Es un nuevo día, me siento relajado. El silencio posterior me abruma y me veo obligado a levantarme. Aún es temprano. Demasiado, tal vez; pues el sol no ha salido y el reloj marca las cinco.
—En verdad, que cómodo es el espacio en comparación —me susurro estirando mis brazos.
Una vez levantado, hice ejercicios ligeros que decidí hacer desde hoy. Llevo tiempo ya notando que al igual que Juno, es difícil acostumbrarse aún teniendo la tecnología para que no pase. Los movimientos son más pesados y el aire artificial que generan las máquinas es mayor que aquí, en la Tierra.
Una vez terminado, al fondo están las duchas individuales, donde justamente, me doy una ducha. El agua me relaja, mis alas se extienden en todo su esplendor y las cubro con agua. Su brillo es tenue, más que ayer.
—Lo sé, lo sé. Pronto tendrán comida.
¿Cuándo fue la última vez que comí? No debí quedarme jugando otra vez con Hana. Juno seguramente esté igual por la indecisión, es una ternura pero no saber que comer no es bueno para ella. La mejor decisión es darle algo y que vaya probando para saber que le gusta, sí. Haré eso.
Una vez cambiado. Salgo de mi habitación en dirección al segundo piso. Saludo a Mercy, que estaba saliendo de la suya recién, también. ¿Aunque no era su habitación la de al lado? No me interesa, tengo el hambre corroyendo mi ser. Nada que un asado no me quite.
No sé a quien le tocará cocinar hoy, pero estoy dispuesto a adelantarme. Tomo el manto de la cocina y checo el refrigerador, sacando ingredientes tanto para el marinado como para un acompañamiento. Haré bastante, así que no sé cuanto pueda tardar en cocinarlo todo.
—¿Desde cuándo eras cocinero, Lutz? —dice una voz que suena desde la puerta mientras cocino—. Huele muy bien.
—Fui enseñado por el mejor, Hana.
—Claro, eso dicen todos... ¿Harás para todos?
Asiento, tomando un gran plato para poner la carne terminada y que puedan tomarlo en sus propios platos... en cuanto estén aquí, claro.
—Espero hacer lo suficiente... ¿Te importa llamar a los demás, si es que desean desayunar ya?
—¡Claro, claro! Todo sea por el chef.
—Y por un buen platillo, solo para ti.
Oigo una risa en respuesta mientras la veo parándose y caminar a la salida.
La veo irse, al menos; temporalmente. Suspiro y sigo con mis cosas. Mejor pasarse antes que alguien se quede con hambre.
Tras un poco de tiempo comienza a llegar gente. La primera es Vivian, que entra con una mirada curiosa, observando la cocina.
—Buen día, capitana.
—Huele bien. ¿Has trabajado de chef?
—Es un honor que pienses así —comento inclinándome —, lastimosamente no. Pero tuve gracia de aprender de alguien que cocinaba.
Vivian sonríe y se sienta, tomando su celular para consultar quien sabe qué. En cambio, sigo cocinando a la par que espero que más gente llegue.
La siguiente viene acompañada, Mercy y Genji vienen juntos.
—Buen día Vivian, Ludwig —oigo a Mercy decir, Vivian responde ladeando la cabeza con afirmación.
—Buen día—dice igualmente Genji con un fuerte acento japonés. Debí suponerlo con esa espada de estilo japonés que carga a todos lados.
—Buenos días a ustedes dos, sí. Pueden sentarse, si lo desean, no sé si quieran comer ya o esperar al resto... suponiendo que vengan —comento lo último susurrando más para mí que para el resto.
Así, van llegando poco a poco más personas, siguiendo su orden, llegaron Lucio, D.va nuevamente, Cole, Winston el cual tengo curiosidad si también es omnívoro, no sé mucho de animales de la Tierra. Tracer también llegó poco después acompañada por Brigitte, que se emocionó al oler la comida.
—A Reinhardt le va encantar.
—Hablando del caballero —respondo inconscientemente, lo cual solo hace que reciba una sonrisa por parte de Brigitte.
De la puerta veo a Reinhardt en ropas casuales, entrando con Mei y Juno detrás. Al llegar, se para un momento fingiendo reconocer el olor.
—¡Ah, sí! ¡Huele a hogar! —ríe con emoción, Juno se acerca a la mesa, donde está la comida con una cara que reconozco perfectamente.
—Toma asiento, Juno, tienes mucho por probar.
—¡Sí! —responde haciendo un saludo militar pobremente y casi salta a tomar asiento.
Una vez todos tomaron asiento y comenzaban a tomar un respectivo platillo para comer, decido terminar, por lo menos por ahora, para tomar uno yo también y comer.
Estoy muerto de hambre y aún así ando aquí cocinando para más de diez personas. Molesto, pero al menos ya terminó.
Todos comemos a nuestro ritmo. Algunos más rápido, como Reinhardt, y otros como yo, que vivimos pausados. Reinhardt ríe, felicitándome por una buena comida. Otro de los datos más curiosos para mí al verlos comer es que Genji no es un ómnico, es humano... creo.
Lo sé porque lo estoy viendo quitarse la parte inferior de su máscara para comer, así que solo puedo llegar a conclusiones lamentables de porqué esta su situación así.
Después de un largo tiempo terminamos de comer, Juno me da un abrazo.
—¡Gracias por la comida, Lutz!
—Sí, sí, no te preocupes; cuando estés indecisa como estos días solo dime y te haré probar algo especial siempre.
Ella me sonríe y asiente, yéndose con Mei. Creo que están hablando de algo relacionado con su estancia aquí en la Tierra, pero no veo necesario inmiscuirme.
Me dispongo a lavar los platos, recibiendo la sorprendente ayuda de D.va, que me acompaña a dejar los platos en pedazo máquina que tienen aquí que lo limpia solos. ¿Por qué no pensé en algo así allá arriba?
—¿Por qué tan servicial ahora, Hana?
—¿¡Eh, pues qué piensas de mí!? —responde inflando las mejillas con enojo mientras se cruza de brazos con exageración.
Le miro levantando una ceja. Nos miramos mutuamente hasta que comprende.
—Ya entendí, tonto.
No respondo, solo formo una leve sonrisa mientras termino de acomodar los últimos platos.
—Estoy un poco nervioso, la verdad.
—La primera misión siempre es la peor, Lutz. No te preocupes—Me dice reconfortándome con una mano en mi hombro.
—No sé, siempre pasa algo más cuando estoy yo.
—Ahora me da más curiosidad de que hacías antes de llegar con nosotros, ¿Sabes?
Me río con nervios, tal vez más de los que me dieron por participar. Pero no es muy tarde para mí; mi salvación vino en forma de una mujer flotando con una particular alegría.
—¡Lutz! Que bueno que sigues acá —comenta alegremente acercándose a mí, notando a Dva a mi lado —. ¡Hana! No sabía que también te habías quedado también.
—Tenía que agradecer que se digna a cocinar cuando viene de una cultura patrimonio de la humanidad —responde jalando de mi mejilla sin cuidado.
Ruedo los ojos sin quejarme al respecto. Poco después para y mira a Juno, esperando a que continúe, lo cual yo también hago.
—¿Me buscabas para algo, Juno?
—¡Ah, sí! Pues... Ya que hoy es nuestra primera misión oficial juntos, tal vez quisiera que me ayudases a practicar antes de salir... Si quieres.
Poco a poco, su emoción y su voz fue bajando conforme seguía hablando, hasta quedar en casi un susurro en sus palabras finales. Lo cual es bastante tierno.
D.va dio una sonrisa misteriosa que no fui capaz de descifrar, yo en cambio asentí comprendiendo que al igual que yo, debe estar nerviosa. Y a diferencia mía, no creo que en Marte haya algo vivo más allá de su familia y tormentas de arena.
—Claro, Juno. Justo iba para allá también, aprovechando que aún queda para la reunión.
—¡Los acompaño! Tal vez así haga que me prestes esa gran arma que tienes ahí, Lutz.
—Primero quiero montar tu mecha, sigo sin entender como te parece cómodo estar sentada así —respondo recordando cuando vi el asiento del mecha. De mi parte, se ve incómodo en todo el sentido de la palabra.
—Lutz... No es por ofenderte pero eres demasiado robusto para entrar en mi mecha.
—¿Me estás diciendo gordo? —comento fingiendo estar ofendido.
—Sabes que no.
Seguimos hablando de cosas irrelevantes para la misión, pero que gustosamente seguí mientras caminamos al campo de entrenamiento, prácticamente mi segundo hogar desde que llegué aquí.
Saludé a los robots despreocupadamente con descuido, sentándome en un pequeño banco. Miro a Juno, que está emocionada, se nota en su rostro; seguido de Hana, que no puedo evitar suspirar ante su mirada fija en mi cañón de rieles.
No la va ver en acción en un largo tiempo, la munición es costosa para mí... lo que debo hacer. ¿Cuántas balas tengo antes de tener que recargar? Recuerdo que conseguí la suficiente para tres antes de cerrar... lo que pasó en ese momento.
If you spot this tale on Amazon, know that it has been stolen. Report the violation.
Traer recuerdos me hace doler la cabeza, estoy aquí para relajarme, ya no hay nada realmente peligroso, solo tengo que divertirme aquí en la Tierra.
—De nuevo.
—¡Son solo tres segundos de retraso, Lutz! —comenta con un tono cansado.
Llevamos un tiempo ya practicando la velocidad de Juno. Tiene fuerza y puntería, pero irónicamente se pone nerviosa al momento de llegar a más velocidad, supongo que por la diferencia entre Marte y la Tierra.
—Tres segundos son la diferencia entre la vida y la muerte, Juno.
—¡Eso te lo puedo confirmar yo también, Juno! —dice una voz. Todos volteamos a ver quien es...
—¡Lucio! Bueno verte, amigo mío.
—Hola —contesta también tímidamente Juno.
Yo inclino la cabeza a modo de saludo, pero viéndolo de otra manera, me acerco a traerlo más cerca.
—Mira, creo que él puede guiarte a como aprovechar tu velocidad, Juno.
—¡Sí, déjalo en manos de un experto!
—No es necesario halagarme tanto, solo se un par de cosas sobre velocidad.
Me reí sabiendo que ya lo hemos visto deslizarse con más veracidad de lo que yo hago en el campo de entrenamiento.
—No seas humilde ahora, Lucio. Venga, Juno, acércate.
Juno sonríe tomando un paso más cerca a nosotros, me da una mirada de seguridad y comienza a escuchar los consejos de Lucio.
Yo desconecto un poco, alejándome a mi banco de confianza, donde con mi clásica moneda en mano, jugando con ella. Aprecio ver a Lucio ayudando a Juno mientras Dva intenta ayudar a su manera, especialmente con el dolor de cabeza que tengo desde la mañana.
Verla intentarlo con tanto esmero sin siquiera usar ese anillo de velocidad que no me imagino hacer sin mis armas... Nunca me separaría de ellas, ¿No sería una locura? No quiero pensar en un ataque repentino solo defendiéndome solo con mis manos, lo que saldría de ahí no es nada bueno. Para mí.
Oigo un movimiento detrás de mí, a espaldas mías está la puerta que conecta con el resto, así que probablemente es alguien más que se une.
—Crecen tan rápido, ¿No? –La voz era suave y relajada, pero tenía un tono grave y nostálgico.
—Tengo un año más que ella, Sir Wilhelm.
La risa que siguió es cuanto menos notoria, pero no fue suficientemente fuerte para que los demás le notasen. Me mira y me da unas suaves palmadas en la espalda.
—Lo sé, Ludwig, pero estás aquí por ella, ¿No? Debes estar orgulloso.
—¿Cómo no estarlo? Ya tiene más confianza en sí misma y pronto deberían encontrar la razón de las tormentas que aíslan a su familia.
Le miro mientras hablo, ignorante de la sonrisa nostálgica que tuvo Reinhardt a mi lado. Sentí una presión en mi hombro y voltee a verlo de reojo.
—Sí, sí. Es bueno ver a los jóvenes felices.
—Siempre se debe velar por un lugar mejor, abuelo —comento sarcásticamente volviéndome a parar—. Bueno, es mi primera misión, ¿Algún consejo que nos quieras decir a Juno y a mí?
Volteo a verle, por supuesto, él también se levantó. y me extendió la mano. Correspondí el estrecho de manos con confianza.
—Siempre juntos, Ludwig Schwarz.
Una frase simple y clara. Entiendo, lo entiendo bien. ¿Entonces por qué su mirada me dice más de lo que me dice él mismo? Una mirada compleja que no llego a comprender del todo; nostálgica, tal vez. Pero también triste; ¿O es lástima?
Quiero preguntar, no niego la curiosidad. Pero no es algo que haré. No hoy, ni mañana; tal vez cuando sea el momento correcto o cuando comprenda lo que sucede. Seguramente es algo relacionado con el pasado en Overwatch, alguna pérdida de un compañero que no pudo proteger.
Así pues me separo para dirigirme con los demás.
—Gracias por el consejo, abuelo. Nos vemos después de la misión.
—Todos lo esperamos con ansias, Ludwig.
Juno estaba extendida por el suelo respirando con dificultad, estaba cansada, pero se le veía una sonrisa clara en su rostro. Lucio daba palabras de aliento mientras Hana solamente miraba con los brazos cruzados y una risa irónica.
—¡Eso es Juno, si pudiste!
Hana fue la primera en notarme, acercándose a mí mientras ponía sus manos detrás de su espalda.
—¿Fue una buena conversación con Reinhardt, Lutz?
—Bastante reveladora. Sí... Me hizo sentir como si fuera un padre viendo a su hijo dar los primeros pasos.
—O su primer vuelo, en este caso —bromea con una risa típica de ella mientras se acerca a una Juno levantándose ya una vez más relajada—. ¿Oíste eso Juno? Ya puedes llamar a Lutz papi.
Lucio río, pero Juno se enmarcó en un fuerte color rojo en todo su rostro.
—No la avergüences, Hana —comento yo antes de hacer una palmada para que no continúen la conversación—. Ah, sí: ¡Ya es hora!
—¿¡En serio!? —responde con emoción Juno.
—Pueden ir adelantándose, Juno, vamos por mi Mecha.
—¡Sí!
Lucio me mira y se encoge de hombros, no tomando relevancia para ninguno de los dos. Nos despedimos temporalmente y tomamos camino por adelantado al centro de comando.
—Ludwig, eso me recuerda. ¿Tienes algún animal favorito?
—Difícil pregunta, no conozco las más de diez mil especies que puedan existir en la Tierra para poder decidir con claridad ni las que conozco lo hago en profundidad. Pero si consideramos solo la apariencia y en cual preferiría tener en mis manos... —Lastimosamente, no se quedó en mi mente, por lo que continuo hablando intentando dar una respuesta más válida a su pregunta—. No tengo preferencias, ¿Tal vez el gato? Aunque el lobo siempre me ha fascinado, pero no soy particularmente fanático de las manadas... No lo sé, no lo sé.
—Uh... sí, puedo verlo.
No aprecio su mirada de desconcierto, pero la entiendo. Hablé de más, no con una respuesta clara y al final seguramente terminó dudando de cual es mi animal favorito. Una lástima, en verdad.
La enorme puerta oculta entre las piedras se muestra a través de un corto pasillo. Es aquí, el comando central. Una vez dentro, puedo ver el mapa activo en el medio, con tres personas alrededor. Sojourn, Winston y Mercy, respectivamente.
—Justo a tiempo. Ludwig... ¿Dónde está Song y Teo Minh?
—¡Aquí! —grita Hana llegando junto a Juno.
Ya había notado el mecha antes en una esquina, por lo que me pareció extraño que se hayan ido antes por él. Preguntaré después... Si es que Vivian no lo hace primero.
—Olvidé que mi mecha estaba aquí, tehee —dice haciendo un pequeño y suave golpe en la cabeza como gesto.
Me resisto a reírme, por fuera, por supuesto que internamente es otra cosa. Veo a Sojourn frotarse el dorso de la nariz. Juno no dijo nada, pero tanto su expresión como su lenguaje corporal lo dicen todo; vergüenza.
—Bien, capitana... ¿Podemos resumir la misión ya que ya estamos completos?
—Tienes razón, Ludwig. Vengan, acérquense —comenta ella mientras comienza a mover algo en el mapa.
Nos acercamos al mapa todos juntos y vemos como cambian las localizaciones hasta llegar a un nombre claro.
Torre Lijiang. Sí, no me suena de nada, solo me queda esperar a ver que dice al respecto.
—Esto tiene que ver contigo, Juno.
—¿Yo? —pregunta la mencionada apuntándose a sí misma sin terminar de comprender.
—Vuestra misión es entregar la información de Mei a la compañía Lucheng Interstellar. Son... la empresa origen de la promesa roja, la misión de tus padres, Teo Minh.
Me acerco a tomarla de la mano. Yo lo sé, reconozco el sentimiento que tiene de solo verla aunque intente ocultarlo a lo largo de los días. Yo sentiría rencor con ellos, con tantos años de indiferencia y solo ahora...
Yo tampoco he recibido respuestas, por lo que no puedo confortarla realmente.
Veo que Hana también intenta calmarla poniendo su mano en su hombro igualmente. Nos miramos con un entendimiento mutuo. Vivian continua hablando.
—Tenemos contacto con el CEO actual de la compañía y llegamos a un acuerdo para salvarlos, pero necesitan la información que recolectó Mei.
—¿Y es necesario que lo haga directamente Juno? —comenta Hana con algo de voz desmedida. Juno no dice nada, solo se queda mirando el mapa con quien sabe que pensamientos—, ¿Acaso los datos son tan intransferibles que es imposible no recibirlos en digital? Es solo un usb, ¿No es así?
Vivian frunce el ceño ante las palabras dichas, pero no responde, al menos, no en principio. De hecho; es como dice Hana. Vivian mueve su mano y saca lo que parece ser un dispositivo usb, pero no lo conecta, solo lo pone sobre la mesa.
—Es como dices, en situaciones normales tendríamos un contacto directo con Lucheng Interstellar, pero no es así. Hana, Talon nos está pisando donde menos esperamos y nosotros somos una organización ilegal, nos tienen en la mira desde todos los puntos. Enviar esta información, estos... datos de esa forma sería demasiado arriesgado.
—Siempre es más seguro entregar tú mismo y hacer lo mejor que puedas, ¿No es así? —pregunto esto último directamente a Juno, que estaba poniendo atención.
Veo su mirada, lo que realmente importa cuando vemos a las personas, donde antes hubo un momento de duda, ahora hay seguridad. De hecho, siempre la hubo, solo era un momento de debilidad, estoy seguro de ello. Me mira, formando una sonrisa. Sus ojos, de color café, resaltaron con fiereza.
—¡Debo hacerlo! —comenta con firmeza, volteando ver tanto a Hana, que esta a su lado como a Vivian, que está frente a nosotros—, por ellos.
Inevitablemente todos sonreímos ante sus palabras. No podemos negar que es un gran avance con la montaña de nervios que era en un inicio. ¿Posiblemente tenga que ver con la falta de personas de su edad en Marte?
—Bien, saldrán por la noche. Como es vuestra primera misión oficial, tendrán de guía a Mei y a Mercy.
—Sí, capitán —respondimos Juno y yo, mientras que Hana quedó con un «Sí, sí».
—Bien. Con eso dicho, pueden retirarse.
Todos proceden a irse prácticamente en orden, con Hana diciendo que juguemos unas últimas partidas o que le ayude a darle una última revisada a su mecha antes de irnos.
Antes de dar un paso al túnel que nos lleva fuera, oigo una voz llamándome.
—Una cosa antes de que te vayas, Ludwig.
—Dígame, capitán.
—¿Daría la casualidad que conozcas la compañía Schwarz?
Eso es una pregunta peligrosa y que no puedo responder, ¿Por qué ahora de todos los días? Sería un mejor momento al comenzar o al terminar mi trabajo aquí, no a la mitad... Demonios. Siento como si fuera a sudar...
—No puedo responder a esa pregunta, capitana.
No es la mejor decisión, no lo es, pero quiero creer, quiero creer en Overwatch y en lo que representa para el mundo antes que mentir y que sea descubierto más tarde.
Contrario a mis expectativas de más preguntas, ella solo sonríe y asiente.
—Gracias por ser lo más honesto que puedes, Ludwig. No te preocupes, nadie más sabe de ellos.
Sus palabras, aunque pudieran ser falsas el día de mañana, me hacen sentir un gran alivio. No es que me sienta culpable, pero la sola conexión con ellos me hace sentir repudiado, como si Juno fuera a alejarse de mí... ¡No! No puedo pensar así.
Pasa el tiempo,estamos reunidos frente a un monitor, tengo un control en mis manos y estoy disfrutando esta última tarde aquí antes de irnos a una misión que debería durar menos de una semana. Estoy ya en la última partida, por lo que aunque yo estoy agotado ellas siguen con un fuerte espíritu competitivo.
—¡Es injusto, Hana! —comenta Juno refunfuñando—, sabemos que eres la mejor de nosotros, entonces; ¿Por qué sigues eligiendo ese personaje tan roto y molesto?
—¡No está roto en mi rango! —responde con poca discreción, rápidamente guardando todo mientras habla—, además, yo siempre voy con todo, ¡Solo así puedo seguir siendo la mejor!
Observo todo desde la tranquilidad de no ser afectado por cosas así. Un juego para mí es solo para entretener, no veo porque Hana se lo toma tan seriamente, especialmente cuando solo estamos nosotros. Suspiro, levantándome de mi asiento y ayudando a limpiar todo.
—Tranquilas las dos —digo sin preocuparme—, es solo un juego, Juno... y Hana, ¿O acaso no puedes contra nosotros sin tu main?
La tensión se incrementó, eso estoy seguro. Ambas detienen su ayuda y me miran con lo que yo llamaría rabia. casi como una sola presencia, me hablan prácticamente lo mismo.
—¡Tú no digas nada, Lutz! ¡No entiendes la grandeza de un videojuego!
—¡Tú no digas nada, Lutz! ¡Lo divertido está en buscar ser el mejor!
Aunque sus palabras fueron distintas, ambas llegaron a un acuerdo tácito de unirse contra mí... y no veo forma de salir de esto. retrocedo un poco hasta la cama de Dva y me tropiezo, quedando a merced.
—¿Es muy tarde para decir que ambas son mi número 1 y que los videojuegos son lo mejor?
Ambas se miran, almohada en mano... Pero para mi mala suerte, no dicen nada. Solo se acercan peligrosamente mientras levantan la almohada.