Viví en Marte toda mi vida, rodeada de grandes personas y, siendo la única de mi edad en la colonia, siempre tuve la libertad de explorar y ser el centro de atención, por decirlo de una manera. Los aprecio tanto que, incluso ahora, sueño cada noche en volver con ellos.
Siento que les fallé, por no haber encontrado a Overwatch antes, por no tener una solución sin tener que haberlos abandonado. Porque sí, los he abandonado, eso es algo que aunque me rompe el corazón, lo tengo que aceptar.
Incluso si los salvo, ¿Volvería tan fácilmente a Marte? No, la Tierra me ha ofrecido tanto por explorar que pediría unas vacaciones aquí antes de volver. Pero aún así... Me niego a pensar que fue una despedida para siempre.
Ludwig es más perspicaz de lo que parece. Hace unos días fue el primero en notar que mi indecisión por la comida, ayudándome a decidir por su cuenta. En otra ocasión eso no sería más que una molestia, pero él simplemente supo cuando...
Lutz... No sé que pensar de él como persona, al final, fue la primera persona que conocí. Ese hecho ya hace que lo vea más especialmente que al resto, pero a la vez él mismo me da... escalofríos. ¡No! ¡No estoy diciendo que lo odie o que es alguna clase de malévolo cucarachón!
Parece que al igual que yo, creció sin mucho sentido común para hablar con personas de su misma edad, tal vez incluso peor que yo. Pero no es solo eso, su voz, su voz a veces parece no seguir su mirada, como si estuviera guardando algo.
No soy la única que lo piensa, la capitana Vivian parece saber más que yo al respecto, pero me entristece, sobre todo, que Lutz sea incapaz de confiar lo suficiente en mí para contarme lo que le sucede. Tal vez estoy siendo un poco desesperada... Sí, seguramente sea que, como él mismo dijo, no va quedarse en overwatch. Tengo miedo, un poco; al menos, de que se vaya y nunca vuelva a hablar con él nuevamente.
No puedo dejar que pase una segunda vez, esta vez... Lo convenceré.
Salimos del vehículo, con Ludwig rápidamente yendo a darle un chequeo rápido al MEKA de Hana, la cual lo había dejado temporalmente aparcado unas calles cerca de la Torre.
Creo que es algo relacionado con el asalto que hizo el grupo terrorista a Lucheng... Yo tampoco estaría segura de lo que pudieron ponerle, siendo sincera.
Una vez subida a su armadura, Hana se puso al frente de nosotros y avanzo con cautela. miré nerviosamente de lado a lado, arma en mano. Me da nervios pensar en que tendré que usarla con personas reales, pero por ellos, lo haré.
Veo a Angela decirle algo a Ludwig, no fui lo suficientemente atenta para escuchar lo que le dijo, pero sí que lo vi rápidamente moverse a la salida. Toma su lanzacohetes, el cual reconozco porque tiene una forma como una olla alargada.
Usa su mano de acero para posteriormente tomar un cohete y quien sabe que activando; termina subiéndose. Para cuando termino de procesarlo, él ya está volando a las plantas más altas.
—¿Estará bien? —pregunto con una tímida voz que no escapó a Hana.
-¡Preocúpate más por lo que sea que esté allá arriba, Juno! —comenta recobrando su tono de voz altivo y juguetón.
Tiene razón. Él es más capaz de lo que creo para este tipo de ocasiones.
El ascensor estaba roto, por lo que tuvimos que pasar a buscar las escaleras.
—¡Talon! —grita Mei y todos pudimos apreciar tropas vestidas con una armadura negra y cascos entre rojo y blanco.
Hana fue la primera en reaccionar cuando comenzaron a disparar, usando su matriz para bloquear sus disparos. Reaccioné después, usando mi anillo de velocidad para que tanto mi tía como Angela se pusieran a cubierto.
—¡No utilices tus misiles, Hana!
—¡Lo sé!
Entendí rápidamente sus palabras mientras me aprovecho de Hana como cobertura para disparar. Por suerte, tengo una gran puntería.
Mientras disparo, torpedos salen disparados de mi mochila, siendo que los míos son menos destructivos y con una puntería no aleatoria, me los permití.
Tres cayeron, avanzamos usando coberturas naturales para no sobrecargar el Meka de Dva.
—¿¡No quieren prender el monitor!?
—No es tiempo para bromas, Hana.
—¡Les socavo la moral!
Incluso sin decirlo, observamos como algunos, pese a todo su sinsentido de entrenamiento, se arriesgaban a salir a disparar nada tácticamente.
Ya quedando dos, sus nervios se pusieron lo suficientemente alto para rendirse. Rápidamente aprovechamos para ponerlos inconscientes y atarlos cerca del lugar.
Segundo piso, más tropas, pero ninguna en especial, además, ¿Dónde están los guardias de Lucheng Interstellar?
Mis preguntas son respondidas poco después de adentrarnos un poco más para limpiar el piso, mientras que Lutz se dedica a explorar desde el último piso.
—Parece ser que hicieron una barricada en el último piso, Angela, ¿Los ayudo a ellos o vuelvo por ustedes? —Oigo a Ludwig con una calma casi antinatural a través del intercomunicador.
—Haremos un ataque en pinza, ayúdales en lo que puedas, Ludwig.
—Entendido.
Segundo piso limpio... O eso pensábamos, una vez nos reunimos de vuelta frente a las escaleras vimos como bajaron de las escaleras más hombres de Talon, esta vez lideradas por un hombre de gran altura, rivalizando a Sir Wilhelm.
En sus manos, dos ametralladoras fueron la parte más destacable, pero no pudimos discernir si tenía una mirada confiada o no con el casco típico de los de su clase. Fruncí el ceño preparando mi arma.
—¡De aquí no pasarán!
Sus palabras quedaron en el aire en cuanto Hana activó sus micro misiles. Casi pude escuchar a Angela suspirar mientras nos poníamos a cubierto.
Para nuestra mala suerte, aunque perdió un brazo en el proceso, parece ser que su armadura es bastante más resistente de lo que parece. La sangre impregnó el piso, saliendo a montones de donde alguna vez fue su brazo. Intento no mirar para centrarme en lo importante.
—Maldición —comenta D.va volando detrás de una pared con rapidez antes de que él recobrase la adrenalina.
Su rugido nos erizó la piel pero más aún esa munición que erosionaba como mantequilla la pared. Lo que antes era un muro de gran grosor ahora solo eran enormes huecos llenos de humo y polvo.
Pero una vez paró de sonar, fueron segundos suficientes para que, principalmente Mei, modificase su tipo de disparo. Sus bloques de hielo no solo eran duros, sino que congelaban parte de las zonas afectadas, lo que hizo que fuera fácil parar rápidamente su posibilidad de recarga.
Hana fue la siguiente en atacar, usando los cohetes para arremeter contra él y aunque este intentó tirarla abajo, no pudo resistir el peso en el estado en el que quedó.
Tras atravesar una pared, el polvo nos impidió ver,pero los pasos eran claros. Hana volvía con una sonrisa en su rostro y su mecha casi intacto. Casi.
—Estarán concentrando sus fuerzas para no ser atrapados por nosotros.
—Concuerdo —dice Hana en respuesta mientras avanza a las escaleras.
Estoy más tranquila ahora. Tal vez que todo está saliendo bien... Si, ayuda.
The tale has been stolen; if detected on Amazon, report the violation.
Lo que más me preocupa conforme avanzamos de piso es la situación arriba, ¿Estará mejor que nosotros o peor?
—¿Cómo crees que le vaya a Lutz, tía Mai? —pregunto con un tono bastante claro.
Recibo una suave sonrisa que enmarca su rostro con belleza, pero es la señorita Ziegler la que me responde.
—Le mandamos en solitario porque es lo suficientemente capaz.
—Bueno... —Me paro a pensar un momento—. Sí, tienes razón. Solo me preocupa.
—Dein lieber Held estará bien, confía en él.
¿¡Eso es alemán!? Vaya dialecto más interesante, tendré que investigar cuando volvamos... para saber que es lo que me quiso decir.
Atravesamos planta tras planta posterior con más confianza. No por palabras dichas ni por ceguera, estaba cada vez más claro conforme subíamos que estaban intentando entrar.
Pero fue justamente el piso donde escuché a Angela mandar a Lutz que finalmente oímos combate. O al menos, lo que quedaba de él.
¡Alaridos de dolor sonaron incluso antes de llegar! Pude ver a mi tía erizar su piel con nervios. Eso no era un combate cualquiera, era una tortura.
Por no hablar de la habitación, que estaba en un punto irreconocible. Las paredes estaban hechas trizas, con marcas de golpes que incluso sorprende la estabilidad del edificio. El suelo estaba lleno de cadáveres de multitud de tamaños.
Pese a nuestra curiosidad, no pudimos quedarnos mucho tiempo a mirar ni extrañarnos con la falta de sangre pese a la cantidad de cadáveres esparcidos por el suelo... y por las paredes también.
Evadimos lo más que pudimos para seguir concentrados. Así, llegamos al último piso, pasando sobre el centro de control para la conexión con la oficina del CEO, la cual pudimos ver seguía bloqueada pues la puerta estaba cerrada.
Había algunos soldados de Talon, que entre miedo y nervios, fueron rápidamente capturados. Suspiro de alivio al ver a Lutz sano y salvo, pero no esperaba verlo en esta situación, no imaginaba que fuera tan... fuerte.
Sentí un poco de calor en mis mejillas inconscientemente, pero no le doy importancia por evitar ver los cadáveres tan faltos de sangre como muertos o al propio Ludwig, caminando con tranquilidad.
En su mano izquierda cargaba con un agarre en el cráneo uno de los hombres de gran tamaño con una agilidad casi antinatural. sus ojos parecían brillar con un rojo fuego casi como lámparas. No nos había notado aún.
Eso solo me dio tiempo para apreciarle con mayor detalle. Sus alas estaban extendidas al máximo, brillando incluso más que la última vez que las miré.
Se mueve lento, como si ya tuviera todo asegurado. Una vez deja en el suelo aquel hombre, parece relajarse un poco. Nos acercamos, siendo Hana la más animada a entrar en contacto con él. Yo siento que tal vez necesita un poco más de espacio antes de, pero ya que todas estamos acercándonos... Sigo detrás de Dva con interés.
—¡Lutz, querido! Terminaste siendo el mvp esta vez, felicidades —comenta con una suave risa mientras se acercaba —, a la próxima nos puedes dejar un poco más para nosotros, ¿No crees?
Le vi a los ojos, como poco a poco el brillo terminaba volviendo a la normalidad, sus ojos se tiñeron de gris y su compostura se volvió mas natural.
Curiosamente, tanto su ropa como sus manos estaban bastante limpias para alguien que hace un momento tenía la cabeza de un hombre con el cráneo abierto en su mano. Ignoro lo más que puedo como al soltarlo se esparce lo que parece ser parte de su cerebro.
—A la próxima podríamos haber venido directamente acá... Me duele la espalda de hacer carry al equipo —susurra acercándose a Hana. Me acerco más.
Finalmente me nota, dando una sonrisa agotada. Se lo devuelvo animadamente. Nos abrazamos un momento sin palabras.
No sé si es por ser la primera misión real o porque fue a él al que mandaron solo, pero al sentir que está aquí, conmigo... Con nosotros, me siento mejor.
Una vez nos separamos vemos a los guardias restantes, que estaban ayudando a Lutz poco antes de que llegásemos. Angela ya está reunido con lo que parece el jefe de guardia junto a Mei.
Nos acercamos también, ya con una Dva más relajada, dejando el Meka lo suficientemente alejado para no molestar a los demás.
—¿Dónde está la doctora Chao?
—Está en su oficina. Sigan recto, primera puerta a la derecha.
Sus palabras son dichas con una firmeza como piedra, posterior a la conversación, lo veo comenzar a guiar al resto del cuerpo.
Yo no me quedo mucho a apreciar, junto a los demás, rápidamente vamos siguiendo sus instrucciones hasta que llegamos al frente de la oficina donde reside la doctora.
Aunque mis nervios intentan volver, me resisto, Angela toca la puerta con fuerza.
—¿doctora Chao? Somos Overwatch.
Se escuchan pasos dentro. Abre la puerta un guardia notablemente femenino. Al fondo; está una mujer.
La doctora Chao es una mujer extremadamente delgada, sus ojos tienen unas ojeras bastante marcadas, labios resecos y con una ropa bastante simple, si se le puede llamar a un traje prácticamente preparado para volver al espacio.
No sé que puedo pensar para expresar lo que siento. Por una parte, vinimos hasta aquí porque es la persona que nos va ayudar, pero como contraparte... es la persona que no movió nada para ayudarnos.
Hana me toma del hombro, tal vez notando mi expresión en contradicción.
Lutz comenzó a ayudar a los guardias antes de quedarse a dar una charla con la doctora. Y tal vez debí hacerlo yo también, mis emociones al verla no son precisamente las más controladas.
Vemos como la guardia de su lado hace una despedida con una reverencia bastante curiosa, con una flexibilidad asombrosa.
Curiosamente... la guardia siguió de largo con dirección a mi Lutz... No lo pienso demasiado, devolviendo mi mirada y, principalmente, mi concentración.
Veo como la doctora me mira especialmente, una sonrisa enmarca su rostro como pintura en un cuadro. Me es incómodo, pero aún así tengo que quedarme.
—¿Y bien?
Angela se cruza de brazos ante sus palabras. Su voz es débil, especialmente ahora, que está enmarcada entre la duda y la arrogancia.
—No daremos la información sin la veracidad de que los colonos de Marte estarán a salvo.
Sus palabras son duras, pero yo también asiento mientras sostengo con fuerza mi arma.
Tal vez no sea la dialogadora entre las dos, pero sigo siendo una carta en la mesa junto a Mei.
La conversación entre Angela y la doctora Chao es todo menos lo fluida que esperaba. ¿No nos llamó ella para ayudar? ¿Entonces por qué ahora busca con tanto anhelo más de lo que ya tiene? No lo comprendo.
En algún punto de la conversación, llegaron a un acuerdo justo. O al menos eso vi yo; Angela terminó más cansada que el camino hasta acá, pero sus ojos demostraban alivio. Solo eso fue suficiente para sentirme más tranquila... Al menos hasta que nos despedimos.
Nos acompañó hasta la habitación de invitados, donde fue el enfrentamiento. Ahí, Lutz ya no estaba ayudando, estaba platicando con la guardia. Su rostro estaba serio, pero desde que lo vimos, no lo he visto sonreír como antes.
—Es todo un rompecorazones —Bromea Hana mientras me da unas palmadas en la espalda. Me río de su broma.
—Solo le falta un sombrero de vaquero para serlo.
Es en este momento donde podríamos habernos ido y recibir buenas noticias pocos días después, con un mensaje de mis padres diciéndome que ya están a salvo. Pero no. La doctora Chao no es alguien que se vaya sin decir las últimas palabras.
—A la próxima, pónganle correa a su perro. Ayudó bastante con la limpieza, eso sí —dice con tal tranquilidad que me aterra pensar el como alguien podría pensar así de un ser viviente—, pero si no tiene control será un peligro para ustedes. Si no pueden, podría contactaros con alguien bastante capaz para los de su clase, armas así no se ven todos los días.
Se claramente que se refiere a él. No solo porque es el único de nuestro grupo. Lo está viendo directamente mientras dice eso, ¿Cómo no sentirme enojada?
Es mi amigo. Al igual que Hana, ambas inconscientemente apretamos el arma en nuestras manos, no pude ver la expresión de mi tía, pero estoy segura que hasta ella se sintió ofendida.
—Ludwig no es un arma.
—¿Oh, en serio? —comenta con una sorpresa completamente fingida y sarcástica.
—doctora, es suficiente —dice Angela, logrando que ella se calle—. Vamos.
—Que tengan buenas noticias pronto, especialmente tú... Juno.
Mientras nos vamos, le veo con una expresión de enojo. Decido respirar ondo y calmarme. Lutz ya dejó de platicar con la susodicha y viene hacia nosotros.
Me sonríe a mí.
—¿Cómo les fue? —comenta mientras llega, esperando respuesta de cualquiera de nosotras.
—Ni te imaginas, la doctora Chao es odiosa como nadie.
No se ríe. Se acaricia el mentón con una expresión de ironía.
—Me lo esperaba, la verdad.
No puedo evitar soltar una pequeña risa con sus palabras, no por ser graciosas, sino por ser exactamente lo que esperaba. Directas.
—¿Oh, en serio? —respondo juguetonamente—, ¿Y cómo es que el gran Ludwig lo sabe? Espera... ¿¡La conociste antes que nosotros, no es así!? ¡Aprovechao!
—¿Por quien me tomas? No tengo razón de haberla visto —dice negando con la cabeza mientras camina con el resto—, solo que desde que la vi supe los de su tipo. Por eso me fui antes que hablar con ella.
Asiento con un leve sonido de afirmación mientras continuamos en dirección a las escaleras. Hana sigue con nosotros porque con fingida amabilidad, la doctora Chao dijo que ella ya se encargaría de devolverla como muestra de «gratitud».
—También —habla inesperadamente Lutz continuando su diálogo de hace unos momentos—. Ella nunca salió de su oficina sin importar qué hasta que todo terminó.
Sus palabras me intrigaron un poco.
—Lutz, ¿Cómo fue la pelea?
—Lamento no dejarte ver en primera plana la pelea —comenta con fingida tristeza—, a la próxima te llevaré palomitas y una soda de tu preferencia. ¿Qué tal?
Me río, honestamente no me esperaba un comentario así. No soy una fanática de las peleas, ¡Es simple curiosidad! Aunque grabarlo...
—Tal vez no sería mala idea, inmortalizarlo —Me muerdo inconscientemente el labio inferior, ladeando la cabeza al suelo por un segundo perdida en mis pensamientos.
—¿Qué? —Oigo decir a Lutz con auténtica confusión.
Un rojo enmarca mi rostro con auténtica vergüenza. ¡Lo dije en voz alta, que embarazoso!
—Más despacio Juno, tranquiliza esos malos pensamientos —me susurra Hana al lado con una risa de que lo había entendido mal.
—¡Yo...! no me refería a eso
Me intento explicar, pero mi voz fue bajando conforme hablaba.
—Ya ya —Me responde dándome unas palmadas en mi espalda —. Es normal tener esos pensamientos, ¡yo los tengo todo el tiempo!
Quise decir algo, pero la vergüenza solo me hizo quedarme callada.