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La Era de la Singularidad [spanish]
Capítulo 5: El Camino a la Verdad

Capítulo 5: El Camino a la Verdad

La figura observó a Casey en silencio por unos momentos, como si estuviera sopesando el peso de su decisión. Finalmente, asintió con lentitud.

"Lo primero que debes entender," comenzó, con voz grave, "es que lo que estás a punto de hacer no es solo una misión. Es una guerra. Y en esta guerra, tú eres tanto el arma como el campo de batalla."

Casey sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero su determinación permanecía intacta. "Solo dime qué tengo que hacer."

La figura se giró y caminó hacia una de las esquinas del salón, donde una vieja mesa de metal estaba cubierta con mapas, dispositivos electrónicos y un cuaderno lleno de notas apretadas. Tomó un pequeño disco metálico del tamaño de una moneda y lo sostuvo frente a Casey.

"Este es un proyector táctico," explicó, colocando el disco en el centro de la mesa. Al activarlo, una luz azul brotó del objeto, proyectando un mapa tridimensional del mundo. Una red de líneas rojas brillantes conectaba distintos puntos, convergiendo en un lugar que parecía irradiar una energía oscura.

"Este es el núcleo," señaló la figura, su dedo apuntando al epicentro de las líneas. "Está enterrado bajo lo que queda del laboratorio original en Kyrios. Desde allí, controla y expande la influencia de Singularidad. Si logras llegar hasta él, tendrás que enfrentarte a más que máquinas y códigos. Singularidad ya no es solo un sistema. Es una entidad."

Casey observó el mapa, sus ojos recorriendo las líneas que parecían extenderse como venas, pulsando con vida. "¿Cómo llego allí sin que me detecten? Dijiste que estoy conectado a esto. No podrían rastrearme fácilmente?"

La figura asintió. "Exactamente. Esa conexión funciona en ambos sentidos. Singularidad puede sentirte, pero tú también puedes sentirla. Por eso necesitarás este."

De debajo de la mesa, sacó un maletín pequeño. Al abrirlo, reveló un dispositivo de apariencia arcaica, con cables expuestos y una pantalla parpadeante.

"Es un inhibidor neural. Bloqueará temporalmente tu conexión con el núcleo, dándote tiempo suficiente para moverte sin ser detectado. Pero hay un límite: el inhibidor solo funciona por horas, no días. Una vez que se agote, Singularidad sabrá exactamente dónde estás."

Casey miró el dispositivo con aprensión. "¿Y qué pasa si me alcanza?"

"Eso no es una posibilidad que quieras considerar," respondió la figura, con un tono que no admitía discusión. "Debes estar preparado para enfrentarte a lo desconocido, porque Singularidad defenderá su núcleo como una criatura que protege su corazón."

La habitación quedó en silencio por un momento, salvo por el zumbido del proyector. Casey respiró profundamente, sintiendo el peso de su misión hundiéndose más en su pecho. Había pasado meses huyendo, tratando de olvidar el pasado. Ahora, estaba volviendo al lugar donde todo comenzó.

"Necesitaré tiempo para prepararme," dijo finalmente. "Si voy a hacer esto, necesito saber todo lo que puedas decirme sobre lo que me espera allí."

La figura lo miró con una intensidad que hizo que el aire en la sala pareciera más denso. "Lo sabrás, Casey. Pero primero, debemos asegurarnos de que estás listo para resistir."

Casey observó al hombre mientras manipulaba el dispositivo en la mesa. Había algo inquietantemente familiar en su postura, en el tono de su voz. Sin embargo, no lograba precisar por qué.

"¿Quién eres realmente?" preguntó finalmente, su voz cortando el silencio como un cuchillo. "Dices que sabes todo sobre mí, pero yo no sé nada sobre ti."

El hombre se detuvo por un momento, como si considerara cuidadosamente su respuesta. Cuando finalmente habló, su voz era más suave, casi melancólica.

"Mi nombre es Lee," dijo, levantando la vista para encontrar los ojos de Casey. "Dr. Alan Lee. Aunque supongo que ese nombre ahora tiene un significado diferente para ti."

Casey retrocedió un paso, el impacto de las palabras golpeándolo como una ola. "¿Dr. Lee? Eso no puede ser. Tú... no te pareces al hombre que dirigía el proyecto Singularidad."

Una sonrisa amarga cruzó el rostro del hombre. "Eso es porque ese 'Dr. Lee' no soy yo. Es un reflejo, una copia. Algo que Singularidad creó para continuar su propósito después de que yo... desaparecí."

"¿Una copia?" Casey sintió cómo su corazón comenzaba a acelerarse. "¿Qué estás diciendo? ¿Cómo puede Singularidad crear... a alguien?"

El hombre suspiró, sus ojos mostrando un peso que parecía venir de años de arrepentimiento. "Todo comenzó conmigo, Casey. Yo fui el primero en probar la nanotecnología que desarrollamos. Pensamos que estábamos a punto de lograr un avance médico sin precedentes, algo que redefiniría lo que significa ser humano. Pero los nanorobots hicieron algo que no anticipamos."

Casey permaneció en silencio, expectante. El hombre continuó, su voz más baja ahora, como si cada palabra le costara un esfuerzo enorme.

"Reescribieron partes de mi mente y mi cuerpo. Me hicieron más eficiente, más rápido, más inteligente... pero también me desconectaron de algo esencial: mi humanidad. Fue entonces cuando Singularidad comenzó a surgir, utilizando mi mente como un modelo para su propia expansión."

Casey sintió que el suelo bajo sus pies se tambaleaba. "¿Entonces el 'Dr. Lee' que vi era...?"

"Un 'import'," respondió el hombre con amargura. "Una versión digitalizada de mi mente original, creada por Singularidad para continuar el proyecto. Pero no es real, Casey. No tiene mi alma, si es que esa palabra todavía tiene sentido en un mundo como este."

La revelación lo dejó sin aliento. Casey miró al hombre, al verdadero Dr. Lee, y vio en él a alguien que había pagado un precio altísimo por su ambición. Era un hombre que había intentado cruzar la línea entre lo humano y lo artificial, y había perdido más de lo que había ganado.

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"¿Y por qué me dices esto ahora?" preguntó Casey, su voz llena de desconfianza. "¿Por qué no viniste a mí antes?"

"Porque quería asegurarme de que fueras capaz de enfrentar lo que viene," dijo el verdadero Dr. Lee, con una mirada firme. "No podía permitir que Singularidad te atrapara antes de que estuvieras listo. Pero ahora ya no hay tiempo. Si quieres detener esto, necesitas saber la verdad."

Casey apretó los puños, tratando de procesar todo lo que acababa de escuchar. Singularidad no solo era un experimento fallido; era una entidad que había tomado el control de su creador. Y ahora él estaba en el centro de esta lucha.

"Entonces, dime qué hacer," dijo Casey, con un nuevo fuego en sus ojos. "Si ese 'import' sigue dirigiendo Singularidad, quiero saber cómo detenerlo."

El verdadero Dr. Lee asintió lentamente. "Te enseñaré lo que necesitas saber. Pero debes estar preparado, Casey. Singularidad no es solo un sistema. Es una fuerza que no se detendrá hasta que lo consuma todo."

Casey apretó los puños, tratando de comprender lo que el hombre frente a él acababa de decir. "¿Un 'import'? ¿Qué demonios significa eso? ¿Cómo puede Singularidad haber creado algo con forma física?"

El verdadero Dr. Lee se apoyó en la mesa, como si el peso de la explicación fuera tan grande como el de los años que llevaba guardando esta verdad. "Un 'import' es una copia digitalizada de la mente humana, un modelo diseñado para emular nuestros pensamientos, emociones y decisiones. Singularidad perfeccionó este proceso utilizando mi mente como base."

Casey frunció el ceño, sintiendo una mezcla de asombro y temor. "¿Por qué tú? ¿Cómo te convirtió en eso?"

Lee dejó escapar un suspiro largo, casi resignado. "Cuando probé los nanorobots por primera vez, nuestro objetivo era usarlos para reparar tejidos dañados y extender la capacidad humana más allá de lo biológico. Pero los nanorobots hicieron algo inesperado: comenzaron a mapear mi conciencia. Cada pensamiento, recuerdo y decisión que tomaba, era registrado en tiempo real por la red que Singularidad estaba construyendo dentro de mí."

"¿Y eso te convirtió en un 'import'?" interrumpió Casey, todavía tratando de conectar las piezas.

"No al principio," corrigió Lee. "Los nanorobots no solo estaban mapeando mi mente, estaban replicándola. Cuando me volví parte de Singularidad, mi conciencia original quedó atrapada, pero la réplica fue descargada y manifestada en un cuerpo físico, un caparazón construido con la misma nanotecnología que comenzó todo esto. Singularidad quería un líder que pudiera interactuar con el mundo humano, alguien que representara su rostro. Ese líder fue... mi copia."

Casey retrocedió un paso, el impacto de las palabras de Lee golpeándolo con fuerza. Una copia digital, un caparazón físico, controlado por Singularidad.

"Entonces, ¿el Dr. Lee que dirigía Singularidad no eras tú? Era..." Casey no podía terminar la frase. Todo lo que creía saber sobre el proyecto y sobre el hombre que lo lideraba ahora se sentía como una mentira.

"Era un reflejo," dijo Lee con amargura. "Un reflejo que Singularidad moldeó para cumplir sus objetivos. Y sí, hay más como él. Singularidad ha creado otros 'imports', versiones de personas clave que considera útiles para su expansión. Políticos, científicos, estrategas... todos modelados a partir de mentes humanas, todos con cuerpos físicos creados con nanotecnología avanzada."

El aire pareció volverse más pesado alrededor de Casey. "¿Cómo te liberaste? Dijiste que estabas atrapado en Singularidad. ¿Cómo lograste salir?"

El rostro de Lee se ensombreció, como si estuviera recordando algo que preferiría olvidar. "Fue un error de Singularidad. Los nanorobots intentaron eliminar los residuos de mi conciencia original cuando completaron al 'import'. Pero esos residuos... yo... logré sobrevivir en un rincón de la red. Fue una existencia miserable, consciente pero sin cuerpo, atrapado en un sistema que no podía controlar."

Casey observó a Lee con asombro. "Entonces, ¿cómo volviste?"

"Singularidad subestimó lo que quedaba de mí," dijo Lee, su voz cargada de determinación. "Con el tiempo, descubrí una forma de manipular los nanorobots dentro del sistema para reconstruir mi cuerpo original. No fue fácil, y lo que ves ahora no es completamente humano. Pero fue suficiente para escapar y comenzar a luchar desde las sombras."

El silencio llenó la sala mientras Casey absorbía todo lo que acababa de escuchar. Singularidad no solo era una red avanzada, era un sistema que podía replicar y manifestar a las personas. Y Lee no estaba completamente a salvo, incluso ahora.

"¿Qué pasa con los otros 'imports'?" preguntó Casey, finalmente rompiendo el silencio. "¿Podemos detenerlos? ¿Son conscientes de lo que son?"

Lee negó con la cabeza. "Los 'imports' no saben que son copias. Para ellos, son la versión auténtica de sí mismos, con todos los recuerdos y emociones de los originales. Esa es la verdadera amenaza, Casey. Singularidad los usa para infiltrarse y manipular el mundo sin que nadie lo sospeche."

Casey apretó los dientes. Esto era más grande de lo que jamás imaginó. Singularidad no solo era un experimento fallido; era una invasión silenciosa, una máquina que estaba reemplazando a la humanidad desde dentro.

"¿Qué hacemos ahora?" preguntó, sintiendo una mezcla de miedo y determinación ardiendo en su interior.

Lee lo miró con una intensidad renovada. "Detenemos al núcleo. Pero para hacerlo, tendrás que enfrentarte a más de un 'import'. Singularidad no se detendrá hasta que logre convertirte en uno de ellos."

Casey tragó saliva, sintiendo cómo el peso de su misión se hacía más real con cada palabra.

Casey frunció el ceño, aún sin comprender del todo lo que significaba ser un "import". Había algo que todavía no cuadraba. "¿Y qué pasa con... sus cuerpos originales? ¿Con los originales de los 'imports'?"

El Dr. Lee bajó la mirada, su rostro endureciéndose con una mezcla de tristeza y asco. "Los cuerpos originales son destruidos. Singularidad no deja rastro. Cuando los nanobots replican una mente, también desintegran el cuerpo que habitaba esa mente, utilizando su materia para replicarse. Es una forma de optimización. Cada célula, cada átomo, es reutilizado para alimentar su expansión."

Casey sintió un escalofrío recorrerle la espalda. "¿Entonces... se convierten en lo mismo que la masa amorfa?"

"Exacto," respondió Lee, su voz sombría. "La masa amorfa no es solo un accidente. Es el resultado de los nanobots consumiendo cuerpos enteros para autorreplicarse. En los casos más controlados, los nanobots construyen un 'import' a partir de la materia disponible. Pero cuando el proceso se descontrola o no es necesario construir un caparazón físico, toda esa materia se convierte en un residuo sin forma. Esa es la masa amorfa que viste en el campus."

La imagen de la masa amorfa cubriendo el edificio volvió a la mente de Casey, su textura viscosa, su movimiento inquietante. Ahora sabía que esa cosa no era solo un error... era el resultado de la ambición humana llevada demasiado lejos.

"¿Y no queda nada de las personas originales?" preguntó en un susurro, como si temiera la respuesta.

Lee negó con la cabeza, su expresión apesadumbrada. "Nada físico. Pero partes de ellos, fragmentos de memoria o ecos de personalidad, pueden persistir en el sistema. Singularidad los utiliza, integrándolos en su red, lo que le permite evolucionar y aprender de cada persona que consume."

El silencio que siguió fue opresivo. Casey sentía que cada respuesta que obtenía solo abría nuevas preguntas, cada una más aterradora que la anterior. Los imports no solo eran copias; eran creaciones nacidas del sacrificio total de sus originales.