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Capitulo 9: Truenos

Capitulo 9: Truenos

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Linway se levantó por la mañana, antes de que los dormilones Ferali lo hicieran... Ellos solían dormir al menos 16 horas, aunque no siempre eran seguidas, a veces era de forma intermitente, pero esta vez, se notaba que los felinos del pueblo apenas estaban entrando en el reino de los sueños...

Tomó su mochila y vió que a su lado, Cerwyn también se preparaba para marcharse... — Hey, Cerwyn... Iré a cumplir con la misión. Deberías regresar a casa y avisar a Konstantino de todo — Pidió en amables susurros

— Eso haré, joven Linway. Por favor tenga cuidado. Use esta poción si resulta herido, es la mejor ayuda que le puedo dar. Le pediría que evite el conflicto pero soy consciente de que es imposible convencerlo de eso así que, solo tenga cuidado, por favor. Este pueblo lo necesita, piense eso antes de lanzarse de frente a la muerte por hacerse el rudo. — Dijo Cerwyn con sincera preocupación, aunque intentando imponer alguna especie de autoridad al final

Linway sonrió y le dió una palmada en el hombro — No te preocupes amigo, sabes que mi última arma siempre es la violencia... No soy como Viktor. Ese muchacho si arregla todo a los puños — Dijo con una sonrisa, recordando a uno de sus muchos hermanos menores.

Cerwyn le devolvió una sonrisa fraternal y siguió empacando, mientras que Linway, al no haber traído demasiadas cosas, simplemente comenzó su viaje hacia el oeste, siguiendo el camino que se adentraba al bosque y subía lentamente hacía las cordilleras...

Alrededor de su paso parecía algo estrecho, se adentró hacía donde la vegetación era escasa y la más normal de encontrar eran pequeños arbustos secos con pinchos. Algunos de ellos, entresaliendo por las laderas empinadas, mientras el olor a tierra y humedad inhundaba el lugar, mientras la brisa fría golpeaba su rostro, aunque disfrutaba de esta sensación, los ecos alrededor de la montaña lo comenzaban a agotar, así como el mismo viaje. De vez en cuando sonaban pequeños golpes de alguna roca deslizándose y chocando, y a veces parecía que las montañas temblasen, como si tuvieran vida propia.

Finalmente después de treinta minutos, se detuvo frente a un mirador, apreciando el grupo de montañas que se abrían a su alrededor, con puntas afiladas ligeramente nevadas. Además, entre las montañas y a lo lejos, ligeramente tapado por las nubes, se podía apreciar el pueblo de los Feralis. De alguna forma pensó en Louisse... El, en su mente le diría "Mira, esas montañas afiladas rodeando el pueblo al que quieres proteger. Es una forma en la que la naturaleza te dice que tu misión se encuentra justo dónde estás parado"

Sonrió, sintiendo vergüenza de si mismo al pensar eso, si alguien supiese que a veces escuchaba a sus hermanos en su cabeza, lo tacharían de loco, aunque el simplemente guardaba una voz de conciencia de cada ideología de cada uno de sus hermanos para saber que pensar en cada situación...

— ¿Nyahaha? —

Escuchó una voz en su nuca mientras sonreía como bobo absorto en sus pensamientos, dió un pequeño salto, asustado, y volteó hacia atrás

Era Launya, la cual estaba ahí parada, con su con una carita de duda

— ¡Ahhh! — Gritó Linway del susto, al ver a alguien parado atrás de el, aunque después se calmó al ver que solo era la pequeña aldeana de Berimastia.

Launya por su parte, comenzó a reírse por el susto de Linway, con una inocente malicia — Nyahahaha —

— Dios, Launya. Casi me muero del susto... ¿Que haces aquí? — Preguntó, recomponiéndose

Launya esta vez no respondió, solo lo miró de vuelta y sonrió amablemente, con sus brillantes ojos color ámbar

— Anda, Launya. Regresa a Berimastia — Dijo Linway señalando de vuelta al camino

Launya negó con la cabeza y señaló al camino, pero al frente.

— Hmm... ¿Y si te tiro agua? — preguntó, sin esperar que Launya reaccionase, pero esta bajó sus orejas con trsiteza

— ¿Agua? — Dijo de nuevo al ver su reacción, y esta pareció dar un saltito y volver a ponerse triste

— Awww... Es una broma Launya, agua no. Nyo agua. Solo es broma. — Dijo cruzando los brazos en forma de "X"

Launya levantó un poco las orejas, pero ahora lo veía con miedo, como sin saber lo que Linway le haría.

Linway apuntó hacia arriba y hizo varias señas para que Launya le acompañase — Vamos, vamos. Al volver comeremos atúncito — dijo avanzando hacía arriba, y enseguida Launya escuchó la última palabra, volvió a alegrarse y comenzó a correr cuesta arriba en cuatro patas para alcanzar a Linway.

Aunque algo detuvo su paso; Un trío de Feralis semi-perro descendían de la montaña, con atuendos hechos de pieles que les ayudaban a camuflarse bien con su entorno. En sus espaldas, cargaban lanzas de madera con puntas de piedra.

En cuanto los grupos cruzaron miradas, se detuvieron en una inquietante tensión... Linway pensaba en lo peligroso que podría ser el siquiera acercarse a ellos, y quizás los Feralis pensaban lo mismo... Aunque, los Feralis eran algo más bajos que el, se notaba que estaban en condición, y estaban armados. A pesar de eso, parecían asustados... Como si tuviesen miedo de Linway. Este mismo pensó que quizás solamente querían proteger su hogar.

— ¿Está todo bien? Solo voy arriba para encontrar la razón de los truenos... No se preocupen, vengo en son de paz — Preguntó hacia los Feralis, con Launya erizada detrás de el, recelosa de los semi-caninos, más por sus instintos que por alguna razón en específico

Los Feralis parecieron calmarse un poco por sus palabras — ¿Tu no ser sombra monstruo? — preguntó uno de ellos, con un frondoso pelaje rubio

— ¿Sombra monstruo? —

— Sombra monstruo por la noche arriba — Parecía intentar explica, aunque Linway seguía sin entender el contexto

— Hmm... ¿Entonces dices que hay sombras de monstruos por la noche, en la cima de estas montañas? — Preguntó curioso

— Nosotros cazar voladores, pero ya no más... Sombras monstruo poder hacer daño —

Linway se llevó la mano al mentón, entendiendo las palabras de su interlocutor...

— Yo me encargaré de los monstruos. No se preocupen — Dijo Linway levantando el puño hacia el Ferali perro.

Este mismo observó su puño unos segundos, y en vez de chocar su puño con el, puso su palma abierta sobre el dorso de Linway, como cuando un perro da la mano. Linway enseguida notó esto y le devolvió una sonrisa a los Feralis, los cuales parecían menos tensos.

Entonces ambos grupos continuaron su camino, aunque Launya hizo la mimica de arañarlos cuando estos le dieron la espalda

— ¡Launya! No seas grosera — Regañó Linway a Launya por su actitud hacía los Feralis.

Enseguida Launya siseó enojada hacia Linway, mientras señalaba a los Feralis, los cuales seguían su camino descendiendo de la montaña

— Yo sé que te caen mal por instinto, pero no por eso debes ser grosera con ellos — Explicó a su felina compañera, la cual cruzó los brazos, bastante molesta

Linway seguía subiendo la montaña algo agotado pero con determinación — No hay que temer, Launya. Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre — Intentó calmar a su compañera, acariciandole la cabeza

— Launya miaujer — dijo Launya, molesta, girando la mirada de Linway

— Hmmm... Bueno, eso es cierto pero digamos que, el perro es el mejor amigo de la humanidad — Se explicó, aunque enseguida dió un saltito — ¡Espera, entonces me entendiste! — Dijo algo emocionado, y enseguida Launya comenzó a ronronear, aunque seguía fingiendo estar enojada con el

Linway sonrió, lleno de ternura por la pequeña gata, y le levantó el pulgar mientras subía — Está bien... No hace falta que los perros sean tus mejores amigos, pueden carte mal. Pero no seas mala con ellos — Pidió a su compañera

— Wah wah miaurder —

— ¿Wah wah? ¡Ahh! Guau guau, significa perro. ¿Dices que uno de ellos te mordió? — Preguntó Linway, cayendo en cuanta de el mensaje de su compañera

Launya asintió — Wah wah ñam miau auuuu — Dijo señalando al piso y haciendo la mimica de patear algo pequeño, dando a entender que un perro pequeño le mordió en alguna ocasión y está lo pateó — Nyahaha — Se rió al recordar la escena, frotando sus manos con una inocente malicia

Linway comenzó a reirse de nuevo — Haha, ya entiendo Launya... Pero, no solo por eso debes temerle a todos... O puedes temerles, pero no te portes mal con ellos. No todos son malos. Así como yo, como lo dijo Cerwyn... No todos los humanos somos crueles y malos con los Ferali, entonces piensa que no todos los caninos son malos con los felinos — Intentó explicarse mientras avanzaba.

Launya hizo una expresión pensativa, pero solo siguió avanzando después de decir — Ñyam ñyam ñyam — Intentando decir "Lo pensaré"

En el camino, Linway avanzaba con resiliencia, aunque Launya ya jadeaba de cansancio. Puede que las bestias sean más rápidas que los humanos, pero aún así los humanos tienen más resistencia ante el cansancio, y los Ferali, al ser una mezcla de ambos, no podían evitar cansarse al recorrer largas distancias, aunque se notaba que para Launya era fácil subir aquella pendiente, mientras que Linway si que tenía problemas al intentar mantenerse firme y no resbalarse por alguna piedra suelta...

Linway observó a Launya, la cual bostezó de sueño... Además de cuestionarse el por qué Launya lo había seguido, también le hizo darse cuenta de algo...

Launya era inocente y bondadosa ante sus ojos, así como la demás gente de su puelo... Personas increíbles de las cuales podías aprender muchas cosas, las cuales tenían sus propias culturas y costumbres... Eso era lo qué lo hacía querer ser su líder. El poder guiar entre la niebla a aquellos que necesitaban de la luz de su antorcha. El quería proteger la felicidad de su pueblo, no solo los Feralis o los Malakis, también los humanos... Simplemente quería protegerlos, incluso, a aquellos que no pertenecían a su pueblo... En el mundo había tanta gente con familia, amigos y amor. A el le gustaría proteger y conservar todo eso, sin que nada interfiera...

Terminaron de subir a la cima de una de las montañas, frente a la entrada, dejando a sus espaldas las nubes...

Launya se notaba exhausta, y aunque Linway también lo estaba, arrastró un par de rocas cerca de una zona plana y despejada de pendientes, para usarlas como asiento.

— Anda, Launya. Siéntate, descansemos un poco — Dijo, limpiándose el sudor de la frente con el antebrazo, y entonces Launya se sentó

Ambos exhalaban con la boca seca, y ahí, cuando Linway sacó su odre, se dió cuenta de que ya estaba vacío por el viaje del día anterio... Suspiró desanimado y volvió a guardar su odre.

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Launya, sacó un odre igualmente de su bonito y nuevo bolso, y bebió hasta el fondo del agua de este mismo, pero cuando vió a Linway, se detuvo y le extendió el odre lleno de babas de Launya

— Miu — Invitó a Linway a beber de su odre con una amable sonrisa en su rostro

Este dudó unos segunda, pero entonces aceptó el agua y la virtió a su boca desde arriba, sin tocar la boquilla del odre. Lo cerró y se lo extendió de vuelta, y entonces se levantó, suspirando y preparado para adentrarse en la cueva.

Se posó frente a la entrada, sosteniendo su garrote, dándose cuenta de que estaba completamente oscuro...

Pensó unos segundos, recordando a las enseñanzas de su hermano mayor, Konstantino y pronunció en voz alta — Oh bondadosas hadas, si mi alma logra comprender la grandeza de vuestra simpleza, entonces ayúdenme a iluminar mi camino a través de la oscuridad, para poder llevar su mensaje hasta la superficie... ¡Luz! — Conjuró mientras sostenía la empuñadura del garrote con la mano derecha, y con la izquierda la punta de este mismo...

En un par de segundos, el garrote comenzó a emitir una luz que iluminaba el interior de la cueva, como si de una antorcha se tratase.

Launya erizó su cola, y observó el garrote con una expresión impresionada, con la boca abierta — ¿Miaugia? — Preguntó, dándole tirones en la camisa a Linway para llamar su atención

— Si, es magia... Aunque, claramente no es avanzada haha... Son trucos básicos qué mi hermano me enseñó, aunque la magia no es mía, es de las hadas.

Nunca podría combatir usando magia. Necesito de un largo conjuro, y si para lanzar luz tardé unos 30 segundos, imaginate para lanzar una bola de fuego...

El punto es que, funciona, así que entremos — Explicó entusiasmado, y después acarició en la cabeza a Launya, incitandola a entrar junto a el

Launya, estaba bastante emocionada por el garrote brillante y no paraba de observarlo, aunque enseguida, su emoción sería reemplazada por temor...

Desde el fondo de la montaña, un tronido azotó las paredes de la cueva, tanto así, que algunas rocas y polvo se desprendían del techo.

Aquel sonido golpeó los oídos de el par, de forma dolorosa, aunque, para Linway, al ser humano, no fué nada más que un pequeño aturdimiento, a comparación de Launya, la cual enseguida chilló de dolor, y se cubrió las orejas, bajandolas contra su cabeza.

— Auch — Exclamó Linway, sobándose los oídos con las palmas de las manos y recomponiendose de su aturdimiento, pero al ver a Launya, se preocupó genuinamente

Ella estaba temblando muy fuerte, su postura cerrada denotaba su miedo mientras se sostenía las orejas. Al ver su rostro, apretaba sus brillantes ojos llenos de lágrimas, y también los dientes mientras fruncía el ceño con dolor.

— ¿Launya, estás bien? — Dijo Linway, acercándose frente a ella, dejando el garrote en el suelo y inclinandose hacía ella

Launya le devolvió una mirada asustada, con los ojos cristalinos, sin decir nada y apretando sus orejas esta vez con sus brazos

Sin pensarlo mucho, Linway rasgó las mangas de su camisa, y con estas hizo dos bolas de tela, extendiendoselas a Launya y señalando sus propias orejas — Usa esto Launya, así no te volverá a lastimar los oídos —

Launya, aunque paralizada por el miedo y el dolor, bajó los brazos y se abrazó a si misma mientras temblaba, e inclinó la cabeza, para que Linway le colocase la tela. Linway así mismo, le colocó la tela en ambas orejas, y después sacó un rollo de cinta, con el cual le fijó y tapó incómodamente la tela a los oídos, casi envolviendolos en aquella cinta gris.

Launya seguía asustada, aunque también frunció el ceño, enojada, y le dirigió una mirada molesta a Linway

— Lo siento, Launya — Dijo juntando las manos — Pero lo mejor es taparte así los oídos... A mi me aturdió y me dolió horriblemente. Tu podrías quedarte sorda por tus sensibles oídos animales, o tener una infección. — Se explicó, sobando el hombro de Launya, dándole ánimos, mientras esta intentaba calmarse

Linway también se tapó los oídos con un poco de tela, aunque necesitaba mucho menos al tener los oídos más pequeños que Launya, la cual tenía enormes orejas de gato, y así mismo, se fijó y selló los oídos con cinta.

— Siempre nos hemos comunicado a pesar de no saber nuestros idiomas, así que todo estará bien aunque no oigamos nada del otro — Explicó mientras alzaba ambos pulgares hacia Launya. Esta, no respondió nada de vuelta, aún se veía asustada, aunque un poco más tranquila.

Linway levantó el garrote, sosteniéndolo como una antorcha y se lo acercó a Launya, para que lo sostuviesen juntos. Pensó que, quizás, como a Launya le gustaba la magia, eso le haría sentir más segura, y así fue. Aunque, de vez en cuando se sentía que la pequeña mano de su felina compañera temblaba, con un miedo instintivo.

"Con razón los Ferali se han estado mudando... Sus instintos les hace tener miedo al estar cerca de estos truenos, y no pueden evitar querer huir" Pensó, mientras le dirigía una sonrisa a Launya, intentando expresarle qué todo estaba bien...

Mientras se adentraban en la cueva, en patrones muy largos cada muchos minutos, se lograban escuchar aquellos tronidos proveniendo de el fondo... Afortunadamente para ellos, sus tapones de oídos funcionaron bastante bien, aunque Launya no podía evitarse asustar cada vez que los alrededores vibraban a causa de las fuertes ondas sonoras, y durante la mayoría del descenso en aquella cueva fría y vacía de cualquier mineral, aunque llena de escombros, como si alguien ya los hubiese tomado, Launya se mantenía con el pelaje erizado, estornudando de vez en cuando a causa de el húmedo olor de el moho en la cueva, así como el polvo.

Finalmente llegaron hasta un tramo estrecho, donde al final, había una enorme sala rocosa, que al centro tenía lo que parecía una campana... De pronto, todo a su alrededor tembló, y la campana repicó intensamente haciendo el sonido de un potente trueno, mostrando así, que era la responsable de los aterradores sonidos que se escuchaban por la noche.

Launya señaló a la campana y ambos caminaron con cuidado hacia el centro, para examinarla a detalle, pero enseguida Launya se detuvo...

Linway volteó hacía ella, confundido, mientras ella volteaba a todos lados, como buscando algo...

— ¡Linyay! — gritó Launya, señalando hacía una de las esquinas de la enorme sala natural dentro de la cueva.

Una enorme y fornida figura humanoide hecha de rocas, con ojos rojos, saltó desde su camuflaje en el suelo rocoso, posándose imponentemente frente a la pareja, chocando los puños de forma amenazante

Seguramente, esa criatura era la guardiana de aquel extraño objeto mágico. Launya saltó hacía atrás por instinto, mientras que Linway levantó su garrote, preparado para pelear.

Ahora podía divisar mejor a aquel golem lleno de musgo y grietas en su cuerpo rocoso, el cual medía el triple que Launya, mientras que rebasaba enormemente en altura a Linway.

— ¡Alejate, Launya, yo me encarg-! — Indicó a su compañera, pero apenas y terminaba su frase torpemente al no poder escucharse mutuamente a causa de los tapones, el golem deslizó su puño contra Linway, el cual usó el garrote completo en forma horizontal, tomándolo de los dos extremos para aguantar el peso del gigante golem pedroso, pero era inútil, el garrote se quebraba cada vez que el golem aplicaba más fuerza. Entonces por el dolor de la presión que ejercía contra sus hombros, Linway soltó su garrote hacía un lado, siendo jalado contra el piso en este movimiento, y el golem estampando su puño contra el suelo

— ¡Linyay! — Exclamó Launya el nombre de su compañero, preocupada por Linway. Entonces, aprovechando que el monstruo había atorado su puño contra el suelo, se lanzó sin pensarlo contra su rostro para arañarlo...

Pero no funcionó. Sus uñas solamente chillaron contra la fuerte roca que constituía al golem, y este levantó la vista aún inclinado hacia el suelo, lanzando un puñetazo contra Launya con el mismo brazo.

Linway sintió una punzada en el corazón al ver el ataque dirigido a su compañera, pero a los segundos un alivio lo calmó; Launya se tiró hacía atrás, arqueando la espalda y evitando el ataque de el golem con una increíble velocidad y destreza para esquivar.

Rápidamente tomó el garrote del suelo, y lo levantó, impactándolo contra el rostro de el golem, y rompiendo el garrote en el proceso.

Linway sonrió al pensar que había logrado dañar al golem, pero cuando el polvo de aserrín se deshizo, el golem estaba intacto...

¡CRASH!

En un movimiento rápido y brutal, el golem impactó con su codo a Linway, mandándolo a volar contra la pared, y hundiéndolo dentro de un agujero en las rocas... El noble escupió sangre y su visión se nubló... Un golem.

No podías cortar su carne, o apuñalarlo. Y si tu martillo no era lo suficientemente duro, nunca lograrías quebrantar su cuerpo...

"Un golem... Supongo que no podré ni siquiera huir... Lo siento, Cerwyn..."

Se disculpó con su mentor en su mente, pero enseguida esto le hizo recordar la poción de sanación que el mismo le había obsequiado. Pero había un problema... Estaba luchando para mantenerse consciente, y sus brazos apenas podían moverse como para alcanzar a desabrochar la poción en su cinturón y beberla...

— ¡Ghhh! ¡Ñaughhh! — Gritó Launya, siseando furiosa contra el golem, muy enojada por el ataque que le había dado a su amigo.

El golem se enderezó y comenzó a avanzar torpemente contra ella, hundiendo sus pies en las rocas con cada paso que daba...

Konstantino se encontraba en un taller en los calabozos del castillo...

— ¿Que estás haciendo, hermano? — Preguntó Linway a su hermano mayor, observando que en una mesa, habían pequeños trozos de un muñeco de madera

— Intento crear un golem, Linway... — Respondió de forma lógica y concisa mientras se ajustaba las gafas, analizando los apuntes de un libro

— ¿Por qué un golem? — Preguntó el joven Linway, con curiosidad

— Pronto seré el líder de Feyralinn, pues en unos meses terminará el liderazgo de Quinn, nuestra hermana mayor... Hay pueblos que siempre tienen problemas y sufren tragedias al ser atacados por los monstruos que se esconden en nuestras tierras... Así que quiero crear guardianes que peleen por ellos — Explicó a su hermano, mientras le mostraba su libro, con varios dibujos que Linway no entendía

— ¿Y por que lo haces? ¿Por que golems y no guardias? Se ve aburrido — Preguntó Linway, curioso de el empeño de su hermano

— Por que así como tu y yo, hay hermanos en muchos lugares de nuestro pueblo... Y a causa de una tragedia realizada por un monstruo, un joven podría perder a su hermano. Y así su vida se llenaría de tristeza... — Explicó de forma sencilla a su joven y inmaduro hermano — Y pienso crear golems, para que así ellos no tengan que arriesgarse. Además, es lo mejor. Los monstruos no tienen la inteligencia suficiente como para saber como destruir a ciertos tipos de golems;

Hay golems que pueden ser fácilmente desactivados, apagando una runa en su espalda o nuca, retirando una gema en estos mismos lugares e incluso rompiéndolas. Cosa que una bestia o monstruo que ataca brutalmente nunca haría, ya que normalmente van a las extremidades. —

"¿Estoy viendo mi vida pasar por mis ojos? Si... Quizás la admiración que le tenía a la pasión de mi hermano por proteger al pueblo fue lo que me hizo interesarme en todo esto... Ahora el siguiente líder será Francois, pues yo moriré..."

Apretó el puño, lleno de impotencia mientras la sangre inhundaba sus dientes, y con su visión borrosa viendo a Launya esquivar los ataques de el golem...

"Espera"

— ¡Espera! — Gritó entre dientes, escupiendo sangre y reuniéndo todas sus fuerzas para tomar la poción de su cinturón y beberla cada vez con más facilidad al recuperar sus fuerzas en cada trago...

Suspiró aliviado, todo su dolor y sus heridas habían cesado. Entonces hizo fuerza para salir del agujero en el que estaba enterrado, y cayó al suelo.

No tenía armas, y no era bueno peleando como Francois para hacerle frente. Tampoco tenía la agilidad y precisión de Louisse, como para lanzar alguna piedra a la nuca del golem. Y menos sabía usar magia como Konstantino, quien seguramente lograría usar algun misil mágico apuntado a la nuca para ganarle...

Pero era fuerte, más fuerte que sus hermanos, y era inteligente. Tenía un poco de cada uno de ellos en su ser, gracias al cariño que les guardaba. Así que confió en sus hermanos, en el mismo y sobre todo; En que Launya le entendiese.

Enseguida, Linway se puso una mano en la nuca y señaló al golem después de romper el frasco contra el suelo para que el agudo sonido llamese la atención de Launya. Ella observó la nuca de el golem mientras esquivaba sus ataques, pero sería imposible para ella el siquiera alcanzarlo. No podía clavar sus uñas en el para escalarlo, y no podía saltar a causa de que necesitaba bastante tiempo para posicionarse y saltar. Eran solo un par de segundos, pero eso mismo tardaba el golem en atacar...

Así que, Linway corrió hacía Launya, cuando el golem se recomponía de uno de sus ataques, y la jaló de la cintura, tomándola fácilmente con un brazo gracias a su fuerza y la ligereza de Launya.

Launya dirigió su mirada hacia el, ruborizada, y este la levantó, como si fuese a lanzarla...

Ambos cruzaron miradas, cómo decidiendo confiar en el otro para que ese plan saliera bien... Si Launya no lograba agarrarse, estarían perdidos, y si Linway no la lanzaba con la suficiente fuerza, terminaría lastimándola y matándolos a los dos.

Así que Linway apuntó, gritando con fuerza para que el golem le atacase, y mientras el golem levantaba su puño para aplastar a Linway, este lanzó a Launya hacia arriba, la cual cayó agilmente en los hombros de el golem, y intentó arañar la gema en su espalda, pero fue inútil. Solo logró rayarla un poco, y Linway levantó ambas manos, sosteniendo débilmente el puño de el golem, el cual eventualmente terminaría impactado contra su rostro.

Launya suspiró, abrazó el cuello del golem, y comenzó a dar de cabezasos contra la gema, la cual apenas se inmutaba...

El golem golpeó en la cara a Linway, tirándolo al suelo. Launya se puso más nerviosa, con su frente adolorida y llena de sangre, pero, preocupada por Linway, apretó los dientes y gritó con fuerza en un último golpe — ¡Nyaaaghhh!—

¡CRASH!

En pequeñas piedras y polvo, el golem se deshizo... La luz de el roto garrote aún iluminaba la cueva, y Launya cayó aturdida a un lado de Linway, quien se encontraba igual...

Ambos cruzaron miradas, girando sus cabezas estando tirados en el suelo... Por unos segundos se miraron a los ojos, sonrieron, y comenzaron a reír a adoloridas carcajadas mientras sus frentes sangraban...

En el medio de aquella risa que buscaba soltar toda la adrenalina que llenó sus cuerpos, Linway extendió su palma hacía Launya, buscando que ella chocara su mano con la de el — Bi-en hecho — Dijo sonriendo y con sus ojos entrecerrados, mientras tosía sangre

Launya dejó de reír poco a poco, y levantó su pequeña mano para acercarla a la de Linway, pero en vez de chocar sus palmas, Launya entrelazó sus dedos con los de Linway... — Nyo miueras, Linyay — Bromeó mientras apretaba suavemente su mano...

Ambos se vieron a los ojos durante un eterno momento, hasta que Launya tiró de la mano de Linway mientras se levantaba — Nyasumi nyatu, Linyay — dijo, intentándolo ayudar a levantarse, y este así lo hizo

Ambos, ignorando el hecho de que sus manos seguían entrelazadas, voltearon a los escombros sobrantes de el golem... Un extraño amuleto con un topacio en el centro yacía al medio de todas esas rocas...

Lo tomaron, y después se acercaron a la campana, la cual brillaba en dorado. La tomaron, y al hacer esto, su brillo se apagó; El objeto se había apagado. Metieron la campana a la mochila de Linway para analizarla después, en mejores condiciones, y se prepararon para volver...