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Lottus (GL Independent History in Spanish)
Capítulo 6: Revelaciones inesperadas

Capítulo 6: Revelaciones inesperadas

Miko apenas había tenido tiempo de ordenar sus pensamientos cuando la expresión de Sasha cambió drásticamente. Sus ojos ámbar, usualmente calmados, se abrieron con sorpresa al fijarse en el moretón que adornaba la mejilla de Miko. Su rostro, que siempre parecía inmutable, se oscureció con una mezcla de enojo y preocupación.

—¿Quién te hizo eso? —preguntó con voz firme, rompiendo la serenidad que la caracterizaba.

La intensidad de sus palabras hizo que Miko retrocediera un poco, nerviosa.

—¿Fue tu novio? ¿Tu familia? ¿Quién fue? —insistió Sasha, inclinándose ligeramente hacia adelante, su postura tan imponente como siempre.

Miko parpadeó, sorprendida por el lado protector de Sasha. La agresividad de su tono no parecía dirigida a ella, sino a cualquier persona que pudiera haberla lastimado. Tragó saliva, incómoda ante la intensidad de la situación, pero finalmente negó con la cabeza.

—No... no fue nada de eso —dijo, levantando las manos en un gesto apaciguador—. Fue un accidente… algo que pasó durante el... ataque de la otra noche.

Sasha frunció el ceño, todavía con los puños cerrados sobre la mesa.

—¿Ataque?

Miko asintió, sintiendo cómo su garganta se cerraba al recordar los eventos traumáticos. Aunque la mirada de Sasha seguía fija en ella, firme y penetrante, Miko trató de explicarle.

—Estábamos… mi amiga Akeno y yo... unos tipos, de la Yakuza, nos atacaron en un callejón. Iban a hacernos cosas horribles, pero... unos extranjeros aparecieron justo a tiempo. Ellos nos salvaron.

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La tensión en los hombros de Sasha aumentó al escuchar la palabra "Yakuza". Sus labios se tensaron, y su mirada, que antes irradiaba enojo, ahora contenía un destello de culpa y nerviosismo. Levantó una mano para pasársela por el cabello, un gesto que Miko nunca la había visto hacer antes.

—¿Gabriel y sus amigos? —preguntó Sasha con un tono más bajo, casi para sí misma.

Miko asintió, sorprendida de que conociera sus nombres.

—Sí, ellos... ¿cómo lo sabes?

Antes de que Sasha pudiera responder, una mano se posó suavemente sobre su hombro. Miko levantó la vista y vio a Gabriel, quien se inclinó ligeramente hacia Sasha y comenzó a hablarle en un español rápido que Miko no entendió. Su tono era calmado, casi reconfortante, y mientras hablaba, Sasha parecía relajarse poco a poco. Sus hombros bajaron y su postura rígida se deshizo como si un peso invisible se hubiera aligerado.

Miko observó la interacción, sorprendida. Aunque no entendía las palabras, el efecto que Gabriel tuvo en Sasha era evidente. Después de un momento, Sasha suspiró profundamente y asintió antes de volver a mirar a Miko. Su semblante ahora era más tranquilo, aunque una leve sombra de vergüenza permanecía en sus ojos.

—¿Se conocen? —preguntó Miko, rompiendo el silencio, aunque su voz apenas salió audible.

Gabriel fue quien respondió primero, sonriendo.

—Claro que sí. Sasha es la razón por la que estamos aquí —dijo con orgullo, aunque su japonés era algo torpe—. Ella nos ayudó a venir a Japón y nos consiguió trabajo.

Miko se quedó boquiabierta, alternando la mirada entre Sasha y Gabriel.

—¿Qué? ¿Tú?

Sasha soltó una leve risa, aunque se notaba abochornada.

—Bueno… sí. Soy amiga de Gabriel desde hace años. Cuando decidieron venir a Japón, les ayudé a conseguir empleo y un lugar para quedarse. Este bar, de hecho... —Hizo un gesto con la mano, señalando el lugar—. Es mío.

La revelación dejó a Miko atónita. Miró alrededor del bar, las mesas, la música suave, el ambiente cálido. No se lo había imaginado en lo absoluto.

—¿Eres la dueña? —repitió Miko, incrédula.

Sasha asintió, con una leve sonrisa en los labios.

—Así es. Es un negocio pequeño, pero funciona. Y me permite ayudar a amigos como Gabriel y los demás cuando lo necesitan.

Miko no sabía qué decir. Había asumido tantas cosas sobre Sasha, sobre quién era y cómo vivía. Pero ahora, todo parecía más complejo. Era evidente que Sasha tenía una vida llena de matices, de conexiones profundas con personas que confiaban en ella.

—Yo… no sabía —admitió Miko, bajando la mirada.

—No tenías por qué saberlo —respondió Sasha con suavidad, su tono mucho menos intimidante que antes.

La conversación quedó en silencio por un momento. Miko jugaba nerviosamente con sus manos, aún sintiendo la incomodidad de estar frente a una mujer que parecía tener tantas capas desconocidas.

—Gracias por ayudar a tus amigos a estar aquí —dijo finalmente—. Si no fuera por ellos… no sé qué habría pasado conmigo y con Akeno.

Sasha la miró fijamente por un momento, como si estuviera evaluando sus palabras