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Elías tomó una profunda bocanada de aire, reuniendo sus fuerzas para revelar la verdad, aunque sabía que las palabras serían como cuchillos afilados, cortando a través de las capas de esperanza y amor que Kael había construido en torno a Allison. Con una calma que contrastaba con la tormenta de emociones en su interior, comenzó a hablar.
"Kael, cuando llegué a la mansión de Allison, ella me llevó a una habitación. No sabía por qué estaba allí, pero cuando entré, te vi. Estabas en la cama, Kael, en un estado tan grave que apenas pude reconocerte. Estabas cubierto de heridas y pus, tu respiración era apenas perceptible." Cerró los ojos por un momento, como si estuviera tratando de bloquear el recuerdo angustioso que lo atormentaba desde entonces.
El presente se desvanecía lentamente en la habitación mientras Elías hablaba, sus palabras formaban una conexión entre las sombras del pasado y la tenue luz del presente. Kael, inmóvil en la cama, escuchaba las palabras de su amigo como un eco lejano, sintiendo cómo su mente flotaba en la penumbra de la inconsciencia.
Por un momento, la realidad se volvía etérea, y los eventos del pasado cobraban vida en la mente de Elías, como si estuviera viendo una película antigua en blanco y negro.
El recuerdo se desplegaba como una escena en cámara lenta frente a los ojos de Elías. La mansión de Allison se materializaba en su mente, cada rincón y pasillo resonando con un eco de solemnidad. Cuando entró en la habitación, el olor penetrante de la enfermedad se mezcló con la fragancia de las velas perfumadas, creando un ambiente surrealista. Allí, en la cama, yacía Kael, su figura apenas reconocible bajo las vendas y la palidez de la fiebre.
"No esperaba ver a Kael en este estado", dijo con voz tranquila pero llena de urgencia, tratando de mantener su compostura frente a la aparente indiferencia de Allison. "Parece que necesita atención médica urgente."
Allison, en cambio, no mostró ni un atisbo de empatía. Sus ojos, fríos como el hielo, escudriñaban a Elías como si estuviera evaluando a un insecto bajo una lupa. La frialdad de su expresión contrastaba brutalmente con la gravedad de la situación.
"Me han dicho que tú eres su amigo," espetó ella, su voz afilada como una daga. "O te llevas a Kael y te haces cargo de él, o lo dejas aquí. No me importa lo que pase con él."
Las palabras de Allison llenaron la habitación con un eco de crueldad. Elías estaba atónito por la falta de compasión de la mujer, por su capacidad para tratar la vida de Kael como si fuera insignificante.
"¿Cómo puedes ser tan indiferente?" preguntó con voz apenas contenida, aunque estaba impregnada de una mezcla de incredulidad y tristeza. "Kael es tu prometido. ¿No sientes nada por él? ¿Cómo puedes mirar a alguien a quien supuestamente amas y tratar su vida como si fuera insignificante?"
Allison dejó escapar una risa despectiva, como si la idea de sentir algo por Kael fuera absurda para ella. "El amor es para los débiles," dijo con desdén. "En este mundo, solo los fuertes sobreviven. Kael es simplemente un lastre que me impide avanzar, una carga que no tengo intención de llevar. Si decides llevártelo y ocuparte de él, hazlo. Si no, no me importa en lo más mínimo."
Elías sintió una mezcla de enojo y desesperación. No podía entender cómo alguien podía ser tan cruel, cómo podía mirar a alguien que alguna vez había amado de esa manera despiadada.
Allison le lanzó una mirada glacial antes de continuar su desdén. "El amor es una ilusión, una debilidad que la gente como tú utiliza para justificar su existencia insignificante," dijo con una voz cortante como el filo de un cuchillo. "No me interesa en absoluto. Ahora, decide qué harás con Kael. Mi paciencia tiene un límite, y no tengo tiempo para perder con sentimentalismos baratos."
Elías sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras absorbía la hostilidad y desprecio en las palabras de Allison. Era como si ella estuviera desconectada de cualquier forma de empatía o compasión.
"Esperaba encontrar a alguien que se preocupara por Kael," murmuró Elías con una voz cargada de tristeza. "Pero parece que estaba equivocado en lo que respecta a ti."
Allison mantuvo su mirada fría y despiadada, como si la compasión y el remordimiento fueran conceptos extranjeros para ella. En ese momento, Elías se dio cuenta de que no podía esperar nada de ella, y que la vida de Kael estaba en sus manos.
Inhaló profundamente, intentando contener la oleada de emociones que amenazaban con abrumarlo. Sabía que la vida de Kael estaba en juego y que no podía permitirse perder la calma.
"Entiendo," dijo con cautela, eligiendo sus palabras cuidadosamente para evitar un enfrentamiento directo. "Pero no soy un curandero. Soy su amigo, y haré todo lo posible por ayudarlo. Pero necesito recursos y un lugar adecuado para tratar sus heridas."
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Ante las palabras de Elías, Allison mantuvo su mirada impasible, como si estuviera evaluando la sinceridad en las palabras de él. Después de un momento de silencio tenso, asintió con la cabeza, como si hubiera tomado una decisión, aunque su gesto carecía por completo de cualquier signo de calidez o empatía.
"Está bien," dijo finalmente y en su voz fría como el hielo había un deje de aceptación. "Construirás una cabaña en la cima de la montaña, lejos de esta mansión y de mi vista. El aire fresco y el ambiente sereno pueden ser beneficiosos para su recuperación. Me aseguraré de que tengas los suministros necesarios: comida, medicamentos, lo que sea que necesites para cuidar de él. Pero que quede claro, Elías, este arreglo es temporal y únicamente por la vida de Kael. No esperes ninguna gratitud de mi parte, ni ahora ni en el futuro."
Elías asintió, comprendiendo la frialdad detrás de esas palabras. No había lugar para la gratitud en el corazón de Allison; solo existía un pragmatismo despiadado. Sabía que tenía que aceptar esas condiciones si quería salvar a Kael. Su prioridad era la salud y el bienestar de su amigo, incluso si eso significaba tratar con una persona tan despiadada como Allison.
"Entendido," respondió Elías con voz firme y su mandíbula apretada en determinación. "Haremos los preparativos para trasladarnos a la cima de la montaña lo más pronto posible. Solo espero que Kael pueda recuperarse y encontrar algo de paz."
La sonrisa burlona de Allison se curvó en sus labios, un gesto que carecía por completo de calidez o humanidad. "La paz es para los débiles, al igual que el amor," dijo ella con desprecio palpable. "Kael es solo una carga para mí, una molestia que debo soportar por razones que no vienen al caso. Pero ten por seguro, Elías, que, si no cumples con tu parte del trato, no habrá lugar en este mundo donde puedas esconderte de mí ira."
Elías sintió un escalofrío. No había duda de que esta mujer era capaz de cumplir sus amenazas. Su mirada y su tono lo dejaban claro; ella no vacilaría en hacer daño si creía que alguien se interponía en su camino.
"Entiendo la gravedad de nuestra situación y la importancia de cumplir con nuestro acuerdo," respondió Elías con calma. "Mi compromiso es con Kael, y haré todo lo que esté a mi alcance para asegurarme de que esté a salvo y reciba la atención que necesita."
Después de llegar a este acuerdo frágil pero crucial, Elías se volvió hacia Kael con una mirada llena de determinación. Se acercó a la cama y colocó una mano suavemente sobre el hombro de su amigo postrado.
"Kael," murmuró en voz baja pero firme, "es hora de irnos."
Las palabras de Elías resonaron en la habitación, un recordatorio de que el presente estaba esperando fuera de las sombras del pasado. Kael, que había estado escuchando en silencio mientras Elías relataba la historia, parpadeó lentamente, procesando cada detalle. Se encontró a sí mismo dividido entre la incredulidad y la gratitud por tener a alguien como Elías a su lado.
Kael dirigió su mirada a Elías con ojos que, a pesar de su ceguera, brillaban con una chispa de agradecimiento. Sus labios se curvaron en una sonrisa, una expresión que desconcertó a Elías, especialmente considerando la naturaleza cruel y despiadada de Allison.
"Elías, no entiendes," dijo Kael con una voz suave pero cargada de emoción. "Allison me salvó la vida."
Las palabras resonaron en el aire, llenando la habitación con un sentido de incredulidad. Elías no pudo evitar fruncir el ceño, confundido por la aparente contradicción entre las acciones pasadas de Allison y las palabras de Kael.
"¿Qué estás diciendo, Kael?" preguntó Elías, con voz llena de confusión y asombro. "¿Cómo puede alguien que te ha tratado de esta manera ser la razón por la que estás vivo?"
Kael cerró los ojos por un momento, como si estuviera reuniendo fuerzas para explicar algo complejo y difícil de entender. Cuando los volvió a abrir, poseían una chispa de convicción que parecía desafiar las apariencias superficiales.
"Cuando llegué a esa mansión, estaba al borde de la muerte," comenzó Kael con su voz temblorosa pero firme. "Mis heridas estaban infectadas, mi cuerpo estaba debilitado y mi espíritu casi quebrado. Allison podía haberme dejado morir en esa habitación, sin preocuparse por mi destino. Pero en lugar de eso, ella me proporcionó los recursos y el cuidado que necesitaba para sobrevivir."
Kael hizo una pausa, permitiendo que sus palabras se hundieran en la mente de Elías. La habitación estaba llena de silencio, roto solo por el murmullo distante del viento fuera de la ventana.
"Entonces, ¿por qué te trató con tanta crueldad?" preguntó Elías con su mente dando vueltas mientras intentaba reconciliar las acciones de Allison con las palabras de Kael.
"Es complicado, Elías," dijo Kael finalmente llevando consigo un matiz de tristeza y resignación. "A veces, las personas son más complejas de lo que parecen a simple vista. Aunque aún no lo entiendo completamente, creo tener una idea."