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Capitulo 10: Orgullo

Capitulo 10: Orgullo

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Los hermanos Louisse y Francois, avanzaban a través de las montañas aunque en dirección casi contraria de dónde se encontraba su hermano Linway. A comparación de el viaje de su hermano, el cual ocurría al mismo tiempo, las montañas eran distintas.

Estaban menos inclinadas, y estaban repletas de un verde pasto con un suave olor a humedad y plantas… De vez en cuando se encontraban con arbustos de bayas con colores brillantes, junto a algún que otro conejo que corría asustado en cuánto veía la presencia de humanos…

— Y bueno, hermanote. cuéntame ¿Quien era esa mujer? — Preguntó Louisse, curioso de cómo su hermano había conocido a una tan habilidosa sanadora

— ¿La curandera? Hmm… Creo que su nombre era Selines. Rescaté a quien parece ser su hija de un doppleganger — Dijo, sin darle mucha importancia

— Hmmm… Noté que te veía con admiración, Francois. ¿Será que se enamoró de ti? — Dijo Louisse en un tono burlesco

Francois se echó a reír — ¿Enamorarse de mi? Por dios, no estamos en un cuento, Louisse. — Dijo, tomando a gracia el comentario de su hermano

— Yo creo que la vida es un cuento, así que, puede que si sea así — Dijo Louisse con una sonrisa, mienteas Sombrita avanzaba por la montaña, rozandose las narices con el pasto

— Hmm… — Su hermano, Francois, procesó por un momento — Es curioso que hables de amores de fantasía, siendo tu alguien tan centrado en únicamente la naturaleza —

Louisse se rascó la nuca unos segundos y contestó — Hmm… Puede que ame a la naturaleza más que a nada, pero no soy un psicopata. Yo también siento cosas por las personas, por ejemplo, también me preocupo por ustedes y disfruto de su compañía — Confesó Louisse, un poco tímido

Francois sonrió con genuina alegría ante el comentario de su hermano. Ambos eran los menores de la familia, y le alegraba ver como este mismo encontraba sus ideales y pensamientos durante su adolescencia.

Francois abrazó a su hermano por el cuello y comenzó a despeinarlo mientras caminaban — Que dulce mi hermanito, confesando que si nos quiere y no es un lobo incomprendido — bromeó, mientras Sombrita se subía en su espalda de un salto para no tener que caminar

— Haha, ya, ya para — Dijo Louisse, intentando soltarse de el agarre de Francois mientras soltaba unas cuantas risas.

— Pero, antes recuerdo que dijiste que la gente no te interesaba. ¿Por que ese cambio de pensar, Louisse? — Preguntó curioso, mientras se acomodaba a Sombrita en la cabeza, la cual comenzó a equilibrarse como si estuviese surfeando en la cabeza de Francois

— Bueno… Aprendí que no está tan mal conocer gente nueva…. Me di cuenta que puedes aprender mucho de otros si tan solo les prestas un poco de atención… Conocí a alguien que al final se interesó en mi, a pesar de que también se negaba a prestarme atención — Confesó con sinceridad, abriendo su sabiduría hacía su hermano, justo como lo hacía con la mayoría de personas

— Hmmm… ¿Te refieres a la jinete de dragones? ¡Jaja! Hermanito, puede que haya sido una sirena. ¿Estás seguro que no tenía cola de pescado? — Bromeó Francois hacía su hermano

Louisse se notó irritado ante el comentario de su hermano — Ya les dije que un día verán a ese dragón y sabrán que no miento… — dijo con resentimiento por la burla de su hermano

Francois le dió una palmada en el hombro — Bromeo, Louisse. Tu emoción no te deja mentir cada vez que hablas de ese encuentro.

Y dime ¿La haz encontrado de nuevo? — Preguntó con curiosidad

— No… Quería ir a verla la otra vez, y subí la colina donde ella se encontraba, pero estaba con otro chico ¡Que tenía otro dragón!

Fue increíble, pero tristemente todos salieron heridos, pues el grifo se alarmó por la imprudencia de el chico con el que estaba Celeste… El chico lanzó fuego por todos lados y seguramente hizo asustar al grifo, por lo cual el lo atacó, y todo terminó en un caos, con el pobre grifo moribundo — Recordó, con preocupación en su rostro — Ojalá esté bien y no lo hayan rostizado… — Dijo Louisse, sin confiar por completo en que Selines hubiera curado al grifo

Francois le puso la mano en el hombro — No te preocupes hermanito, esa mujer dijo la verdad. Yo lo sé. No tendría por que mentirme — Intentó calmar a su hermano, el cual solo suspiró y asintió

— Cuando terminemos esta misión, te acompañaré con “Celeste”, para que la conozca junto a su dragón — Trató de animar a su hermano con palabras — Por cierto, creo en tus palabras pero… ¿Por qué dos jinetes de dragones estarían en Feyralinn? — Cuestionó con recelo — ¿Estarán intentando conquistarnos? —

— No — Dijo Louisse, negando con la cabeza — Ellos solamente están de paso… — Pensó unos segundos en si contarle o no a su hermano, pero, era un caballero, sabía que sus palabras no saldrían de esa conversación. — Los elfos quieren recuperar su inmortalidad, y creen que si invaden Queenlanding, podrán recuperarla… — Dijo de forma resumida

Francois procesó la información unos segundos, pero antes de que pudiese responder, Louisse volvió a tomar palabra — Los elfos son conocidos por su conexión con la naturaleza, pero… Yo tengo una conexión con la naturaleza y no necesito ser un elfo inmortal… Me gustaría enseñarle eso a Celeste… Que no tiene por que pelear con nadie para unirse con la naturaleza de nuevo… — Confesó sus preocupaciones

— Hmmm… Entiendo tu punto, hermano… Pero los elfos también son personas llenas de un honor y orgullo así como los caballeros;

En Forthium, el reino de los volcanes, un caballero pierde su honor si rompe su espada

En Queenlanding, el reino de los magos, un caballero pierde su honor si le rompen su foco arcano

Pero lo de los elfos no es un simple hecho, sino un tema peor… Louisse, es como si te arrancaran una parte de ti. Como si te cortaran un brazo y se lo quedasen. Ellos perdieron lo que los hacía especiales; Su inmortalidad. — Explicó a su hermano, recordándole la historia

Louisse respondió — Pero celeste nació mortal… A ella nunca le quitaron nada. Y, Konstantino siempre dijo que todos somos especiales a nuestra manera ¿Por que necesitaría ser inmortal para ser especial? Celeste es especial; Monta a un dragón. ¿Necesita algo más para ser especial? — Cuestinó señalando lo tonto que esto le parecía

Francois se matuvo en silencio durante unos segundos. Su hermano era un soñador la mayoría de veces, pero era muy bueno simplificando los comportamientos de las personas… Pero entonces decidió decirle la realidad a su hermano

— Es por que los elfos creen que son superiores a las demás razas… Es por eso que son orgullosos y quieren recuperar lo que ellos consideran una ventaja…

A veces el orgullo, es más priorizado que el objetivo original...

Como cuando un niño hace un berrinche por perder un juego, y en vez de mejorar para ganar, tira el tablero al suelo y lo destruye por mero orgullo... — Explicó a su hermano

— ¿Y no ustedes los caballeros también priorizan su orgullo? — Cuestionó a su propio hermano para intentar comprenderlo

Francois, esta vez no dudó un poco en su respuesta, denotando que tenía claro su código de honor — No. El orgullo del que te hablo, es un orgullo individual, el orgullo egoísta de unos cuantos, el cual fué transmitido para llenarle el ego a otros.

El orgullo de un caballero, no significa ego ni narcisismo. El orgullo está dirigido a una causa mayor, a un objetivo en conjunto; Mantener un orden.

Louisse, el motivo por el cual los caballeros tenemos tantos códigos, es por que debemos ser el ejemplo. Puede que tu ataques a alguien por la espalda sin remordimiento, a pesar de tus motivos, pero. Si todos actuaramos así, seríamos salvajes.

Un caballero debe ser un símbolo de orden, un símbolo de autoridad y serenidad. Un símbolo, dependiendo de el reino.

En Feyralinn, un caballero es símbolo de la libertad, de la paz y de la unión. — Explicó a detalle a su hermano

— Fácilmente podrías ser un caballero, Louisse. Un caballero De Feyralinn, también busca que se respete la tierra, a las hadas y las bestias. Pero un caballero debe saber mantener la calma enmedio de la tormenta.

Eres joven, y a pesar de tu madurez mental, eres impulsivo y es fácil hacerte enojar. Eso podría hacerte igual a la gente a la que críticas, pero no te preocupes, hermano.

Tienes al hermano mayor perfecto para enseñarte como ser un poco más sereno — Señaló a su hermano, dándole una palmada en la espalda

—No soy impulsivo, Francois... Solo que odio las injusticias — Se defendió Louisse

— Y eso es justamente a lo que me refiero... ¿Crees que soy indiferente a las injusticias? Para nada, yo las odio. Pero el mundo está lleno de injusticias, y no ganaremos nada si cedemos ante ellas — Confesó a su hermano, abrazandolo por el cuello

Louisse se mantuvo en silencio, analizando a detalle todo lo que su hermano le había explicado. Si bien Louisse era curioso, también era algo terco y impulsivo. A pesar de eso, se abrió a las palabras de su hermano, entendiendo su punto

— Pero bueno, hermanito. Volviendo al tema de tu amiga. Parece que realmente te preocupas por ella. ¿Por que no le dices eso la siguiente vez que la veas?

Que no necesita ser inmortal para ser especial — Animó a su hermano, mientras se acercaban a la cima de la montaña, llena de árboles y aves cantoras

— Lo haré — Se decidió Louisse, apretando el puño con determinación

Entonces los hermanos siguieron avanzando… Según las pistas que Francois había recolectado, el nido de doppelgangers debía encontrarse en alguna parte de ese bosque en la montaña.

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Con cada paso que daban, el viento era más intenso, y el sonido de la fauna se detenía, hasta que eventualmente llegaron a una altura en la que no había un solo sonido animal… Las plantas, las cuales antes eran verdes y coloridas, ahora parecían tener un sombrío tono de color morado…

— Estamos cerca, atenta, Sombrita — Dijo Louisse, desenfundando una de sus lanzas de su espalda

Francois, colocó su mano en el mango de su espada, listo para desenfundarla por si era necesario.

— ¿Y ahora, como encontramos el nido? — Preguntó Louisse, mientras analizaba sus alrededores con la vista

Francois se agachó, y comenzó a revisar el suelo en búsqueda de alguna huella — Deben estar cerca... Su simple presencia ha corrompido a la naturaleza así que, no pueden estar lejos... — Dijo, analizando una hoja seca casi negra

Sombrita por su parte, bajó de la cabeza de Francois de un salto, y comenzó a olisquear el pasto grisáceo con cuidado... Entonces, se detuvo, giró su mirada hacia un árbol, y siseó hacía este mismo

—Hmmm... — Pensó Francois por un momento — Ahí están — Desenfundó su espada y señaló hacía donde Sombrita había siseado

Caminaron hacía la dirección del nido, y lograron divisar que uno de los enormes árboles, tenía una entrada en el centro, la cual bajaba a alguna especie de cueva... Un olor putrefacto se emanaba desde el interior, y extraños murmullos provenía desde las profundidades.

Francois tomó firmemente su espada con una de sus manos, y con la otra mano sacó una antorcha de su mochila, la cual encendió — ¿Estás listo? — Preguntó, echando un vistazo a su hermano

— Eso creo — Respondió Louisse, sosteniendo una de sus lanzas con ambas manos, y Sombrita escalando por su hombro

Entraron a la estrecha cueva, con paredes de tierra y raíces oscuras qué denotaban la corrupción qué los doppelgangers habían llevado hasta ese bosque...

Sus pasos resonaban a lo largo de el pasillo, y de pronto las sombras parecían comenzar a moverse hacía todos lados, danzando...

Llegaron a una habitación con paredes hechas de raíces oscuras, la cual a primera instancia parecía vacía... Más sin embargo, comenzaron a escucharse las risas y susurros provenientes de las paredes...

— Están en las paredes — Dijo Louisse, aterrado, señalando a una pared a su lado, en la que se podía apreciar una de esas criaturas de piel gris, altas, con extremidades largas y un rostro demacrado

Francois tragó saliva y con cuidado deslizó la punta de su espada en el corazón de la criatura...

Con seguridad, avanzó al centro de la habitación y le hizo una seña para que lo siguiera... Si peleaban en una de las esquinas terminarían acorralados, así que el decidió confiar en que, al centro, podrían tener más espacio para pelear...

— Hermano... —

Francois escuchó un susurro de su hermano en la espalda, y enseguida giró la cabeza — ¿Sí? —

¡CRASH!

La figura de Louisse, la cual sostenía algo en su mano derecha, estampó una roca contra la cara de Francois, tirándolo hacía atrás... Un doppelganger había tomado la forma de su hermano.

— ¡Francois! — Gritó Louisse, preocupado, viendo a su hermano tirado en el suelo

Louisse tragó saliva, y con un grito de guerra, se lanzó contra su clon, atravesándolo con la lanza en el centro del pecho...

Pero la criatura volteó lentamente, de forma siniestra hacía Louisse y le sonrió, tomando la lanza con una mano, y estampando la roca contra su rostro igualmente, haciendolo tambalearse hacía atrás, comenzando a reírse de forma macabra

— ¡Estás muerto, maldito! — Gritó Francois, tomando su espada con la mano derecha, y mientras se levantaba, se impulsó girando la espada de abajo hacía arriba contra el doppelganger

Logró cortar desde la cadera hasta el hombro del monstruo en una gran herida, pero aún así la criatura apretó el puño y retrocedió el brazo, listo para golpear a Francois de nuevo.

Pero antes de que siquiera pudiese lanzar su puño al frente, Francois estampó la punta de la antorcha contra su cara, y comenzó a empujarlo hacía atrás. Con la mano izquierda lo empujó con la antorcha, y con su mano derecha, hizo un corte vertical, de arriba hacía abajo, acabando así con ella...

Pero en cuanto levantó su antorcha para ver el cuerpo de el monstruo, se dió cuenta que frente a el, había al menos una docena de esos siniestros monstruos, unos disfrazados de Louisse, y otros de Francois

— ¡Atrás, Francois! — Gritó Louisse, apuntando su lanza y tirándola contra una de las criaturas, atravesando su pecho.

Francois tragó saliva y soltó la antorcha al piso, para sostener su espada con ambas manos y posicionarse para recibir el ataque de todos los monstruos alineados frente a el...

— ¡Nyaghh! — Gritó Francois, mientras todos los doppelganger corrían hacía el, preparando su ataque;

Francois tomó su espada desde abajo mientras la sostenía apuntando debajo en su espalda, y cuando todos los monstruos se lanzaron hacía el, giró la espada con todas sus fuerzas, haciendo a varios de ellos retroceder para esquivar su ataque, mientras que los que siguieron avanzado, recibieron un corte en el pecho o el abdomen, el cual se veía bastante letal.

— ¡Cuidado! — Gritó Louisse, viendo como tres doppelganger se abalanzaban contra su hermano. Apretó su lanza con firmeza, y reuniendo todas sus fuerzas en un grito, atravesó a una de esas tres criaturas en el abdomen, y comenzó a arrastrarlo contra una de las paredes de la cueva, clavandolo en contra de aquellas raíces.

Mientras que Francois, ahora con menos enemigos atacándolo, atravesó en el pecho a uno de los doppelganger, que lo atacaba por su derecha, reteniéndolo con su filo y sosteniendo la espada con su mano derecha... Entonces, cuando el doppelganger de la izquierda se acercó, balanceó su brazo contra el monstruo, golpeando su rostro con el dorso de su mano, aturdiéndolo ligeramente a causa de el metal en sus guantes...

Louisse retrocedió, dejando a el doppelganger clavado en la pared, y comenzó a desenfundar su segunda lanza, pero mientras hacía esto, un cuarto doppelganger golpeó sus costillas con un fuerte puñetazo, empujándolo contra una de las paredes y obligandolo a recomponerse

Sombrita, saltó sobre la criatura que había herido a Louisse, arañándolo con fuerza, pero un quinto doppelganger apareció, la apretó de la cola, y la tiró contra la pared. Afortunadamente para la gatita, su pequeña armadura recibió el impacto en su espalda, aunque esta se cayó al suelo, soltandose por el impacto.

— ¡No nos rendiremos! — Exclamó Louisse, girando su lanza contra el quinto y cuarto doppelganger, causandoles un corte en horizontal en el pecho

Francois pateó a el segundo doppelganger, sacando su espada de su carne, y después, la giró de bajo hacía arriba en diagonal contra el primer doppelganger, cortando su abdomen. Enseguida el segundo doppelganger se recompuso y se lanzó a Francois, pero este aprovechó qué su espada estaba elevada hacía la izquierda, y con fuerza, la bajó en diagonal, casi partiendo por la mitad al segundo doppelganger al encajar profundamente el filo de su espada entre su cuello y su hombro...

Así el segundo doppelganger cayó, y con una embestida, Francois enterró su espada a través del corazón de el primer doppelganger...

Al voltear hacía su hermano, divisió como tres doppelganger comenzaban a rodearlo, mientras el intentaba hacerlos retroceder amenazandolos con la lanza...

Francois corrió hacía los tres doppelganger, y embistió con el hombro a uno de ellos, haciéndolo caerse sobre otro doppelganger. Finalmente, con dos de ellos en el suelo, esta vez girando su espada de abajo hacia arriba, cortó uno de los brazos de el doppelganger en pie

Rápidamente, Louisse y Francois retrocedieron, recomponiendose y viendo cuantos enemigos les faltaba derrotar:

De aquellos doce, aún quedaban siete en perfecto estado, dos heridos y uno clavado en la pared...

Ambos hermanos tragaron saliva al ver que los nueve doppelganger restantes se agrupaban de nuevo, esta vez, preparándose en dos grupos, uno de cinco y otro de cuatro, los cuales se lanzarían por cada hermano...

— ¡Podemos hacerlo!... — Gritó Francois, corriendo contra los cinco doppelganger que le tocaba derrotar...

Atravesó a uno por el estómago, y mientras que otro se acercaba por su espalda en la izquierda, giró su codo izquierdo sosteniendo su espada con la mano derecha, golpeando al que se acercaba por su espalda, pero por su derecha, uno de ellos le lanzó un doloroso puñetazo a la cabeza, aprovechando que ya no tenía forma de esquivarlo.

Apretó los ojos con dolor y confió en su intuición... Pateó hacía la izquierda al doppelganger clavado en su espada, logrando así que un cuarto doppelganger retrocediera, y entonces giró su espada de izquierda a derecha, cortando a un quinto doppelganger y al que le había golpeado en su derecha.

Más sin embargo, el doppelganger a su izquierda ya se había recompuesto, y golpeó a Francois en las costillas, empujandolo contra el Doppelganger a su derecha, el cual lo agarró por los hombros y le dió un rodillazo en el estómago, haciéndolo escupir saliva, y después lo tiro al centro de la cueva, con otro de los doppelganger pateando su mano en el proceso, haciéndolo soltar su espada

— Maldita sea... — Maldijo Francois, intentando retroceder, arrastrándose hacía atrás, boca arriba.

Entonces una de sus manos tocó una roca, y sin dudarlo la agarró con fuerza, y mientras los cinco doppelganger se acercaban hacía el lentamente, se levantó de un salto, gimoteando de dolor en el proceso, y golpeó en el cráneo a uno de los doppelganger, terminando con el y haciéndolo caer al suelo.

Pero enseguida, uno de los monstruos avalanzó su puño de abajo hacía arriba, golpeando la mandíbula de Francois, tirándolo hacía atrás de nuevo, y cuando se intentó levantar, otro lo pisó con todas sus fuerzas en el estómago, abollando su armadura y haciéndolo escupir sangre...

Al mismo tiempo, cuando los grupos de monstruos se lanzaron contra los hermanos, Louisse tiró su segunda lanza contra uno de los doppelganger heridos, atravesando así su corazón, y haciéndolo caer al suelo...

Desenfundó su última lanza, y se preparó para el ataque en conjunto de los tres doppelganger restantes... Arremetió con su lanza contra el doppelganger del centro, pero este atrapó su lanza con la palma de la mano, y quebró la lanza a la mitad...

Un segundo doppelganger se lanzó contra Louisse y le golpeó en el centro de los ojos, haciéndolo retroceder, aunque no cayó...

Louisse suspiró, aguantandose el dolor y apuntó con la lanza rota hacía el doppelganger de la izquierda, el cual estaba preparando su ataque — ¡A por el, Sombrita! — gritó, confiando en su pequeña gatita. Ella se trepó en su espalda de un salto, y comenzó a morderlo y arañarlo en toda la cabeza.

El doppelganger atrapó a Sombrita por el cuello, y Louisse se lanzó gritando contra este mismo, el cual, gracias a el grito, pudo extender su otro brazo y tomó a Louisse por el cuello también.

— ¡Caíste, maldito! — Gritó Louisse, con una sonrisa, aprovechando que ambas de sus manos estaban ocupadas, atravesó la lanza rota en el cuello del doppelganger, haciéndolo así caer, y Sombrita comenzó a retroceder, recuperando el aliento

— ¡Lo hiciste muy bien, Sombrita, es suficiente, ya no tienes que pelear! — Indicó a su pequeña mascota, mientras se agachaba en el suelo para tomar unas cuantas piedras afiliadas y pensarlas con su mano derecha

— ¡Mueran, malditos! ¡Liberen a la tierra de su perversa corrupción! — Gritó Louisse, apuntando las piedras hacía uno de los dos doppelganger, disparandolas contra su cabeza, y golpeando una trás otra hasta que cayó al suelo...

— Hah... ¡Hahaha! — Soltando su ansiedad y adrenalina, Louisse comenzó a reírse, con alegría de haber logrado derrotar a la mayoría, aunque el último parecía estar agachado, se desconcentró al ver a su hermano Francois caer. Pensó en ir a ayudarlo, pero entonces algo lo detuvo...

— ¡Mueran malditos! ¡Hahahaha! —

Una voz copiada de el doppelganger que sobraba se escuchó al fondo de la habitación; Su propia voz. Y cuando vió a su abdomen, un agujero lo atravesaba...

Al levantar la mirada,se dió cuenta de que el Doppelganger había imitado su puntería y le había lanzado una piedra al abdomen, la cual lo atravesó brutalmente en el estómago...

Enseguida, Louisse se tambaleó y cayó desmayado hacía atrás...

Francois solamente atinaba a cubrirse con los antebrazos mientras los doppelganger restantes lo pisoteaban con brutalidad, sintiendo cada vez como su consciencia se desvanecía... Un frió abrazó su cuerpo, y su corazón se aterró al creer que era la muerte reclamándolo, pero entonces, se dió cuenta de él origen de aquél frío...

— Estacas de hielo. —

Una voz grave se escuchó en la entrada de la cueva... Un hombre de cabellos plateados y un abrigo azul, levantaba un báculo, el cual se iluminó y enseguida creó varias cuchillas de hielo, las cuales se dispararon contra los doppelganger, atravesando sus extremidades, pecho, abdomen, y a uno, su cabeza.

Todos los doppelganger cayeron al suelo, muertos en un abrir y cerrar de ojos gracias a aquel mago...

— ¿Q-Quien eres? — Preguntó Francois, adolorido, viendo a aquella figura imponente

— Un favor cumplido... Kronus Chambers. — Se presentó aquel hombre — Ahora si, tu y yo estamos a mano con Selines Mint. — Dijo mientras se acercaba a Francois, extendiéndole una mano y ayudándole a levantarse.

Kronus caminó hacía Louisse, sus botas resonando en la cueva. — Hielo — Pronunció en voz alta, y apuntó su báculo a el agujero en su estómago. Enseguida, una capa de hielo cubrió su herida, deteniendo su sangrado. Francois observaba impresionado, y preocupado por su hermano a la vez

— Eso evitará que muera, pero no lo curará. Debes llevarlo con Selines. Ella se encargará de eso. — Dijo, mientras se notaba como las raíces comenzaban a dispersarse, como liberándose de la corrupción de los doppelganger

Entonces, Kronus comenzó a marcharse de la cueva, pero Francois lo detuvo — ¡Espera!...

Te lo agradezco de corazón, Kronus Chambers. Tu salvaste a mi hermano — Le agradeció con sinceridad, mientras cargaba a su hermano menor, y Sombrita veía a Kronus impresionada

— No hay de que agradecer, pero... Si no estás seguro de ser lo suficientemente fuerte como para proteger a tu hermano, entonces no lo arrastres hasta la muerte junto a ti — Reprendió al joven caballero, mientras continuaba su camino, aunque sus palabras se quedaron clavadas en su corazón, ciertamente dañando su orgullo...