A la mañana siguiente todos bajaron a desayunar con prisa pero con las ideas claras.
—Hoy vuestro padre y yo tenemos que ir a hacer una gestión importante, quedaos en casa hasta que volvamos.
—Vale, yo por mi parte me voy a ir a entrenar a mi hada por mi cuenta —dijo Mikradal sin levantar la mirada de su desayuno.
—Vale, pues si no le parece mucha molestia yo voy a intentar ayudar a Mikradal a aprender cómo manejar a su elemental adecuadamente —afirmó Gifug, a lo que su hermano asintió con entusiasmo.
Después de haber terminado de desayunar cada uno se fue por su lado a hacer lo que creía que era lo mejor para la situación.
Mikridak se acercó al bosque próximo a su casa con su hada. Era conocido por ser un lugar óptimo para cazadores principiantes por el nivel bajo de amenaza de los monstruos. Mientras se acercaba, miró a su primera invocación, a la que había llamado Vau. Significaba creencia en élfico, y este hada reflejaba que sus creencias y la de sus padres le ayudarían a superar todos los muros que se encontrara en el camino que era su vida.
Mientras hablaba con Vau sobre cuál sería su mejor método a la hora de combatir, se adentraron en el bosque en busca de monstruos, pues Mikridak creía que el mejor maestro es la experiencia. Al ser un hada de tipo luz, el método de combate más óptimo sería el de cegar a su objetivo antes de inmovilizarlo y atacarle con rayos de luz. Al cabo de caminar un rato se encontraron con un goblin, uno de los monstruos más débiles pues, sin entrenamiento, era un monstruo bastante estúpido y con una capacidad de combate bastante reducida.
Al encontrárselo, Mikridak se mostró cauteloso. Era muy común que los goblins se agruparan, y decidió observarlo un rato desde la distancia. A pesar de su cautela, debido a su mala fama, subestimaba bastante a los goblins . Tras unos minutos de observar al goblin recoger bayas, decidió que había examinado suficiente y, envalentonado con su hada, decidió acabar con él de frente, considerando que no era digno matarlo con un ataque sorpresa. Tras salir de los arbustos, le ordenó a su hada que lanzara un rayo de luz a su pierna para reducir su movilidad. Esta cumplió con creces la petición cercenando la pierna del goblin con su ataque. Al ver que todo había salido según lo previsto, se acercaron orgullosos para acabar con él. Al aproximarse para acabar con su vida, vieron al goblin cojo sonreír y sus instintos activaron todas sus alarmas. Agarró a Vau y se alejó con un salto. Un instante después, cinco lanzas de madera atravesaron el lugar donde estaban Mikridak y Vau. Cuatro goblin salieron de entre las sombras. Entonces ambos se percataron de que estaban en serios problemas.
Mientras Vau generaba un haz de luz para cegarlos, Mikridak sacó su espada y acabó con el goblin cojo. Se colocó en posición de combate y atacó al goblin más cercano. Este intentó esquivar el ataque instintivamente aunque todavía seguía cegado, pero no pudo hacerlo a tiempo y le atravesó el pecho acabando con él. Al mismo tiempo Vau acababa con un rayo de luz con otro goblin dejando solo dos con vida. Al recuperar la visión, ambos goblin vieron a sus compañeros muertos, se dieron cuenta de que su emboscada había fallado y huyeron rápidamente. Elfo y hada no los persiguieron, continuaban en shock por lo cerca que habían estado de la muerte .
Después de recuperar un poco los sentidos, Mikridak se acercó a los cadáveres y recuperó los cristales de maná, entonces se sentaron y reflexionaron sobre lo sucedido. Se dieron cuenta de que habían sido muy descuidados. Empezando por el hecho de que ni siquiera se habían planteado que era extraño ver a un goblin solo, y la posibilidad de que fuera una trampa. Debido a la fama de ser estúpidos, no habían pensado que pudieran crear tácticas simples, y que no todos los goblin tenían por qué ser tontos, poniendo como ejemplo a los goblins entrenados por cazadores.
Mientras tanto, Mikradal caminaba en el jardín delantero de la mansión y su hermana Gifug le iba a enseñar sobre los cazadores.
—Antes de empezar. ¿Qué tienes pensado hacer como cazador? —comenzó a hablar su hermana.
—No estoy seguro. No sé cómo debería empezar. —Masculló pensativo.
—Puedes unirte a una academia, como yo; o alistarte en una unión de cazadores, como yo también. —le sugirió su hermana asertivamente —Conocerías a gente nueva, aprenderás mucho. Seguro que te lo pasarías genial.
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—Ya veo. ¿Y qué se hace exactamente en las uniones? —preguntó Mikradal mientras acariciaba a su invocación.
—Cada academia de cazadores y las casas más prestigiosas tienen su propia unión, en ellas se organizan las expediciones al Otro Mundo, se preparan las defensas en contra de las incursiones, se entrena y se comparten conocimientos.
—Me gusta la idea, ¿y qué requisitos debo cumplir para poder unirme?
—Pues debes unirte a una academia, allí tendrás unos años en los cuales estudiarás sobre monstruos, el mundo del que provienen y sus costumbres. Así como entrenamiento de combate y supervivencia entre otras cosas, y acabar los cursos establecidos. Tras esto, puedes solicitar unirte a una unión donde se hará un examen para comprobar tus capacidades, así como verificar que no tienes antecedentes penales, o que te hayan sido revocados.
—Vaya, pues entonces todavía estoy muy lejos de poder llegar a unirme a una
—Efectivamente, pero no te preocupes porque todavía tienes mucho tiempo para pensar en esas cosas. Por ahora centrémonos en ayudarte a entrenar. Siendo sincera nunca había visto a ningún elfo usar un elemental de viento, además como aún no he ido a otros países mi conocimiento se limita a los salvajes, así que no esperes que te diga gran cosa, solo puedo orientarte.
—De acuerdo, no se me ocurre mucho más aparte de lo típico, que es usar los poderes elementales del elemental para imbuir mis armas, que es de gran ayuda porque se puede usar para hacer cortes más afilados o impulsar mis flechas, en principio.
—Te diré una cosa que un instructor me dijo una vez: "Piensa fuera del cofre", es decir, no pienses en lo que todo el mundo es capaz de imaginar, piensa en otras manera de usarlo, ya que las invocaciones tiene muchas formas de usarse.
—Tienes razón... —pensó por varios segundos en una idea más novedosa y diferente— ahora que lo pienso, si puedo usar el viento de Taga para impulsar mis flechas, se podrá usar para darme un impulso de velocidad aunque solo sea en línea recta. Tal vez más adelante, cuando tenga un mayor entendimiento con él, pueda usarlo para hacer giros más rápidos, pero por ahora puedo intentar eso.
—Muy bien, has entendido la idea. Ahora no intentes muchas cosas a la vez. Es mejor centrarse en dominar unas pocas e ir ampliando el repertorio, así que por ahora céntrate en eso, puede ser muy útil para emboscadas.
—Aun así, con el nivel bajo que tenemos, Taga no puede ejercer mucha fuerza, por lo que no podré moverme grandes distancias. Por ahora practiquemos el controlar dicho movimiento, aunque sea reducido. Vamos compañero.— A lo que el elemental pareció responder elevándose al cielo emocionado por entrenar con su cazador por primera vez.
La zona en la que decidió practicar del jardín era un pequeño bosque donde podrían practicar movimientos de corta distancia. Consistía en una carrera, donde Gifug daría inicio a la carrera y Mikradal tendría que cruzar el bosque en un tiempo determinado sin chocar contra ningún árbol. Lo difícil del entrenamiento consistía en que el tiempo impuesto era tan reducido que Mikradal tendría que correr a toda velocidad todo el rato, y Taga tendría que ayudarle con los giros para evitar chocarse pero sin hacerle perder el equilibrio. Este uso de los poderes de Taga además le ayudaría a subir de nivel. Aunque esta clase de entrenamientos solo apoyaría a subir de nivel en niveles bajos por la limitada experiencia que proporciona. La mayor fuente de experiencia es derrotar y matar monstruos. Todo esto hace que este método de entrenamiento sea bastante óptimo en este caso.
—¿Estás listo, Mikradal? Este entrenamiento va a ser relativamente complejo para Taga, que al ser tan joven no controla adecuadamente sus poderes, por lo que vas a llevarte más de un moratón cuando acabes ーdijo Gifug con un matiz de preocupación.
ーEfectivamenteー dijo Mikradal con rostro serio mientras se giraba a mirar a su hermana ーpero, si no logro dominarlo, ¿todo ese dolor habría valido la pena?
Ante la seria mirada de su hermano, Gifug no supo cómo responderle, y en ese momento miró a Taga y pensó "Eres una invocación muy afortunada por tener un cazador tan trabajador y comprometido con lo suyo, así que espero que no lo estorbes como piensan nuestros padres o seré yo la primera en oponerse a que continúe contigo."
Tras esto comenzó la primera carrera. Al oír el aviso de Gifug para comenzar, Mikradal salió corriendo con todas sus fuerzas hacia el bosque, con Taga siguiéndole a una corta distancia. Luego de unos segundos Mikradal vio en su campo de visión los primeros árboles y dio una orden mental a Taga para que lo impulsara ligeramente a la derecha, le siguió una ráfaga de viento que le hizo perder el equilibrio y caer al suelo. Después de esto, se levantó a toda prisa pensando en su primera experiencia de dar una orden mental, que es algo que solo pueden lograr un cazador y sus invocaciones permanentes, como la inicial, y siguió corriendo. Al cabo de unos minutos de correr y golpearse varias veces, ya sea por caerse al suelo como chocarse con un árbol, salió finalmente del bosque. Al acabar, tanto elfo como elemental se tumbaron en el suelo jadeando porque el ejercicio había exigido mucho de ellos, además, Taga era un monstruo con apenas un día de existencia. Luego de estar unos minutos recuperándose, ambos se levantaron del suelo y Mikradal le habló a su hermana con una mirada firme.
ーOtra vez, por favor, esta vez lo haremos mejor.