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Capitulo 7: El Oeste

Capitulo 7: El Oeste

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Cerwyn caminó de vuelta hacia Linway, el cual estaba sentado en aquel árbol, con Launya platicandole algo en su idioma.

— Nyami mui sumi miamianya — Decía con alegría Launya, haciendo señas que, Linway no entendía ni un poco.

El joven noble, se limitaba a asentir con una sonrisa, y de vez en cuando hacía expresiones de asombro e interés, y cuando Launya reía, el lo hacía de la misma forma, aunque no entendiese de lo que hablaba o el chiste mismo.

— Disculpe la tardanza, señor Lin- — Cerwyn intentó disculparse, pero Linway lo interrumpió abriendo la palma de su mano hacia su hocico, callandolo

— Espera, deja que termine de platicarme — Dijo sin siquiera voltear hacia Cerwyn. Con una mirada de interés hacia Launya

Cerwyn sonrió y soltó un par de suaves risas, pues sabía que Linway claramente no estaba entendiendo nada.

— ¿Sabía usted, señor Linway, que, en el lenguaje Semi-Felino no existe algo parecido a platicar? — Preguntó Cerwyn con amabilidad

— ¿Como no? — Preguntó Linway, difiriendo de Cerwyn, pues justamente Launya estaba platicando con el

— Su lenguaje está menos desarrollado. Hablan en indicaciónes y palabras clave. ¿Acaso cree que podrían hablar extensamente como nosotros, solo diciendo nya y miau? — Preguntó Cerwyn, mientras Launya seguía hablando, como si este no se encontrara ahí, aunque ahora ya no le prestaban atención, y cuando se dio cuenta, estando al fondo, bajó las orejas y se quedó callada observandolos

— ¿Y entonces que está diciendo? — Preguntó Linway

— Puedes interpretarlo si conoces sus palabras clave, afortunadamente esa es la sencilleza de conocer su lengua. Es como saber identificar sus maullidos.

Por ejemplo, ahora mismo solo estaba diciendo "Bestia, grande, cazar, yo. ¿Hombre, gigante, Linway, bestia, cazar? " — Tradujo Cerwyn, mientras levantaba su mano para acariciarle la cabeza a Launya, notando su desánimo

— ¡Oh! Pues si que es más crudo, pero entonces si se puede charlar con ella...

No, no, yo no cazo. Mi hermano menor, Linway chiquito, Louisse, el si caza. — Negó con la cabeza Linway mientras, intentaba comunicarle lo que decía a Launya con señas

Así mismo, Launya también fingía entender, haciendo un rostro impresionado

— ¿Tu nyo caza? ¡Mia compañyar! — Dijo Launya, y tomó a Linway del brazo, jalandolo hacia el bosque, con Cerwyn siguiéndolos por detrás

— Comienzo a sospechar que si nos entiende, Cerwyn — Dijo Linway, con un poco de recelo al ver que Launya lograba hablar en idioma humano de vez en cuando, mientras era jalado por esta misma

— Quizás, podría ser que ella también entienda las palabras clave de tu habla. — Dijo Cerwyn, acariciando su barbilla y acelerando el paso para seguirlos — Me parece sinceramente adorable tu actitud ante esta gente. Usualmente, incluso si son gente libre, nos ven a los Feralis como animales o mascotas, incluso como niños. Pero pareces tratar a la joven Launya como si fuese una persona más. — Dijo con una sonrisa, mientras se frotaba una asta

— ¿Pues, son personas, no? — Dijo Linway con obviedad

— Claro. Pero para los demás no tenemos muchas diferencias con los animales. — Explicó Cerwyn

Entonces, Launya de pronto se colocó en cuatro patas en el suelo, y dió un salto, atrapando a algo con sus colmillos. Cuando levantó la mirada y Cerwyn y Linway observaron qué es lo que había atrapado, tenía a un conejo enganchado en sus colmillos, sosteniendolo por el cuello. Entonces, se acercó con una sonrisa y aquel marchito conejo en sus pequeñas fauces llenas de su sangre.

— Miamiany — Dijo la chica felina, mientras sacudia al conejo frente a Linway

— ¿Q-Que? — Preguntó Linway, bastante sorprendido, sin entender lo que Launya quería

— Creo que se lo está ofreciendo. Parece que le cayó muy bien, señor Linway, tanto que ahora le quiere alimentar — Dijo Linway, desviando la mirada ligeramente incómodo

— ¿Por que no lo pruebas tu primero, Cerwyn — Dijo Linway con una sonrisa forzada

— No gracias, ya comí. Además, soy un ciervo, soy herviboro. — Dijo, mientras arrancaba un manojo de hierba a un lado, y comenzaba a masticarlo, fingiendo que le gustaba y ocultando su expresión de asco trás una sonrisa

— Bueno, pues ya ni modo... — Dijo Linway, rindiendose y con un tono desanimado, tomando el conejo y preparando todo su valor para darle una mordida, en la que logró arrancar un pedazo de carne ensangrentado. Comenzó a masticarlo fingiendo una expresión de disfrute, para no faltarle al respeto a él gesto de Launya.

— ¡Hmm! Delicioso. Pero, ¿Que tal si, lo cocinamos? Así de que, fum fum, fuego — Dijo Linway, mientras se sentía mal por comérselo, pues le recordaba a su sirvienta Mishka, la cual justamente era una Ferali Semi-Conejo.

— Waaah, ni ni — Dijo Launya, asintiendo y tomó a Linway de nuevo de la muñeca, para jalarlo hacia una pequeña hoguera al final de uno de los caminos que llevaba a la casa de el líder de los Ferali. Así, se sentó junto a el par de nobles, y comenzó a cocinar el conejo, ensartandolo en un palo y extendiendolo a la hoguera como si fuera un bombón

— ¿Ves? Te digo que si me entiende — Dijo Linway con una sonrisa hacia Cerwyn

— Bueno, no sería la única semibestia en esta aldea qué conoce el idioma humano. Si no estoy mal, ella es la líder de los exploradores. Quizá en su constante interacción con Billy y sus invitados, aprendió un poco de humano.

¡Ah! Nos dimos muchos rodeos. Ya recordé lo que quería decirte, Linway. El líder de los Feralis semi-caninos, me informó que, han estado alejando su pueblo de las montañas del oeste, ya que han visto luces aterrorizantes y escuchado fuertes truenos. Dicen que seguramente son demonios y monstruos antiguos. Es por eso que han comenzado a desplazar los campamentos hacia el norte, osea Mostiberio, para así alejarse de las zonas con truenos — Explicó Cerwyn con calma y detalle

— ¿Entonces todo es por eso? ¿Y que les propusiste? — Preguntó Linway

— Les dije que, si lograbamos solucionar el problema con los truenos, volvieran a su territorio. Afortunadamente aceptaron, aunque sinceramente no soy un aventurero como tu, así que tendrás que encargarte solo. No tengo un mínimo conocimiento en la exploración ni el combate en caso de toparnos con algún monstruo, y solo sería un estorbo — Pidió Cerwyn, explicandose, aprovechando que Linway ya estaba ahí

— Waaah, ni ni ni, mial fuuuum, mia ghhhhh, shuu, mauuu — Contestó Launya a Cerwyn, siseando al final y esponjando su pelaje, con una expresión que rozaba el enojo y el miedo, mientras le daba una mordida a su conejo asado

— ¿En serio? Vaya... Entonces eso significa que esos truenos deben ser muy fuertes para escucharse inclusive hasta aquí.

Ella dijo "Ohh, si, si, el cielo explotó y yo me molesté mucho. El sonido era muy fuerte y me dolió" — Respondió y tradujo Cerwyn

Linway se llevó el dedo al mentón, pensando — Hmmm... Bueno, entonces iré a revisar al oeste, evitaré acercarme al pueblo de los Ferali caninos. — Dijo, levantándose, y tomando su mochila

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Launya le tomó la muñeca de nuevo, intentado detenerlo, pero solamente logró ser jalada a causa de el impulso de Linway. Este regresó la mirada, confundido y preocupado por haberla lastimado

— ¡Oh! Launya, ¿estás bien? —

Launya levantó el dedo pulgar y sonrió. — Mia ni. — Comenzó a señalarlo y negar con la cabeza, y después hizo una seña de dormir, para después señalar al cielo

— Intenta decirte que es mejor dormir, pues ya es muy noche — Explicó Cerwyn — Te recomendaría lo mismo, eres un humano. Tu vista en la noche no es mejor que la de todas las bestias que se esconden en Berimastia — Sugirió Cerwyn

— Hmm... Pues bueno, a mimir. — Dijo Linway, sin rezongar un poco

— La gente del pueblo nos dejará dormir en su territorio, así que dormiremos en esta hoguera, aprovechando que Launya nos trajo aquí, así que, póngase cómodo, joven Linway — Dijo Cerwyn, mientras se desaflojaba la corbata

Mientras Cerwyn sacaba una bolsa de dormir y la ponía cerca de el fuego para dormir calentito, Linway intentó acostarse sobre el tronco en el que estaba sentado, para dormir sobre el, pues no tenía una bolsa de dormir y de lo contrario, dormiría en el piso, sobre la tierra

— Waaah, nyapi — Dijo Launya, mientras entraba a una de las casas de campaña, para sacar una bolsa de dormir hecha de pieles animales. La colocó igualmente cerca de el fuego, y se subió encima. Arrodillada y inclinándose hacia abajo. Comenzó a amasar la bolsa de dormir con una pasión y emoción indescriptibles. Sonreía con determinación, como si terminar de amasar esa bolsa fuera el logro más anhelado. Después de unos 15 minutos, y de que Cerwyn se quedase dormido, así como Linway también se durmiese sentado en el tronco, terminó de amasar la bolsa de dormir.

Pero cuando regresó su mirada hacía Linway y vió que este ya se había dormido, Launya se molestó, frunció el ceño mientras veía fijamente a Linway, y entonces le mordió el brazo.

— ¡¿Ah?! ¡¿Que paso?! — Preguntó Linway, asustado y viendo a todos lados

Entonces, con una expresión molesta, Launya señaló la bolsa de dormir. — Mwagh — Exclamó molesta, y volteó la mirada para después meterse a su casa de campaña

Linway no entendía absolutamente nada, ni por que Launya estaba enojada, pero el cansancio de el viaje y de todo el día, le hizo simplemente decidir meterse en la bolsa y quedarse profundamente dormido.

Mientras tanto, justo cuando la noche caía, Celeste vendaba con cuidado a Varus, el cual a su vez, vendaba la cola de Hyenaris, su pequeño dragón.

— Au... Auuch — Quejándose, Varus daba pequeños saltitos de dolor

— ¡Deja de moverte, Varus! ¡Te va a doler más si no te quedas quieto! — Regañó Celeste a su compañero, y entonces apretó con fuerza las vendas

— ¡Aaah, auch! ¡Eso duele horrible! — Siguió quejándose, sin poder evitar moverse y gritar

— ¡Ya, ya! Garyndor no tarda en llegar. De hecho, ahora que veo que se ha ocultado el sol, debe de estar muy cerca — Dijo Celeste, viendo hacia el cielo — Cuando llegue, usará un conjuro de sanción sobre sus heridas. Solo aguanta un poco más —

Hyenaris, por su parte, no se quejaba ni un poco. A pesar de ser más delgadas y pequeñas, sus escamas le habían protegido muy bien de los rasguños.

En el cielo, un aleteo comenzó a escucharse, y así, Varus, suspiró con alivio, sentándose en el suelo y apoyando la espalda en la barriga de Hyenaris.

Entonces, un enorme dragón, el doble de grande que el de Celeste, y de un color verde jade, con largos cuernos curvados, y unas alas delgadas a lo ancho, pero más grandes a lo largo, aterrizó sobre la montaña, y de este bajó una persona;

Era un draconido, un hombre dragón. Tenía una anatomía muy parecida a la de un ser humano, pero enormes escamas alrededor de su cuerpo, así como aquel distintivo hocico de un dragón lleno de colmillos y sus cuernos largos y afilados. Aquel draconido tenía ojos amarillos y escamas verdes

— ¡Garyndor! Varus y su dragón sufrieron un accidente, culpa de un grifo salvaje, y ahora están ambos heridos. Por favor, sanale con tu magia — Avisó Celeste a aquel draconido.

Garyndor, el cual vestía una armadura completa, de el mismo color que sus escamas, pero más oscuro, así como las de sus compañeros, se acercó hacia ellos. — ¿Un grifo? — Preguntó, mientras extendía la palma de su mano a la espalda de Varus, la cual estaba obviamente vendada. Entonces pronunció algunas palabras antiguas en el idioma de los dragones, y un brillo verdoso salió de la herida de Varus, la cual sanó inmediatamente. Entonces, también apuntó su mano a la cola de Hyenaris para hacer lo mismo

— Espero que la capital no se entere de tal insulto. Un elfo jinete de dragones y su dragón, siendo heridos por un simple grifo. No pediré explicación alguna. Mejor, quiero que me digan si han logrado reconocer el terreno cercano — Preguntó, mientras sacaba un mapa

— Si... Verás, Garyndor. El Oeste está lleno de gente animal y gente monstruo. El centro está poblado por las hadas, no es recomendable pisar su territorio, ya que son demasiadas, y incluso, han perseguido a mi dragón para echarnos. Aunque, hay una ciudad poblada con humanos en el centro. Mientras que, el este, está poblado con gente salvaje — Informó Celeste a su superior

— Bien... Me parece más que perfecto. Entonces, aprovecharemos que tenemos paso libre en el este, para instalar fuertes y puntos de control. — Dijo mientras observaba con cuidado el mapa

— Solamente hay un problema... A causa de el accidente hubo un alboroto, fuimos visto por un civil... — confesó con algo de miedo en su voz... Sin saber, que aquel "Civil" era el soldado encubierto enviado por Queenlanding, para terminar descubriendolos. Y gracias al accidente causado por Varus, ahora ese "Civil" había enviado un mensaje a Queenlanding;

"Mi rey. Sospecho haber encontrado la solución de la profecía. Pero primero, necesito respaldarla. Le pido por favor, que envíe apoyo. Apoyo bien preparado. Si puede enviar a Erron Sanss y a Isavis Arya, estoy seguro que esta misión se concluiría en un chasquear de dedos."

Al despertar, después de haberse quedado profundamente dormido, por la relajación de el té, salió de la cabaña a escondidas, y envío un animal mensajero creado con magia, el cual tardó pocos minutos en entregar el mensaje a su superior.

Para fortuna de Kronus, Erron Sanss se encontraba cerca, por lo cual no demoró mucho en acercarse a los límites de Mostiberio.

Y ahí fué donde tuvo un desagradable encuentro con los más jóvenes hermanos de la familia Chernikov.

Louisse comenzó a abrir los ojos de forma intermitente, mientras enseguida Cella gritó — ¡Mamá, mamá! El niño ya despertó! —

Enseguida, Selines corrió hacia los sillones para revisar a Louisse. Comenzó a chasquear sus dedos en la cara de este mismo, y hacerle extrañas pruebas acerca de sus sentidos.

— Vale muchacho, dime, ¿puedes ver claramente mis dedos? — Decía mientras levantaba un par de dedos

— ¿E-Eh? — Sin entender, Louisse analizó toda la habitación con la mirada

— ¿Puedes ver claramente mis dedos? — Volvió a preguntar

Louisse ignoró su pregunta, se levantó de golpe, aunque aún estando sentado en aquel sillón, y preguntó — ¿Y Sombrita? ¿Y el Grifo? ¿Y Francois? — Denotando la preocupación en su voz.

Selines suspiró, mientras la niña comenzó a reírse silenciosamente.

— Ahh... Que bueno que estás bien, muchacho... Tu mascota ya está bien. El monstruo, lo sané y se marchó. Y tu hermano está durmiendo profundamente. El está bien. Pero le di un té para hacerlo dormir un buen rato. Estaba de terco con quedarse despierto hasta que comprobara qué estabas bien, y no tuve opción. — Explicó, señalando al otro sillón, donde se encontraba Francois durmiendo, aunque en cuestión de segundos, este se levantó de golpe y gritó el nombre de su hermano

— ¡Louisse! — Viendo a todos lados.

Louisse se levantó muy adolorido, y se paró frente s su hermano — Estoy bien. Todo está bien. Gracias por habernos salvado, hermano —

Enseguida, Francois se frotó los ojos y suspiró, aliviado

— Tus piezas de armadura están por aquí... Aunque, cuando llegaste no traías tu hacha ni tu pechera — Explicó Selines mientras señalaba la mesa, donde estaba su armadura bien acomodada

— Ahh... No te preocupes, es lo de menos — Dijo Francois, bastante relajado aunque se notaba que estaba algo agitado...

Louisse se sentó a un lado del cojín donde estaba Sombrita, durmiendo hecha bolita, y la acarició suavemente, esta, ronroneando como respuesta.

Después de unos minutos de un silencioso en el que todos se recompusieron, Francois se levantó y se comenzó a colocar su armadura de nuevo. Mientras que arrancaba una aguamarina que adornaba el pecho de Francois para ponerle sobre la mesa, como pago — Bien. Debo cumplir una misión muy importante. Así que, nos vemos. Te lo agradezco de corazón... — Hizo una pequeña pausa, intentando recordar si si quiera conocía el nombre de la curandera — ¿Como te llamas? —

Selines sonrió — Selines. Selines Mint. Al contrario, te agradezco a ti por haber salvado a mi hija el día de ayer — Agradeció con sinceridad

— ¿Hija? Pero si te ves de mi edad haha — Respondió Francois mientras terminaba de ponerse las grebas

— ¡Es mi mami! — Dijo Cella, abrazando el pie de Selines.

— ¿Cuantos años tienes, Francois? — Preguntó Selines

— Dieciocho — Respondió brevemente Francois, abrochándose los brazales

Selines se rió ligeramente — Entonces no tengo tu edad para nada, soy mucho mayor que tu. Aunque voy a reconocerte que eres muy valiente y fuerte para tu edad — halagó a Francois con un brillo en sus ojos

— Solamente hago lo que un caballero debe hacer. En fin, me retiro. Quédate a descansar otro rato, Louisse — Ordenó a su hermano

— ¡No! Iré contigo, Francois — Dijo levantándose y tomando a Sombrita en sus brazos para seguirlo — Además te falta una parte de tu armadura y tu arma. Necesitas que te acompañe —

Francois soltó un par de risas a causa de las palabras de su hermano. — Bien. Pero si algo ocurre, escóndete. Y no apuñales a nadie por la espalda... A menos que ese nadie tampoco tenga honor —

— ¡Espera! — Dijo Selines, bajando a su sótano y después de unos largos minutos, llevando una espada con un guardamano azul turquesa, y un pomo del mismo color, con un filo brillante en plata, el cual tenía un ligero brillo azul igualmente. — Toma... Era la espada de mi padre — Sin importarle el valor de esa espada, se la ofreció a su héroe

— ¿Estás segura? No puedo aceptar una espada familiar así por que si... — Preguntó Francois, mientras observaba la espada

Selines, sabiendo que Francois seguiría negándose, dijo — No es necesario que te la quedes para siempre... Tómala, prometiendo que regresarás a salvo, y entonces la entregas de vuelta — Propuso Selines, sabiéndo que un caballero nunca rechazaría aquella propuesta

Francois pensó unos momentos, y entonces asintió, tomando la espada y abriendo la puerta frente a el, despidiéndose junto a Louisse y Sombrita...