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Una prueba?

Sera corría por el bosque, empapada, esquivando ramas, respiración ajetreada, le ardía la garganta y sus piernas le dolían, delante de ella, a un cierta distancia estaban Kyra, Circe y Hugh. Sera se detuvo un segundo entre dos árboles para tomar aliento, de pronto, un trueno iluminó todo el bosque, detrás de ella había una sombra. Sera sintió un escalofrío y rápidamente aceleró para alejarse de lo que tenía a su espalda y para alcanzar a sus compañeros. Lentamente una niebla comenzó a elevarse desde el suelo, la lluvia se hacía más suave hasta que dejaron de caer gotas de agua, para ese momento la niebla ya se elevaba por encima de los árboles o al menos lo que se suponía eran árboles, su corteza estaba negra, al tocarla se pegaba a las manos, sin rastro de hojas, el suelo estaba quemado, entre respiraciones, Sera gritó los nombre de sus compañeros, pero nadie respondía, ella jadeó y tosió, desde su izquierda escuchó un crujido, pero al mirar no había más que la rama rota.

Sera gritó una segunda ves los nombres de sus compañeros:

“¡Kyra! … ¡Circe! … ¡Hugh! …”

De pronto un ligero “¡aquí!”, se escuchó más al fondo, donde se volvía más densa la niebla. Sera caminó con precaución hasta que, de la nada toda la niebla frente a ella desapareció, permitiéndole ver a sus compañeros, Sera dirigió su mirada atrás dándose cuenta de que había un muro de niebla, volvió la mirada a sus compañeros.

“¿Qué es eso?” -preguntó Kyra, mientras apuntaba a una especie de pilar color ónix

Sera sintió escalofríos, se puso pálida, sus ojos se enrojecieron y una lagrima le recorrió el rostro. Ella entró en pánico.

“¡¡HAY QUE IRNOS DE AQUÍ!!” -gritaba Sera, mientras jalaba a Kyra frenéticamente.

“¿p-por qué?, ¿qué pasa?” -preguntó Kyra confundida

“¡AHÍ ES DONDE LOS BANDIDOS NOS LLEVARON! … ¡a ustedes y a mí!” -dijo Sera

Al escuchar sus palabras, Kyra y Circe se sintieron mareadas, incomodas y asintieron con la cabeza. Se apresuraron al muró de niebla, cuando estaban a punto de tocarlo, un gritó ensordecedor las tomó desprevenidas.

“¡¿qué fue eso?!” -Hugh preguntó al aire.

Cuando desapareció el eco del grito, un nuevo sonido inundó el entorno: pasos, no eran uno o dos, sino cientos, miles de pasos, una horda de muertos vivientes, Hugh y Circe desenfundaron sus espadas y se colocaron frente a Kyra y Sera ya que no portaban sus armas, Sera dejó su arco en la mansión de Jean y la espada de Kyra se había roto en la pelea con los bandidos.

Los muertos vivientes se abalanzaron con mucha ferocidad al pequeño grupo, pero no se defendían, las espadas los cortaban sin problema, pero era un número abrumador. Del fondo un rugido de animal, agudo, Atrajo la atención de los cuatro. Muertos vivientes salían volando, desmembrados, Al tiempo que fuertes pisadas hacían temblar el suelo.

Una fuerza destructiva se acercaba al cuarteto, Hugh se preparó para detener el ataque, entre los muertos, finalmente se dejó ver la creatura: tenía forma de insecto, como de una Mantis, pero media más del doble de una persona. La mantis gigante, levantó su pinza para partir por la mitad a Hugh, este se preparaba para poner su cuerpo entre la creatura y sus compañeras. Hugh cerró los ojos, esperando un golpe que nunca llegó, al abrir los ojos se encontraba frente a él a unos pocos metros del suelo Jean, sosteniendo la cabeza cercenada de la creatura.

“¿Por qué siempre que llego están en problemas?” -dijo Jean, con una sonrisa burlona.

Con una onda de aire, Jean cortó por la mitad a todos los muertos vivientes que los rodeaban, Hugh se desplomó en el suelo, soltando un suspiro de alivio.

Jean descendió hasta tocar la tierra, soltó un suspiro de molestia y dijo: “Se supone que aún nadie vendría aquí…”

“¿quién querría venir aquí?” -gritó Circe, molesta y aterrada.

“¿y por qué me preguntas a mí?, yo no soy el loco que quiere más poder” -respondió Jean, de forma graciosa.

“¿Qué es este lugar? …” -preguntó Kyra, aún incomoda.

“esto… es el bosque oscuro…” -respondió Jean, energético

“otro día les explico, ahora tienen que salir de aquí. Yo no quiero ayudarlos directamente, pero, como aún este lugar no está terminado será fácil, solo tienen que llegar al monolito y tocarlo, el guardián no tiene la fuerza para matar a los del mundo exterior, es decir, a ustedes… pero no significa que no les dolerá” explicó Jean.

“Aunque… podrían morir por una hemorragia… además si el guardián los toca, las sombras los atraparán…” pensó en voz alta “… y le darán más poder a este lugar…” -dijo Jean pensativo y con una sonrisa maliciosa, “bueno no importa…” continuó él.

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“mmm, sus espadas no servirán aquí…” -dijo Jean energético y pensativo.

Él dio un fuerte aplauso y al separar sus palmas, un haz de luz amarillo claro apareció conectado a las manos de Jean.

“esto lo recibirían cuando terminaran este desafío, pero como no tienen el poder para dañar las almas atapadas aquí supongo que no hay opción…” -expresó Jean, con ligera molestia

La luz se dividió en cuatro, los fragmentos de luz se posicionaron frente a Kyra, Circe Hugh y Sera. El fragmento frente a Sera se convirtió en un arco blanco con una cuerda de color oro, frente a Hugh apareció una doble hacha color plateada y con un mango rojo sangre, frente a Kyra se formó una espada de doble mano, la hoja era plateada, la guarda brillaba en dorado y al final del mango había una gema morada, finalmente frente a Circe surgieron dos espadas cortas, las hojas eran carmesí con una empuñadura negra.

“ustedes no tienen el poder para usarlas con todo su potencial, pero por lo menos saben moverlas…” dijo Jean, burlándose de ellos mientras ascendía “ahora, yo los observare desde arriba… ¡ustedes pueden!” -gritó Jean, con una convicción cómica intentando animarlos.

Kyra dirigió la mirada a su espada sorprendida por la ligereza y el equilibrio, blandió su espada y cuando iba a lanzar un ataque para probarla, la espada se volvió muy pesada, haciéndola perder el equilibrio. la levantó extrañada y volvió a una pose en la que se preparaba para el cambio en el peso, pero nada, al instante comprendió que la espada sabia cuando no la empuñaban como debía.

Circe sostenía sus espadas cortas, acostumbrándose al peso de ellas, las hojas eran más pesadas, ella lanzó una ráfaga de ataques para probarla, el peso las hacia algo difícil de controlar, pero notaba como cada golpe ara mucho más efectivo, cuando bajo las espadas. , de pronto se calvaron en el suelo, al mirarlas, notó que en sus manos había cadenas que se conectaban a las espadas.

Hugh, con su hacha, noto un pequeño símbolo en una de las hojas del hacha, al tocarla, al hacha le despareció una de las hojas, la hoja restante se volvió más grande en su antebrazo apareció un escudo pequeño, pero de un metal que Se notaba muy resistente.

Por último, Sera tomó el arco frente a ella, aún estaba incomoda por el lugar, pero al probar la rigidez de la cuerda, el aco absorbió partículas del aire y una flecha de luz se materializó lista para ser disparada, justo arriba de donde descansaba. el pulgar había un símbolo, al presionarlo, el arco se convirtió en una espada, ligera, de una mano, al volver a presionar el símbolo ubicado en el mismo lugar, esta vez la espada se convirtió únicamente en la empuñadura, Sera presionó el símbolo una vez más y apareció nuevamente el arco, presionó de nuevo con un poco más de fuerza esperando la espada, pero se convirtió en la empuñadura, usó la misma fuerza al presionar el símbolo y se convirtió en la espada.

Sera tomo una bocanada de aire que expulso con fuerza para calmarse.

“¿Qué hacemos?” -pregunto Kyra

Sera respondió de forma despectiva. “¿seguir?, como él nos dijo…”

” Pero, venimos de allá” -dijo Circe, apuntando hacia el muro de niebla “¿no crees que es una trampa?”

“asta donde sé, él solo ha sido honesto con nosotras” -respondió Sera “¿no crees?”

Ante la pregunta, Circe solo se atrevió a asentir con la cabeza. Ambas caminaron hacia el monolito, que se asomaba sobre un gran bosque con árboles gigantescos. Kyra y Hugh se miraron, tras algunos segundos se resignaron y fueron tras ellas.