda en Lydenfrost, como dije en la arena de batalla, no es nada personal, solo es mi trabajo."
Hunter se levantó del suelo, escupiendo la arena que había tragado del golpe, golpeando el suelo con su mano-garra del enojo.
- "A LA MIERDA CON TU "NO ES NADA PERSONAL" TÚ Y TU GENTUZA ACABARON CON TODO LO QUE IMPORTABA PARA MÍ, AHORA O LO ARREGLAS O TE MATO"
- "Un cataclismo no es algo que yo pueda arreglar. Talvez si se lo pides al "Arquitecto" él responda, mientras tanto, quisiera salir de este planeta lo más antes posible"
- "¡AAA, NO, TÚ, NO TE VAS!"
Entonces Hunter me agarró fuertemente del brazo, casi perforando mi piel con los restos de garras que tenía, impidiendo que siguiera con mi camino, pero en eso que me agarraba, este se desplomó al suelo inconsciente de tan cansado que estaba, quien sabe cuantas horas habían pasado desde la última vez que tomó agua.
Eché un suspiro al aire y me dije a mí mismo.
-"Tanto querías matarme y aun así decidiste preguntar antes de actuar... parcialmente, claro"
Tomé al Bestia desfallecido y seguí caminando hacia el horizonte, arrastrándolo por la arena como un trapo viejo.
Las horas pasaron, la helada noche desértica se sentía eterna, recorrí kilómetros y kilómetros de arena y rocas. Hasta que, al fin, cuando empezaba a elevarse el sol, divisé a lo lejos un pequeño pozo con una cubeta colgando de un trozo de soga que a penas lo sostenía.
-"Espero que con esto revivas, se me acaba de ocurrir algo para ti, una oferta que no podrás rechazar."- Dije, aunque hubiera estado mejor si él hubiera estado despierto, qué más da.
Una vez en el pozo, saqué un poco de agua con la cubeta, era más una mezcla de lodo con agua, pero funcionaba para echárselo encima al bestia, al menos refrescarlo
- "Despierta de una vez tenemos que hablar."– Le dije mientras lo veía lentamente reaccionar al agua cayendo sobre él.
- "AH QUE QUIEN. Ah... eres tú..."
Cuando por fin despertó lo primero que hizo fue poner de vuelta esa cara de fastidio y odio hacia mí, mientras ambos estábamos sentados en lados opuestos del pozo. Por mi parte había hecho lo suficiente como para que él no muriese aún. Después de un rato decidí levantarme y ofrecerle la cubeta con un poco de agua.
- "Bébetelo, lo necesitas más que yo"-
Hasta ahora se había negado a aceptarlo, pero esta vez fue... diferente.
- "¿¡Por qué insistes tanto en ayudarme!?"- Me respondió en un tono enojado, como si su rabia acumulada porfía hubiese salido, como un volcán haciendo erupción.
- "Lo volveré a repetir, lo de antes no fue nada personal, solo cumplía con mi trabajo, y está bajo mi voluntad el ayudarte a sobrevivir."
- "Sabes algo imbécil, la magia de supervivencia se creó para situaciones como estas, así que, porque no te largas de una vez con los tipejos esos, no te necesito y nunca te necesité."
- "Está bien, si crees poder mantenerte, demuéstramelo generando agua con tu magia." -
- "¡¿Agua?! HAH, ¿ESE SE SUPONE QUE ES EL RETO?, OBSERVA IMBÉCIL."-
El Bestia extendió su mano hacia delante mientras cerró los ojos, concentrándose, los minutos pasaron y absolutamente nada apareció de la palma de su mano, intentó de todas maneras, incluso poses absurdas sacadas de comics de tipos musculosos con espíritus ayudantes, o al menos así me parecía a mí. Hasta que finalmente se dio por vencido.
- "¡TÚ! SEGURAMENTE TÚ ESTÁS DETRÁS DE ESTO, REGRESAME MI MAGIA. AHORA."- Me gritó mientras me tomaba de los restos de mi camisa.
- "Bájame de una vez, no tengo nada que ver con ello. El mundo, en cambio... si tiene mucho que ver"- Le expliqué
Inmediatamente, me acercó a su hocico, y me gruño directamente a la cara.
- "BASTA DE MISTICISMO IMBÉCIL, VAMOS ESCÚPELO." -
- "Estás intentando usar magia en un mundo no mágico, genio. Tu magia depende del ambiente en el que estás."
Hunter al escuchar eso me dejo caer bruscamente al suelo. "¡Ouch!". Y al hablar cambió su tono de voz del iracundo y enojado a simplemente frustrado y desanimado, seguramente recordó algo que, le hizo sentirse así de repente, no es que estemos varados en medio de un desierto.
- "Es inútil entonces..."
- "Y es por eso por lo que te ofrezco mi ayuda, al menos, para salir de este desolado lugar"
Hunter gruño fuertemente para luego hablar seriamente.
- "Imbécil, tú y tu inmortalidad de mierda se pueden ir al carajo. Mientras que yo, estoy destinado a la tumba. No te afecta ni el frío, ni el calor, ni el hambre, ni el sueño, ni cualquier tipo de daño. ¿Quién demonios eres en primer lugar? ¿Acaso un chiste mal contado?"
Al escuchar eso, solté un suspiro. La verdad es que cualquiera moriría aquí si no fuese yo.
- "Me llaman de muchas maneras, pero usualmente me llamo a mí mismo Spacetime, soy el emisario enviado por los "Superiores" aquellos que gobiernan estos mundos que a cambio de mi inmortalidad necesitan un alma diaria, que yo les proveo, o eso era hasta que nos enviaron aquí."
La cara de Hunter denotaba asombro e intriga entre todas las múltiples capas de gestos indiferentes y frustrados de su tez.
- "Es la historia más absurda que he escuchado en mi vida, pero viendo todo lo que pasó te creeré, pero estás ASÍ de cerca de caer en cuentos de hadas"
- "Creas lo que creas, no es tiempo de discusiones, debemos caminar al norte"
- "¿Y llevarme contigo hacia allá es parte de tu plan? Pff, seguramente soy algún tipo de sacrificio a los "Superiores" o algo por el estilo."
- "Eso es información confidencial, solo digo que no eres un sacrificio, ni nada por el estilo. Es más, te quiero ayudar a regresar."
- "¿A qué te refieres?"
- "Mi universo, al igual que el tuyo, fue destruido. Afortunadamente, fui acogido por los "Superiores" no mucho después de haber sido transportado de mi mundo a otro. Me dieron todo lo que necesite e incluso me asignaron un rol en su sistema, me prometieron que lograrían restaurar mi mundo tarde o temprano, y por eso me dieron el brazalete, para darme vida eterna siempre y cuando cumpliera con mi parte o hasta que restauraran mi mundo."
- "¿Y eso que tiene que ver conmigo? No eres uno de ellos propiamente, tampoco es que hagas milagros, ya lo dijiste, no puedes hacer nada contra el cataclismo"
- "Cierto. A lo que quiero llegar, es que no tengo nada mejor que hacer con lo que queda de mi vida, mi único propósito por siglos fue cosechar almas diarias y esperar con ansias que mi mundo fuera restaurado, cosa que nunca pasó. Así que decidí darle un propósito a mi vida de hoy en adelante. Dime, ¿Quisieras volver a Lydenfrost como que si nada de esto hubiese pasado?"
Hunter me miró confundido, pero interesado, es lo normal, pierdes tu hogar y al día siguiente lo quieres de vuelta.
- "¿Y cómo puercas piensas hacer eso?."
- "Existe otro mundo, del que salieron todos los demás, se dice que su núcleo contiene todo lo que ha existido y existirá y que solo con el simple hecho de tocarlo, te concederá un deseo, lo que más anheles en ese preciso instante. Los superiores le llaman "El Origen""
- "Lo que significa que..."
- "Puedes desear a Lydenfrost de vuelta y volver a tu vida de antes, como que si nada de esto hubiese pasado. Así que te pregunto... ¿Quisieras ir al Origen conmigo? De todas maneras no tienes nada más que hacer en este instante"
Hunter refunfuñó como que si no quería, pero al final aceptó.
- "Iré contigo, ¿Cuánto tiempo nos queda de vida?"
- "Aproximadamente, un año para ti. Para mí, no tengo ni la menor idea. Podría desvanecerme en cualquier momento, por eso debemos apurarnos."
- "Carajo."
- "Así que, si quieres vivir, será mejor que vayamos al norte."
Y así fue como Hunter y yo, partimos rumbo al norte del planeta, a través de las enormes dunas y el océano eterno de arena... Una aventura que ni siquiera sabia donde nos llevaría, ni cuanto duraría. Aunque si quiero seguir mis planes, debe de ser de menos de un año; una oportunidad así no se presenta todos los días.
Más tarde, ese día, Hunter me preguntó algo
- "Oye..."
- "Dime, Hunter."
- "Haz de esta caminata menos infernal y cuéntame sobre los "Superiores" y tú. Mi memoria está borrosa por el cataclismo y no recuerdo que pasó antes de eso, excepto un par de cosas."
- "No eres el único que perdió la memoria... Está bien... intentaré recordar... puede que no cuente todo al mínimo detalle, pero seguramente recordaras parte de ello una vez que aparezcas en la historia. Verás, todo comenzó hace mucho tiempo, aproximadamente... dos días atrás."