—Esperen —dijo Aric—, hay algo que no cuadra.
El Basiligón miró con sorpresa a Aric.
El grupo se miró confundido y devolvieron sus miradas a Aric.
—El grupo anterior tuvo que enfrentarse a esta bestia. Suponiendo que respondieron todas las preguntas correctamente, algo tuvo que haber salido mal posterior a eso —dedujo Aric, confiado.
—Tiempo, Oscuridad, Leones Muertos —en este caso “Muerte”—, Amor y El Presente. Debe haber una conexión oculta en todo esto, algo que estamos pasando por alto.
La bestia miró satisfecho a Aric, quien se encontraba reflexionando sobre este acertijo oculto.
—El tiempo es lo que nos permite estar vivos, la oscuridad solo es la ausencia de la luz, la muerte es solo un paso de la vida, el amor es un estado que experimentan los seres vivos, y el presente es lo que sostiene esta experiencia —dijo Aric, plantándose confiado frente al Basiligón—. La respuesta oculta es Experiencia. Todo está conectado con nuestras vivencias y la forma en que experimentamos el estar vivos.
—¡Espléndido, joven! —le felicitó el Basiligón—. Has develado el verdadero acertijo. Como prueba de tu alto intelecto, te otorgaré mi bendición. Acércate sin temor.
Aric asintió y se acercó al Basiligón, el cual hinchó su pecho y liberó un soplido en todo el cuerpo de Aric. Una niebla lo cubrió y comenzó a orbitarlo hasta entrar por cada uno de sus poros.
—Además de la bendición, te he dado un obsequio especial —le dijo el Basiligón mientras se retiraba—. Lo descubrirás cuando sea necesario. Aprovecharé de decirles que la puerta que anteriormente se cerró está nuevamente abierta.
—Gracias, gran bestia —le agradeció Aric luego de recibir sus bendiciones.
—Esto lo mereces, joven guerrero, por ver más allá de la verdad —concluyó, viendo con respeto a nuestro muchacho.
Después de decir eso, la bestia se fue corriendo sin dejar rastro.
—Deberíamos volver al primer piso —dijo Sulfias—. Los demás deben estar preocupados.
—Ya escucharon a la líder —dijo Valerian—. Volvamos. Luego de reagruparnos avanzaremos hacia el sexto piso.
—Aric —dijo Sulfias, acercándose al muchacho—. Este jefe no era el que nos habías informado anteriormente. Me imagino que eso te tomó por sorpresa también.
—Así es, jefa. Anteriormente había una especie de minotauro, o eso es lo que había escuchado en los rumores —le respondió Aric.
—Debemos informar esto también al líder del gremio —dijo Sulfias—. Hay algo muy extraño ocurriendo en este laberinto.
Luego de volver al primer piso, el equipo tomó la piedra de sangre del altar. Esta estaba casi por completo consumida. La puerta de acceso al primer piso se abrió y pudieron salir de la pequeña sala.
Al salir, sus compañeros de grupo estaban haciendo guardia fuera de la puerta. Gobhiria fue la primera en levantarse.
—Líder —le habló aliviada a Sulfias—, ¿qué fue lo que pasó ahí dentro?
—Superamos el quinto piso —le respondió Sulfias.
Los demás aventureros que estaban por la zona y escucharon se entusiasmaron.
—¿Oyeron eso? —murmuraban—. El cuerpo de reconocimiento superó el quinto piso, es increíble.
Más murmullos alrededor.
—¿No están heridos? —preguntó Kaenia—. ¿Cómo vencieron al jefe?
—Hablemos de esto en la sala del gremio. Hay muchos oídos aquí. Aric, tú vendrás con nosotros esta vez.
—Como usted ordene, jefa —asintió Aric obedientemente—. Serpensq’i, vuelvan a la posada. Me reuniré con ustedes cuando termine mis asuntos.
Serpensq’i lo miró y asintió en silencio. Cuando Sulfias pasó cerca de él, le entregó la gema de sangre. Su rostro, que al principio era de felicidad, luego se tornó en asombro y finalmente en inquietud.
—Necesito que estudies el estado de esta gema —le pidió al orco—. Lamento pedirte cosas tan engorrosas.
—Para nada, líder —respondió Serpensq’i—. No hay problema, es mi líder después de todo.
—Qué orco tan galán —dijo entre risas y miradas coquetas—. Joven Aric, si no me equivoco, estamos en la temporada de especialización. El centro de Naas por lo general es muy concurrido en estos periodos, pero como ustedes están respaldados por el cuerpo de reconocimiento, podrán hacer su especialización antes de lo esperado.
—Líder, agradezco mucho su patrocinio —dijo Aric con una leve reverencia—. Aún no estoy muy seguro de qué camino debería tomar.
—Si estás teniendo dudas para elegir la especialización, podríamos ir donde una conocida que podría revelar tu potencial latente. Así no perderás años de tu vida descubriendo con qué eres más afín —dijo con sencillez y soltura—. Lucien, tú y tus amigas también tomarán la especialización, pero antes de eso tendremos unas cuantas sesiones de entrenamiento.
El rostro de Lucien se volvió pálido, pero sabía que Sulfias solo quería hacerla mejorar, por lo que, sin muchas ganas, aceptó su destino.
This tale has been unlawfully obtained from Royal Road. If you discover it on Amazon, kindly report it.
—Señorita Lysandra, tú, como asesina de dragones, que llevas una línea directa de sangre de dragón, necesitarás algunos elementos adicionales para tu especialización —le dijo Sulfias mientras la orbitaba como satélite.
—Me gustaría especializarme en la Línea de Sangre como tal —dijo Lysandra, muy segura de su decisión.
—¿Entiendes que, mientras más pura sea la Línea de Sangre, menos humana vas a ser? —Sulfias veía un dejo de vacilación en la expresión de Lysandra. Su certeza solo era una fachada—. Creo que necesitas más tiempo para tomar tu decisión. Como tu líder, te prohíbo tomar la especialización hasta que me demuestres tu determinación.
Lysandra miró al suelo al ser descubierta y apretó sus manos con frustración.
—Tranquila, Lys. Sé que tienes mucha presión sobre tus hombros. Sería imprudente que actuaras en base a aquello —le dijo Aric, intentando calmarla—. Líder, ¿es posible que Lysandra nos acompañe donde su conocida?
—Tienes un corazón bondadoso, Aric. Está bien —asintió Sulfias—. Lys, ve a despejarte. Aric y yo iremos a informar la situación. Luego de eso, iremos por ti a la posada.
Ya habiendo dado todas las instrucciones, el grupo se disolvió en sus direcciones designadas. Sulfias, Valerian y Aric se dirigieron a la sala de guerra del gremio de Naas, donde Thandor y Kardeniam discutían asuntos varios.
—La líder del cuerpo de reconocimiento les saluda —dijo Sulfias de forma elegante.
—Deja las formalidades, Sulfias. Puedo ver que trajiste a uno de los nuevos. ¿Quién es este pequeño? —preguntó curioso Thandor.
—Él es Aric, un Alto Humano. Sabe usar la espada, el hacha y tiene una gran afinidad con la magia. Fue la clave para superar el quinto piso —dijo orgullosa.
—Ho... hola, nobles ancianos —dijo Aric nervioso ante la presencia de los líderes del gremio.
—Puedes estar tranquilo, muchacho. ¿Con que un Alto Humano? Me imagino que no llevas mucho tiempo en la capital de Naas —dijo Thandor mientras se tocaba la barba—. Entonces, ¿cómo superaron el quinto piso?
Aric miró a Sulfias y esta le indicó con una sonrisa que respondiera.
Mientras el grupo tomaba asiento, Aric contó la historia, omitiendo los detalles sobre el hombre misterioso que le había dado las pistas. Lo que no sabía era que Kardeniam llevaba un ítem con una habilidad pasiva que impedía que las personas en el área pudieran mentir u omitir información.
Cuando el ítem comenzó a brillar, Thandor desvió su mirada hacia el objeto y liberó una inmensa presión sobre Aric, quien se estremeció e instintivamente tomó una posición defensiva llevando su mano al pomo de la espada. Sin embargo, antes de alcanzarla, Sulfias liberó una presión aún más grande sobre Thandor.
En el primer piso del gremio, los aventureros regulares sintieron la fuerte presión y se debilitaron; algunos se desmayaron, otros vomitaron arrodillados, y la mayoría no podía soportar el choque de tremendas fuerzas.
—¡Señorita Sulfias! —gritó Valerian, un poco incómodo. A pesar de poder resistir el choque de energía, aún le afectaba—. ¡Deténgase, por favor!
—¡Este pequeño mequetrefe! —rugió Thandor—. ¡¿Osas mentir frente a estos ancianos?!
—¡Lo siento, venerables! —gritó Aric, quien estaba siendo protegido por el aura de Sulfias—. ¡Hay cosas que no puedo revelar! ¡Nada de lo que dije es mentira!
El ítem dejó de brillar, indicando que Aric no mentía con su afirmación. Thandor y Sulfias detuvieron su choque de energías.
—Con que así son las cosas —dijo Thandor con un tono relajado—. ¡Ja, ja, ja! Bien, chico, dejemos el malentendido atrás. Entonces, en resumidas cuentas, en tu tierra natal, una persona nacida con el don de la clarividencia te mencionó que debías enfrentar a un minotauro y te indicó cuál era su punto débil.
—Más o menos. Fue muy específico en decirme que debía atraer a un grupo de personas conmigo y decirles que sabía cómo vencer al jefe del quinto piso —dijo Aric, intentando recordar al clarividente, pero solo logró evocar un rostro caricaturesco cubierto con una capucha—. Me dijo que el minotauro aparecería en el quinto piso y que debía “ver más allá de la verdad”.
Aric se quedó pensando mientras esa frase se repetía en sus pensamientos.
—Mmm... creo que estoy comenzando a entender —dijo Sulfias, meditativa—. ¿No fue exactamente eso lo que la Gran Bestia te dijo?
—Es verdad, joven Aric —dijo Valerian, uniéndose a la conversación—. Después de darte las bendiciones, te dijo que las merecías por “ver más allá de la verdad”.
—Ya entiendo. Si hubiéramos intentado avanzar al sexto piso después de los acertijos del Basiligón, probablemente este habría cambiado su forma a la de un Minotauro de alto nivel, con el cual hubiéramos tenido que pelear a muerte —concluyó Sulfias—. Es lo que más sentido me hace.
—Pues ahora que la clave para pasar al sexto piso ha sido develada, solo el cuerpo de reconocimiento es capaz de pasar. No va a pasar mucho tiempo antes de que el método se vuelva conocido por muchos. Si nadie es capaz de superar los acertijos del Basiligón, me temo que perderemos una gran cantidad de jóvenes promesas —reflexionó Kardeniam—. Thandor, creo que debemos hacer un aviso público.
—Tienes razón, viejo amigo. No podemos permitirnos esa gran pérdida a manos de esa poderosa bestia. Ahora sabemos por qué ningún equipo ha retornado con el método, después de tantos intentos fallidos —respondió Thandor rápidamente a Kardeniam—. Tengo entendido que comenzó la temporada de especialización. En una semana más, sellaremos la entrada al laberinto hasta que la temporada haya terminado.
—Como usted ordene, Gran Anciano —respondió Sulfias haciendo una reverencia.
—¡Mocosa astuta! No me vengas con tus formalidades después de ser tan rebelde conmigo —dijo Thandor a regañadientes—. Aaahh... —suspiró—. No sé por qué me molesto, si siempre fue así contigo y con ese chico Valerian. Por lo menos él sí sabe comportarse... Para el cuerpo de reconocimiento, la misión será distinta. Ya que el sello que usaremos es bidireccional, tendrán que quedarse dentro del laberinto durante toda la semana que esté sellado. Esta vez, como es una petición extraoficial, el gremio se hará cargo de todos los gastos de alimentación, y tendremos todo listo para el momento del cierre. Pueden comenzar sus preparativos adicionales.
—Como usted ordene, Gran Anciano —dijo Valerian—. Vamos, muchacho.
—Ah, una cosa más —interrumpió Thandor, levantándose de su asiento—. Joven Aric, Sulfias mencionó que tienes una buena afinidad con la magia.
—Así es, Gran Anciano —respondió Aric, un poco inseguro.
—Acércate, muchacho. Este anciano te compartirá un poco de su sabiduría —dijo, levantando las manos hacia Aric.
Una inmensa presión aplastó a Aric, quien intentó resistirla. Sin embargo, al no poder, tuvo que arrodillarse. Su nariz y sus orejas comenzaron a sangrar.
—¡Oye, viejo loco! ¿Piensas matar al chico? —le gritó Sulfias—. ¿Qué tipo de poder le estás dando?
—¡Estoy bien! —gritó Aric mientras tosía sangre.
—¡Claro que no! —exclamó Valerian—. ¡Gran Anciano, si continúa así, el chico resultará gravemente herido!
—Él no ha pedido que se detenga —intervino Kardeniam.
Sulfias, ansiosa, se abalanzó sobre Thandor para detenerlo, pero fue repelida por Kardeniam.
—¿Acaso no confías en las próximas generaciones? —le gritó Kardeniam, creando una poderosa barrera alrededor de Aric y Thandor, impidiendo que intervinieran.
—¡Thandor! —le gritó Sulfias—. ¡Detente!
—¡Estoy bien! —volvió a gritar Aric. Con mucha dificultad, se levantó nuevamente. Resistiendo la inmensa presión que ejercía la transferencia de poder de Thandor, recibió la energía del anciano.
Segundos después, la transferencia se completó. Aric, que apenas se mantenía en pie, se descompensó frente a Thandor.
—Hoho... este joven es más resistente de lo que aparenta —dijo el anciano, sosteniendo al tambaleante muchacho—. Creo que eres lo suficientemente apto para ser mi aprendiz.
—¡En tus sueños, viejo demente! ¡Tú como su maestro probablemente lo terminarías matando!—le gritó Sulfias, alejando a Aric de él—. Será mejor que nos vayamos.
Valerian ayudó a Aric a caminar. Al sentir el apoyo, el joven se relajó tanto que perdió el conocimiento.
—Dos días —concluyó Thandor—. Dale dos días conmigo y deja que tome una decisión por sí mismo.
Sin responder, el trío salió de la sala de guerra solo para encontrarse con las miradas curiosas de los aventureros regulares. Se retiraron rápidamente de la sede del gremio y se dirigieron a la posada.